¿Qué es lo que dicen sobre los planes bien trazados?

 

Tiffany  no podía recordar, simplemente su plan para el día de los colonos había salido disparado por la ventana.

 

No había visto ni hablado con TaeYeon  y se suponía que podría pasar el domingo en el parque sin mirar por encima de su hombro, preocupándose acerca de dónde estaba TaeYeon.

 

Pero no.

 

—Ella dijo que le encantaría venir—dijo Nana—Y no puedo creer que no la llamaras.

 

—Lo olvidé—mintió Tiffany.

 

—Bueno, ella dijo que había estado muy ocupada. Es por eso que no había venido. Imagina mi sorpresa al encontrarla en el camino—dijo Nana y divagó acerca de encontrarse con TaeYeon  en el lago y como había logrado ver su boceto, pero Tiffany  sólo fingía escuchar.

 

Habían pasado cinco días desde que la había visto.

 

Cinco días desde que la había besado.

 

¡Oh, Señor!

 

No de nuevo.

 

Apenas podía pasar el día sin recordar vívidamente su beso, sin que su cuerpo traidor aún respondiera.

 

Ahora tendría que verla.

 

Tendría que hablar con ella.

 

Conociendo a Nana, también insistiría en que TaeYeon  se sentara y comiera con ellas.

 

—Por cierto, ella preguntó por ti—dijo Nana.

 

Tiffany  levantó la cabeza.

 

— ¿Qué le dijiste?

 

—Bueno, le dije que estuviste enferma un día, pero que ahora te sentías mejor—dijo Nana y Tiffany  cerró los ojos y gimió en silencio—También tenemos que invitarla a cenar nuevamente. Está demasiado delgada—dijo Nana.

 

Tiffany  abrió la boca para hablar, para decirle a Nana que no, no quería que TaeYeon  cenara con ellas, pero Nana había vuelto a la torta que estaba adornando.

 

Tiffany  frotó sus sienes y suspiró.

 

Podía superar esto.

 

Sólo un día.

 

Taeyeon  no sacaría a relucir el beso, Tiffany  lo sabía.

 

Si TaeYeon  hubiera querido insistir sobre el tema, habría ido a la tienda en algún momento durante los últimos cinco días.

 

¿Qué había estado pensando TaeYeon, de todos modos?

 

¿Por qué se había mantenido al margen?

 

Bueno, Tiffany  sabía por qué.

 

Taeyeon  pensaba que Tiffany  había estado jugando con ella.

 

Taeyeon  pensaba que Tiffany  solo tenía curiosidad.

 

Y la había tenido, se dijo a sí misma.

 

¡Eso era todo!

 

Pero no había estado jugando con ella, tonteando con ella.

 

Tiffany  nunca haría eso.

 

No era de las que tomaban el pelo.

 

Había estado simplemente… ¿qué?

 

¿Atraída?

 

No, no le gustaba esa palabra.

 

No se sentía atraída por TaeYeon, insistió ella obstinadamente.

 

Simplemente estaba experimentando.

 

¡Sí, esa era una palabra mucho más segura!

 

 

 

 

 

 

Después de mucha preocupación sobre qué ropa ponerse, Nana estaba lista para irse.

 

Tiffany  simplemente metió su camiseta dentro de sus pantalones cortos y encontró un par de limpios zapatos deportivos.

 

—A mi edad, los pantalones cortos son un poco casuales—se quejó Nana.

 

— ¡Dios mío, Nana! Es un día de campo. No uses un vestido.

 

—No me gustaría que la gente hablara—dijo Sue y miró el par de pantalones cortos que Tiffany  colocó en su cama.

 

—Todo el mundo tendrán pantalones cortos. Ahora deja de preocuparte—dijo Tiffany—Y ponte un calzado cómodo, también.

 

—Oh, Tiff ¿estás segura?

 

Tiffany  había rodado sus ojos al techo y asintió con la cabeza.

 

Nana siempre había estado preocupada por lo que pensaran otras personas.

 

 

 

 

Cargaron en el coche de Nana las dos tortas y el plato de ensalada de patatas que habían ofrecido llevar voluntariamente y Tiffany  condujo por la ciudad, ahora llena de coches y se dirigieron al parque.

 

—Parece que hoy hay un montón de gente en la ciudad—dijo Nana—Tal vez tendremos una gran cantidad de público este año.

 

—Bueno, el clima es magnífico—dijo Tiffany.

 

Y así era.

 

Un cielo despejado y azul y ni siquiera una pizca de brisa.

 

Clima perfecto de verano.

 

—Espero que TaeYeon  pueda encontrarnos—dijo Nana.

 

Espero que no, pensó Tiffany.

 

Oh, eso era cruel.

 

Le gustaba TaeYeon, realmente le gustaba.

 

Si no fuera por… bueno, si no fuera por lo que había pasado entre ellas, pensaba que podrían ser buenas amigas.

 

Que eran amigas.

 

Pero Tiffany lo había arruinado por su… experimento.

 

 

 

El parque se estaba empezando a llenar y dejaron el coche a la sombra de un abeto gigante.

 

Tiffany  equilibró las dos tortas mientras Nana llevaba el pastel. Nana saludó a sus amigos al pasar y se sonrojó cuando el Sr. Arnold alabó su atuendo.

 

—Ves, te dije que la gente se daría cuenta—dijo Nana en voz baja.

 

—Fue un cumplido—dijo Tiffany  con una sonrisa—Además, él usa pantalón corto.

 

—Bueno, eso es diferente—dijo Nana.

 

Tiffany  rio.

 

—Oh, sí. Es un hombre. Él puede estar cómodo.

 

— ¡Tiff!

 

—Oh, Nana. Te ves muy bien. Deja de preocuparte.

 

Pero Tiffany  era la que estaba preocupada.

 

Miró a su alrededor, temiendo que TaeYeon  estuviera ahí, esperando.

 

Las personas ya estaban calentando las parrillas surtidas, preparando las hamburguesas y una pequeña multitud estaba reunida por los barriles de cerveza, pero no había ni rastro de TaeYeon.

 

Dejó escapar un suspiro de alivio, agradecida de haberse salvado al menos un poco más.

 

Nana se mezcló con sus amigos y Tiffany  se alejó, evitando a los niños que corrían y jugaban en el parque.

 

Un escenario temporal se había establecido y la banda ya estaba ahí afinando sus guitarras, preparándose para más adelante.

 

Los vendedores habían establecido sus mercancías a lo largo de la calle y Tiffany  pensó que se parecía más a un mercado de pulgas que a un día de campo, pero aun así, traía dinero a la ciudad.

 

Tiffany  se dio la vuelta y se dirigió nuevamente donde había dejado a Nana y su corazón saltó a su garganta.

 

Taeyeon  estaba ahí, hablando con Nana, riéndose de algo que Nana le había dicho y Tiffany se detuvo y miró.

 

No la habían visto, TaeYeon  no la había visto y dejó que sus ojos viajaran sobre TaeYeon lentamente y mientras lo hacía, cada momento que había estado en los brazos de TaeYeon  volvieron a ella con total nitidez.

 

Todavía podía imaginar su boca en ella, su sabor, todavía sentía su lengua deslizándose sobre la suya.

 

Gimió y cerró sus ojos con fuerza, dispuesta a alejar sus pensamientos. Los abrió nuevamente y se obligó a moverse.

 

Nana levantó la vista y saludó a Tiffany  quien forzó una sonrisa mientras se acercaba.

 

—Mira a quien he encontrado—dijo Nana.

 

Hubo un momento de incómodo silencio entre ellas mientras sus ojos se encontraban, entonces TaeYeon  sonrió y se volvió hacia Nana.

 

—No me di cuenta que esto era algo muy importante—dijo TaeYeon.

 

—Bueno, no sé si son las hamburguesas o la cerveza a un dólar lo que les atrae—dijo Nana.

 

—O tal vez el pastel que estabas mencionando—dijo Santana y entonces miró a Tiffany— ¿Cómo has estado?—preguntó.

 

Tiffany tragó nerviosamente y asintió con la cabeza.

 

—Bien.

 

Taeyeon  asintió, también.

 

— ¿Has estado trabajando?—preguntó Tiffany.

 

—Sí. Mucho—dijo TaeYeon—He estado fuera toda la mañana y la tarde. Los amaneceres han estado muy hermosos.

 

—Le decía a TaeYeon  que debía llevarte alguna mañana de estas para que vieras la salida del sol. Has visto su boceto de las noches, pero el lago que hizo esta mañana era simplemente hermoso—dijo Nana.

 

Los ojos de Tiffany  se abrieron y miraron a TaeYeon, pero sus ojos no revelaron nada, sólo una ligera diversión por las palabras de Nana.

 

—Bueno, ya me conoces… no soy precisamente una persona mañanera—dijo Tiffany

 

—Oh, tonterías. Debes hacerlo una vez. Ella es muy buena—dijo Nana.

 

Tiffany asintió, sabiendo perfectamente lo buena que era y no estaba pensando en el dibujo.

 

Tiffany  tragó saliva, sintiendo los ojos de TaeYeon  sobre ella, pero cuando levantó la vista, TaeYeon estaba mirando a Nana.

 

Tiffany  estaba agradecida.

 

No quería mirarla.

 

No podía.

 

No cuando todavía se sentía… algo.

 

Atraída, gritó su cuerpo, pero ella lo ignoró.

 

No, no me siento atraída por TaeYeon.

 

Sólo… algo.

 

Pero TaeYeon  estaba siendo amable ¿no era así?

 

No había ningún indicio en sus palabras o acciones de que alguna vez hubiera habido la más mínima indiscreción por parte de Tiffany.

 

Tiffany  frunció el ceño.

 

¿Había pasado los últimos cinco días preocupándose por nada?

 

¿El beso había afectado tan poco a TaeYeon  que ni siquiera había pensado un segundo en él?

 

No.

 

Tiffany  recordaba esa noche demasiado bien.

 

Recordaba la mirada en los ojos de TaeYeon.

 

Recordaba sus palabras.

 

—Te deseo

 

— ¿Tiff?

 

— ¿Hmmm?—murmuró Tiffany  mirando a Nana.

 

—Dije que deberías llevar a TaeYeon  por una cerveza. Y tráeme un té helado, por favor. Voy a ayudar a las mujeres a cortar las tortas.

 

Nana las dejó ahí de pie y Tiffany  miró nerviosamente a TaeYeon.

 

— ¿Quieres una?—preguntó Tiffany.

 

—Sí, por favor.

 

Se alejaron en silencio, dejando un amplio espacio entre ellas y Tiffany maldijo su nerviosismo.

 

¿Qué pensaba?

 

¿Qué TaeYeon  la arrastraría entre sus brazos y continuaría lo que habían comenzado esa noche?

 

Señor… sentía como su pulso latía en su garganta causando estragos en sus sentidos.

 

Estaba teniendo dificultades para respirar y abrió la boca ligeramente, tragando aire fresco.

 

TaeYeon metió sus manos en sus pantalones cortos y miró al frente, sin atreverse a mirar a Tiffany.

 

Sabía que Tiffany  estaba incómoda.

 

Demonios, ella estaba incómoda.

 

Tenían que hablar.

 

Debieron haber hablado antes de hoy, se dio cuenta.

 

— ¿Tiffany?

 

— ¿Qué?

 

—Si dijera que lo siento…

 

— ¿Por qué deberías sentirlo?—preguntó Tiffany—Soy yo quien debe disculparse. Fui yo quien lo empezó—dijo en voz baja—Y lo siento.

 

—Está bien.

 

Tiffany  se volteó y se atrevió a mirarla a los ojos.

 

—TaeYeon, nunca quise… no estaba jugando contigo. Nunca haría eso.

 

Tae asintió y Tiffany  alejó sus ojos.

 

—No iba a venir hoy, pero Bora  insistió—explicó TaeYeon—Sé que estarías más cómoda si yo no estuviera aquí.

 

—Estoy… bien—dijo Tiffany—Prácticamente lo he olvidado, en realidad—mintió.

 

—Bien. Yo también—dijo TaeYeon fácilmente.

 

Tiffany  se mordió el labio inferior.

 

Así que no había significado nada para TaeYeon, después de todo.

 

Probablemente hacía ese tipo de cosas todo el tiempo.

 

Mujeres hetero, como ella, probablemente siempre estaban… experimentando con TaeYeon.

 

¡Oh, Jesús, detente!

 

Quieres que TaeYeon lo olvide ¿no es así?

 

—Te invito a una cerveza—dijo Tiffany y metió la mano en los bolsillos en busca de dinero—Hola. Kimberly. Dos, por favor—dijo.

 

— ¿Cómo estás, Tiffany?—preguntó Kimberly.

 

—Bien ¿Cómo está Nico?

 

—Oh, está a punto de estallar en cualquier momento—dijo Kimberly—Sus tobillos están tan hinchados que no pudo venir y se quedó con Kitty, pero Bárbara y Charlie están por ahí jugando.

 

— ¿Este va a ser el número cuatro?—preguntó Tiffany.

 

—Sí. Vamos a seguir intentando hasta que tengamos un niño y si el que viene es niña, la que quedara embarazada seré yo otra vez—dijo mientras les entregaba las cervezas.

 

—Gracias, Kimberly. Dile a Nico que le mandé saludos.

 

—Lo haré.

 

Se alejaron y Tiffany  abrió los ojos.

 

—Cuatro ¿Te imaginas? Kimberly  fue la primera en quedar embarazada y tuvo a Charlie y es una mezcla perfecta de ambas, morena de ojos verdes. Luego fue el turno de Nico, que tuvo a Bárbara es morena y de ojos marrones, igual a ella. Luego, lo volvieron a intentar y Kimberly quedo embarazada y ahí nació la pequeña Kitty, que es igual a ella. Son tan lindas.

 

—Me lo imagino, pero esperemos que sea un niño, por amor a ambas— dijo TaeYeon  y le guiñó un ojo a Tiffany  y sonrió.

 

—Es verdad—Tiffany  estuvo de acuerdo, tratando de ignorar el aleteo en su estómago.