Por los buenos tiempos
What Is Love?Jessica le quedo claro lo difícil que tendría recuperar a Tiffany, por primeras vez entendió la magnitud de lo mucho que estaba lastimada y que había contribuido a esto en gran parte, ella misma estaba lastimada y se negaba a rendirse solo por eso. Resulta que aquellos recuerdos que juro borrar, las memorias junto a Tiffany, nunca pudo ni llegar a intentarlo y actualmente se le aparecían con flashback como si se tratase de tortura. Hay cosas imborrables.
La estrategia que menciono buscar estuvo lejos de llegar, lo único que pudo pensar fue actuar de forma brusca y desesperada, sin dejar pasar tiempo.
De nuevo, fuera de la casa de Tiffany y llamando con desesperación, pararía hasta que esta le abriera.
La puerta finalmente se abrió revelando a la pelinegra con un semblante indiferente.
—¿Qué? —A secas le salió.
—Me rechazaste como interprete no puedes hacer lo mismo como doctora por eso de la ética profesional y el tema legal.
—¿De qué estás hablando?
—Mírame bien. —Se veía como si no hubiera dormido— ¿Notas algo?
—Alguien a quien le voy a cerrar la puerta. —No iba a caer en sus juegos pero antes de lograr cualquier movimiento, su mano fue tomada y llevada al rostro ajeno— Estas
—Ardiendo. —Como lo dijo con doble insinuación le quito seriedad.
—Ve a un hospital. —Se mantendría recia.
—Me siento pésima como para llegar a uno, tú eres doctora, trátame.
—Te pediré una ambulancia.
—¿Vendrán por una fiebre? No lo creo. —Llevaba razón.
—Ni te vas a morir por eso. Vete a tu casa. —Y cerró la puerta de golpe, sin preocupación alguna.
Jessica se quedó estática, —Sintiendo un leve dolor en su pecho por el rechazo despiadado, de verdad que no pensaba que la fuera a dejar a su suerte estando enferma.
Siguió ahí con ideas traicioneras sobre abandonar todo, Tiffany la odiaba y no había nada a su alcance para cambiarlo. A nada de marcharse la puerta se volvió a abrir dándole esperanza.
—Al final no me vas abandonar.
—Silencio, abrí para decirte lo mal que estas Jessica. Cruzaste la línea de la cordura, provocarte fiebre solo para que yo te atienda, es enfermo.
—Te equivocas, la enfermedad me llego esta mañana en el trabajo, me vieron tan mal que dieron el día libre y los que necesite para reponerme. Vine contigo porque eres doctora pero ya veo que tu profesión poco te importa. —Lo expreso a modo de reproche debido a que se sintió herida.
—Entra. —Dio la orden inesperada la que Jessica acato, luego le ordeno que tomara asiento en el sofá y se perdió de vista.
Lo logro, Tiffany la atendería y debía aprovecharlo tanto como pudiera. Pronto la vio regresar con un termómetro en mano y sentarse a su lado.
—Abre la boca. —Seguían siendo órdenes en tono enfadado.
—Y todo lo que tú quieras. —Bromeo con intensión de relajar el ambiente cosa que obviamente fallo.
—Déjate de estupideces quieres.
—Solo si dejas de tratarme con tanto odio.
—Parece que no piensas callarte. —Mediante jaloneos puso el termómetro en la axila de Jessica sorprendiéndola bastante por el trato— Aprieta el brazo.
—No hace falta que me trates tan mal.
—¿Y cómo quieres que te trate si vienes a invadirme? Esta situación me está ahogando, si me aprecias un poco detente de una vez.
—Tú detente, dame una maldita oportunidad de solucionar esto. Nada te cuesta.
—¿Y qué tal si se te ocurre cambiar de idea como lo has venido haciendo? No quiero volver a ser un juego.
—Ese es tu miedo, lo entiendo. Solo confía en mí una vez más, por nuestra amistad de años.
—Ahora si le importa a la señorita, la que se iba a olvidar de mí.
—Ya no me lo reproches. —No se daban cuenta que entraban a un terreno malo, el de los reclamos y defensas.
—No puedo confiar en ti, tienes un historial. —Aunque Tiffany tenía razones de sobra para actuar así.
—¿Que historial?
—Akemi por ejemplo, la volviste a dejar. Fuiste capaz de ilusionarla de nuevo, ya no se ni porque me sorprendo.
—Le pedí otra oportunidad y me la dio, yo di todo de mí y para que lo sepas fue ella la que me dejo.
—Peor aún, si no te hubiera dejado no estarías aquí.
—Maldición como puedes encontrar respuesta para todo.
—Digo la verdad y no puedes negarlo.
—Tal vez no estaría aquí hoy pero lo estaría en algún momento. La realidad es que te necesito en mi vida. —Y se preguntaba en que forma debía pedírselo o que tenía que hacer para ser comprendida. La barrera que Tiffany ponía era cada vez más dura.
—Quiero que esta sea la última vez que vengas a buscarme de lo contrario te denunciare como acosadora.
—Me has amenazado. —Gran impacto.
—Que te sorprende si tú me llamaste perra.
—Eres una resentida.
—Como dicen, perdono pero no olvido. —Por suerte el sonido que hizo el termómetro interrumpió, Tiffany se lo quito a Jessica ya sin ser tan brusca como cuando se lo puso, al observar lo que marcaba su expresión cambio por completo, decayendo— Mierda.
—¿Qué? —A decir verdad se sentía fatal pero no lo decía además de que Tiffany ni siquiera lo había preguntado.
La eye smile la miraba y su expresión era difícil de describir, dejo escapar un soplido pesado y tomo palabra. —Quítate la ropa.
Las cejas de Jessica se arquearon, hasta mostro una sonrisa. —Si es lo que quieres.
Tiffany ya no la ataco ni reprocho, tenía que ponerse seria ante la situación. Jessica llego a 40° C de fiebre y era increíble que se viera tan bien, ahí la eye smile se sintió pésima pero dejo todo de lado para actuar rápido, la mando a darse una ducha tibia, le dio medicina y luego la puso a dormir en su cama, dejándole en claro que todo lo hacía por el tema de profesionalismo.
Jessica por su parte ya no pudo seguir con su jugueteo, como se fue sintiendo peor, se limitó a seguir las ordenes de la doctora, casi que al tocar la cama cayo al mundo de los sueños. Su plan inicial quedo estropeado, iba sobre lograr una conversación amena con Tiffany pero nunca imagino que la fiebre la pusiera tan mal.
Cuando despertó fue por el ruido en la habitación, su vista no se aclaraba muy bien pero podía ver a Tiffany en la misma, junto a la mesa de noche donde no podía ver con claridad que había.
—Despertó la bella durmiente. —Probablemente se imaginó aquellas palabras, que le trajeron recuerdos de golpe.
—Tiffany. —La llamo.
—Despierta ya y enderézate, te he traído algo de comer. —Lo que había en la mesa de noche era una charola con alimentos y jugo.
—Todavía estoy soñando. No, es real tu
—Ni te mal viajes. Estoy actuando meramente profesional y voy a cobrarte todo esto y no barato. Así que disfruta muy bien.
—¿Pero tú sabes cocinar? —Se enderezó y alcanzo la charola.
—Imagina que sí. Acábate todo te hará bien.
La frialdad de Tiffany era cruel, igual agradecía su trato ya menos agresivo y aunque no fuera la mejor cocinera su comida sabia a gloria por el simple hecho de que se la preparo, seguro se preocupó. Si, Jessica aun le preocupaba, eso no se podía negar.
Una media hora regreso a la habitación con algo en manos.
—Hice lo que me pediste. —Se terminó todo, pronto vio con terror la inyección que Tiffany llevaba— ¿Qué es eso?
—Tienes una infección que hay que erradicar, inyectándote es la forma más rápida.
—Quiero la forma lenta y dolorosa, hasta tú la disfrutaras.
—No le tengas miedo a un pinchazo, no dolerá.
—Me niego, es lo que el cliente pida.
—Voy a ponértela a la fuerza. —Se veía determinada a hacerlo.
—En serio Tiffany, mira si quieres ya no te molesto más, desaparezco de tu vida. Tú ganas. —Increíble que le tuviera tanto miedo a una inyección.
—No hago esto porque quiera, es por tu salud. —Ella no gozaba el momento, más bien le parecía ridículo que Jessica se resistiera— Debes volver al trabajo, si te pones una cada mañana estarás bien el resto del día.
—¿Por cuantos días?
—Cuatro.
—Eso es mucho y ya no es de mañana.
—Es la de este día y así se evitara que te vuelva a dar fiebre, mira que fue una suerte que se te bajara rápido con la ducha. Venga ya voltéate.
—Me la vas a poner en… No. —Hasta el sonrojo le pego, que si no fuera por la situación Tiffany la habría encontrado adorable.
—Jessica por favor, si cuando te dije que te quitaras la ropa lo hiciste al instante.
—Es que pensé que íbamos a hacer otras cosas. —Palabras con las que le puso fin a su suerte.
—Hasta aquí llegaste. —Se subió a la cama y se la aproximo sin piedad alguna.
—Stephanie es peligroso. —Tuvo miedo de hacer cualquier movimiento y que la aguja le fuera clavada por accidente.
—Entonces déjate. —Jessica frunció el ceño pero dejo de resistirse— Relájate para que no te duela, confía en mí.
—Cuando éramos niñas, dijiste que yo era la bella durmiente solo porque duermo mucho. —Saco conversación para distraerse.
—Lo recuerdo.
—Yo todavía no encuentro la princesa Disney que eres tú, porque eres mucho mejor que ellas. —Y de Tiffany solo se escucharon risas— Nada más te ríes.
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