CAPÍTULO ESPECIAL

GREED (TaeNy Ver.)
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POV STEPHANIE KIM

 

 

 

—Hola nena —me dijo.

Incluso después de todos estos años, al segundo que escuché su voz, incluso después de sólo unas horas de ausencia, envió mi estómago a mi garganta. La adrenalina corrió por mis venas haciéndome sentir eufórica. Los Beatles cantaban Blackbird por todo su estudio en la Villa. Uno de mis favoritos.

Hacía un poco de calor así que su ventana estaba abierta y la ligera brisa que se desplazaba por su pequeño jardín en el balcón forjado de barras de hierro traía la esencia de miel seleccionada de los magníficos olores del perfume de la Dulce Alyssum por toda la habitación. Las había plantado en macetas y las puse en el alféizar porque ella me dejó hacerlo. Me dejó hacer lo que quisiera cuando quisiera. Una vez le pregunté el por qué estaba siempre tan complaciente.

—Te amo, Steph — explicó sencillamente.

La habitación estaba tenue excepto por una cálida lámpara que iluminaba su cabello mientras leía. Sentada en su sofá. Aquel mismo que desde que lo compró y una vez que saltó en los cojines sin dejar de hundirse dijo:

—Le di al blanco. —Ella estaba saboreando positivamente cada segundo de su existencia.

Yacía lánguidamente en un par de pantaloncillos cortos, blancos de chándal y su camiseta gris de Brown prácticamente raída. Nunca usaba calcetines porque odiaba la sensación de ellos sin zapatos. Sus pies descalzos estaban cruzados en los tobillos sobre su mesita de café la cual estaba hecha de metal.

Dejó de leer lo suficiente como para juguetear una sonrisa ladeada y devastadora.

—Ven aquí —ordenó y tiré mis maletas al suelo sin vacilar.

Me acerqué a ella tranquilamente, luchando por no correr como siempre lo hacía cuando la veía.

Cuando estuve lo suficientemente cerca, cerró su libro con un golpe definitivo y lo tiró sobre la mesa. Movió su cuerpo de modo que sus piernas se extendían por todo el asiento del sofá. Se inclinó hacia adelante y envolvió sus brazos a mí alrededor, lazándome a su lado y quedándome trabada entre su cuerpo y los cojines en la parte trasera.

Respiró en mi nuca.

—Te extrañé hoy. —Su voz suave raspó contra mi piel, dejándome la piel de gallina a su paso. En reacción, mis ojos se cerraron fuertemente y mi respiración se hizo superficial.

—Yo… yo, también —dije con palabras entrecortadas.

—¿De verdad? —se burló juguetonamente, besando mi oreja y ahogándome en la sensación. Mi boca se abrió pero nada salió. Su efecto sobre mí fue como nada de lo que jamás haya experimentado antes.

Agarró el marco plástico oscuro de sus gafas y luego lo colocó en la parte delantera del sofá. Su otro brazo apretó fuertemente alrededor de mis hombros y recuerdo desearla tanto que podría haber estudiado la suave definición de los músculos de su antebrazo pero no me atreví a renunciar a ser abrazada por ellos. Besó mi coronilla luego bajó por un lado de mi rostro hasta que llegó a mis oídos, gruñendo graciosamente, haciéndome reír.

—Dios —susurró apenas, recorriendo suavemente sus labios contra mi garganta—. Hueles tan bien, Steph.

Dejó caer sus gafas al suelo y llevó ambas manos a los lados de mi cuello, poniéndome enfrente de ella. Sonrió antes de recorrer sus manos a lo largo de mi pelo.

—Se está haciendo muy largo — dijo.

—Soy muy perezosa para cortarlo y estoy muy cansada —le expliqué con una sonrisa.

Su sonrisa cayó cuando se dio cuenta de la mía. Se distrajo. La distraje. Me mordí el labio inferior.

—Steph — dijo, mirando mi boca.

—Lo siento —dije soltando mi labio inferior, no sintiéndola en lo más mínimo.

—Puedo... —comenzó calmadamente, estudiando mi rostro. Tenía mi pelo enroscado en sus dedos mientras que tiernamente besaba cada centímetro cuadrado de la piel de mi rostro, haciéndome suspirar fuertemente. Terminó su exploración con un beso contra mi boca antes de inexplicablemente atraerme con firmeza contra su cuerpo y besar la parte superior de mi cabeza con un frustrado gemido.

Sin ninguna petición, abrió el cajón de la mesita de café y me entregó el bloc y los lápices que guardaba allí, colocó sus adorables gafas de regreso en su rostro y una vez más recuperó su libro, estrechándome cerca de ella antes de abrir la última página con la esquina doblada por el uso.

Puse mi bloc en su abdomen y comencé a dibujar, trabajando en la escultura que había planeado crear para mi última pieza para el show que se avecinaba. Después de media hora, había terminado con el sombreado, me cansé, y puse mi lápiz encima del bloc. Éste rodó adelante y atrás, adelante y atrás con cada balanceo que daba y finalmente se deslizó al suelo después de que tomara un gran impulso.

Alcé la mirada hacia ella, implorándole silenciosamente que lo recuperara para mí.

Puso su libro sobre su pecho y se asomó desde la parte superior de sus gafas.

—¿Qué?

—¿Podrías? —le dije, gesticulando hacia el lápiz y mordiendo mi labio inferior otra vez por si acaso.

Abrió su boca brevemente con una sonrisa coqueta pero cayó muy fácilmente y en vez de la amonestación juguetona que generalmente obtenía, sólo me miró, tragando con fuerza.

Fruncí mis cejas.

—¿Estás bien?

Ella tragó audiblemente, sus respiraciones superficiales y asintió su respuesta. Extendió su mano hacia abajo y levantó el lápiz pero en lugar de dármelo, lo apretó en la palma de su mano. Por un breve momento estabilizó el lápiz en su mano, luego lo llevó al bloc de papel que descansaba en mi mano izquierda esperándole.

Sus ojos se cerraron en los míos brevemente, su mandíbula se apretó, antes de observar a la punta del lápiz descansando en el papel. Lo levantó y comenzó a trazar lentamente mi mano izquierda.

—Me encanta esta mano — me dijo, sus ojos estaban siguiendo su trabajo.

—¿Por qué? —pregunté, curiosa.

—Es muy bonita, ese es el por qué pero sobre todo porque crea tanto placer para mí. Esta mano —dijo, rodeando a propósito de forma dolorosa mi dedo índice—, crea vida. Esculpe el arte que define un mundo que quiero vivir, acaricia mi pelo, mi piel —dijo, deteniendo el lápiz y mirándome fijamente a los ojos—. Envía escalofríos por mi columna vertebral, esta mano —dijo seriamente antes de regresar al bloc de dibujo, redondeó entonces mi dedo medio—. Esta mano representa mucho para mí. Esta mano será el medio para una felicidad increíble, Steph.

—¿Cómo es eso? —pregunté, mirando a sus inimaginable ojos claros.

—Porque sí — dijo, deslizando la punta por el lado de mi mano para encontrar mi muñeca.

Luego dejó de dibujar de contorno de mi mano y levantó el lápiz, entrelazando los dedos de su mano libre con la mía y atrayéndola contra su pecho. Bajó el lápiz y nunca tan a la ligera dibujó una sombreada franja recta en el dedo anular de la mano recién esbozada.

—¿Por favor? —preguntó simplemente.

Jadeé y tragué con fuerza. Mi pecho se sintió pesado y las lágrimas se deslizaron pero eran de felicidad. Miré a su dulce rostro, vi a sus ojos bailar mientras esperaba mi respuesta, bebiéndome su sonrisa ladeada, memoricé el contorno de sus labios y mientras la canción llegaba a su fin, tomé el lápiz de su mano y copié la última línea de Blackbird como mi respuesta.

 

Sólo estaba esperando este momento para alzar el vuelo.

 

¨¨

 

Seis meses después...

—Respira —me dije, cerrando los ojos fuertemente—. Hagas lo que hagas —ordené, antes de tomar una respiración muy profunda—, no llores.

Mis ojos se abrieron de repente justo cuando Blackbird comenzaba a sonar y las puertas dobles se abrían, revelando el impresionante piso antiguo de piedra gris y las vigas de madera de cientos años.

Tal vez se pueda llorar un poquito.

Sentí unas manos fuertes tomar mi brazo y pasar mi mano a través del suyo.

—¿Estás lista, pequeña? —preguntó.

Miré a mi abuelo. Lo admiraba, lo quería como a un padre y sabía sin lugar a dudas que lo recordaría en ese momento para siempre, justo así, siempre.

—Sí —susurré, apenas capaz de contener mis emociones.

Comenzamos a caminar y mis manos se sacudieron violentamente.

Palmeó dos veces mi mano en su brazo.

—No hay necesidad, Steph.

Le sonreí y asentí una vez, de repente hecha de acero solo por la mínima confirmación de él.

Sentí el peso de mi vestido de novia detrás de mí, las intensas miradas de nuestros seres queridos me reconfortó, me mitigó. Mi pecho se llenó de anticipación cuando moví mis ojos justo delante de mí. El calor de su intensa mirada me quemó y jadeé ligeramente al verla.

Cruzamos una mirada y tanto fue dicho cuando nuestros ojos se encontraron. La promesa de felicidad, amor, hijos, fuego, pasión. La promesa del para siempre. Mis ojos picaron por el éxtasis. No la merecía, pero sabía que el amor no era justo. Sabía que el amor discrimina y daba gracias por su parcialidad. El amor la eligió a ella para mí, me eligió a mí para ella. El amor fue el mejor de mis amigos.

La boca de Taeyeon se abrió un poco. Movió la cabeza de arriba a abajo incrédula y su mano fue a su corazón y se quedó allí. Ella me devastó. Comencé a tambalearme hacia adelante, a correr hacia ella, para alcanzarle, pero la mano de mi abuelo me mantuvo dónde estaba.

—Lo siento—susurré, volviendo a mi sitio.

—¿El qué? — preguntó, sus ojos se arrugaron con deleite.

Me volví hacia Taeyeon. Eres la única que veo. Eres la única que puedo ver, repetí una y otra vez.

El resto del camino

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Comments

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yoonalim__ #1
Chapter 11: El momento Taeny no existe.
yoonalim__ #2
Chapter 10: Oke
yoonalim__ #3
Chapter 9: Wow
yoonalim__ #4
Chapter 8: En realidad esta historia es muy complicada.
yoonalim__ #5
Chapter 7: Hacer lo
yoonalim__ #6
Chapter 6: interesante
yoonalim__ #7
Chapter 5: Ok
yoonalim__ #8
Chapter 4: hasta ahora sigo sin entender esta historia
yoonalim__ #9
Chapter 3: Taeyeon aquí como qué?
yoonalim__ #10
Chapter 2: no entiendo la historia