capitulo 22
la luna de taeyeonEra casi amanecer cuando llegó a casa, agotada.
No habían dormido.
No habían querido.
Cuando TaeYeon finalmente se quedó dormida, Tiffany se alejó, rozando su mejilla ligeramente con los labios, susurrando palabras de amor a su forma dormida.
No había sido capaz de decírselas, por supuesto.
Había tenido miedo de la respuesta de TaeYeon.
TaeYeon, que había tenido tantas amantes, probablemente había escuchado esas palabras muchas veces anteriormente.
¿Cuál sería su reacción?
¿Le haría gracia?
Tiffany se duchó, escuchando a Nana en la cocina y pensó en la reacción de Nana, si supiera que Tiffany se había enamorado de una mujer.
Estaría devastada.
Nana nunca podría entender que era.
— ¿Cuándo llegaste a casa?—preguntó Nana mientras le entregaba una taza de café de la máquina de café expreso.
—Tarde.
—Debe haber sido muy tarde. Te ves cansada—dijo Bora observándola.
Tiffany asintió, sorbiendo de su café.
—Siwon llamó—dijo Bora.
Tiffany dejó escapar su aliento lentamente, preguntándose qué demonios pudo haberle dicho.
— ¿Y?
—Tiff, simplemente no lo entiendo. El hombre tiene el corazón roto—dijo Nana.
—Nana, por favor—dijo Tiffany sacudiendo su cabeza.
—Tal vez te apresuraste, Tiff. Tal vez necesitas pensar acerca de esto—dijo Bora.
—He pensado en esto durante los últimos nueve meses Nana.
—Pero ¿qué vas a hacer? Vivir aquí conmigo—dijo Bora haciendo un gesto hacia las ventanas—No estaré aquí por siempre ¿Entonces qué? ¿Qué tendrás? Sin marido, sin hijos—dijo.
Tiffany pensó que Nana rompería en llanto y fue hacia ella y la abrazó.
—Nana, por favor no te preocupes por mí. Sé que sólo quieres que sea feliz. Pero, en este momento, esto es lo que quiero.
Nana dejó escapar un gran suspiro.
—No entiendo a las mujeres de hoy día—dijo Bora—TaeYeon, por ejemplo. 32 años y está sola ¿Por qué tienes que ser tan independiente? No hay nada malo en tener un hombre que cuide de ti.
—No me voy a casar sólo para que alguien cuide de mí, Nana. Puedo hacer eso yo misma—dijo Tiffany con suavidad.
—Soy peor que una mamá ¿no es así?
Tiffany sonrió.
—No lo sabría—dijo Tiffany.
—Lo siento. No quise decir…
—Nana, siempre me he sentido más cerca de ti que de ella. Lo sabes.
Nana tocó su mejilla y sonrió.
—Lo siento, hija. Te dejo tranquila con lo de Siwon. Tú sabes qué es lo mejor—dijo Bora.
—Gracias.
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Taeyeon empacó sus pocas cosas, empujándolas ciegamente en su bolso.
No tenía mucho.
La mayor parte de su ropa aún estaba en su casa de campo. Ya había empacado sus pinturas, las había empacado cuidadosamente en la parte trasera del Land Cruiser.
Ir a ver a Tiffany sería lo más difícil que haría en su vida.
Pero era su deber, se dijo a sí misma.
No podía quedarse aquí durante los próximos meses y continuar esta aventura con Tiffany como si tuvieran un futuro juntas.
Tenía que darle a Tiffany tiempo.
Tiempo para descubrirse a sí misma.
Tiempo para adaptarse a su nueva vida y para averiguar lo que quería de ella.
Para averiguar si esto era lo que quería.
Pero TaeYeon estaba sufriendo.
No podía negarlo.
Estaba tan profundamente enamorada de Tiffany que sentía como si estuviera rompiendo su propio corazón en pedazos al irse.
Pero mejor ahora, después de dos meses en el camino, Tiffany volvería en sí y se daría cuenta que TaeYeon no era la única mujer por ahí.
Y tal vez más adelante, después que ambas hubieran tenido tiempo, Tiffany podría decidir que TaeYeon podría hacerle feliz por mucho tiempo.
Puede que deseara tener un futuro con TaeYeon.
Taeyeon cerró sus ojos, imaginando vivir aquí con Tiffany, despertando con ella cada mañana, construyendo una vida juntas.
Luego lentamente negó con la cabeza.
¿De verdad creía que eso pasaría?
Tiffany sólo tenía 28 años.
Conocería a alguien más joven, alguien con sus propios intereses, alguien que le haría olvidar a TaeYeon y su verano de descubrimientos.
Vete ahora y guarda las apariencias, pensó ella, metiendo la ropa a toda prisa en su bolso.
En pocas horas, estaría de regreso en la seguridad de su casa de campo, lejos de Tiffany.
Tendría tiempo para enmendar, tiempo para sanar su corazón roto.
La partida de jessica ni siquiera se podía comparar al dolor que sentía ahora, lo sabía.
Jessica, con quien había pasado seis años, la había dejado tan silenciosamente que TaeYeon ni siquiera supo que se había ido.
Pero Tiffany, pensó TaeYeon.
Tiffany le destrozaría el corazón sin siquiera saberlo.
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Tiffany levantó la vista cuando la campana sonó, como siempre hacía.
Sonrió sorprendida de ver a TaeYeon en la tienda.
Pero su sonrisa se desvaneció cuando vio la tristeza en los ojos negros de TaeYeon.
Fue hacia la coreana, sin importarle si Nana estaba viendo.
— ¿Qué pasa?—preguntó Tiffany, deteniéndose un paso delante de TaeYeon.
—Me… me voy—dijo TaeYeon—Por un tiempo.
— ¿Te vas?
—Hola, TaeYeon—dijo Nana acercándose a ellas.
Taeyeon alejó sus ojos de Tiffany y forzó una sonrisa en su rostro.
—Hola, Bora. Vine a despedirme—dijo TaeYeon.
— ¿Despedirte?
—Voy a los Ángeles. No sé cuánto tiempo me iré—dijo TaeYeon—Así que quise pasar para despedirme.
—Bueno, todavía estaremos aquí cuando regreses—dijo Nana a la ligera, ignorando la tensión entre las dos mujeres.
Taeyeon se volvió hacia Tiffany, su corazón se partió en dos ante la mirada de sus ojos cafés.
— ¿Podemos hablar?
Tiffany asintió aturdida.
—Ya regreso—dijo a Nana.
Tiffany siguió a TaeYeon afuera y sus ojos se detuvieron en la camioneta cargada.
— ¿Tae?—se dio la vuelta con ojos asustados hacia la coreana— ¿Qué estás haciendo?
—Tiff, tengo que regresar—dijo en voz baja—Tengo… algunos negocios que atender.
Tiffany estudió sus ojos.
—Estás huyendo—dijo Tiffany sabiendo que era verdad.
—No.
— ¿Por qué? Dímelo.
—Tiff—TaeYeon tendió una mano hacia Tiffany y luego la dejó caer a su lado.
— ¿Por qué me dejas?—susurró Tiffany— ¿Fue tan malo para ti?
—Tiff, no—dijo TaeYeon y puso sus manos sobre los hombros de Tiffany e hizo que la viera—Esta cosa entre nosotras… necesitas tiempo. Tengo que darte tiempo.
—Estoy enamorada de ti—soltó Tiffany.
—Por favor, no digas eso—gimió TaeYeon y dejó caer sus manos, su corazón latía dolorosamente en su pecho—No sabes lo que hay allá fuera. Todo esto es nuevo para ti. No asumas que me amas, solo porque soy quien te hizo darte cuenta de tus alternativas.
Tiffany la miró fijamente, al escuchar sus palabras, supo lo que estaba haciendo TaeYeon.
—Tienes miedo—dijo Tiffany—Tienes miedo de lo que siento por ti.
Fue el turno de TaeYeon para mirarla fijamente.
—No te conformes conmigo, Tiff—dijo amablemente.
—Oh, ya veo—dijo Tiffany—Primero necesito dormir con otras ¿Ver lo que hay allá fuera? ¿Ver si simplemente imaginé todo esto?
Taeyeon asintió débilmente.
— ¿Conseguir un poco más de experiencia?—Tiffany rio— ¿Tengo que practicar?
—Tiff, sabes que eso no fue lo que quise decir—dijo taeyeon.
— ¿No lo fue? Lo supe anoche, supongo. Estabas tan lejos—susurró Tiffany.
—Tiff, no. Eso no es. Seguramente sabes…
—Soy una amante hermosa. Sí, claro—dijo con amargura.
—Tiff…
— ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué me hiciste creer que también era bueno para ti?
—Tiff, escúchame…—dijo TaeYeon agarrando sus hombros nuevamente.
Oh, Dios, esto no era lo que quería que Tiffany pensara.
No era así como había imaginado su separación.
—Me importas. Yo… me importas mucho—dijo nuevamente—No quiero que me hagas daño—susurró con su voz quebrada por la emoción.
— ¿Hacerte daño?—preguntó Tiffany asombrada— ¿Cómo podría hacerte daño?
—Sólo quiero que estés segura…—dijo TaeYeon—… Antes de ir demasiado lejos.
— ¿Así que vas a dejarme? ¿Así es como quieres que sea segura?
—Tengo que hacerlo. Por mí y por ti—dijo TaeYeon.
—Esto no va a cambiar nada—dijo Tiffany—Sé lo que siento—miró fijamente los ojos de TaeYeon—Estoy enamorada de ti. No me dejes—susurró y sintió que las lágrimas se acumulaban en sus ojos—Por favor, tae.
Taeyeon tragó saliva odiándose a sí misma por lo que estaba haciendo.
—Cuídate—dijo TaeYeon y acarició el rostro de Tiffany suavemente.
— ¿También me amas TaeYeon?—preguntó Tiffany en voz baja— ¿Es por eso que estás huyendo?
La mandíbula de TaeYeon se contrajo igualando el dolor de su corazón y alejó sus ojos de Tiffany. Caminó hacia su camioneta, cerró la puerta y se alejó a toda velocidad.
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