Cuando se alinean los planetas III

La canción número 7 (Adaptación Taeny)
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Tiffany:

Cuando abandonamos el café ya había anochecido. Nos dirigimos hacia la Gran Vía paseando por la comercial y bulliciosa calle de Yonsei. Las miles de luces navideñas que adornaban Seúl parecían festejar que por fin ambas nos hubiéramos sincerado. Fantaseé con la idea de que la ciudad se iluminaba para darnos la bienvenida. Mientras paseábamos, nos íbamos deteniendo en las vitrinas para echar un vistazo. Me di cuenta de que aquél era el mejor comienzo de año que había tenido nunca.

Llegamos por fin a la Gran Vía, donde un torrente de gente subía y bajaba sin cesar. Taeyeon se detuvo tras de mí, y me atrapó entre sus brazos apoyando su pecho en mi espalda. Comenzaba a hacer mucho frío y el calor de su cuerpo me resultó aún más acogedor.

Permanecimos pegadas la una a la otra mientras esperábamos a que el semáforo se pusiera en verde para cruzar. Era una delicia sentirme tan protegida.

—Sólo unas calles más y llegaremos a tu sorpresa —anunció, mirando la hora en su reloj.

— ¿Pero no me has sorprendido ya bastante con la invitación a comer? —había dado por sentado que ése era el secreto del que había hablado.

—No, eso era sólo un aperitivo, señorita —me aclaró riendo—. La sorpresa de verdad empieza a las ocho y media. Es decir, exactamente en tres cuartos de hora.

El semáforo cambió de color y un hormiguero de peatones se dispuso a cruzar la Gran Vía. Taeyeon se situó delante de mí y, tirando suavemente de mi mano, se abrió paso entre el gentío. Seúl en esas fechas era una auténtica locura.

—Ya hemos llegado —dijo señalando el cartel del teatro, que anunciaba la representación de Arte, una obra que hacía tiempo quería ver. Hacía unos años había estado en cartel, pero cuando por fin me había decidido a sacar las entradas ya la habían quitado.

Mi madre me había avisado de que volvía a estar en cartelera y tenía en mente no dejar pasar la oportunidad esta vez, pero alguien se me había adelantado...

— ¿Cómo has sabido que me moría por ver Arte? —pregunté atónita.

—Tengo mis fuentes...

—Tengo que admitir que te informas muy bien. ¡Muchísimas gracias! —El chisme se lo tenía que haber dado mi madre. ¿Cómo se las arregblaba para estar siempre al tanto de todo?

—Me alegra comprobar que no me he equivocado. Lo he organizado todo tan deprisa que temía que ya tuvieras entradas para otro día.

—Has tenido suerte, aún no las había comprado.

— ¡Menos mal! —suspiró aliviada.

La cola avanzaba deprisa y en unos minutos estuvimos sentadas en un pequeño palco situado muy cerca del escenario. Nadie ocupó las otras dos sillas, así que disfrutamos de la función a solas. ¿Podía existir una cita más perfecta?

La obra de Yasmina Reza que por estos días estaba de gira por Asia no me decepcionó en absoluto. Era inteligente, mordaz e hilarante al mismo tiempo. Los diálogos eran tan rápidos y brillantes que me mantuvieron absolutamente atenta. Los tres actores encarnaban a la perfección sus personajes, saltando con una apabullante facilidad de momentos muy cómicos a otros muy duros y crueles. Cuando se bajó el telón, lamenté de verás que ya se hubiese terminado. Pocas veces había disfrutado tanto con una representación.

Al salir del teatro nos dirigimos caminando al vecino barrio de Apgujeong. De nuevo hambrientas, buscamos una taberna para tomarnos unas cervezas y comentar nuestras impresiones sobre la obra. Terminamos sentándonos en un bar del exclusivo sector donde tuvimos la suerte de toparnos con una mesa libre en un rincón. Aquella noche toda la ciudad parecía haber salido de casa y encontrar un sitio donde cenar era como un carnaval.

—A juzgar por la satisfacción con la que aplaudías, parece que elegir esa obra ha sido todo un acierto de mi parte, ¿no? —mencionó, visiblemente orgullosa del resultado de la sorpresa.

—Tengo que admitir que has dado en el clavo, ¡no me ha podido gustar más! — exclamé eufórica, todavía contagiada por el influjo de Arte—. Tiene una forma muy brillante de exponer el arte contemporáneo y sus trampas. Y también es muy interesante cómo disecciona la complejidad de la amistad entre esos tres personajes

—Sí, desde luego abarca dos grandes temas, el arte y la amistad, y las falsedades de ambos. ¿Crees que en toda amistad hay esa parte de egoísmo?

—No, no lo creo —negué con rotundidad—. Lo que se plantea en la obra es el ego y la intolerancia por parte de los dos personajes con más carácter. Habrá amistades donde eso ocurra, pero no en todas. Yo con mis amigos no mantengo esa tensión por dirigir la orquesta. Todos podemos ser egoístas en un momento dado, pero no creo que en toda amistad exista esa competencia por el poder. Cada relación es un mundo, el mundo que crean los que la protagonizan y, dependiendo de cómo sean éstos, esa amistad será más o menos interesada.

—Sí, todo es relativo —dijo pensativa—. No se puede generalizar, y menos con los seres humanos. Cada uno tenemos una forma de ser y de entender la vida. Eso se refleja directamente en nuestra relación con los demás.

— ¡Exacto! Es como el cuadro en blanco, cada uno es libre de interpretarlo como quiera. Dependiendo de su personalidad, verá un lienzo vacío o una ventana llena de posibilidades. Eso es lo maravilloso de Arte, que lanza ese reto al público. Al fin y al cabo, de lo que se trata en la vida es que cada uno saque sus propias conclusiones —reflexioné acalorada. Mi mente era un hervidero de ideas que se agolpaban unas sobre las otras. Era incapaz de mantenerme callada—. No tenemos por qué ser fotocopias, y eso es lo que muchos quieren, que seamos seres estándares a los que puedan vender más cosas, controlarnos más. Si pueden prever nuestro comportamiento, entonces tendrán el control de nuestros hábitos. ¡Es escalofriante! Me da terror terminar algún día siendo una más, sin mis propios sueños y absorbida por las reglas del juego. Mucha gente termina pensando lo mismo al llegar una edad: que la vida es perra, la gente sólo va a lo suyo, los sueños son para los inmaduros, etc. Muchos se amargan y no viven, sobreviven. Les resulta más fácil seguir el juego de la mayoría que luchar por mantener viva su esencia. Tu abuela, por ejemplo, es una excepción. A su edad todavía desprende una desbordante ilusión por vivir. Es un alivio comprobar que no todo el mundo termina siendo arrastrado por la manía de ser genérico.

Por fin me callé. Taeyeon había esperado paciente su turno para hablar, escuchándome atenta y asintiendo con la cabeza a muchas de las opiniones que yo había expuesto.

— ¿Sabes? Acabas de describir exactamente lo que yo siento muchas veces al recordar el ambiente que se vivía en casa —me confesó sorprendida—. Mis padres parecían vivir bajo ese cómodo y aséptico conformismo. Para mi padre no era un problema. Era un hombre práctico y con unas metas muy definidas, que encajaban perfectamente en ese esquema de vida. Sin embargo, mi madre parecía haberse rendido. Como tú muy bien has dicho, se dejó absorber por las reglas del juego, un juego que no era el suyo. Pasó de ser una estudiante de historia del arte, apasionada y rebelde, a ser una mujer casada y rodeada de convencionalismos que ahogaron sus sueños. Siempre quiso viajar y trabajar en algún museo, quizá sacar el doctorado y dar clases, pero terminó comprando obras de arte y organizando aburridos eventos sociales para el bufete de mi padre. Su lienzo en blanco se tiñó de gris.

Aquel resumen sobre el rumbo que había tomado la vida de su madre me resultó muy siniestro y desalentador.

— ¿Crees que se conformó? ¿O simplemente cambió con los años?

—Creo que trató de conformarse, pero no pudo, y eso le hacía infeliz — respondió apenada—. De hecho, antes de morir, ella estaba planeando dar un giro a su vida.

— ¿Ah sí?...

—Quería abrir una galería de arte. Sólo nos lo había contado a mi abuela y a mí. Tenía intención de empezar a mirar locales y no pensaba contarle nada a mi padre hasta tenerlo todo decidido, no quería que él intentara reprochárselo. Quería hacer algo por sí misma y luchar por algo en lo que realmente creía.

— ¿Él no quería que ella trabajara? —pregunté incrédula. Sonaba tan anticuado.

—No se habría negado, pero prefería que ella se ocupara de la parte social de su matrimonio y de dirigir la casa. Era perfecta en relaciones públicas y mi padre sabía utilizarlo a su favor para sus negocios.

—Entonces, ¿ella trabajaba en el bufete?

—No, pero se ocupaba de mantener a sus amistades contentas y de ser la anfitriona perfecta para los invitados que mi padre quería agasajar, la mayoría clientes en potencia del bufete.

—Suena un poco Falcon Crest, ¿no?

—Sí. De hecho, nuestra vida era un poco irreal. Mucho dinero y muchas influencias. A mí trataban de mantenerme al margen y tuve una infancia normal, pero era inevitable que todos aquellos excesos me tocara de alguna manera —explicó, sacando su cajetilla de cigarrillos. Siempre que hablábamos de su pasado parecía necesitar más nicotina de lo habitual—. Si hubiera tenido hermanos supongo que habría sido más sencillo mantenerme aislada de todo aquello. Pero estaba sola en aquella gran casa que, más que un hogar, muchas veces se parecía más a un club social.

—Trato de imaginar cómo tiene que ser crecer en un ambiente tan inusual, pero me resulta imposible. Realmente suena como una serie americana, de esas que siempre ves como algo lejano y ficticio.

—Tranquila, no te pierdes nada —afirmó, dando una calada—. Te aseguro que la vida que conoces es mucho más acogedora e interesante.

—No sé si más interesante, pero si más sana para unos niños.

—Heechul y tú son personas que valen mucho la pena, y eso no es una casualidad. Han sido la prioridad de sus padres, y se nota.

— ¿Estás insinuando que tú no eras una prioridad para los tuyos? —inquirí sobrecogida.

—Para mi padre no lo era —respondió con amargura—. Siempre tuve la sensación de que hubiera querido tener más hijos porque yo no encajaba con lo que él esperaba. Yo soy como mi madre, más emocional y orientada hacia las humanidades.

—Entonces, ¿por qué no tuvieron más hijos?

—Mi madre no podía tener más. Hubo complicaciones en el parto que hicieron que los médicos le recomendaran no volver a quedarse embarazada —me explicó, su semblante contrariado me indicó que aquello la hacía sentirse culpable—. Creo que mi padre siempre llevó muy mal no tener la oportunidad de tener otro hijo que quizá hubiera sido más como él. Como ves, ya nací dando problemas.

—Taeyeon, no es tu culpa que hubiera complicaciones —le aseguré—. Son cosas que pasan y nadie tiene la culpa.

—Eso es lo que siempre me dijo mi madre. No obstante, siempre me he sentido responsable de haberles robado la oportunidad de tener más descendencia.

—Eso es absurdo, tú no tienes responsabilidad alguna.

—Sí, en teoría sé que no tengo culpa alguna. Pero cuando ves que por mucho que lo intentes tu padre no termina de aceptarte, es imposible no imaginar que hubiera ocurrido si hubiera tenido un hermano que le diera más satisfacciones. Yo siempre intentaba agradarle, pero nunca lo conseguía. Siempre he pensado que mi nacimiento impidió que él tuviera el hijo que realmente deseaba.

—Eso suena muy retorcido. No es justo que te atormentes con esas ideas. No seas tan cruel contigo misma, por favor —le supliqué.

La chica perfecta creía haber frustrado las expectativas de su padre. ¿Quién hubiera imaginado que tras aquella imponente y hermosa joven había un ser tan atormentado? Su calvario no había empezado al morir sus padres. Estaba descubriendo que ella ya sufría desde mucho antes. Yo, tan preocupada con asustarle con mis movidas, ahora comprendía que no era la única que llevaba una importante carga a la espalda.

—Gracias por preocuparte por mí. —Su voz se suavizó al decir esto, despojándose del sinsabor que había adquirido la conversación—. Descuida, ya no me afecta como antes. Te lo estoy contando porque así ha surgido, pero ellos ya no están y el pasado no se puede cambiar. Ahora sólo quiero mirar hacia delante y evitar que me suceda lo que a ella, no quiero acabar viviendo una vida que no es la que realmente buscaba. Quiero ser fiel a mis sueños.

El camarero llegó con la jarra de sangría que habíamos pedido.

—Muy bien, entonces no hablemos más del pasado. Brindemos por el futuro — propuse, llenando las copas y alzando la mía. Taeyeon aceptó el brindis sonriendo.

—Brindemos por sus sueños señorita, que nunca mueran.

—Y por los suyos también, para que sigan renaciendo —añadí.

—Mi mayor sueño, el que nunca imaginé que tendría, está sentado frente a mí—declaró, clavando su mirada en mí con tal fuerza que se me erizó la piel.

De repente, aquella plaza ruidosa y con olor a comida se convirtió en el lugar más romántico del mundo; ella acababa de transformarlo.

Cogió mi cara suavemente y sus labios atraparon los míos, mientras su dedo pulgar alzaba con delicadeza mi barbilla. El dulce sabor de la sangría se mezcló con el olor de su perfume, una mezcla de vainilla, lavanda y madera de cedro, un aroma que me había cautivado desde la primera vez que la tuve cerca. Sus besos, y aquel olor que me rodeaba, despertaron las mariposas que se habían instalado de huéspedes en mi estómago desde hacia unas semanas.

Aquella noche me sentí como la protagonista de un cuento de hadas. Me costaba acostumbrarme a ser yo la que iba acompañada de una mujer que, con sus vaqueros desgastados y la elegante gabardina gris, era el centro de todas las miradas masculinas.

Aquellos increíbles ojos casi tumban al camarero, que le había servido las copas contoneando su musculosa y escultural figura, tratando de coquetear con ella sin éxito alguno, lo que me llenó de satisfacción. Todos la miraban embobados y yo los entendía: Taeyeon era una chica despreocupada y desenfadada que parecía totalmente ajena a su genuino encanto, lo que le hacía aún más seductora. Lo curioso de aquella escena no era que mi acompañante fuera objeto de aquellas miradas, sino que ella sólo tuviera ojos para mí. Muchos de aquellos chicos que nos rodeaban eran muchísimo más guapos y musculosos, el sueño de toda chica. Sin embargo, ese no era nuestro caso, Taeyeon se comportaba como si yo fuera la única persona que había en aquel bar.

Bebíamos nuestras copas plácidamente cuando comenzó a sonar una canción de Black Eyed Peas que hizo que Taeyeon me arrastrara hacia la pist

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Comments

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SharnLovesTaeNy
#1
Hello! I'm interested in your story but I can't understand it.. Can I have an english version of this? Thank you!
Skyth06
#2
Chapter 43: Es fantástico
nahlot
#3
Chapter 43: Wow, lo leí de principio a fin en unas horas y puedo decir que me gustó mucho, gracias por subir esta adaptación.
roguecr #4
Chapter 43: Esta hermoso . Lo empece a leer y ya no pude parar hasta terminarlo. Me encanto . Gracias por subirlo
Aapark #5
Amazing
Elizabeth14 #6
Chapter 14: Sgjjdjlsdhl sube otro cap por favor
KazKaz18 #7
Chapter 14: 15 y 16?
Skyth06
#8
Chapter 14: Siempre lo dejas en la mejor parte
Pink_gangstah #9
Chapter 12: Que triste D: ya quiero leer que sigue <|3
Skyth06
#10
Chapter 12: Quedó buenísimo uno más xfaa