Música IV

La canción número 7 (Adaptación Taeny)
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Tiffany:

Tuve que dar varias vueltas a la manzana para encontrar un hueco donde dejar mi pequeño todoterreno. Parecía que el pub estaba muy animado aquella noche, a juzgar por la cantidad de vehículos que atestaban la calle. Aquél era uno de los sitios de reunión más populares entre los universitarios, puesto que se encontraba situado cerca del campus. Había quedado con mis amigas allí para tomar algo, y casi con seguridad nos encontraríamos también con los del grupo y con mi hermano. Mientras caminaba, me di cuenta de que alguien más también se nos uniría; bajo la luz de la farola, el flamante Audi negro se hallaba aparcado frente a la puerta. ¿Es que no podía librarme de su presencia ni siquiera cuando era mi momento de distracción? Ésa es la desventaja de vivir en una localidad tan pequeña; no hay muchos lugares donde salir y al final te terminas encontrando con todo el mundo. Taeyeon no sólo se había mudado a mi casa, sino que también se relacionaba con el mismo círculo de gente que yo, así que lo tenía hasta en la sopa.

¡Qué fastidio, por Dios! Por mucho que tratara de mantener las distancias con aquella chica que tanto me abrumaba, me resultaba imposible huir de ella. En aquel instante deseé vivir en una gran ciudad donde no tuviera que tener que encontrármela en todas partes.

Exhalé un suspiro y me dispuse a entrar en el pub. Ya no iba a dar media vuelta, no tenía más remedio que toparme con ella. Trataría de ignorarla y disfrutar de la compañía de mis amigos. Lo malo fue que, una vez dentro, comprobé que no había llegado nadie aún. Sólo divisé a Siwon y a Taeyeon jugando una partida de billar al fondo del local. Pedí una cerveza y, como no me iba a quedar bebiendo a solas en la barra, me acerqué a ellos. Taeyeon, inclinada sobre la mesa, se disponía a golpear la bola con el palo. Llevaba unos shorts blancos y una hombliguera sin magas que le sentaban de miedo. ¿Cómo podía estar siempre lista para una sesión de fotos? ¿Es que aquella chica no tenía nunca un día malo, de esos en los que la gente normal está desfavorecida? Di un trago a mi cerveza. Sólo con verla sentía que se me secaba la garganta por completo. Me molestaba terriblemente la fascinación que me provocaba. La aborrecía, pero al mismo tiempo me dejaba sin aliento.

— ¡Hola Tiffany! —La simpática voz de Siwon me sacó de mi aturdimiento.

—Hola —balbuceé, todavía aletargada ante la visión de su contrincante, quien daba un certero golpe a la bola. Después de esbozar una sonrisa de triunfo, aquellos ojos se dirigieron a los míos, fulminándome al instante.

Siwon me salvó dándome un amistoso abrazo, al que yo correspondí gustosa. Era como mi segundo hermano y su presencia sirvió para amortiguar esa tensión que se creaba automáticamente cuando Taeyeon y yo estábamos en la misma habitación. Me propuse actuar de la forma más natural posible. No tenía más opción que quedarme con ellos hasta que fueran llegando los demás, así que más me valía que no se notase lo nerviosa que me ponía cuando ella estaba cerca.

— ¿Qué tal va la partida? —pregunté, esforzándome por sonar natural.

—Mal para mí, pero muy bien para Taeyeon—se quejó Siwon—. Me está dando una buena paliza, y eso que hace tiempo que no juega y es una chica, justo en mi hombría. Creo que la siguiente te la paso a ti. Tú le darás su merecido.

—No sé... En cuanto lleguen Jessica y las demás tenemos la firme intención de atrincherarnos en una mesa a divertirnos— dije, tratando de escabullirme. Lo último que necesitaba era quedarme allí con ellos más tiempo del necesario.

—Estamos a punto de terminar esta partida, así que creo que te dará tiempo a vengarme —dijo Siwon con un guiño—. Ya verás, Taeyeon, a Tiffany no le vas a ganar tan fácilmente. Es una crack con el billar.

"¡Ay Siwon!" pensé, "En menudo lío me estás metiendo. Yo sólo quería tomarme unos tragos tranquila...". Mi amigo no se podía ni imaginar la escasa relación que existía entre Taeyeon y yo, y ni lo mucho que me descolocaba su presencia.

—Será un placer comprobar si eso es cierto. —La ronca voz de Taeyeon sonó muy cerca, rodeándome mientras cruzaba hacia el otro lado de la mesa para coger su cerveza.

Se quedó allí de pie, bebiendo con sensualidad mientras observaba el siguiente tiro de Siwon. Permanecí quieta, mirando por el rabillo del ojo lo increíblemente hermosa que era aquel ser abominable. ¿Por qué tenía que atraerme tanto alguien que me caía tan mal? Taeyeon era el prototipo de chica de ciudad, autosuficiente y altiva, que siempre había detestado. Sin embargo, por mucho que odiara admitirlo, cuando le tenía cerca sentía que me derretía. ¡Qué patética!

Decidí que la mejor manera de superar aquel sinsentido era aceptar el reto que Siwon me ofrecía. Más me valía enfrentarme cara a cara con Taeyeon y demostrarme a mí misma que no era para tanto. Si le ganaba en billar me sentiría un poquito por encima de ella, y quizá así la fascinación daría paso a sentirme la reina del mambo. Una victoria le sentaría muy bien a mi pobre y maltrecho ego. Taeyeon sería la chica más atractiva e intrigante que jamás había conocido, pero yo iba a ser aquella tarde la que le bajara los humos al suelo.

—Muy bien Siwon, acepto. Voy a vengar tu derrota —le avisé, con un tono tan melodramático que hizo que mi amigo se echara a reír.

— ¡Excelente! —declaró encantado—. Me muero por ver ese duelo.

—Yo también —dijo Taeyeon—. A ver si es verdad que eres tan buena como dicen...

Nuestras miradas se encontraron de nuevo, y si hubiéramos estado en una serie con efectos especiales, habrían saltado chispas, rayos x y algún que otro misil. Por lo menos estábamos de acuerdo en algo: la antipatía era mutua.

Esperé a que terminaran su partida, sintiendo que echaba humo por las orejas.

Aquel tono desafiante y seductor que había utilizado Taeyeon me había dejado como una cacerola hirviendo a todo gas. Iba a necesitar otra cerveza para aplacar mi ansiedad, así que me acerqué a la barra y me hice con una jarra bien fría. Enfrentarme a esos ojos de hielo sobre la mesa de billar iba a suponer un reto, y necesitaba relajarme.

Finalmente, terminaron su partida y Siwon se ausentó. ¿Dónde estarían Jessica y las demás?... Si no llegaban pronto me vería condenada a permanecer demasiado cerca de aquella impresentable.

— ¿Preparada? —Su voz sonó justo detrás, demasiado próxima a mi oído. Su olor me envolvió, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

—Sí —respondí, reponiéndome lo más rápido que pude de aquella inquietante sensación. Necesitaba todos mis reflejos para poder darle una paliza al billar. Mi orgullo no me permitía perder esa partida. Era absurdo. Se trataba únicamente de un juego, pero se había convertido en algo vital. Tenía que demostrarle que no siempre se puede ser la protagonista, y me daba la sensación de que estaba demasiado acostumbrada a que así fuera.

Cogí uno de los tacos que colgaban de la pared y preparé la punta con la tiza azul.

Colocamos las bolas en el triángulo y lo pusimos en el punto de partida.

—Tú empiezas —ofreció condescendiente.

—Gracias —me limité a responder.

Di un golpe maestro. El montón de bolas se dispersó y una de las rayadas se introdujo limpiamente en uno de los huecos de la esquina, lo que significaba que las lisas serían las suyas. Rodeé la mesa y busqué el ángulo más adecuado para intentar meter la siguiente. Me estaba concentrando en el tiro cuando ella se situó frente a mí, poniéndose de cuclillas, con lo que sus increíbles ojos quedaron a la altura de mi línea de visión. Aquella peligrosa mirada me robó la concentración, y fallé el tiro. ¡Qué tramposa! No era justo que con tan sólo mirarme me robara toda mi puntería.

—Tu turno —anuncié molesta.

—Gracias...

Estudió su siguiente golpe y consiguió introducir con facilidad una bola lisa en uno de los huecos. No podía dejar que me sacara mucha ventaja porque entonces mi victoria estaría en peligro. Yo también podía jugar al juego de la distracción, así que mientras Taeyeon se inclinaba sobre la mesa y preparaba su siguiente movimiento, me situé enfrente y le miré directamente a los ojos. Me observó durante unos breves instantes. Aquellos ojos de película me intimidaron y tuve que apartar la mirada, incapaz de sostenerla por más tiempo. Impulsó el taco, y el golpe, aunque decidido, no fue lo suficientemente preciso para introducir la bola, quedándose ésta justo al borde del agujero. ¡Genial! había conseguido desconcentrarla lo suficiente y ahora era mi turno. Dando un rodeo, me tome mi tiempo para decidir cuál sería mi siguiente movimiento. Cuando decidí cómo proseguir, me dispuse a tirar. Estaba fijando el blanco cuando noté su cuerpo justo detrás, inclinado sobre el mío.

—Si me permites un consejo... —susurró con aquella melodiosa voz.

Me rodeó con sus brazos y me giró suavemente, colocando el taco algo más hacia la derecha. La cercanía de su cuerpo hizo que me estremeciera.

—Ahora sólo tienes que tirar al centro de la bola y, si no le das demasiado fuerte, entrará directa al agujero —explicó, con su pecho casi tocando mi espalda.

— ¿Por qué me ayudas? Creo que me las puedo arreglar sola —exclamé furiosa.

No tanto por su repentino gesto de amabilidad como por la impotencia que me causaba sentirme tan abrumada.

—Porque, al contrario que tú, me gusta ser amable de vez en cuando. —Su cálido aliento rozaba mi piel.

—No soy tan arisca como tú crees...

—No con los demás, pero parece que cuando te diriges a mí ya no te queda ni una gota de simpatía —me susurró.

— ¿Vamos a seguir discutiendo sobre mi carácter o vas a dejar que siga jugando?

—Adelante —respondió, apartándose por fin de mi lado para permitir que prosiguiera. Inspiré profundamente, tratando de recobrar la compostura. ¿Por qué poseía esa facilidad para desconcentrarme? Cuando me hallé algo más tranquila, golpeé la bola tal y como ella me había indicado, y ésta entró limpiamente en el objetivo.

Continuamos con la partida entre miradas inquietantes. No volvió a acercarse de esa forma tan peligrosa y, para mi sorpresa, descubrí que me moría por que volviera a hacerlo.

No me gustaba nada la electrizante sensación que se estaba apoderando de mí. Aquella partida había comenzado con el objetivo de darle una lección y, sin embargo, era yo la que estaba descubriendo algo que no estaba preparada para admitir.

El combate de billar estaba muy igualado. A ambas nos quedaban tan sólo dos bolas sobre la mesa. Era mi turno de nuevo y me concentré al máximo para no fallar aquel tiro. La suerte estuvo de mi lado, y con un golpe certero introduje la última bola rayada en uno de los agujeros de las esquinas. ¡Bien! Ahora sólo tenía que meter la bola negra en el extremo opuesto y habría ganado. Me coloqué en la posición que encontré más adecuada y con un suave impulso conseguí dar un golpe en el punto exacto. La bola se introdujo en el agujero en cuestión, lo que significaba que le había ganado. Una sonrisa de completo regocijo se dibujó en mi cara.

—Buen tiro —me felicitó, observándome detenidamente con sus preciosos ojos entreabiertos.

—Gracias —musité, sintiendo una mezcla de satisfacción y de desconcierto, pues la forma en que me miraba me descolocaba por completo. Siwon apareció en aquel preciso momento, salvándome de aquella

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Comments

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SharnLovesTaeNy
#1
Hello! I'm interested in your story but I can't understand it.. Can I have an english version of this? Thank you!
Skyth06
#2
Chapter 43: Es fantástico
nahlot
#3
Chapter 43: Wow, lo leí de principio a fin en unas horas y puedo decir que me gustó mucho, gracias por subir esta adaptación.
roguecr #4
Chapter 43: Esta hermoso . Lo empece a leer y ya no pude parar hasta terminarlo. Me encanto . Gracias por subirlo
Aapark #5
Amazing
Elizabeth14 #6
Chapter 14: Sgjjdjlsdhl sube otro cap por favor
KazKaz18 #7
Chapter 14: 15 y 16?
Skyth06
#8
Chapter 14: Siempre lo dejas en la mejor parte
Pink_gangstah #9
Chapter 12: Que triste D: ya quiero leer que sigue <|3
Skyth06
#10
Chapter 12: Quedó buenísimo uno más xfaa