Mientras comprábamos, Stephanie me ayudó a encontrar un par de jeans decentes. Me negué a los Wranglers porque lucía ridícula. También encontró un par de camisas de cuadros y otras lisas, ropa interior, una chaqueta de cuero forrada de lana, que parecía bastante estándar entre las otras opciones, y dos pares de botas resistentes de trabajo. Me había dado cuenta de que la mayor parte de los trabajadores del rancho llevaban un pañuelo de bandana, en vez de otra cosa. Supuse que era por razones prácticas y le dije a Steph que me gustaría uno igual también pero los más femeninos que pudiese encontrar.

Ella vino con un par de sombreros de cowboy, pero no me atreví a usar ninguno. Los miré de manera cómica. Me probé uno y me sacudí un poco, tratando de aligerar el momento. Steph se rio y mi estómago se retorció. Me lo quité de inmediato, desesperada por conseguir su preciosa voz fuera de mi cabeza.

Me decidí por una gorra con una visera tejida de lana forrada en su lugar. Ella dijo que esas eran bastante comunes en todo el rancho, así que no resaltaría mucho ni nada, lo que agradecía. No quería destacar más de lo que hacía.

—¿Qué pasa con las chaparreras? —le pregunté.

Ella me miró, esperando una observación impertinente, pero mantuve una expresión estoica. Se aclaró la garganta.

—Tenemos un millón de pares en casa. Ellie los hace ella misma.

—¡No me digas! Ella es muy talentosa.

—En todo lo que hace.

Asentí con la cabeza.

—Voy a pagar por esto, entonces —dije, arrastrando el resto de las cosas hacia el frente.

Mientras pagaba, en efectivo, por supuesto, oí sonar el teléfono de Stephanie.

—¿Hola? —Su respiración se detuvo, haciendo que mi corazón se acelerara—. Está bien. Está bien. Claro.

Ella me llevó el teléfono.

—Es Ailee.

—¿Ailee? —le pregunté, nerviosa0— ¿Qué pasa?

—Amiga, tu papá está loco —comenzó.

—Mierda. ¿Qué pasó? —Mis pulmones desinflándose.

—Llegué a casa, ¿Correcto? Entro a la habitación y este chico raro con gafas pasadas de moda estaba sentado en mi escritorio como el puto dueño del lugar.

—¿Mi papá?

—No, idiota, ese gran hijo de puta que lucía tenebroso con putos guantes de cuero negros y la mierda. Como si estuviera a punto de lanzar mi trasero a la distancia o alguna mierda. En serio, eso fue intimidante.

Si no la hubiera visto en su último examen de ingeniería con mis propios ojos, nunca creería que Ailee tuviera dos células cerebrales que se rozaran entre sí.

—Bueno, ¿Has dicho algo? ¿Voy a tener que arrastrarme fuera de aquí con Mimí?

—No, no, amiga. ¡No lo vas a creer! Yo le dije que podía irse a la mierda. ¡Le dije que no tenía idea de dónde estabas!

Respiré un suspiro de alivio.

—Vas a tener un perfil bajo por un tiempo —le dije—. No vayas a muchos lugares si puedes evitarlo. Vive tu vida apaciblemente. No envíes una gran cantidad de paquetes aquí o llames mucho. Mi papá se dará cuenta de un aumento en el patrón.

—Me siento como la y chica de Black Widow y la mierda.

—Sí, Ailee, eso es exactamente a lo que me recuerdas. A Scarlett Johansson en Black Widow.

Ella se echó a reír.

—¿Cómo te adaptas? Steph es genial, ¿Verdad?

Miré hacia arriba y me di cuenta de que Stephanie estaba examinando los pasillos.

—¿Por qué no me dijiste Steph era una chica?

—Yo supuse que podrías saberlo por la forma en que hablaba de ella.

—¿Cómo? ¿Cómo hubiera sido capaz de saberlo? Sólo decías cosas como, “Steph puede enlazar un becerro como nadie” o “Steph puede escupir cinco metros” o “Steph le bajó los pantalones al mariscal de campo de la escuela y fue suspendido por una semana”. Eso no te conduce al comportamiento de una chica.

—En mi casa lo es —explicó.

—Podrías haberme advertido que era linda, sin embargo.

—Ella es una pequeña cosa popular. —Se rio—. Decidí sorprenderte con eso. —Las dos nos quedamos calladas—. Oh no, Taeyeon —intervino—, no puedes. Te lo ordeno, hermano. Mantente alejada de Stephanie. Ella es diferente a las chicas que perseguimos.

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