Capítulo 22

GREED (TaeNy Ver.)
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La tercera combinación de antibióticos terminó funcionando, pero no antes de que diecisiete terneros más murieran durante el transcurso de tres días, para gran desaliento del rancho. La carga de trabajo se triplicó durante la época de parto, y yo no podía creer lo cansada que estaba al final del día.

No es que eso me impidiera visitar a Steph cada noche para hablar y ver su trabajo.

No hablamos sobre nuestras expectativas o falta de ellas desde el día en la terraza. Ella sabía que estábamos jugando con fuego, y aunque no me hubiera importado quemarme, ella estaba tomando todas las precauciones para mantenerse separada de las llamas.

Cada vez que conseguía acercarme a ella, no tan sutilmente se alejaba de mí. Si Ethan estaba alrededor, estaba particularmente pegada a él, todo el rato mirándome.

Jonah, Ethan, Stephanie y yo compartimos una agenda y nos mantuvimos bastante inseparables. Muy a mi pesar, estaba empezando a gustarme Jonah y a respetarlo. Y para mi horror absoluto, Ethan me resultaba más tolerable.

Para ser honesta, me encontré con que él era una persona mucho mejor que yo, lo que me molestaba más allá de la creencia, incluso si era enteramente demasiado serio para alguien como Stephanie.

Dos semanas después del inicio de la temporada de parto, estábamos terminando nuestro viernes guardando los caballos y limpiando sus compartimentos, preparándolos para una noche de estancia. El tiempo se había vuelto amargo, y estaba agradecida de estar en el interior.

—Dios, estoy tan cansada que podría caerme y dormir aquí junto a Patches —le dije a Jonah.

Él se echó a reír.

—Eso está muy mal —dijo.

Hice una mueca.

—¿Qué vas a hacer?

Se apoyó en el mango del rastrillo.

—De vez en cuando durante la temporada de partos, la abuela nos obliga a salir del rancho por un par de horas. Esta noche es una de esas noches.

—¿Por qué? —le pregunté, extendiendo bolitas con mi rastrillo.

—Dice que no es normal que los jóvenes estén trabajado así sin por lo menos un poco de travesuras.

Esto me hizo reír porque sonaba exactamente como algo que Ellie solía decir.

—Bueno, ¿qué terminan haciendo todos cuando ella exige esto?

—Nos dirigimos hacia Kalispell mientras que las manos mayores ven los campos.

Me reí para mis adentros.

—¿Qué es lo que todos ustedes hacen para divertirse por aquí? ¿Conducen hasta la pista? ¿Visitan la tienda de malta? ¿Dividen un Eskimo Pie? —dije en mi mejor impresión de Kenickie.

N/A: Kenickie, personaje emblemático de la película “Grease”. Mejor amigo del protagonista.

—Nah, mucha nieve, y, a veces, si Rizzo tiene un par de cuartos.

Miré hacia él con incredulidad antes de darme cuenta de que estaba bromeando conmigo y él se echó a reír.

—Eres un idiota.

Sonreí.

—Muy bien, ¿así que digamos que voy contigo a la ciudad?

—Hay un pequeño bar parrillero en Main que nos gusta frecuentar. Es relajado y toca un par de canciones. Tienen una máquina de discos, a veces las chicas se levantan y bailan en el suelo cubierto de conchas de maní.

—¿Chicas? —le pregunté, mirando burlonamente a mi alrededor—. ¿Qué chicas?

Además de mi, Stephanie y Somin eran las únicas mujeres jóvenes en este rancho. Era un milagro que los chicos allí no tropezasen con ellos mismos para llegar a nosotras.

Probablemente ayudaba el que habían crecido con Steph y que Mimí tuviera su propio guardia personal en el linebacker que todos conocíamos como Jonah.

—Habrá chicas —dijo en voz baja, casi con miedo, lo que me dio ganas de echarme a reír—. Vienen de los pequeños pueblos cercanos. También, Kalispell tiene suficiente de ellas para andar por ahí. Hay muchos chicos también.

—Estoy convencida —bromeé, pensando de nuevo en LA.

—Bien —dijo.

—Bien —le contesté, pensando en Stephanie y sonriendo secretamente a mí misma.

Extendí los gránulos alrededor de mis pies otra vez, a pesar de que no era necesario. Me aclaré la garganta.

—Así que, uh, ¿Steph irá?

—Sí —dijo, pensando nada debido a mi pregunta y mi corazón dio un vuelco—. Ethan la lleva —terminó, y mi corazón se hundió a mis pies.

Puto corazón.

 

Cuando el día terminó, me fui al remolque y decidí tomar una pequeña siesta antes de que todos se reunieran para dirigirse a Kalispell. Me duché y me quedé dormida en una falta de definición por diez minutos. Habían pasado varias semanas desde que habíamos llegado al rancho, pero no parecía importar. Mis músculos se sentían como si fueran destrozados, curados con una noche de sueño, y luego brutalmente destrozados una vez más al día siguiente. Esto había ido en el día a día, semana tras semana, y estaba empezando a sentir los efectos del mismo.

Y sin embargo, aunque estaba más cansada de lo que nunca me había sentido, me sentía aún más consumada por ello. La vida no se sentía como si estuviera simplemente existiendo de un zumbante momento al siguiente.

Me sentí eficaz, útil y totalmente digna. Nunca había sentido eso antes, ni una sola vez durante toda mi vida me había sentido alguna vez verdaderamente valiosa. Había ganado el derecho a estar orgullosa, pero ser iluminada de esa manera sólo exacerbaba el hecho de que tenía mucho más por recorrer antes de que alguna vez pudiera merecer a alguien como Stephanie.

 

—¿Y qué? —me preguntó Hyuna.

—¿Y qué, qué? —contesté, molesta.

Salí de la ducha y cubrí mi desnudez con la toalla.

—¿Crees que esta sensación durará? —preguntó, casi desesperada. Estaba caminando detrás de mí y pude ver su reflejo salvaje en el espejo—. ¿Esto supone mérito? Te cansarás de los días tediosos, ya sabes. Crecerá el resentimiento. —Me burlé de ella cuando empecé a secarme el cabello—. ¿¡Crees que me despediste tan fácilmente!? —preguntó histéricamente.

Dejé lo que estaba haciendo y entrecerré los ojos hacia ella.

—Si pudiera hacer eso, te habrías ido por completo —le dije, antes de regresar de nuevo a mi tarea.

—Taeyeon —dijo en voz baja, recordándose a sí misma. Ella se deslizó por el suelo de mármol a mi lado y se apoyó en la encimera del baño—. Estás perdiendo tu motivación. Estás bajando la guardia. —Sacudí la cabeza, desechando su declaración—. ¡Vas a perderlo todo porque ella va a tomarlo! —prácticamente gritó, su fría fachada rompiéndose como el cristal débil.

Me aparté de ella ligeramente y la medí.

—¿Y en qué demonios te afecta eso a ti, Hyuna?

Ella sonrió con dulzura, pero se sentía desesperada, forzada.

—Sólo quiero lo mejor para ti —canturreaba con voz ronca.

—¿Por qué? —pregunté.

Ella me miró ofendida.

—No hagas preguntas estúpidas, Taeyeon —dijo antes de dar vuelta y huir del cuarto de baño.

 

Me desperté sin tener recuerdos reales de mi sueño, pero sabía que Hyuna había hecho acto de presencia, porque mis manos temblaban. Siempre se sacudían cuando me despertaba después de una pesadilla protagonizada por Hyuna.

Me acosté de nuevo en la cama mirando a la ventana. Las estrellas brillaban. Cogí el despertador y miré la hora. Ocho en punto.

—¿Vas? —Oí una voz preguntarme por el camino de la pequeña zona de estar.

—Sí, Mimí, voy.

Se sentó en la incómoda banqueta, mirando el pequeño televisor que habíamos comprado. Era la única cosa que se ajustaba y no ocupaba todo el remolque. Me reí cuando lo compramos, recordando el de cuarenta y ocho pulgadas en mi baño en casa.

Llamaron a la puerta. Mimí hizo un movimiento para levantarse, pero la insté a quedarse con una mano y me levanté para contestar yo misma. Abrí la puerta para ver un Jonah muy diferente al que yo estaba acostumbrada.

—¿Quién rayos eres? —le pregunté con una sonrisa.

—¿De qué estás hablando? —preguntó, simulando quitar el polvo de sus hombros—. Siempre luzco así de bien.

—No, Jonah, te ves como un linebacker despeinado en un caballo, que es lo que siempre pareces.

Hundió su enorme zapato en el suelo y bajó la cabeza, con las mejillas ardiendo de un rojo brillante. Él giró su cabeza a la izquierda luego a la derecha y evitó mi mirada.

—Realmente eres un gran bobo, ¿no es así? Entra, guapo.

Subió los escalones como un niño de cinco años de edad, en lugar del titán que era y se metió en el interior, quitándose su gorro adentro y alisándose el pelo con las manos. Seguí detrás de él y vi su rostro sonrojándose hasta algo parecido al color del ladrillo.

—Ey, SoMin —dijo con una sonrisa de medio lado.

Rodé los ojos y me fui al lavabo para lavarme los dientes. Fingí estar distraída con las estrellas afuera mientras ellos hablaban.

—¿Qué pasa, Jonah? —respondió Mimí fríamente, aunque me di cuenta de que se vio afectada por lo bien que se había arreglado el chico.

—No mucho. ¿Qué estás haciendo? —preguntó, sentado en la banqueta, un cojín entre ellos.

—Oh, sólo viendo un poco de televisión. El mismo viejo, el mismo viejo — ofreció con una sonrisa, pero sus ojos se demoraron un poco demasiado en su cara.

—Genial —dije entre dientes alrededor de mi cepillo de dientes. Me lavé y escupí—. Voy a estar afuera, Jonah —dije.

Entré en el dormitorio, y usé ese término vagamente, del remolque y cerré las puertas de acordeón que me separaban de la sala de estar. Escogí unas pocas cosas casuales: un par de jeans ajustados y un croptop negro para encima colocarme un jersey color crema que dejaba ver la tela del interior.

Negué con la cabeza en las opciones que tenía. Pensar en cómo solía vestir sólo me hizo deprimirme. Yo todavía tenía esas cosas conmigo, pero no podía lucir un Chanel en esta ciudad o llamaría una atención seria a mí misma, que era lo último que quería hacer.

Mientras me vestía, escuché a Jonah y Mimí hablar.

—Te ves muy bien, Jonah —ofreció SoMin.

Rodé los ojos.

—¿En serio? —preguntó, y apenas me podía imaginar su rostro poniéndose de un rojo brillante.

—Sí, muy guapo.

—Gracias, SoMin. Te ves muy bien también.

Para esto, SoMin rio a carcajadas.

—¿Cómo lo sabes, tonto? ¡Estoy cubierta con esta manta!

Hubo una pequeña pausa antes de responder, como si estuviera trabajando hasta el descaro para decir algo.

No lo hagas. No lo hagas.

—No tengo que ver lo que estás llevando para saber que luces bien, SoMin.

Una pausa más larga y mis manos encontraron mi cara y luego las arrastré penosa y lentamente hacia abajo.

—G-gracias, Jonah. Creo que eso es lo más lindo que jamás me han dicho.

No podía aguantarlo más, así que terminé de arreglarme el cabello dejándolo liso y aplicarme un poco de maquillaje lo más rápido posible, y abrí las puertas de acordeón de nuevo.

—¿Listo? —le pregunté.

Jonah parecía sorprendido por mi repentina aparición y se levantó demasiado rápido, golpeando su cabeza contra el techo del remolque, incitando una risita de SoMin.

—Lo siento —dijo Jonah, con la cara de color rojo brillante.

—Vamos —le dije, prácticamente empujándolo hacia la puerta.

—Espera —dijo, dándose la vuelta—, ¿tú no vienes, Min?

—Uh, no —dijo ella, levantándose—. Yo… —suspiró—, bueno, yo pensé que sería raro si iba.

—¿Qué? —preguntó, indignado—. ¿Por qué?

—Porque, bueno, ya sabes —dijo ella bajando la vista hacia su vientre.

—No puedes incluso decirlo, SoMin, y ninguno de nosotros va a sentirse de forma diferente acerca de ti —le dijo en voz baja antes de detenerse. Luego dijo—: Confía en mí. —Y toda la ansiedad en su rostro se derritió.

—Oh, bueno, bien. Me encantaría ir entonces.

Asomó la cabeza alrededor de Jonah.

—¿Te importaría esperarme sólo un segundo? —preguntó.

—Por supuesto que no —dije, apoyada contra la puerta y haciendo un gesto hacia el dormitorio.

Ella corrió hacia atrás, aturdida, y cerró las puertas.

Observé a Jonah y él tenía una sonrisa de comemierda en su rostro. Me miró y su sonrisa cayó. Tragó saliva antes de volver a sentarse en la banqueta. Me senté frente a él y sólo tuve que levantar una ceja. Los ojos de Jonah se abrieron y empezó a retorcerse, jugueteando con la gorra en la mano, retorciendo una y otra vez.

Quince minutos más tarde, mi hermana surgió en un simple par de jeans y una camiseta de manga larga y yo asentí con aprobación hacia ella, a lo que ella rodó los ojos. Me di cuenta de que se había rizado el cabello, sin embargo, y aplicado maquillaje, pero su elección en la ropa, que siempre había dejado algo que desear en mi opinión, me impresionó sin fin.

Sobre todo porque cubría cada centímetro de ella. Buena chica, pensé.

Jonah le ayudó a ponerse la chaqueta, incluso yendo tan lejos como para girar alegremente a su alrededor mientras envolvía su bufanda alrededor de su cuello y haciéndola reír como una niña pequeña.

Me metí en el asiento del conductor y Jonah abrió la puerta para ella. Ella se puso en el asiento de atrás y luego se deslizó tras ella.

—¿No vas a ir al frente conmigo? —le pregunté, confundida.

Me miró como si estuviera loca.

—Vamos a llevar a Steph y Ethan con nosotros —explicó antes de mirar hacia Mimí.

Los ojos de SoMin se arrugaron.

—¡Uh, ah, sí! Um, llevarás a Steph y Ethan a Kalispell con Jonah y, bueno, ahora a mí. Yo te ofrecí. ¿Está bien? —preguntó ella, encogiéndose en su asiento un poco.

—Bien —dije entre dientes, tratando de no parecer tan molesta como sonaba.

Me di la vuelta y puse el coche en el camino. Jonah y SoMin se reían y di vuelta la cabeza para mirarlos, lo que los tumbó en sus asientos. Mimí se aclaró la garganta luchando contra la risa, lo que le valió una mirada que podría matar.

Me estacioné afuera de la casa de Ellie y Emmett y toqué la bocina, mis limpiaparabrisas estaban a máxima potencia igual que el calentador y el dispositivo anti escarcha, pero aun así no podía ver más allá de tres metros delante de mí.

—¿Crees que es una buena idea que conduzca en estas condiciones? —le pregunté a Jonah, quien se había inclinado hacia adelante por encima de la consola para comprobar el salpicadero y la radio.

—Sí, es muy normal en esta época del año.

Mátenme si sigo en Montana para esta época el año que viene, pensé.

Justo en ese momento aparecieron dos figuras oscuras en los faros de niebla. Una fue inmediatamente a la parte trasera a sentarse junto a Mimí y la otra hacia el asiento del pasajero.

Por favor, que sea Steph. Por favor, que sea Steph, pensé, mirando a la figura en la ventana del asiento del pasajero.

La puerta del coche se abrió y mi estómago dio un vuelco.

Ethan. Subió y cerró la puerta. La puerta detrás de mí se abrió y subió Steph. No pude verla más que un poco de su perfil pues su cabeza quedaba oculta por el reposacabezas. Siguió acomodando su abrigo y maldiciendo a la cosa por ser demasiado larga.

Estaba desesperada por ver cómo se veía ella pero cuando finalmente se reclinó, las luces de la cabina se apagaron y sólo las luces del tablero iluminaban el interior, dejando a Stephanie en penumbras, sólo la sombra de su cara visible para mí. ¡Maldición!

Serpenteé a lo largo del camino desde el Rancho, hasta la carretera principal, pero no mucho. Seguía deteniéndome cuando pesaba que había algo frente a mí. La camioneta estaba en silencio salvo por el ocasional resoplido del lado de Ethan, lo cual realmente me enfureció.

Estaba poniendo a todos inquietos y eso me molestaba porque yo era una impresionante conductora cuando la nieve no estaba involucrada. Le eché un vistazo a Ethan, quien me observaba.

¡No todo el mundo puede crecer en Montana, idiota!

—¿Quieres que conduzca? —ofreció, humillándome en frente de su increíblemente maravillosa novia.

—No —dije, mirándolo con fijeza—. Soy una rápida aprendiz.

Asintió con la cabeza pero pareció inseguro, cabreándome aún más.

La carretera fue más fácil de navegar debido a las lámparas iluminando el camino tan bien como un sendero claro. La tensión en el coche se alivió a un nivel tolerable finalmente y una conversación se inició entre los tres que iban atrás. Ethan y yo ni siquiera miramos desde su estúpido ofrecimiento, y pude notar por su lenguaje corporal, espalda rígida, brazos cruzados, que no le gustaba.

—¡…y eso! —dijo Mimí. Me había perdido todo el inicio de la conversación. Mimí gimoteó un poco—. ¡Ojalá me hubiera vestido formal también!

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Comments

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yoonalim__ #1
Chapter 11: El momento Taeny no existe.
yoonalim__ #2
Chapter 10: Oke
yoonalim__ #3
Chapter 9: Wow
yoonalim__ #4
Chapter 8: En realidad esta historia es muy complicada.
yoonalim__ #5
Chapter 7: Hacer lo
yoonalim__ #6
Chapter 6: interesante
yoonalim__ #7
Chapter 5: Ok
yoonalim__ #8
Chapter 4: hasta ahora sigo sin entender esta historia
yoonalim__ #9
Chapter 3: Taeyeon aquí como qué?
yoonalim__ #10
Chapter 2: no entiendo la historia