capitulo 3
la luna de taeyeonNo fue sino hasta la tarde siguiente, después que Taeyeon trabajó nuevamente durante el almuerzo, que decidió ir a la ciudad.
Había traído la mayor parte de la comida que iba a necesitar con ella.
Al ser vegetariana, no siempre podía contar con que las pequeñas tiendas de comestibles tuvieran lo que necesitaba, pero la crema para el café era una necesidad y pensó que podría revisar en la Tienda de Bora.
Tal vez ellos tendrían lo suficiente y no tendría que hacer un viaje hasta las demás ciudades sólo para comprar comida.
Taeyeon pasó por la ciudad, que era estrecha para la imaginación de cualquiera.
Algunas tiendas, servicios de comidas estrictamente para los turistas, una antigua casa de campo que parecía bastante encantadora y una estación de gasolina.
En el límite de la ciudad, donde el bosque casi se lo tragaba, estaba el almacén general. Una cabaña de madera, con porche y todo, parecía como si viniera directamente del siglo pasado.
Estacionó su Land Cruiser junto a una camioneta Ford de doble tracción, con un aspecto que decía que había visto mejores días.
Deslizó su mano cariñosamente sobre el capó de su Toyota… su orgullo y alegría.
Había sido la primera compra importante que había hecho con su propio dinero.
Miró por encima de su cabeza, admirando el letrero recién pintado.
Almacén general de Tiffany.
Un folleto de papel pegado a la ventana de la puerta ofrecía café recién hecho y expreso.
Otro, notificaba a los lugareños del juego mensual de bingo en el centro comunitario.
Taeyeon sonrió.
La vida se movía mucho más lento aquí que en los ángeles.
Taeyeon miró hacia arriba cuando la campana encima de su cabeza señaló su llegada y entró en la tienda, levantando la vista para encontrarse con los ojos cafés amistosos de la mujer que estaba detrás del mostrador.
Taeyeon sostuvo su mirada, la comisura de su boca se elevó en una rápida sonrisa antes de desviar la mirada y caminó lentamente por una de las filas de las estanterías repletas de productos enlatados hacia el refrigerador.
Agarró un cartón de crema luego se volteó y miró a su alrededor.
Divisó la máquina de expreso en la esquina y se dirigió a ella. Una verdadera taza de café con leche calentada al vapor casi le hizo agua la boca.
—Vaya Sra. Kim, nos ha encontrado—dijo Nana mientras veía a Taeyeon.
—Bora. Un placer verla nuevamente. Recordé que dijo que tenía café— respondió Taeyeon mientras tomaba un sorbo de su taza.
—Idea de Tiff. Ella extrañaba el café de los ángeles, aunque prefiero el viejo colador—dijo Bora mientras caminaba hacia Taeyeon y casualmente agarró su mano—Ven a conocer a Tiffany.
Taeyeon se encontró mirando nuevamente otros ojos cafés.
—Hola. Kim Taeyeon—extendió una mano en saludo.
Tiffany hizo una pausa momentáneamente, la voz ligeramente ronca aún vibraba en sus oídos.
Extendió su mano y apretó la mano rápidamente.
—Tiffany Hwang, pero puedes decirme Tiff.
—Estoy muy contenta que hayas decidido pasar por aquí—dijo Bora—Le hablé a Tiff sobre ti.
— ¿Lo hiciste?
Taeyeon miró rápidamente a Tiffany Hwang, viendo como ella escondía nerviosamente algunas hebras de su cabello castallo detrás de las orejas, luego la vio apartar el flequillo que colgaba en sus ojos.
—Sí, lo hizo—dijo Tiffany—Bienvenida a Seúl. Dijo que te alojabas en el lugar de los Hudson.
—Al menos durante el verano.
Sus ojos se encontraron nuevamente y Taeyeon fue sorprendida por el discreto tirón de atracción que sintió por esta mujer.
Sus cálidos ojos cafés parecían hacerle señas y Taeyeon rio para sus adentros.
La joven probablemente era hetero.
Su cabello castaño estaba cuidadosamente peinado, apenas rozaba la parte superior de sus hombros en la parte de atrás y estaba más corto alrededor de su rostro y Taeyeon fue muy consciente de su propio cabello negro, largo y despeinado.
Con dos dedos lo apartó de su frente, alejando finalmente sus ojos y volviéndose hacia Bora.
—Tu oferta de café me atrajo—dijo Taeyeon bebiendo de su taza nuevamente—También extraño el café de los ángeles.
—Tú y Tiff. Eso era todo de lo que ella se quejaba. No hay una buena taza de café en millas, era todo lo que ella decía.
Taeyeon miró nuevamente a Tiffany.
—La máquina de expreso fue una buena idea.
Tiffany sonrió.
—Definitivamente. Durante los meses de verano, la mayoría de nuestros clientes son de los ángeles. Ellos necesitan un lugar donde puedan tomar una verdadera taza de café.
—Bueno, gracias—dijo Taeyeon levantando su taza a modo de saludo— ¿Cuánto te debo?—sacó un par de billetes del bolsillo de sus vaqueros y se los entregó a Tiffany.
— ¿Por qué no vienes a cenar esta noche?—preguntó Bora inesperadamente.
Taeyeon miró hacia abajo avergonzada.
—Me temo que les daría más problemas de lo necesario—dijo la coreana—Soy vegetariana. A la mayoría de las personas se les dificulta invitarme a cenar.
—Tonterías. Hago una maravillosa sopa de verduras que podría improvisar. No te importaría ¿verdad Tiff?
Tiffany miró a Nana solo un segundo y luego sacudió su cabeza.
—No, por supuesto que no. Por favor, acompáñanos.
Taeyeon miró a Tiffany luego a Bora y viceversa.
—Está bien entonces…supongo.
—Genial—dijo Bora y le explicó a Taeyeon como llegar a su casa.
Taeyeon se fue sacudiendo lentamente su cabeza.
¿Por qué?
Ella no era buena con la gente, con los extraños.
¿Por qué había accedió a esta cena?
Entonces sonrió.
Porque no puedes resistirte a las castañas, se dijo a sí misma.
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—Bueno ¿qué te parece?—preguntó Bora a Tiffany cuando Taeyeon se fue.
— ¿Sobre qué?
—Sobre la artista, por supuesto—dijo Bora.
—Parecía bastante agradable, aunque no sé por qué insististe en invitarla a cenar—dijo Tiffany.
Algo en los ojos de la mujer le hizo sentir incómoda.
Negro.
Por un segundo, se preguntó si eran reales.
Por su cabello negro como el azabache, habría esperado ojos oscuros, pero no tan oscuros que le devolvía la mirada.
Pero no eran ojos muertos y sin vida producto de los lentes de contacto.
No… esos ojos eran muy vivos.
—Pensé que te gustaría su compañía.
—Estoy segura que así será. Es solo que parece…—Tiffany se encogió de hombros—Un poco intimidante.
—Sí. Al principio pensé que era por ser tan seria…—dijo Nana—… Pero creo que son sus ojos. Parece como si viera a través de ti.
Tiffany asintió, su mente divagando nuevamente sobre la extraña de cabello oscuro que acababa de irse.
—Bueno, en fin, ella parece de tu edad. Tal vez puedas hacer una nueva amiga.
—Gracias, Nana, por ocuparte de mí—dijo Tiffany con sequedad.
—Oh, Tiff. Sólo deseo que tengas algunos amigos aquí, eso es todo. Jessica y Yuri no pueden salir mucho—dijo Bora.
Tiffany dejó caer sus hombros y forzó una sonrisa.
—Lo sé, pero estoy bien, de verdad.
— ¿Lo estás? Sé que siwon ha estado llamando, pero nunca hablas de eso ¿Cuándo vas a verlo nuevamente?—preguntó Bora.
—En realidad, él quiere venir a visitarnos.
Tiffany supo que había sido un error cuando las palabras salieron de su boca.
Los ojos de Nana se iluminaron y Tiffany desvió su mirada.
—Eso es maravilloso, querida. Tal vez los dos puedan resolver sus diferencias después de todo—dijo Bora— ¿Crees que venga pronto?
Tiffany ignoró la pregunta.
—Entonces ¿qué tipo de sopa de verduras preparas en la que simplemente puedas improvisar?—preguntó Tiffany cambiando de tema.
Siempre era siwon con Nana.
—Bueno, está esa sopa que hago con pollo. Sólo que puedo dejar de lado el pollo—dijo Bora levantando sus cejas— ¿No crees que estaría bien?
Bora salió de la tienda temprano para empezar la cena y cuando Tiffany llegó la sopa hervía y Nana estaba ordenando la cocina.
—Voy a tomar una ducha rápida—gritó Tiffany.
—Bien, querida—dijo Bora en voz alta.
Tiffany se desnudó en su habitación y colocó una bata sobre su cuerpo desnudo, agarrando su ropa interior en la salida.
Se le había hecho tarde y su invitada llegaría en quince minutos.
Corrió por el pasillo hasta el cuarto de baño escuchando cantar a Nana en la cocina y sonrió.
Parecía que Nana estaba esperando con ansias a su invitada a cenar mucho más que Tiffany.
No era que no le había gustado Kim Taeyeon o algo por el estilo. De hecho, parecía bastante encantadora.
Simplemente odiaba la idea de que Nana le encontrara amigos.
Se sintió consternada al descubrir que la mujer ya estaba sentada en el sofá cuando salió de la ducha.
Le dio una sonrisa avergonzada y corrió delante de la puerta en su bata.
Aparentemente Kim Taeyeon era puntual.
¡Algo de lo que Tiffany nunca había sido acusada!
Taeyeon la vio pasar apresuradamente, fijando sus ojos en las piernas expuestas debajo de la bata.
Sonrió y se volvió hacia Nana, capturando el final de su monólogo.
Cuando Tiffany finalmente se unió a ellas, Nana estaba sirviendo el vino como una anfitriona experta y Tiffany casi rio en voz alta, sabiendo que Nana nunca había servido vino ni una sola vez en su vida.
—Hola. Lamento haber llegado tarde—le dijo a Taeyeon.
—No hay problema.
Tiffany fue nuevamente consciente de esos ojos negros que la seguían por la habitación y sintió un escalofrío que le recorrió la columna vertebral.
—Taeyeon también es de los ángeles —dijo Bora a Tiffany mientras ella aceptaba la copa de vino que le ofrecía como si lo hubiera hecho muchas veces anteriormente.
— ¿En serio? Me temo que no sé nada sobre tu trabajo—admitió Tiffany.
—No hay mucho que saber. Sólo soy una artista, una que ya no lucha tanto por sobrevivir, como solía ser—admitió Taeyeon.
Tiffany tomó un sorbo de vino, agradecida de que Nana hubiera escogido una de sus mejores botellas para la ocasión.
— ¿Estás familiarizada con nuestra área?—preguntó Tiffany.
—No, en absoluto—dijo Taeyeon—Vine aquí por primera vez en mayo y me enamoré.
Taeyeon permitió que sus ojos descansaran sobre Tiffany por un segundo.
— ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
—Desde octubre del año pasado, aunque he pasado muchos veranos aquí desde que era una niña.
Tiffany miró a Nana y supo que ambas estaban recordando los tiempos felices del pasado.
Taeyeon asintió y un incómodo silencio llenó la habitación mientras se preguntaba por qué había aceptado esta invitación a cenar.
Normalmente le gustaba estar sola mientras trabajaba, casi nunca hacía amigos en el camino.
Miró a Tiffany mientras bebía su copa de vino y se preguntaba qué estaba haciendo esta joven aquí, sola y tan lejos de los ángeles.
—Tiff me sorprendió cuando dijo que tenía la intención de comprar la tienda y que vendría a vivir conmigo—dijo Bora como si hubiera leído sus pensamientos—Y yo que pensaba que estaba lista para casarse.
Tiffany miró a Taeyeon y rodó los ojos.
—Descubrí que Nana realmente no necesita que la cuiden—dijo Tiffany.
—No, pero me encantaría tener bisnietos algún día—dijo Bora.
Tiffany esperaba que Nana no empezara con eso, pero ya era demasiado tarde.
La semilla había sido plantada.
—siwon es un hombre maravilloso, ¿Por qué lo dejó atrás en los ángeles? nunca lo sabré—dijo Bora.
— ¡Nana!—exclamó Tiffany.
— ¿Estás casada?—preguntó Nana a Taeyeon, desestimando el gesto de la mano de Tiffany.
—No, nunca—dijo Taeyeon.
— ¿Nunca? ¿Cuántos años tienes? ¿Empezando los 30?
—32—dijo Taeyeon.
Hacía mucho tiempo que había dejado de explicarle a alguien acerca de su falta de marido.
—Bueno, espero que Tiff no espere tanto tiempo. Ella ya tiene 28 años. Su reloj está corriendo, si sabes a que me refiero—dijo Bora.
—Nana, por favor—dijo Tiffany en voz baja.
—Él es un buen hombre, Tiff. No puedes esperar para siempre—se volvió expectante hacia Taeyeon— ¿No lo crees?
—No sé nada de eso. No estoy exactamente buscando un marido—dijo Taeyeon suavemente, sintiendo la tirantez de esta conversación con estas extrañas.
— ¿No? ¿Eres una de esas feministas independientes que piensan que no necesitan un hombre en sus vidas?—preguntó Nana suavizando sus palabras con una sonrisa.
— ¡Nana!
Una breve sonrisa tocó los labios de Taeyeon y vació su copa de vino.
—Estoy feliz estando sola—dijo en voz baja sin sentir la necesidad de explicarse—Realmente no necesito un hombre que cuide de mí.
Tiffany se encontró con sus ojos, tratando de pedirle disculpas en silencio y Taeyeon aceptó con una leve inclinación de cabeza antes de mirar hacia otro lado.
—En mis tiempos…—continuó Nana—…, Estabas casada a los 20 o eras considerada una solterona. Sé que las mujeres esperan más tiempo en estos días, pero en realidad, 28 es bastante—dijo ella.
— ¡Nana!
—Oh, está bien. Sólo quiero que seas feliz ¿Es eso tan difícil de aceptar?
—Soy feliz—insistió Tiffany.
— ¡Patrañas! ¡Has estado abatida durante los últimos ocho meses!
Tiffany dejó escapar un exagerado suspiro y levantó las manos en derrota.
— ¿No deberías comprobar la cena?
—Muy bien. Conozco una indirecta—Nana se excusó con un leve resoplido.
—Lo siento—dijo Tiffany—A su edad, Nana sólo habla lo que está en su mente.
—Está bien. No es la primera en preguntar sobre mi estado civil—dijo Taeyeon suavemente—Y ¿quién es siwon?—preguntó alejando la conversación de ella.
—Me temo que esa es otra historia.
— ¿Huyendo?—supuso Taeyeon.
—Se podría decir. Sólo que no se lo digas a Nana. Está convencida que Siwon y yo nos casaremos en Navidad.
—Tu secreto está a salvo conmigo.
—Creo que leí un artículo sobre ti en Northwest Magazine—dijo Tiffany cambiando de tema una vez más—Bueno, eché un vistazo al artículo—admitió ella.
Taeyeon la miró a los ojos preguntándose si Tiffany recordaba todo acerca de ese artículo.
No era oculto que era lesbiana.
—Recuerdo algo acerca de un mural que pintaste—dijo Tiffany.
—En Yakima—agregó Taeyeon.
—Sí. Entonces ¿eres famosa o qué?—preguntó Tiffany a la ligera.
—En realidad no, no. Tengo muchos seguidores aquí en Washington y en la costa, pero difícilmente podrías llamarme famosa. Realmente estoy sorprendida que hayas escuchado hablar de mí—dijo Taeyeon.
—Realmente no estoy en la escena artística—Tiffany se disculpó.
—Muchas personas no lo están—dijo Taeyeon.
—La cena está lista, ustedes dos—Nana las llamó y Taeyeon se puso de pie, agradeciendo que la noche estuviera a punto de terminar.
—Esto se ve bien—dijo Taeyeon mientras Bora llenaba su plato—Espero no haber causado ningún problema.
— ¿Qué problemas?—Nana se encogió de hombros—Simplemente deje de lado el pollo.
Tiffany se encontró con los ojos divertidos de Kim Taeyeon a través la mesa y sonrió.
Nana realmente era una niñata, admitió.
Sobre todo cuando quería serlo.
La conversación durante la cena fue educada, pero escasa.
Tiffany hizo todo lo posible para sacar información de la mujer de cabello oscuro, pero la mayoría de sus preguntas fueron respondidas con monosílabos.
Sospechaba que Taeyeon no era muy habladora, pero se preguntaba si los comentarios anteriores de Nana la habían ofendido.
Taeyeon hizo su escapada tan pronto las ayudó a limpiar la mesa.
—Disfruté de la cena—mintió Taeyeon—Pero tengo que levantarme temprano mañana.
— ¿Oh? ¿Dónde vas esta vez Taeyeon?—preguntó Nana.
—El lago —dijo taeyeon.
—Es hermoso ¿Vas a pintarlo?
—Primero voy a esbozarlo, ver cómo se siente—dijo Taeyeon—Fueron muy amables al invitarme aquí. Gracias nuevamente por la cena.
Tiffany la acompañó hasta la puerta sintiendo una necesidad de disculparse.
—Espero que Nana no te haya incomodado…—dijo Tiffany en voz baja—… O te haya ofendido. Ella no quería causar ningún daño.
—Estuvo bien. Aprecio una comida fuera de vez en cuando—dijo Taeyeon, con una sonrisa forzada —Tal vez nos veamos por ahí.
Tiffany la miró a los ojos, nuevamente sorprendida por su tono negro a medida que estudiaba los de ella.
—Tal vez sea así. Ven a tomar un café en cualquier momento.
—Gracias. Lo haré—dijo Taeyeon y se alejó rápidamente.
Dejó escapar un profundo suspiro cuando llegó a la seguridad de su propia camioneta.
Nunca había sido buena en los eventos sociales, nunca había sido buena con los extraños.
Sabía que sólo había aceptado la invitación a cenar porque Tiffany Hwang la había intrigado.
Ahora se reía de sí misma.
Tiffany tenía un novio muy real que le esperaba en los ángeles, un novio que Bora esperaba que algún día fuera el marido de Tiffany.
Se marchó a la cabaña de los Hudson, ahora de ella durante los próximos meses y alejó a la joven de su mente.
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