Decisiones, la vida pareciera girar en torno a ellas. Jessica estaba segura de la elección que había hecho, de manera repentina una nueva realidad la golpeo por lo que se vio orrillada a cambiar de opinión.

Todo sucedió la misma noche que se supone daría el sí. Llevaba un anillo de compromiso que entregaría a Akemi en el lujoso restaurant que por primera vez seria de su coste, un vestido elegante para la ocasión, peinado, maquillaje y demás, en pocas palabras lucia perfecta al igual que su novia.

Tenía nervios que se esfumaron gracias a lo siempre animada de su futura esposa, hablaba tanto que no veía oportunidad de tomar el tema principal y de interés. Cuando por fin llego la oportunidad, se bloqueó, simplemente no lo dijo y la cena termino.

Akemi quedo extrañada, siguieron a su hotel y ella juraría que se lo pediría ahí, tanta era su desesperación que cuando estuvieron fuera de la habitación, antes de entrar, saco el tema sin más.

-Aceptaste mi propuesta. ¿Verdad? –Primero afirmo y luego cuestiono.

Jessica se mantuvo en silencio.

-Deja de hacerlo, no me gusta que me desesperes. –Formo un puchero y estuvo a punto de besarla siendo evadida. -¿Osita?

-La respuesta es no. –Su tono fue apagado y se sorprendió a si de sus palabras.

-¿Es broma? –Mantenía la calma. –Osita no juegues de esa manera.

-Estoy hablando enserio. De verdad no puedo hacerlo.

-¿Por qué? –Ya quería quebrarse desde ese instante.

-Es complicado, mi decisión era si y luego dude, creí que era miedo pasajero, me nege esas dudas pero hoy mismo confirmo que no puedo.

-¿Cuál es el problema?

-No quiero casarme, mucho menos tener hijos.

Trago saliva, el nudo en su garganta iba apareciendo, tomo una bocada de aire para guardar calma. –No importa, podemos ser novias por siempre y algún día tendremos sobrinos.

-Creo que tampoco podemos seguir juntas.

-Ni  lo menciones.

-Son tus deseos fuertes y yo ni siquiera puedo cumplirlos. –Se veía decepcionada.

-Solo fue una idea vaga. –Mostraba una sonrisa intranquila, desesperada. -Mi único deseo es estar contigo.

-Esto termino, lo siento de verdad.

-No.  No Jessica. –La tomo de la mano. –No tiene por qué terminar. Olvida mis propuestas, haz de cuenta que nunca lo dije.

-Hay tantas cosas que no están bien. –Se soltó.

-No es cierto. –Entonces comenzó a llorar y volvió a tomarla de la mano. –Todo es perfecto entre nosotras, casi nunca peleamos, cuando sucede es por mi culpa pero te prometo que seré mas lista, te prometo que

-Detente

-Detente tú. –Tallo sus ojos. –Si esto es una broma para ya.

-No es una maldita broma. Ya no quiero estar contigo, entiéndelo.

-¿Cómo me pides que entienda algo así? –Su voz se quebraba cada tanto. -¿Qué fue lo que hice mal?

-Se trata de que no te amo. –La dejo en silencio, pasmada. –Perdóname por el tiempo perdido.

Luego de eso pudo irse, infeliz y culpable porque bien sabía que le había roto el corazón como a ninguna otra.

. . .

Ahí estaba la doctora Hwang frente al giro inesperado que la historia dio, sin dar crédito y escuchando los lamentos que resonaban en su consultorio, hacían real y convincente cualquier situación.

Pronto se dio cuenta de que todo lo sufrido en los días anteriores fue una gran estupidez, doblemente, ya de por si sabía que ponerse de aquella forma había estado fuera de lugar.

Frente a sus ojos seguía la castaña, en un estado peor del que llego. Llorando como niña pequeña, de esas rabietas que hacen los infantes donde hablan entre sollozos sin que se les entienda gracias a los mismos y a la falta de aire,  claro que aquí se trataba de un llanto de sufrimiento puro.

Verla en ese estado provocaba lastima a cualquiera, incluso al ser más siniestro o frívolo, por ende, Tiffany comenzó a empatizar sobre la terrible situación de Akemi.

La nombro poniendo su mano en su hombro siendo el llanto la respuesta momentánea.

-Jessica. –Pudo nombrar a la causante, sus lágrimas descendían dramáticamente por sus mejillas. -Mi osita. . .

-Toma asiento. –Y los sollozos continuaban, la ayudo a sentar y hasta le abrazó.

Akemi continuo llorando apoyada en los brazos de Tiffany, con su rostro en el hombro de esta mojando considerablemente su bata de médico, ya no intentaba hablar pero se encontraba lejos de calmarse.

El tiempo pasaba en la habitación, la doctora Hwang sentía que transcurrió demasiado y el llanto era solo más silencioso pero persistente, sabía que calmarla no sería sencillo, entonces se le ocurrió dejarla sola un momento. Corto el abrazo con la excusa de que le llevaría un café, así se dirigió a la cafetería para tomar un poco de aire.

Mientras esperaba el café, una morena se le aproximó.

-Tengo que contarte algo. –Animada desde temprano. -Puedes creer que el idiota de Taec tenía novia desde hace meses. –Eso lo dijo con un poco de frustración.

-Bien por él. –Se estaba desesperando por la tardanza del café.

-¿Acaso estas enojada conmigo? El problema fue con Jessica, es increíble que tomes parte.

-Estoy ocupada sí.

-Perfecto. –Le dio la espalda dispuesta a marcharse.

-Tengo a la novia de Jessica en mi consultorio, devastada por que la termino.

Dio la vuelta de regreso. -¿Por Sunmi?

-NO. En realidad no lo sé. –Dudo un momento y rápidamente negó en su mente. -No creo que sea por eso, la dejo y no se mucho porque Akemi lo único que hace es llorar.

-¿Qué diablos con Jessica? Lleva años con ella como para terminarla de pronto. Esa chica debe estar acabada.

-Sus cafés. –Por fin le fueron entregados.

-Gracias. –Los tomo y regreso su mirada a Yubin. -Eso es poco, muerta en vida, se le propuso hasta le hablo de tener hijos, estaba esperando la respuesta y eso obtuvo un rechazo y que la terminara.

-Tenemos a la ice princess de vuelta, te dije que no la amaba. –Se jacto Yubin con una sonrisa triunfante.

Tiffany por su parte ya tenía una teoría. -Puede que sea un arranque de Jessica ¿Por nervios?

-Claro, mejor ve con esa chica antes de que se suicide. –La pelinegra negó. –Y no le vayas a dar esperanzas, habla con Jessica antes que nada.

Tiffany asintió, su amiga tenia razón. Regreso al consultorio y se sorprendió al notar que el llanto paro sin embargo el estado deplorable era notorio en la chica.

-Te traje un café. –Lo puso en el escritorio frente a ella.

De pronto se levantó del asiento y tomo sus manos con desesperación. -Ayúdame. –Sus ojos cristalinos y su expresión de dolor se reflejaron en los ojos de la pelinegra. -Habla con ella.

-Cuéntame lo ocurrido. –Una mala pregunta pues causo que volviera a llorar sin control. 

-Dijo que –Se cortó apenas ahí por el llanto.

Tiffany busco un pañuelo y se lo paso. –Intenta calmarte. –También le paso el café pero ella negó mientras limpiaba sus lágrimas. –Puede que Jessica solo tema al compromiso.

-¿Tú crees? –Una pequeña esperanza apareció.

La doctora se sintió idiota, justo lo que Yubin le dijo que no hiciera.

-Por favor habla con ella, has que no me deje. Te lo suplico. –Estuvo a punto de arrodillarse siéndole impedido.

-En cuanto salga iré a su casa y hablare con ella.

-Dile que estoy muriendo, que moriré sin ella. Mi corazón duele. Demasiado.

-Se lo que se siente. . . –La ayudo a sentar por segunda vez. –Jessica es terrible, desalmada.

Habla más para ella que para Akemi, de todas maneras esta no prestaba mucha atención por sus sollozos y sufrimiento.

Tiffany se hundió en sus pensamientos. . .

Flashback.

Despertó con un peso extra sobre su cuerpo, sabia de quien se trataba y sonrió como nunca. Sin importar las circunstancias pudo acostarse con la persona que más quería hasta ese momento de su vida. Abrazo el cuerpo desnudo y volvió a sonreír y las imágenes de la noche anterior la invadieron, se habían entregado de una manera agresiva y placentera. . .

Poco duro el  momento mágico antes de romperse frente a sus ojos, Jessica despertó y le dio la espalda, busco su ropa, ya vestida le dio una sonrisa y un beso corto que le devolvió la esperanza.

-Fue interesante. Eres increíble, quizás podemos repetir. –Su sonrisa era traviesa.

-¿A qué te refieres?

-Las primeras veces siempre son difíciles. –Se refería a la primera vez entre ellas, ninguna era virgen. –Ya sabes tardas en acoplarte, pero lo nuestro fue tan fluido.

-Como si lo hubiéramos hecho antes. Te entiendo.

-Sin vergüenza de ningún tipo. –Siguió Jessica, comenzando a entrar en ese mundo mágico del que Tiffany ya había salido. –Raro, es como magi

-Debe ser porque nos conocemos desde siempre. Nada especial. –Sin saberlo marco un profundo error, también había roto el corazón de su amiga en ese instante.

-Cierto. –Se encogió de hombros y pretendió no darle importancia. –Me refería a que podemos ser amantes.

-¿Crees que voy a engañar a Yuri de nuevo?

-Siempre que te haga una escena de celos, te abofetee dejándote en ridículo o te insulte. Si ¿Por qué no?

-Tienes razón. –Recordar porque había sido infiel solo hacía que quisiera volver a hacerlo.

-¿Entonces tenemos un trato? –Tiffany solo le conecto mirada. –Cuando estés molesta con la que sea tu novia, Jessi estará para ti, y cuando Jessi se quede sin chica para la noche, Steph estará para Jessi.

Fin de Flashback.

Soltó un leve suspiro. Siempre fue de seguir a Jessica en todo y esta nunca se dio cuenta porque lo hacía. Eso es, nunca se daba cuenta, quizás no entraba en cuenta que Akemi era el amor de su vida. . . Dolía aceptar eso, podría hacérselo ver? Tenía que, no es como que quisiera algo con Jessica de nueva cuenta, ya era cosa pasada y superada.

-¿Te gustaría que te recete alguna pastilla para dormir o para que te calmes un poco?

La extranjera asintió. –Estaría bien dormir y despertar hasta que ella este a mi lado.

-Te prometo que hablare con ella.

-Gracias por apoyarme. Eres la mejor.

-No agradezcas.   

Para todo hay razones y Jessica tenía las suyas acompañadas de su propio sufrimiento. En las ocasiones que antes había  llorado o sufrido, siempre era por una sola persona, por tratarse de esa persona tenía que pasar ese sufrimiento sola, no había con quien contara para desahogarse, Krystal era una niña que no la entendería y la única amiga confiable que tenía era Tiffany. . . Sí, era por esta por quien sufría así que no podía acudir a ella.

Para esta ocasión recordó que podía contar con otra persona, si se abría con ella probablemente seria correspondida igual y luego podría sacarla de sus malos pasos, logrando su buena obra de vida. Sunmi, llego a su departamento causándole sorpresa.

-Que gusto. Tu novia ya te dio permiso. –La vio sonreír y negar. -¿Volvió a hacer drama?

-No adivines, déjame pasar y te cuento todo.

-Adelante. –Se hizo a un lado y le permitió entrar.

El departamento era el triple de lujoso que el de Tiffany, fue su primera impresión pero no estaba ahí para alagar. Tomo asiento en el primer sofá que encontró.

-¿Te ofrezco algo de beber?

-Solo escúchame.

Sunmi se impresiono bastante, guardo silencio y se sentó a su lado esperando la historia.

-Akemi, me había pedido matrimonio, estuve a punto de decir si pero mis labios dijeron no.

Antes de que pudiera dar su opinión o preguntar algo la vio llorar.

-¿Estas confundida? –Pudo preguntar. –Jessica. –Le tomo la mano.

-Nunca la ame. ¿Entiendes? Nunca y me siento miserable por ello.

Sus clases terminaron por ese día, impaciente esperaba a su chico ante varias miradas de las que eran compañeras de la universidad. Krystal era bien conocida por llegar de Estados Unidos y por tener costumbres diferentes al resto, no se adaptaba a las formalidades coreanas y eso molestaba a todo el mundo, porque a final de cuentas era coreana.

Le daba igual como la viera el resto, eso lo aprendió en Estados Unidos, a que no debes vivir pensando en complacer a todo el mundo.

-Zorra. –El insulto claro que fue para ella aunque las chicas que lo soltaron pretendieron decirlo entre ellas. Solo bufo molesta y siguió impaciente porque Jackson no se apresuraba.

Chicas llamando a otra chica zorra, si entre nosotras mismas nos atacamos terminaremos muy mal, pensó y volvió a sonreír.

-Eres hermosa. ¿Ya te lo dije? –Por fin hizo acto de presencia.

-Llevo horas esperando. –Le reclamo y le paso su bolso para que lo llevara.

-Lo siento. –Lo tomo sin mucho ánimo pero lo recibió.

-Vamos. –Avanzo dejándolo pasos atrás.

-¿A dónde quieres ir? 

-A mi casa. –Se giró para encontrar miradas. –Puede que mi hermana no este.

-¿Por qué?

-Seguro estará con su novia, si es así, no volverá hoy.

Jackson sabía por dónde iba la cosa, solo rogaba porque Jessica estuviera en casa y para su suerte no se encontraba.

-Perfecto. –Lo empujo al sillón y se sentó sobre el besándolo con desesperación.

-Krys. –La retiro un poco. -¿Y si llega?