Música II

La canción número 7 (Adaptación Taeny)
Please Subscribe to read the full chapter

Tiffany:

Los días fueron transcurriendo y sin darme cuenta, llegó el momento de empezar con las clases. En apenas un par de días daría comienzo el año universitario y, como el anterior, había decidido seguir con mis prácticas en el periódico local. Estaba compuesto en su mayoría por estudiantes de Periodismo, a excepción de los directores de cada sección y el editor jefe, que eran periodistas veteranos y formaban parte del profesorado de la facultad. Me había decantado por escribir para la sección de cultura, redactando críticas sobre cine y literatura.

Durante el curso anterior me había pasado el día leyendo libros de distintos géneros, arrastrando a Jessica a Seúl para que me acompañara a ver las películas de cine independiente que, por norma general, no solían llegar a los cines de nuestro pueblo. Me había gustado la experiencia de analizar lo que leía para luego escribir un par de críticas quincenales. Elegía un libro y una película actuales que me parecieran interesantes, y luego daba mi opinión sobre los mismos en mi sección. Mucha gente me había agradecido personalmente haber recomendado tal o cual obra, acercándose a mí para compartir sus impresiones. Eso me llenaba de satisfacción. A pesar de ser una carga extra sobre mi calendario universitario, especialmente en época de exámenes, me gustaba demasiado colaborar en el periódico y aquel año quería continuar.

Para el primer número de octubre ya tenía en mente un libro de uno de mis escritores favoritos, un norteamericano llamado Paul Auster, cuya forma de escribir y sus complejos personajes encontraba sencillamente sublimes. Ya llevaba leído más de la mitad de uno de sus últimos libros: El palacio de la luna. No me arrepentía en absoluto de haber elegido aquel título para dar comienzo a la agenda de aquel año. En cambio, para la crítica sobre cine aún no me había decidido por ninguna película en especial. Tenía en mente dos o tres, y quizá tuviera que ir a Seúl en los próximos días para verlas y así poder inclinarme por una en concreto.

Aquella tarde tuve mi primera reunión de ese curso con los demás colaboradores del periódico, cuyas oficinas se habían instalado en la planta baja de la facultad de Periodismo.

No contábamos con demasiado espacio, pero tampoco importaba ya que, salvo los días que nos reuníamos para trazar las líneas del siguiente número a publicar, casi todos trabajábamos desde casa y llevábamos nuestro trabajo al director de sección para que lo revisara antes de entregarlo definitivamente a los chicos de maquetación.

Al terminar la reunión, avancé a paso ligero por el largo pasillo que se dirigía al vestíbulo de acceso al edificio mientras me iba poniendo mi gruesa chaqueta de cuero; aquella tarde de finales de septiembre era más fría de lo habitual. Jessica me esperaba en el centro del pueblo para tomar algo juntas, con lo que una vez crucé las altas puertas de cristal bajé a zancadas las escaleras que daban paso al aparcamiento de mi facultad. La reunión había durado algo más de lo esperado y si no me daba prisa iba a llegar muy tarde.

Subí a mi coche y conduje por las calles del campus en dirección a la carretera que, a través de las urbanizaciones, se dirigía al casco viejo de Yeongjong. Tarareando una canción que sonaba en la radio, repasé mentalmente el transcurso de las dos últimas semanas.

Taeyeon parecía estar habituándose a su nueva vida sin problemas. No nos habíamos visto demasiado. Ella había aprovechado el tiempo que le quedaba libre antes de empezar las clases para refrescar en su memoria lo que había aprendido anteriormente en su paso por la Universidad de artes de Seúl. Mi padre la había invitado a hacerlo en su estudio, donde le facilitó una mesa. Ella aprovechó la oportunidad para no quedarse todo el día a solas en su habitación y así repasar sus libros en compañía de otros arquitectos a los que podía consultar dudas y pedir consejo.

Heechul y ella habían entablado una estrecha relación desde el primer momento.

Tanto es así, que mi hermano parecía encantado de tener a una compinche, por muy bien que nos lleváramos, había cosas que no compartíamos. Taeyeon era como ese alguien con quien poder disfrutar de gustos afines, así que la había recibido con los brazos abiertos. Mi padre también parecía ir encariñándose con ella y, aunque estaba muy ocupado, trataba de sacar algo de tiempo para ir conociéndola mejor. Habían salido a cabalgar juntos en alguna ocasión, y un sábado se fueron ellos tres a jugar tenis, por lo que mi madre y yo aprovechamos para ver por enésima vez Los Puentes de Madison, acurrucadas en el sofá de la sala y rodeadas de paquetes de Kleenex. No importaba que hubiésemos visto esa película millones de veces: volvíamos a emocionarnos como si fuera la primera vez.

Mi relación con nuestra huésped se había limitado, deliberadamente por mi parte, a cruzarnos en el pasillo y charlar en familia durante las comidas. No habíamos estado lo que se dice a solas, por lo que para mí seguía siendo prácticamente una desconocida. Éramos como dos compañeras de piso que sólo coincidían a ratos en casa, así que mi plan de no encariñarme con ella me estaba resultando más fácil de lo esperado.

Me adentré en el pueblo. En cuanto divisé un espacio libre entre dos coches, me apresuré a aparcar mi pequeño todoterreno. Jessica ya debía de llevar un rato esperando en la cafetería de la plaza y no quería demorarme mucho más. Salí disparada calle abajo y atravesé uno de los antiguos pórticos de piedra que conducían a la plaza mayor de Yeongjong. Las terrazas de los bares estaban montadas, pero nadie se sentaba fuera ya que había estado lloviendo y soplaba un viento frío que no invitaba a sentarse al aire libre.

Divisé a Jessica a través del ventanal del centenario café. Sentada en una de las viejas mesas de mármol, su vista se perdía en el viejo quiosco de música que se encontraba en el centro de la plaza. Al verme, salió de su ensimismamiento y me sonrió con un aparente alivio en su rostro angelical; ella odiaba que la hicieran esperar.

Entré en el local y me dirigí a la mesa.

—Lo siento —me disculpé con la respiración entrecortada. Había corrido aquellos últimos metros y me encontraba sin aliento—, es que la reunión se ha alargado.

—Me lo he imaginado, no te preocupes.

— ¿Has llegado hace mucho?

—No, hace tan sólo unos minutos.

Pedimos unos cafés, y ambas sacamos nuestras cajetillas de cigarrillo, adivinando de que durante nuestra merienda caería más de un cigarro. Cuando quedábamos muchas veces la cosa se alargaba, pitillo, tras café, tras pitillo, hasta la hora de cenar. Nos poníamos a charlar y no nos dábamos cuenta del paso de las horas. Cuando el camarero trajo las dos tazas humeantes, Jessica removió el suyo excitada y dio un sorbo. Encendió un cigarro, cerrando los ojos brevemente para saborear la mágica mezcla que se produce entre el fuerte sabor del café y el cigarro de sabores. Acto seguido, se dispuso a bombardearme entusiasmada.

—Dime, Fany... ¿cómo le va a la lindura con la que tienes la suerte de vivir?—Sus ojos verdes se abrieron de par en par, impaciente por saber de Taeyeon. Desde la noche del concierto se había quedado absolutamente anonadada con nuestra invitada, y quería saberlo todo sobre ella.

—La verdad es que no la he visto mucho —contesté indiferente—. Es muy reservada, no puedo decir gran cosa.

—Chica, qué poco interés muestras... —objetó Jessica desilusionada por mi simple respuesta—. Está viviendo en tu casa, algo más tendrás que contar, ¿no?

—No sé, parece que está contenta —decidí hacerle feliz y contarle lo poco que sabía—. Está estudiando mucho para ponerse al día antes de empezar las clases, y como va al estudio de mi padre todos los días, apenas nos vemos. Además, Heechul y ella se han hecho uña y carne en tan sólo unas semanas, así que mi hermano se ocupa de entretenerla. Cuando está en casa pasa mucho rato a solas en su habitación; no me cruzo mucho con ella.

A juzgar por su expresión, todavía no parecía haber saciado su gran curiosidad.

—Tiffany... ¡parece mentira que no tengas nada más que contarme!

—Yo no soy tan sociable como tú, ya me conoces. Además, Taeyeon es algo engreída. Siempre anda por ahí con ese aire de chica lista de ciudad que me enferma.

—Me parece que exageras. Quizá sea algo reservada, pero no encuentro que vaya con aires de superioridad. Creo que no te has molestado en conocerla y por eso tienes esa impresión. Seguro que yo he hablado más con ella que tú, y eso que viven en la misma casa.

—No necesito conocerla mejor, ya veo por donde va.

—Dale una oportunidad. A lo mejor estás siendo demasiado dura con ella — sugirió mi amiga—. Tiffany, te conozco, así que doy por sentado que sientes que tu espacio ha sido invadido y eso te impide sentir simpatía alguna hacia ella.

—En efecto, así es —suspiré—. Aunque apenas la veo, la amenaza de encontrármela en cualquier momento hace que sienta que he perdido gran parte de mi intimidad.

—O has ganado una compañera que está hecha una belleza... —insinuó—, todo depende de cómo lo mires.

Jessica, al contrario que yo, siempre solía ver el lado positivo de cada situación.

Éramos

Please Subscribe to read the full chapter
Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
SharnLovesTaeNy
#1
Hello! I'm interested in your story but I can't understand it.. Can I have an english version of this? Thank you!
Skyth06
#2
Chapter 43: Es fantástico
nahlot
#3
Chapter 43: Wow, lo leí de principio a fin en unas horas y puedo decir que me gustó mucho, gracias por subir esta adaptación.
roguecr #4
Chapter 43: Esta hermoso . Lo empece a leer y ya no pude parar hasta terminarlo. Me encanto . Gracias por subirlo
Aapark #5
Amazing
Elizabeth14 #6
Chapter 14: Sgjjdjlsdhl sube otro cap por favor
KazKaz18 #7
Chapter 14: 15 y 16?
Skyth06
#8
Chapter 14: Siempre lo dejas en la mejor parte
Pink_gangstah #9
Chapter 12: Que triste D: ya quiero leer que sigue <|3
Skyth06
#10
Chapter 12: Quedó buenísimo uno más xfaa