Era tarde, y Dara estaba cansada. Ella miró el café sospechosamente, luego lo pensó mejor. En realidad, quería una copa de vino. Y quería la copa de vino en su sofá comiendo junto a Chaerin, por supuesto.

Caminando de regreso a su escritorio, se encontró con Chaerin en la misma posición que la había dejado la última hora, mirando fijamente a la pantalla de su ordenador, con el ceño fruncido.

-Oye. -Dijo en voz baja.

-¿Hmm?

-Es tarde, Chae…

Chaerin se sentó, observando la sala de la brigada vacía. Miró el reloj, se sorprendió de ver que eran casi las ocho.

-Lo siento. Yo...

-¿Perdí  la  noción  del  tiempo? -Dara camino detrás de ella y apretó ligeramente sus hombros, sonriendo al gemido que Chaerin dejo escapar. -Debes estar muriendo de hambre. Yo lo estoy.

-¿Es una pista?

-Sí, es una pista. -Ella dio un apretón en los hombros de Chaerin y luego la tomó de la barbilla, obligándola a mirarla. -Hay que irnos temprano esta noche. ¿Por favor?  Es viernes, y sabes tan bien como yo que vamos a estar aquí todo el fin de semana.

Chaerin volvió a mirar a su computadora. Todavía quedaba mucho por hacer. El caso del conserje tenía agujeros de una milla de ancho. En los viejos tiempos, no habría pensado en dejar su computador.  Estaría estudiando detenidamente el caso hasta  la medianoche, por lo menos. Pero eso era antes. Ella nunca tuvo una razón para parar antes. No era como si tuviera una vida fuera. Ahora sabía por qué los otros se iban a las horas normales. Todos ellos tenían a alguien en casa. Alguien que los esperaba. Levantó la vista y se encontró con unos suaves ojos marrones que tanto prometían. Sonrió y cerró su computadora.

-¿Pizza?

Dara sonrió y agarró su bolso.  

-No me importa, siempre y cuando pueda comerla mientras estoy tumbada en mi sofá.

-¿Ah, sí? ¿Estás pensando en estar a solas, mientras te relajas?

-Tengo la intención de acurrucarme junto a un cuerpo suave como un osito. -Su voz se suavizó. -El tuyo, de hecho. Entonces, si todavía quedan fuerzas, te hare el amor.

Chaerin  se  detuvo,  con el corazón  dando  tumbos  en el pecho,  escuchando  todas  esas sencillas palabras que hablaban en voz baja en la habitación vacía. Dara se detuvo en la puerta, con sus ojos inquisitivos.

¿Qué hice para merecer esto? pensaba Chaerin. Nunca hubiera creído que alguien como Dara la hubiera querido. Pero lo hizo.

-¿Qué?

Chaerin se encogió de hombros.

-Nada.

-¿Estás segura?

-Claro. Vamos. Hay un sofá llamando nuestros nombres.

Dara utilizó su celular para llamar a la pizza, y se detuvieron en el camino a su apartamento para recogerla. 

Tan pronto como se cerró la puerta detrás de ellas, Dara tuvo la pizza y ciegamente la colocó sobre el mostrador, con los brazos listos para envolverse alrededor de Chaerin. Ella tenía la cara apretada firmemente contra su cuello.

-¿Primero una ducha? -Murmuró.

-Mmm.

Dara levantó la cabeza, y sus labios se movían lentamente por la mejilla de Chaerin hacia sus labios. Sus besos eran suaves. Nada más eso, y la pizza ya estaba olvidada. Ella se apartó antes de que su deseo se hiciera cargo por completo.

-Ducha. -Dijo otra vez.

Chaerin puso la pizza en el horno para mantenerla caliente, Dara le dio un golpe al contestador mientras caminaba a su lado.

-Hey, es Bom. Sólo quería saber como estas. Necesito una actualización y no sólo de tu salud, si sabes lo que quiero decir"

Dara se sonrojó mientras sus ojos se encontraron con Chaerin al otro lado de la habitación.

-¿Y cómo esta esa pareja tuya linda como el infierno? ¿No le has dicho todavía? ¡Quiero detalles!

Dara puso los ojos, y se rió entre dientes.

-Llámame.

-Lo siento. -Murmuró Dara.

Chaerin sólo sonrió y caminó hacia el baño. Después del tono, la voz de Donghae sonó en el tranquilo apartamento y detuvo a Chaerin de golpe.

-Dara, soy yo. Tengo que hablar contigo. Tengo que verte. No puedo soportar esto por más tiempo. Te amo, debes saberlo. Quiero casarme contigo, ¡por Dios! Por favor, llámame y vamos a hablar de esto. ¿Por favor? "

Dara observó el rostro de incertidumbre de Chaerin, y maldijo a Donghae. ¿Por qué no la dejaba en paz?

-Lo siento…

Ch