Iluminó su sala con la luz tenue que tenía para ocasiones donde quisiera tranquilidad y momentos de relajación, le habría gustado estar con Jessica pero lamentablemente el episodio con Yubin puso la tensión.

La pizza que se pidió para cenar llego sin embargo la boto en la mesa de centro, ya que se hallaba centrada en el oso de felpa que había recibido, le era difícil imaginar a Jessica haciéndolo, le fue inevitable sonreír de felicidad, normalmente la que hacia cosas por la otra era ella, salvo cuando niñas, en esa época era más equitativo, la adolescencia y primer lejanía que tuvieron les trajo barreras que no pudieron entender bien y que fueron superando sin darse cuenta.

El oso de felpa era de su color favorito, si bien no era la obra maestra quedaba en lo lindo y decente. Lo dejo en el sofá cuando escucho que llamaban a la puerta, ya había oscurecido por lo que se le hizo extraño.

-¿Jessi?

-¿Puedo? –El tono frio acompaño a su expresión.

-Adelante, y señorita. –Se hizo a un lado sonriente dejándole entrar. La vio abrirse paso hasta la sala mientras le seguía.

-Mira esto. –Se giró entregándole una especie de papel.

-¿De dónde lo sacaste? –Se trataba de un cheque, al ver la cantidad quedo impresionada. -¿Es lo que tienes en el banco?

-En mi vida podría ver esa cantidad junta. –Se dejó caer en un sofá individual.

-Son bastantes ceros, no puedo ni leer la cantidad. –Seguía mirando el número. -¿Lo encontraste?

-Si claro.  –Frunció el ceño y se ganó la mirada de Tiffany sabiendo que había sido dura. -Lo siento. Me lo dio el patriarca.

-¿El abuelo de Akemi? –Recordaba el sobrenombre.

-Llamaron a mi puerta, cuando abrí dos gorilas me jalaron y me llevaron a su auto.

-¿Qué quiere de ti? –Se le aproximo y le regreso el cheque.

-Me ofreció ese dinero por volver con Akemi. Es increíble, normalmente ofrecen porque dejes no porque

-¡¿Cómo pudiste aceptar?!

-No lo hice. ¿Por quién me tomas?

-¡Tienes el cheque! –Se había alterado, la idea de Akemi y Jessica juntas de nuevo no le agradaba menos en esas condiciones.

-Porque lo puso en mis manos, dijo piénsalo bien y me bajo del auto, ya no tuve oportunidad de decir algo.

-Están jodidos. –Se veía aún más molesta que Jessica. -Rómpelo.

-Se lo devolveré.

-Rómpelo. –Ordeno.

-No. –Respondió enojada y levantándose del sofá.

-¿Te lo vas a pensar entonces?

-Lo único que estoy pensando son las palabras del abuelo, dijo que en todo este tiempo Akemi solo ha empeorado.

-¿Y quién dice que es verdad?  ¿Con eso te ha convencido?

-¡No me convenció, no voy a volver con ella! –Desentendía la actitud de Tiffany.

-Puedes dejar de gritar.

-Tú me estas provocando.

Tiffany frunció el ceño. –Es que parece que te ha convencido de que regreses con ella. Te provocan lastima y regresaras a sus brazos.

-Me está ofreciendo dinero, ese no es todo.

-Tú no eres interesada.

-Ya te dije que no volveré con ella porque no lo entiendes.

-Rompe ese maldito cheque.

-Da igual si lo rompo o no, el dinero seguirá existiendo y Akemi, su abuelo.

-¿Qué vas a hacer?

-Entregárselo y decirle que no la amo y que no puedo estar con ella con mentiras. ¿A ti qué te sucede? –La vio negar y tumbarse en un sofá. -¿Stephanie?

Se dio cuenta lo mucho que se había alterado y realmente no tenía excusa para ello.

-Es eso. –Hizo una pequeña pausa. -No vivas una mentira, ni tu ni ella merecen estar juntas por dinero.

-Claro que no. La gente con dinero está enferma.

-No es la gente con dinero, son aquellos que se dejan humillar o comprar. –Ambas miraron a distintos lugares de la habitación casi a oscuras, dejando que el ambiente se calmara por completo.

Jessica tomo una bocada de aire antes de continuar. -Creí que me iba a obligar a regresar con ella, con una amenaza ya sabes.

-Es un sin sentido, el padre si te amenazo y el abuelo te quiere comprar.

-El abuelo es quien manda, me dijo que no hiciera caso a lo demás, él tiene la última palabra.

-Tú tienes la última palabra.

-Es verdad, le devolveré su dinero. –Guardo el cheque en su bolso.

-Me disculpo por mi reacción.

-Yo me disculpo por gritar y dejemos este tema. –Su mirada dio a la mesa de centro. -¿Pizza?

-Mi cena. –Se encogió de hombros. -¿Quieres?

-Tengo nauseas en este momento, cena tú, ya me voy.

-Te acompaño a la salida.

Trascurrieron unos segundos muertos en que ninguna se movió, hasta que Tiffany rompió con ello y se le acercó atrapándola en sus brazos y besándola con pasión, como haciéndola entender que le pertenecía.

La mayor se extrañó al principio que solo seguía torpemente el movimiento contra sus labios, y el recorrido de la lengua ajena abriéndose paso en su boca, la abrazo por la cintura y pudo ganar posesión empujándola contra el sofá próximo, se colocó sobre su cuerpo y corto el beso para dejar besos en su mandíbula y bajar al cuello.

-¿Aquí, en el sofá? –Pregunto Tiffany cuando los botones de su blusa eran desabrochados.

-Tengo experiencia, soy una profesional. –Sonrió de medio lado.

-Mejor en la cama. –Saco fuerzas para empujarla y que salieran del sofá. -Tu lugar favorito para dormir.

-Esta luz hace que  aquí sea perfecto. –Se veía conducida a la habitación entre beso y beso.

-Tendremos mayor comodidad en mi cama. –Como podía avanzaba.

-No creo que vayamos a llegar a este paso. –Seguía en su labor de quitarle las prendas de ropa aunque no lo conseguía.  -¿Y la pizza?

-Esta es la única manera de la que me olvido de comer. –Presiono nuevamente sus labios contra los de Jessica succionando su labio inferior, mordiéndolo y enredando sus manos en sus cabellos. –Te voy a cenar completita.

Sintió sus mejillas arder mientras un gemido se escapa de sus labios, Tiffany siempre lograba sonrojarla y provocarle sensaciones inesperadas.

 El reloj marcaba las 11 p.m. el ruido del recién llegado se hizo presente, ella se encontraba esperándolo nada contenta, cuando se vieron las caras lo miro de manera intimidante.

-Ni veas de esa forma, te avise que estoy trabajando en mi oficina hasta tarde. –Comenzaba a sacarse el saco cuando le fue plantada una bofetada en la mejilla, hizo un esfuerzo descomunal por controlarse y solo se sobo el golpe. -¿Por qué?

-Estoy dispuesta a dejarlo pasar si lo aceptas y le dejas.

-¿De que estas hablando?

-Se lo de tu nueva amante.

Suspiro con pesadez. -Vengo muy cansado para escuchar idioteces de ese tipo. –Mantenía el control.

-Te estoy dando oportunidad. –Yubin también se controlaba en lo que cavia. –Estoy a nada de hacerte maleta.

-No te molestes. –La corto y se encamino fuera de la habitación.

-¿A dónde vas? –Le siguió el paso.

-Yo no tengo ninguna amante, si estas empeñada en lo contrario será lo que tú quieras, me marcho, si quieres divorciarte está bien no puedo estar con alguien que me acusa quien sabe porque todo por mis errores del pasado.

No era tonto, cuando eran novios, la primera vez que lo descubrió fue en una escena parecida, donde el mismo término echándose de cabeza, la segunda vez le mostro pruebas y se las expuso. Esta ocasión lo volvía a acusar, no le daba pruebas así que no las tenía, si se hacia el ofendido saldría de ello fácil.

Antes de que entrara al auto Yubin lo detuvo. –Me han dicho que te vieron con otra, que la besaste y te fuiste con ella. –Su voz empezaba a quebrarse y las lágrimas amenazaban con salir.

Seunghyun la abrazo por la cintura y la miro a los ojos. -¿Y para que les crees?

-Me lo dijo Jessica. –Hablo con coraje, ya botando unas cuantas lágrimas.

-¿La mejor amiga de Tiffany? –Pregunto mientras limpiaba las lágrimas que se habían escapado. -Tú estabas peleada con Tiffany. ¿Te das cuenta que lo han hecho por molestarte?

-Ellas no son así.

-A veces hacemos cosas tontas incluso si no somos así.

-Seunghyun.

-Te diré lo que hice en el día, muy a mi pesar de que era una sorpresa.

Habilidosamente la engaño, maquino una mentira en segundos que Yubin fácil se tragó, otra vez logro poner la situación a su favor. 

Aproximadamente dos años de noviazgo, Soyeon vivía por su cuenta y Qri seguía viviendo en casa de sus padres ya que gozaba con ser hija única. Su relación casi perfecta, llena de confianza, con pocas discusiones o malos entendidos, por esa armonía ninguna se animaban a proponerse vivir juntas por miedo a arruinar lo bien que la llevaban.

-¿Te conté de la cuñada de Yubin? –Esa noche cada una estaba en su respectivo hogar, por lo que mantenían una conversación por medio del teléfono.

-No lo hiciste, solo me hablaste del problema que tuvo con Tiffany y su amiga.

-Se llama Taeyeon, la conocí esta tarde. Es dentista.

-Ya. –Dijo bostezando. -¿Es novia de su hermano?

-Sí, tiene buen gusto. Trabajará en la clínica.

-Luego me dices quien es.

-Mañana, empieza mañana.

-Mañana es mi día libre.

-Oh.

-Soyeon, llevo toda la tarde diciéndotelo.

-Lo recuerdo, solo se me olvido de momento. Te voy a extrañar.

-Y yo a ti, te veré pasado mañana.

-¿Qué? Pasa por mí para comer o en la noche, y te quedas conmigo.

-¿También te olvidaste lo que tengo que hacer? -Qri se extrañó por lo olvidadiza de su novia, cosa inusual.

-Ya, tu madre. –Le había informado que pasaría el día libre con ella ayudándola en un par de cosas. –Me la saludas.

-¿Estas bien?

-Si amor, voy a colgar que va haciéndose tarde.

-Descansa.

Soyeon evadió intencionalmente, no estaba bien, se hallaba fuera de sí  y todo por la dentista, lo aceptaba, esa mujer llamó su atención tal vez más de lo correcto, solo podía pensar en ella siendo el punto de su distracción y causa de olvido. Nada significaba ni había porque temer o sentirse mal pues esa mujer tenía novio, lo que significaba que era heteroual.

La mañana siguiente parecía volver a la normalidad, antes de tomar camino al trabajo le envió un mensaje de buenos días a Qri y luego se dispuso a empezar el día.

En el estacionamiento de la clínica presencio la escena de disputa, Tiffany y Yubin encontrándose, la última mirándola con sumo odio y la primera manteniendo mirada.

-¿Siguen mal? –Le pregunto a la doctora Hwang.

-Lo presenciaste ayer. –Esperaba a que la morena se adelantara para no ir junto a ella.

-Esas cosas es mejor no decirlas, las infidelidades de otros, nunca te creen.

-Ya lo sabía, pero es de mis mejores amigas y debíamos contarle, además después me hubiera reclamado por no decirle.

-Igual y no vieron bien.

-En primer lugar yo no vi nada, lo vio mi novia y ella no miente.

-No te molestes conmigo.

-Perdón. Vamos ya. –Avanzaron ya que Yubin se había perdido en el interior. -¿Y Soyeon?

-Su día libre. –Terminaron de llegar a la recepción.

-Wenrene. –Dijo Tiffany con terror.

-Descuida. Están juntas.

Las dos mencionadas terminaron de acercarse con una sonrisa mientras decían al unísono buen día.

-¿Todo bien? –Pregunto Tiffany.

-Perfecto. –Irene entonces le planto un beso a Wendy dejándolas boquiabiertas.

-Quiero a Qri. –Dijo Soyeon.

-Lesbianas. –Kangin arruino el ambiente por completo pasándose de largo.

-Estúpido. –Wendy estaba por ir a reclamarle.

-Ignórenlo. –Aconsejo Tiffany y cada una fue a su puesto de trabajo.

Tiffany apenas piso su consultorio y recibió una llamada.

-Je –Fue cortada al instante.

-Se puede saber porque me dejaste tirada como muñeca vieja. –La voz más fría que pudo fingir y lo único que le provoco fue una carcajada. –Stephanie Hwang, no le veo la gracia.

-Basta, enserio.

-La noche que tuvimos significo nada como para que te marcharas y me dejaras de lado.

-Tienes que dejar de ver dramas.

-Tienes que despedirte de mí cuando te vayas.

-Lo hice, bese tus labios como veinte veces, tu cuello, hasta tu nuca y no despertaste, estabas como muerta. Te mate con o. –Volvió a reír por la broma que acababa de hacer.

-¿Me ultrajaste mientras dormía? Seguro me drogaste y quien sabe que me hiciste. Tendré que ir a un chequeo médico.

-¿Te agendo una cita? Conozco a una doctora muy y que puede con eso.

-Tengo una doctora personal insuperable, se apellida Hwang y va dejando tiradas a chicas en su cama.

-Detente, por favor.

-¿De ver