Sorpresas II

La canción número 7 (Adaptación Taeny)
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Tiffany:

Desperté entrada la tarde, abriendo los ojos poco a poco para habituarme a la brillante luz que se colaba por la ventana de mi dormitorio. Me desperecé lentamente, volviendo de nuevo a la realidad.

¿Seguiría ella en casa?... Aún me costaba creer que hubiera aparecido de pronto al otro lado de mi puerta.

Me incorporé bostezando y salí de la cama, apoyando mi pie derecho con precaución por si la herida todavía me impedía sostenerme. Al parecer, los cuidados de Taeyeon habían surgido efecto, pues aunque me dolía, pude caminar hacia la cocina sin grandes dificultades. El piso se hallaba en silencio, lo que me hizo sospechar que volvía a estar sola. La puerta de la habitación de Nico estaba abierta y, al asomarme, descubrí que la cama estaba intacta, con los cojines colocados exactamente igual que cuando ella se había ido el día anterior.

¿Cuándo se habría marchado Taeyeon?... No parecía haber dormido en aquel espacioso dormitorio, así que di por hecho que después de rechazarle ella había colgado su bolsa de viaje al hombro y se había ido sigilosamente. A pesar de mi fría actitud de la noche anterior, me apenó que así fuera.

No le había dado ni la más mínima oportunidad de explicarse y me sentí culpable por haber sido tan estúpida con ella. Pero quizás era mejor así.

Me preparé un café y regresé con la taza a mi cuarto. Acomodé los almohadones sobre el cabecero y me senté para disfrutar de la cafeína mientras fumaba un cigarro. Había dormido durante toda la mañana y no sabía exactamente qué hora era. Me giré para comprobarlo, buscando el despertador en mi mesita. Fue entonces cuando me percaté de que la pila de folios impresos, en los que describía mis recuerdos desde la tarde en que Taeyeon llegó a la estación de Yeongjong, se encontraba colocada justo detrás del reloj. No recordaba haberlos puesto allí... Es más, juraría que los había dejado en la mesa del comedor. Alargué la mano para cogerlos. Algo que había tras ellos, cayó al suelo. Lo busqué con la mirada hasta que el resplandor de la luz sobre el metal me ayudó a descubrirlo. Reconocí de inmediato la ancha silueta del brazalete y me levanté para recogerlo. Al percibir su frío contacto en mis manos, recordé la emoción que había sentido la primera vez que lo había llevado en mi muñeca. Así que Taeyeon lo había dejado allí antes de marcharse... Entonces lo comprendí: mi relato no había llegado a la mesita por arte de magia. Ella lo había dejado allí junto con el brazalete. No cabía duda ninguna que habría leído su contenido, descubriendo así todo lo que yo había experimentado desde que la había conocido.

De pronto me sentí desnuda, expuesta por completo; ahora conocía cada uno de mis rincones. Había descubierto mis anhelos más íntimos y mis miedos más profundos, lo que me dejaba absolutamente indefensa. ¿Qué derecho tenía para adentrarse de aquella forma en mis más sinceros pensamientos? ¿Es que acaso no era capaz de respetar algo privado y personal?

Nadie le había dado permiso para leer el contenido de aquellas páginas. Aun así, había tenido el descaro de hacerlo, por lo que ahora me conocía mejor de lo que yo le habría permitido jamás.

Me acerqué a la mesita y, cogiendo la pila de folios, me senté de nuevo en la cama. Al pasar la primera página, descubrí una hoja escrita con su desordenada letra:

''Antes de enfadarte conmigo, déjame hablar. Yo también tengo mucho que decir. ''

¡Joder!... ¿Por qué me conocía tan bien?

Con un profundo suspiro, decidí olvidar mi enojo. Comencé a leer lo que ella había dejado escrito de su puño y letra en la siguiente página:

''El espejo retrovisor de mi coche reflejaba la lejana silueta de los edificios de Seúl. Sumida en aquel desesperante y monumental atasco de la A-6...''

Se trataba de apenas una hoja, en la que describía su estado de ánimo al dirigirse hacia la estación de Yeongjong el día que se mudaba con nosotros. No había nada más, tan sólo una frase al final de la página en la que me decía:

''Necesito tiempo para explicarte mi versión de la historia. ¿Podrás concedérmelo?''

Pasé todo el fin de semana sumida en una gran impaciencia. Taeyeon había desaparecido dejando su historia incompleta y me moría por seguir leyendo. Había conseguido dejarme sedienta de sus palabras, pero no sabía dónde estaba y tenía que conformarme con esperar a que ella decidiera dejarme leer el resto de su relato. No le había dado ni la más mínima oportunidad de explicarse la noche que venía dispuesta a ello, y ahora me veía sometida a una agónica espera. Pero no la podía culpar; no le había dejado otra opción. Y ahora era yo la que me moría por descubrir todo lo que ella tenía que decirme. Desde luego, con aquel misterioso juego había conseguido captar toda mi atención.

El lunes llegó como un bálsamo. Después de haber pasado las últimas cuarenta y ocho horas expectante y nerviosa, me alegré de tener algo en lo que ocupar mi mente.

Lena me recogió a la hora de costumbre para dirigirnos en su coche al rancho. Pasamos la mañana con los niños y luego dimos uno de nuestros largos paseos a caballo. Por la tarde, cuando regresábamos de vuelta a la ciudad, me sentí algo más relajada. Había conseguido olvidarme de Taeyeon durante unas horas, lo que era de agradecer, pues había pasado todo el fin de semana pensando en ella. Cuando entré en el piso, Nicoleta estaba por allí danzando, visiblemente alegre tras haber pasado un fabuloso fin de semana con su chica.

—Hola Tiffany —me saludó de muy buen humor.

—Hola Nico.

—Creo que tengo algo que te va a interesar... —dijo enigmática.

— ¿Ah sí?...

— ¡Sí! —respondió excitada, tendiéndome un sobre de UPS—. Esto ha llegado hace un rato a tu nombre.

La noche anterior le había contado todo lo sucedido, así que ella estaba al corriente del extraño capítulo que se había añadido a mi vida.

— ¿Es de Taeyeon? —pregunté nerviosa.

—Sí, eso parece —respondió, mirando el nombre del remitente.

Le arrebaté el sobre de las manos, sintiendo cómo cada centímetro de mi cuerpo temblaba de emoción. Me hice con una lata de Coca-Cola Light y me encerré en mi dormitorio dispuesta a leer el contenido de aquel esperado sobre. Me fijé en los datos del remitente.

Solamente decía su nombre. No indicaba ninguna dirección, así que no pude descifrar si Taeyeon seguía en la ciudad o, por el contrario, me enviaba aquel paquete desde Korea.

La primera página, escrita a mano, tan sólo decía:

''Espero no haberte matado de curiosidad, pero necesitaba algo de tiempo para escribir. Aquí tienes una copia de lo que he podido reunir en estos dos días. Prometo seguir escribiendo, así que tómatelo como una entrega por párrafos. ''

Aquella introducción me hizo reír, lo que era una reacción muy agradable después de lo nerviosa e impaciente que me había sentido desde el sábado. Pasé la página y me dispuse a leer el relato impreso que Taeyeon me enviaba. En aquella primera entrega explicaba sus sentimientos al llegar a nuestra casa. Hablaba de la extraña relación que siempre tuvo con sus padres, de su amor por Heesun, de sus frustraciones y del reto que suponía volver a estudiar.

También describía la ilusión que sentía por volver a tocar en un grupo y, lo que más me emocionó, hablaba largo y tendido sobre los antagónicos sentimientos que yo le había provocado en un principio. Descubrí que yo no había sido la única que había mantenido una singular batalla consigo misma tratando de descifrar a mi nueva compañera de casa.

Al terminar de leer aquellas páginas, me quedé con ganas de seguir descubriéndola a través de sus palabras. No sabía cuándo llegaría el siguiente sobre, y no me veía capaz de esperar de nuevo varios días hasta poder continuar leyendo su versión de lo acontecido en nuestras vidas en el último año.

Por suerte, no tuve que esperar mucho. Dos días más tarde llegó otro sobre de UPS. En cuanto le cerré la puerta al mensajero, me atrincheré en mi habitación para ponerme a leer de inmediato. En esta ocasión no había ningún mensaje previo, era una continuación directa a la última página que había leído el lunes. Fue así, como día tras día, iban llegando estos sobres, y yo iba descubriendo a una Taeyeon aún más maravillosa de la que ya conocía. Aquellas páginas me ayudaban a comprender mejor quién era ella en realidad y qué había sentido durante aquellos meses. Era muy emocionante leer lo que decía de mí, cómo pasó de detestarme a sentir una imperante curiosidad que terminó desembocando en unos intensos sentimientos. Me gustaba cómo me describía y qué cosas de mi personalidad le llamaban la atención. Y sobre todo, disfruté como una niña cuando leí el momento en que me comparaba con aquella guapísima compañera suya de la universidad. La pasada Noche de fin de año, yo había estado torturándome mientras ellas hablaban, creyendo que yo era tan sólo un pobre mosquito más en la pista, cuando en realidad ella no me había quitado el ojo de encima mientras yo bailaba... ¡Qué subidón!

Resultó más duro leer la parte en la que hablaba de lo que revivió en aquella habitación de la casa de Busan. Y de cómo a partir de ese instante sus fantasmas habían resurgido, atormentándola con mi distanciamiento. Al verlo desde su punto de vista, me di cuenta de que había sido muy duro para ella no poder llegar hasta mí, creyendo que yo ya no deseaba estar a su lado y sintiendo que una vez más la soledad la perseguía. Además, cuando se dio cuenta de que Heesun se le escapaba, yo no había estado allí para apoyarla. Me había visto inmersa en el remolino de aquel secreto, huyendo de ella por miedo a que descubriera lo que le ocultaba, dejándole sola con todas aquellas dudas. Sin saberlo, yo la había empujado de forma indirecta a que volviera a caer en el abismo, sacando lo peor de sí misma e hiriéndonos a ambas.

Al leer sus palabras, comprendí mejor lo vulnerable que la había dejado la marcha de su abuela. Se había encontrado indefensa ante un secreto para el cual no se encontraba preparada, pues todavía estaba luchando con uñas y dientes para enderezar su vida. Y yo la había presionado para que aceptara sin reproches a Jaejoong, quien al fin y al cabo era un desconocido que, además, en su momento también la había abandonado. Obsesionada con cumplir la promesa que le había hecho a Heesun, me había empeñado en empujarla demasiado pronto a hacer frente a una verdad que podía con ella. Pero finalmente, y contra todo pronóstico, lo había logrado sin mí. Había encarado su peor fantasma y lo había derrotado. Me sentí muy orgullosa al leer sobre cómo se había enfrentado a su adicción y el enorme esfuerzo que había hecho por estudiar, a pesar de la soledad en la que se había zambullido. Taeyeon, como yo, había aprovechado el cara a cara consigo misma para reflexionar con valentía sobre quién quería ser a partir de entonces. Cada una, a nuestra manera y a miles de kilómetros de distancia, habíamos encontrado una forma parecida de nadar hacia la superficie. No podía haber sido de otra forma; necesitábamos separarnos para purificarnos por dentro y descubrir quiénes éramos en realidad.

Tan sólo así podríamos tener una segunda oportunidad real y sincera.

Me emocionó comprobar cómo por fin había dado el paso para acercarse a su verdadero padre. Con lágrimas en los ojos, leí el último capítulo de su largo relato. Mientras leía la descripción de cómo se había desarrollado la primera conversación entre ambos, me entristeció no haber podido ser testigo de su acercamiento. Me habría gustado estar allí esa noche para poder abrazarla de su vuelta de casa de Jaejoong. La habría esperado pacientemente en nuestra sala de estar para así compartir con ella ese momento por el que habíamos sacrificado tantas cosas a lo largo del camino. Pero lo importante es que ellos habían hablado y ahora se encontraban a las puertas de poder construir el comienzo de un vínculo extremadamente importante. Ambos se necesitaban; eran dos seres solitarios que compartían la pérdida de una mujer muy especial que, con su marcha, les había dejado a ambos la promesa pendiente de aprender a quererse.

Ya no llegaron más sobres.

Pasaban los días y Taeyeon no daba señales de vida, por lo que mi impaciencia se convertía en un auténtico tormento. Tras haber leído su versión de la historia, ya no tenía ganas de alejarla de mi lado, tan sólo quería besarla y sentirla muy cerca. Por mucho que me hubiera herido, ahora conocía los motivos que le habían empujado a comportarse de una forma tan irracional. Sus fantasmas le habían nublado la mente, pero ella se había esforzado para alejarlos para siempre de su lado. Mi temor a que sus demonios pudieran volver a herirme habían desaparecido. A juzgar por lo que relataba en aquellas páginas que ahora se apilaban en mi dormitorio junto a las mías, ambas habíamos logrado hallar una serenidad que evitaría que volviéramos a caer en los mismos errores.

Mientras esperaba a tener noticias suyas, llevaba de nuevo el brazalete de plata en mi muñeca. Volvía a pertenecerme y no quería separarme ni un segundo de ella, pues al sentirlo sobre mi piel tenía la sensación de que Taeyeon me acompañaba a dondequiera que yo fuera.

¿Y si había regresado a Korea?...

Aunque en tan sólo una semana yo también volvería a Yeongjong, esperar hasta entonces para verla me parecía una auténtica tortura. Unos días atrás la había tenido aquí mismo, sentada en mi sofá, y ahora que estaba preparada para hablar con ella, Taeyeon se había esfumado y no tenía la menor idea de cómo encontrarla.

Traté de refugiarme en las actividades del rancho para de esa forma apaciguar mi impaciencia. No obstante, cada tarde regresaba a casa con la esperanza de encontrarla esperándome en el portal. Pero ella nunca estaba, y mi corazoncito cada vez se ponía más nervioso. Nicoleta apostaba a que Taeyeon no estaba lejos y que sólo estaba aguardando al momento oportuno para aparecer, ¡pero para mí ese momento ya había llegado hace días!

¿Cómo podía darme toda esa valiosa información, una información que lo cambiaba todo, y seguir desaparecida? Si su estrategia era matarme de impaciencia, lo estaba consiguiendo con creces. Escribí a mi madre, a Jessica y a Jaejoong en busca de una respuesta. Pero ninguno de los tres quiso decirme nada. Ninguno me aclaro si Taeyeon había regresado; aquello comenzaba a oler a un complot general para sacarme de mis casillas.

El último día en el rancho fue muy emotivo. Me sentía triste porque aquella maravillosa experiencia llegara a su fin. Habían sido dos meses muy especiales, en los que fue un placer ver a Debbie y al resto de los niños mejorar día a día. Ahora, gracias a la terapia, estaban más preparados para enfrentarse a la vida. Habían aprendido que mediante el esfuerzo y la ilusión podían conseguir sus metas, por muy difíciles que pudieran parecerles en un principio. La satisfacción por haber contribuido a que fueran un poquito más felices me llenó de júbilo.

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Comments

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SharnLovesTaeNy
#1
Hello! I'm interested in your story but I can't understand it.. Can I have an english version of this? Thank you!
Skyth06
#2
Chapter 43: Es fantástico
nahlot
#3
Chapter 43: Wow, lo leí de principio a fin en unas horas y puedo decir que me gustó mucho, gracias por subir esta adaptación.
roguecr #4
Chapter 43: Esta hermoso . Lo empece a leer y ya no pude parar hasta terminarlo. Me encanto . Gracias por subirlo
Aapark #5
Amazing
Elizabeth14 #6
Chapter 14: Sgjjdjlsdhl sube otro cap por favor
KazKaz18 #7
Chapter 14: 15 y 16?
Skyth06
#8
Chapter 14: Siempre lo dejas en la mejor parte
Pink_gangstah #9
Chapter 12: Que triste D: ya quiero leer que sigue <|3
Skyth06
#10
Chapter 12: Quedó buenísimo uno más xfaa