La llave II

La canción número 7 (Adaptación Taeny)
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Tiffany:

Heechul no dejó de hablar con Momo en toda la noche. Nosotras, a cierta distancia, disfrutábamos como niñas observando el evidente flirteo que se producía entre ellos.

Jessica, con su magnífico y discreto plan, había conseguido que mi hermano y ella no tuvieran ojos para nadie más, y celebraba su éxito bebiendo tequila como un barril sin fondo. Algo me decía que su motivo para beber más de la cuenta no se debía sólo a su triunfo como alcahueta, sino que estaba huyendo de algo. Continuaba con aquella expresión abatida en su rostro y, como no quería que yo la interrogase, seguía mostrándose esquiva conmigo. Ella vería; no iba a perseguirla como un perrito faldero. Ya éramos mayorcitas como para andarnos con juegos. Sabía de sobra que yo estaba allí para lo que hiciera falta, así que cuando estuviese lista para confiar en mí sólo tenía que decírmelo.

Por la mañana desperté con un considerable dolor de cabeza, pues yo también había bebido más de lo acostumbrado. Fui la última en ir a desayunar, así que temí que no me hubieran dejado más que las migajas. El frío hizo que me frotara los brazos y mirando al cielo, oscuro y gris, observé que amenazaba lluvia.

—Ya era hora, dormilona —me saludó mi hermano—. Pensábamos que tendríamos que desmontar la tienda contigo dentro.

Era evidente que se encontraba de muy buen humor, y yo conocía el motivo. En cambio, yo me había levantado algo triste y con la sombra de mis angustias revoloteando a mí alrededor.

—No puedo creer que haya sido la última en despertarme —respondí, desperezándome—. Por favor, dime que aún queda café...

—No somos tan crueles como para dejarte sin tu droga —bromeó Siwon, al tiempo que llenaba una taza de plástico con un humeante chorro oscuro que brotaba de una rudimentaria cafetera metálica.

—Gracias —dije al coger el vaso.

Bebí distraída, mientras el líquido caliente me ayudaba a entrar en calor. El día era mucho más frío y húmedo que el anterior.

— ¿Cuál es el plan para hoy? —pregunté, ya que obviamente no podíamos quedarnos mucho más tiempo a la intemperie. No cabía duda de que terminaría lloviendo.

—Hemos pensado en ir a comer a un refugio que no queda lejos de aquí —me explicó Taeyeon, que estaba sentada a tan sólo unos metros—. Dicen que allí estaremos más calientes y resguardados.

—Creo que sé dónde queda. Nunca he estado dentro, pero sí lo he visto — recordé.

—Deberíamos irnos ya —opinó Changwook—. No creo que tarde en empezar a llover.

Siguiendo su consejo, recogimos las tiendas y las mochilas y nos pusimos en marcha. El camino se nos hizo muy pesado, pues era estrecho y colina arriba. Tuvimos que esquivar infinidad de obstáculos, y había tramos en los que el sendero se veía interrumpido.

Aquellos parajes no eran muy transitados en invierno y la vegetación crecía muy rápido, ocultando el camino.

Cuando por fin llegamos al refugio, estábamos exhaustos y mojados, pues en el último tramo había empezado a llover con fuerza. Se trataba de un pequeño edificio construido en piedra, con la cubierta realizada en madera. Dentro había una única habitación de generosas dimensiones, con una chimenea y una vieja mesa arrinconada en una pared. Este tipo de modestas casitas habían sido construidas para que los viajeros que antiguamente cruzaban aquellos montes pudieran hacer un alto en su camino y descansar, cobijados de las inclemencias del tiempo. Lo primero que hicimos fue coger algunos troncos del montón que se apilaba en el porche de entrada. Encendimos la chimenea y nos agrupamos a su alrededor para entrar en calor, mientras comíamos los bocadillos que habíamos traído en nuestras mochilas. No pude terminar el mío; ese incómodo nudo en el estómago que me visitaba de vez en cuando me había quitado el apetito. Los demás no paraban de charlar y de reír, sin embargo yo no podía participar de sus bromas. Era uno de esos días en los que hubiera preferido estar sola, sin nadie a mí alrededor. Me sentía triste, y no sabía exactamente por qué.

Al terminar de comer decidieron jugar una partida de UNO. A mí no me apetecía unirme a ellos. Prefería estar un rato a solas en el desvencijado porche. En mi camino hacia la puerta me fijé en Momo y en mi hermano: una vez más, se habían separado del grupo y conversaban ajenos por completo a lo que sucedía a su alrededor. Parecía mentira que todo estuviese saliendo tan bien. No fue necesario darles el más mínimo empujón; se habían pegado el uno al otro como dos imanes.

Changwook y Yoona también habían encontrado su rincón privado en el refugio. Ella se había tumbado apoyando la cabeza en el regazo de su novio, mientras él le acariciaba el pelo con ternura y escuchaba atentamente lo que su novia le decía, sonriendo satisfecho. Lo cierto es que cuando veía a otros protagonizar episodios románticos sentía una punzada de envidia: ¿por qué yo no podía disfrutar de ese privilegio? ¿Tan poca cosa resultaba a los demás?

Seguía lloviendo, pero con menor intensidad. Me senté en un banco de piedra bajo el techado y apoyé mi espalda en la dura fachada. El grueso gabán de plumas me protegía del frío así que, a pesar del viento que soplaba desde el oeste, me encontraba a gusto allí fuera. Por fin estaba a solas, por lo que pude soltar ese largo suspiro que llevaba reprimiendo desde que me había levantado. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan abatida.

Busqué consuelo en la música de mi iPod, pero no sirvió de mucho porque la canción de James Blunt que empezó a sonar en mis tímpanos me trajo un doloroso recuerdo: mi madre y yo volvíamos en su coche, bañadas en lágrimas, mientras la lluvia caía sin cesar sobre el parabrisas. En la emisora de radio sonaba Tears and Rain, como si nos hubieran leído la mente.

Ninguna de las dos era capaz de decir una palabra. Veníamos de dejar a nuestro perro en el veterinario. Tan sólo unos minutos atrás nos habíamos visto obligadas a despedirnos de Prince para siempre. Debido a su edad, y al fallo que se había producido en sus riñones en los últimos meses, había sido inevitable que tuviéramos que sacrificarlo. Cuando lo tendimos en aquella fría camilla de metal, con sus ojitos bondadosos mirándome fijamente, creí que me iba a desmayar de dolor.

Sabía que era lo mejor para él. Aquel pobre animal estaba sufriendo más de lo necesario y no había esperanza alguna de que se recuperara. Ya tenía dieciséis años, muchos para un perro, y posponer su muerte únicamente habría servido para que su agonía se alargara. Sin embargo, por mucho que fuera lo mejor para nuestro fiel amigo, lo abandonaba en aquella fría sala para que lo sacrificaran. Lo estaba matando. Me había criado con aquel enorme y peludo perro, siempre pegado a mis talones, fiel y cariñoso sin medida. Despedirme de él para siempre había sido horrible, insoportable.

Absorta en mis recuerdos y con la música aislándome de lo que me rodeaba, no me había percatado de la presencia de Taeyeon a unos metros de mí. Permanecía inmóvil, observándome sin querer entrometerse. Aparté los auriculares de mis oídos y me sequé las mejillas con las mangas de mi jersey. Se aproximó, sentándose en el banco junto a mí.

— ¿Estás bien? —me preguntó con dulzura.

—Sí… no es nada —respondí temblorosa, ahogada por el llanto.

Su mano alzó mi mentón con delicadeza. Me encontré con sus ojos, que me miraban llenos de preocupación.

—Si estás llorando, sea lo que sea, no será ninguna tontería.

—Después de lo que has pasado tú, esto te va a parecer absurdo —le avisé, convencida de que iba a encontrar irracional que casi tres años después la muerte de mi perro me siguiera afectando.

—No creas que porque yo perdiera a mis padres me he vuelto insensible. —Sus manos rozaron mi pelo con delicadeza—. ¿Por qué no me lo cuentas? Quizá pueda ayudarte.

Aquella proximidad de nuestros cuerpos y su cariñoso gesto me asustaron.

Decidí levantarme, acercándome a uno de los agrietados pilares de madera que soportaban el tejado del porche. Ella se quedó sentada, respetando la distancia que yo había marcado.

—Ha sido un momento de nostalgia —comencé a explicarle, mirándola de nuevo—. Una canción me ha recordado un episodio triste que ocurrió hace unos años. — La imagen de Prince en sus últimos momentos de vida volvió a mi mente y las lágrimas brotaron de nuevo.

Taeyeon se acercó a mí, deteniéndose a escasos centímetros. No me tocó, pero su mirada me lo dijo todo: quería consolarme. Aquellos ojos atormentados no se apartaban de mí, acariciándome con la mirada. Extendió lentamente su mano, como si fuera a tocarme. Sin embargo, ésta cambió de trayectoria en el último momento y sus dedos desaparecieron bajo un mechón de su pelo, desordenado por el viento. Parecía temerosa de mi reacción. Seguramente pensaba que me molestaría su contacto, ya que cuando ella me había rozado la cara con sus dedos yo me había levantado tomando distancia. Se limitaba a brindarme su apoyo permaneciendo muy cerca. Tanto, que el escaso espacio entre nuestros cuerpos estaba cargado de una especie de electricidad que hacía que los músculos de mis piernas flojearan.

—Ven, vamos a sentarnos —susurró, escoltándome de nuevo al banco. Más tranquila, busqué un Kleenex en el bolsillo de mi gabán.

—Siento el numerito —me disculpé, sonándome la nariz.

—Yo no he visto ningún numerito. Si acaso, a una persona que sufría. Sólo te estabas desahogando, como todos necesitamos hacer de vez en cuando.

—Ya, eso es cierto… Todos lloramos alguna vez.

—Sí, todos lo hacemos, no debes avergonzarte de ello. Quizá, si me cuentas qué es exactamente lo que te entristece tanto, consigas descargar parte del dolor.

Después de lo atenta que se había mostrado al verme llorar, lo menos que podía hacer era explicarle qué me ocurría. Necesitaba contárselo, a ver si de esa forma desaparecía el nudo de mi estómago.

—Estaba escuchando música y una canción me ha traído un recuerdo triste — comencé a explicarle con la voz más calmada—. Teníamos un perro que se llamaba Prince. Era ya muy mayor y tenía una enfermedad terminal, a

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Comments

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SharnLovesTaeNy
#1
Hello! I'm interested in your story but I can't understand it.. Can I have an english version of this? Thank you!
Skyth06
#2
Chapter 43: Es fantástico
nahlot
#3
Chapter 43: Wow, lo leí de principio a fin en unas horas y puedo decir que me gustó mucho, gracias por subir esta adaptación.
roguecr #4
Chapter 43: Esta hermoso . Lo empece a leer y ya no pude parar hasta terminarlo. Me encanto . Gracias por subirlo
Aapark #5
Amazing
Elizabeth14 #6
Chapter 14: Sgjjdjlsdhl sube otro cap por favor
KazKaz18 #7
Chapter 14: 15 y 16?
Skyth06
#8
Chapter 14: Siempre lo dejas en la mejor parte
Pink_gangstah #9
Chapter 12: Que triste D: ya quiero leer que sigue <|3
Skyth06
#10
Chapter 12: Quedó buenísimo uno más xfaa