Tesoros V

La canción número 7 (Adaptación Taeny)
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Taeyeon:

Cuando desperté por la mañana Tiffany no estaba en la cama. Me había dejado una nota avisándome de que había bajado a la playa hacía ya más de una hora. Era extraño volver a estar allí, en esa casa donde había pasado tantos veranos con mis padres y con mi abuela. Aquellas viejas paredes encaladas encerraban muchos recuerdos, quizá más de los que a mí me gustaría. No había vuelto desde su muerte. Si me había atrevido a hacerlo en esta ocasión era porque Tiffany venía conmigo, por lo que no estaría sola ante el pasado. Su compañía me distraería y no permitiría que mis fantasmas me acecharan constantemente.

Pero en aquel preciso momento, en el que regresaba de la cocina con una taza de café en mis manos, ella me había dejado a solas para ir a la playa y la casa parecía desafiarme, obligándome a recordar. Me detuve delante de la habitación que durante tantos años había ocupado cada verano. La puerta estaba cerrada. Al poner la mano en el picaporte, sentí una sacudida dentro de mí; estaba a punto de abrir un hueco a mi pasado. La puerta se abrió emitiendo un agudo chirrido, ya que probablemente nadie había entrado allí en mucho tiempo.

Tan sólo Hyubin lo habría hecho de cuando en cuando para airear la estancia y evitar que la humedad se hiciera con ella. La habitación estaba muy oscura, así que encendí la vieja lámpara del techo.

Todo seguía igual. Exactamente igual que la última vez que había estado allí.

Dejé la taza de café sobre la cómoda y me agaché para mirar bajo la cama. Allí estaba la vieja maleta donde solía esconder mis tesoros más preciados, incluyendo la guitarra que mi padre tanto detestaba. Tiré de ella y la deslicé hasta mí. Cuando me disponía a abrirla, un recuerdo enterrado salió de su tumba.

Yo debía de tener apenas diez años y me encontraba en aquella misma posición, a punto de abrir la maleta, cuando escuché unos fuertes pasos que se acercaban por el pasillo.

Temiendo que fuera mi padre y descubriera mi secreto, no lo dudé: metí la maleta bajo la cama, escondiéndome yo también. Estirada por completo para poder caber en aquel estrecho espacio, sentía el frío suelo de cerámica en mi mejilla. El corazón me latía muy rápido, aterrorizada porque mi padre me descubriera. Él no quería que jugara demasiado en vacaciones. Estaba obsesionado con que mi deber era seguir estudiando, sin importar que hubiera aprobado todas las asignaturas en junio con excelentes calificaciones. Era un obseso de la disciplina y el sacrificio, y estaba decidido a inculcarme esos hábitos.

Los pasos se escuchaban cada vez más cerca, hasta que pude ver sus mocasines adentrándose amenazadores en el dormitorio.

— ¿Taeyeon? —llamó con su intimidante voz, mientras yo tiritaba de miedo bajo la cama.

El sonido de los tacones de mi madre fue lo siguiente que escuché.

— ¿Sabes dónde está Taeyeon? —le preguntó él malhumorado.

—La última vez que la vi estaba jugando en el jardín —respondió ella con mucha calma, como si no le afectara lo más mínimo el tono autoritario de mi padre.

—Debería estar ya aquí, haciendo sus tareas.

—Está jugando, que es precisamente lo que le corresponde a su edad.

—Hyesun, la estás mal criando —le avisó él con suficiencia—. Y contradiciéndome constantemente lo único que consigues es confundirla. Tiene que saber quién tiene aquí la autoridad.

Una sarcástica carcajada surgió de la garganta de mi madre. Una risotada llena de hastío y amargura.

—No sabía que fueras un general del ejército —se mofó ella—. Creí haberme casado con un abogado...

—Hyesun... —la amonestó él como si ella también fuera una niña—. No empieces con tus sarcasmos, no estoy de humor...

—Yo tampoco estoy de humor para que empieces a repetir una y otra vez lo mal que educo a Taeyeon. ¡Por Dios, deja ya de cuestionarme!

—Creo que tengo derecho a opinar, ¿no? —bramó él.

—No, no lo tienes. Ya sabes cuál fue nuestro trato, así que no quieras controlar la situación más de lo que debes.

—Has vuelto a hablar con él, ¿verdad? —le recriminó la voz de mi padre.

—Eso a ti no te importa.

—Sí, si me importa, porque cada vez que lo haces me tratas de esta forma. Y no estoy dispuesto a consentir que me conviertas en un cero a la izquierda. Yo sé lo que es bueno para la chica y tú no me dejas educarla como es debido.

—Mira, me voy. No tengo ganas de seguir discutiendo —suspiró ella—. Ya seguiremos hablando en otro momento. Voy a ir con mi madre al mercado del pueblo.

Los tacones de mi madre se alejaron y unos segundos después él también se marchó. No me habían descubierto, pero sus palabras me habían dejado muy confusa. No me gustaba que discutieran y no entendía de quién hablaban.

Al entrar en aquella habitación, al respirar aquel familiar olor, había recordado de repente y con absoluta nitidez aquel episodio de mi infancia. Recordé el miedo que él me infundía y lo cariñosa que era ella, siempre contrarrestando la frialdad de mi padre. De pronto me sentí de nuevo como aquella chiquilla asustada que dudaba si salir de su escondite o, por el contrario, seguir soportando la dureza de aquel suelo para no ser descubierta. Me había pasado mi infancia tratando de ocultarle a mi padre quién era yo realmente, guiada siempre por ese miedo a defraudarlo.

Abrí la maleta con manos temblorosas. Allí estaban todos esos juguetes polvorientos que tanto me había esforzado en esconder cuando era una niña. Cogí el balón de fútbol con mis manos y sentí una lágrima resbalando por mi mejilla. Siempre había jugado a solas; mi padre nunca compartió conmigo aquel deporte porque según él, ese no era deporte para señoritas. Éramos tan sólo yo y la improvisada portería entre dos árboles del jardín. En aquel momento me sentí sola, tanto que la rabia se apoderó de mí y lancé con fuerza aquel balón contra la pared del dormitorio mientras sentía cómo la herida volvía abrirse. Me había creído a salvo de una vez por todas de aquellos dolorosos recuerdos, pero aquella casa me estaba demostrando que no lo estaba en absoluto.

Seguramente mis padres no habían sido el matrimonio perfecto. Mi padre había sido un hombre complicado y demasiado exigente. Pero nada de eso importaba ya. Lo único que alcanzaba a comprender era lo mucho que todavía los echaba de menos. Jamás tendría la oportunidad de sentarme a hablar con él para tratar de entender qué era lo que nos hacía tan distintos, y de qué forma podíamos derrumbar aquel muro que siempre nos había separado.

Tiffany:

Regresé a la casa para buscar a Taeyeon. No me podía creer que siguiera durmiendo. Eran ya más de las doce, así que tenía la firme intención de despertarla.

Pero no fue necesario hacerlo. Cuando subí al piso superior, la encontré en una de las habitaciones, sentada sobre el suelo y con la espalda apoyada en la pared. Su mirada se perdía en algún punto infinito, sin mirar realmente a nada en concreto.

—Taeyeon... —susurré, mientras caminaba sigilosa hacia ella.

Su mirada continuó perdida por unos instantes y luego me miró. Sus ojos estaban apagados, consumidos por una profunda tristeza. No me costó imaginar qué era lo que sucedía.

— ¿Demasiados recuerdos? —pregunté, sentándome a su lado.

—Sí..., demasiados.

— ¿Quieres hablar de ello?

—No, hablar de ello sólo los desenterraría aún más.

—O te liberaría...

—Tiffany, en serio, prefiero no hablar. No quiero arruinar el tiempo que tenemos para nosotras.

—Como quieras. Pero si no dejas que salgan a la luz quizá no seas capaz de disfrutar del resto de los días que nos quedan. Se van a quedar encerrados de nuevo, y volverán a perseguirte.

—No, no lo harán —dijo recuperando la energía en su voz—. No pienso permitirlo. ¿Por qué no nos vamos a comer a una playa que hay cerca de aquí? Ya verás, ¡te va a encantar!

No insistí más, era evidente que no estaba dispuesta a seguir hablando de aquello.

Taeyeon no reaccionaba bien bajo presión, así que decidí dejar que lidiara con su pasado a su manera. Me habría gustado que se desahogara, pero sabía que no podía forzarla.

Cuando llegamos a aquella playa su humor cambió de inmediato. almorzamos en un pequeño local de comida de mar en frente de la hermosa playa aguamarina, esto era el paraíso. Dormimos abrazadas bajo una sombrilla una larga siesta en la playa. Cuando nos despertamos eran ya pasadas las seis de la tarde y una tormenta se avecinaba tras el caluroso día. Corrimos al coche, llegando justo a tiempo para que la lluvia no nos mojara.

Nos dirigimos a un supermercado del pueblo. No teníamos nada en la nevera excepto el café, la leche y el pan que Hyubin (la señora que se ocupaba de mantener en orden la propiedad) nos había dejado amablemente para que pudiéramos desayunar. Hicimos la compra sin prisa, eligiendo entre los dos los víveres para aquella semana en la que nos refugiaríamos en aquel paraíso. Era inusual tener una semana por delante para estar las dos solas, jugando a ser unas recién casadas en su luna de miel. Deambular juntas por los pasillos de aquel establecimiento se me antojó como una actividad extraordinaria.

Regresamos a la casa cargadas con bolsas llenas de deliciosos caprichos, refrescos y diferentes clases de vinos. Preferimos preparar la cena y disfrutar de nuestra soledad que volver a salir. En Yeongjong rara vez disponíamos de la casa para nosotras solas y esa noche nos apetecía disfrutar de nuestra intimidad. Ya teníamos que recurrir demasiado a menudo a los restaurantes de nuestro pueblo para escaparnos de mis padres.

Afuera continuaba lloviendo y había refrescado considerablemente. La casa, antigua y rústica, no tenía calefacción. Mientras yo preparaba una ensalada y cortaba una selección de quesos y patés, Taeyeon fue al garaje a por algo de leña para encender la gran chimenea del salón. El fuego no tardó en comenzar a calentar la estancia.

Encendimos varias velas y nos sentamos en la mesa contemplando la oscuridad del mar, tan sólo iluminado por una tímida luna que se escondía tras las nubes.

Taeyeon descorchó una de las botellas de vino y antes de comenzar a cenar propuso un brindis.

—Por nuestro refugio —dijo alzando su copa—. Que esta sea la primera de m

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Comments

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SharnLovesTaeNy
#1
Hello! I'm interested in your story but I can't understand it.. Can I have an english version of this? Thank you!
Skyth06
#2
Chapter 43: Es fantástico
nahlot
#3
Chapter 43: Wow, lo leí de principio a fin en unas horas y puedo decir que me gustó mucho, gracias por subir esta adaptación.
roguecr #4
Chapter 43: Esta hermoso . Lo empece a leer y ya no pude parar hasta terminarlo. Me encanto . Gracias por subirlo
Aapark #5
Amazing
Elizabeth14 #6
Chapter 14: Sgjjdjlsdhl sube otro cap por favor
KazKaz18 #7
Chapter 14: 15 y 16?
Skyth06
#8
Chapter 14: Siempre lo dejas en la mejor parte
Pink_gangstah #9
Chapter 12: Que triste D: ya quiero leer que sigue <|3
Skyth06
#10
Chapter 12: Quedó buenísimo uno más xfaa