Sorpresas I

La canción número 7 (Adaptación Taeny)
Please Subscribe to read the full chapter

Tiffany:

Los días pasaban volando, mucho más de lo que me habría gustado. Tan sólo quedaban dos semanas para mi regreso a Korea. El mes de agosto estaba resultando ser climatológicamente extraño; unos días hacía un tiempo de perros y otros, como aquél, el sol lucía sin reservas y la temperatura era la propia de un día de verano.

Me encontraba sentada sobre mi toalla en la pequeña playa situada cerca de Ghirardelly Square, mientras releía unas páginas impresas del relato en el que no había parado de trabajar en las últimas semanas. Aquel ejercicio mental me estaba ayudando a poner mi cabeza en orden, asimilando todos y cada uno de los sucesos acontecidos en el último año. No era de extrañar que me hubiera sentido tan perdida; realmente habían pasado millones de cosas y todas ellas muy intensas. El hecho de plasmarlas en aquellas páginas me ayudaba a comprender mejor la complejidad de los sentimientos que habían surgido a mí alrededor. El rechazo de Taeyeon no me dolía menos por el hecho de escribir sobre ello, pero sí sentía un cierto alivio al haberlo puesto en palabras. Era como abrir una válvula en mi corazón para permitir que la presión se liberara.

Dentro de poco regresaría a Yeongjong y sería inevitable encontrarme con ella, así que más me valía estar preparada para vivir mi vida cerca de la persona de la que todavía estaba enamorada. No iba a tratar de engañarme a mí misma; sabía que la seguía amando, pero comenzaba a aceptar que nuestra relación era un imposible. Taeyeon era demasiado voluble y estaba demasiado herida como para poder comprometerse de nuevo; no había nada que yo pudiera hacer para cambiar esa realidad. Había quedado claro que sus demonios eran más poderosos que ella misma y yo no podía luchar contra ellos. Ya era bastante difícil mantenerme a mí misma a flote. No podía tratar de salvarla también a ella, porque entonces ambas nos hundiríamos.

Resultaba doloroso aceptar que el amor no era suficiente para salvar nuestra relación. Sin embargo, al mismo tiempo, me sentía por fin en paz. Existe un cierto alivio en el hecho de comprender que la realidad no depende únicamente de uno mismo. Hay veces que las circunstancias te conducen a caminos inesperados. Si ahora me encontraba en aquella playa, observando el azul e intenso reflejo de la bahía, era porque mi verano había tomado un giro completamente distinto al que cabía esperar. Durante el invierno, siempre me había imaginado pasando esos meses festivos en la finca junto a Taeyeon y mi familia. Quizá hubiéramos pasado juntas unos días en su casa de Busan... Sin embargo aquí me encontraba, a miles de kilómetros de lo previsible, viviendo una experiencia única y enriquecedora. La vida me había conducido a una situación totalmente desconocida, pero por lo menos yo estaba sacando lo mejor de mis circunstancias. Podía haberme quedado lamentándome en los brazos de mi querida madre. Pero me había armado de valor y no había dejado que la tristeza me anulara. Me tenía a mí misma más que nunca. Comenzaba a sentirme a gusto en mi propia piel y estaba muy orgullosa de haber encarado aquel reto con valentía.

La tarde que lloré desconsolada en mi habitación, escuchando aquella desgarradora canción, me atormentaba la idea de haber vuelto irremediablemente al punto de partida. Había sentido que todos mis esfuerzos por superar mi depresión habían sido en vano.

Ahora, tras describir cada tarde en mi portátil lo ocurrido desde que Taeyeon llegó a nuestras vidas, veía con claridad que no era la misma chica asustada como lo era antes. Como todo ser humano, seguía sintiendo dolor y tristeza, pero también me sentía llena de vida gracias a los progresos de Debbie con su caballo, las charlas con Nicoleta, las sesiones de open mic en los cafés de la ciudad y mi amistad con todos mis compañeros del rancho, en especial con Lena. Las cosas habían vuelto a la normalidad entre nosotras y ya no la evitaba. Lo acontecido la noche de la hoguera había quedado atrás y volvíamos a ser compañeras de aventuras, tanto en Shadow Creek como en algunas de esas tardes que pasábamos juntas recorriendo los rincones más pintorescos de San Francisco. Aquella ciudad se había convertido en mi mejor terapeuta y ahora comprendía que, sin darme cuenta, había avanzado mucho en mi empeño de encontrarme a mí misma. Aunque en realidad, más que encontrarme, se podría decir que estaba creando una nueva versión de mi verdadero yo. Debía esforzarme en vivir la vida que deseaba; no podía dejar que el destino me manejara como a un títere desprovisto de voluntad.

Se estaba haciendo tarde, así que decidí recoger mis cosas y pasear de vuelta a casa. Por el camino paré en un pequeño supermercado de la calle Polk y compré algunas cosas para cenar. Era viernes y Nicoleta se había ido con su chica a pasar el fin de semana a Santa Cruz, por lo que tendría el apartamento para mí sola. No tenía intención de salir esa noche.

Pensaba quedarme en casa disfrutando de nuestro pequeño y coqueto salón, viendo una película tumbada en el sofá. Había sido una semana muy movida y lo que más me apetecía en el mundo era disfrutar de una noche en casa con un buen plato de pasta. La soledad no me asustaba. De hecho, cada vez disfrutaba más del placer de estar a solas conmigo misma.

Cuando salí del supermercado ascendí a pie por la empinada calle que se dirigía a mi casa, llegando al portal casi sin aliento. Tan sólo eran tres manzanas, pero la pendiente era tan pronunciada que aquel paseo se convertía en un auténtico test para el corazón de cualquiera.

Vivir en lo alto de una de las colinas de la ciudad también tenía sus desventajas, pero aun así, una vez que te encontrabas en casa y contemplabas las impresionantes vistas, el esfuerzo realizado se veía más que recompensado. Lo primero que necesitaba era darme un baño. Venía sudada y agotada tras el caluroso paseo desde la playa. Era un lujo tener el piso sólo para mí, por lo que me metí en la bañera y perdí la noción del tiempo.

A continuación, puse algo de música en el estéreo del salón y preparé la cena con mucha tranquilidad mientras bebía un vaso de un exquisito Merlot del valle de Napa. Lola, la gata de Nicoleta, era mi única compañía, y no necesitaba a nadie más. Me sentía muy a gusto con mi cómodo pijama de algodón, mientras deambulaba descalza por el piso. La noche era muy calurosa, así que había dejado varias de las ventanas de la casa entreabiertas para crear una agradable corriente que me ayudaba a sobrellevar aquella inusual temperatura nocturna. Cuando la pasta estuvo lista, me llevé el plato y el vaso de vino al sofá y comencé a cenar mientras ponía una peli en el reproductor de DVD. Adoraba a Nicoleta, pero en aquel momento agradecí al cielo tener la casa para mí sola. Necesitaba aquel fin de semana de paz y relax sin que nadie me arrastrara a cada evento que se producía en la ciudad. Ese fin de semana lo iba a dedicar exclusivamente a descansar, y a revisar las últimas líneas de mi relato.

Terminé de cenar y me tumbé para seguir disfrutando de la película. La había escogido al azar del montón que guardaba Nico en uno de los cajones de la mesa. Estaba resultando ser una comedia muy divertida. Nada demasiado serio; no estaba de humor para nada dramático ni demasiado profundo. De repente, alguien llamó a la puerta, lo que me sorprendió, pues no esperaba ninguna visita a esas horas. Detuve la película y cogiendo la copa de vino (que tenía la firme intención de rellenar) me dirigí hacia la entrada. Seguramente se tratara de Molly, nuestra alocada y simpática vecina, quien solía aparecer sin avisar para coger alguna película o libro prestados. Abrí la puerta con una sonrisa de bienvenida que se borró de mi rostro en cuanto comprobé que no era ella quien llamaba.

Aquellos ojos avellana me dejaron petrificada, incapaz de pronunciar una sola palabra. Me observaban en silencio, atravesándome como tantas veces lo habían hecho antes. No podía estar borracha aún, ¡si sólo había bebido una copa de vino!

Tampoco podía estar soñando...

Sin embargo, ¿sería realmente ella quien se hallaba frente a mí, mirándome en silencio con aquel

Please Subscribe to read the full chapter
Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
SharnLovesTaeNy
#1
Hello! I'm interested in your story but I can't understand it.. Can I have an english version of this? Thank you!
Skyth06
#2
Chapter 43: Es fantástico
nahlot
#3
Chapter 43: Wow, lo leí de principio a fin en unas horas y puedo decir que me gustó mucho, gracias por subir esta adaptación.
roguecr #4
Chapter 43: Esta hermoso . Lo empece a leer y ya no pude parar hasta terminarlo. Me encanto . Gracias por subirlo
Aapark #5
Amazing
Elizabeth14 #6
Chapter 14: Sgjjdjlsdhl sube otro cap por favor
KazKaz18 #7
Chapter 14: 15 y 16?
Skyth06
#8
Chapter 14: Siempre lo dejas en la mejor parte
Pink_gangstah #9
Chapter 12: Que triste D: ya quiero leer que sigue <|3
Skyth06
#10
Chapter 12: Quedó buenísimo uno más xfaa