capitulo 25
la luna de taeyeon—Oh, TaeYeon, son una preciosidad. Son fabulosas—ella le sonrió—Como siempre—añadió.
Elaine analizaba los cuadros, sus ojos se detuvieron nuevamente en el árbol gigante y TaeYeon lamentó al instante su decisión de venderlo.
Era demasiado personal.
No quería que un extraño lo mirara, imaginando quienes eran las amantes, imaginándose a sí mismos en ese abrazo. Pero había llegado a ser demasiado doloroso incluso para la vista de TaeYeon.
—Los pondré en una exposición en menos de una semana—dijo Elaine—Éste es intrigante—sus manos tocando la pintura de TaeYeon—Es diferente a lo que normalmente haces—levantó la mirada y sonrió—Puede que desee quedarme con este. Sólo exponerlo por un tiempo—miró a TaeYeon—Por cierto ¿qué estás haciendo de regreso en la ciudad?
—Recuperándome—dijo TaeYeon fácilmente.
— ¿Oh?—preguntó Elaine con interés.
—Estuve en el bosque durante un mes más o menos—dijo TaeYeon—He estado de regreso solo cinco semanas.
Cinco semanas y dos días, contó su mente, desde que había visto a Tiffany.
—Te estás poniendo demasiado vieja para eso. Es hora de asentarte—dijo Elaine.
Taeyeon sonrió, echando una última mirada al árbol gigante y a las sombras de su corteza.
Quería asentarse.
Quería establecerse en un pequeño pueblo de Seúl, con una castaña muy linda que le había robado el corazón y el alma.
—Tengo que irme—dijo en voz baja.
—Estaré en contacto—dijo Elaine.
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Taeyeon se dirigió a la tienda de licores más cercana dejando a un lado su vino habitual y escogiendo una botella de whisky.
Una vez en casa, vertió una cantidad generosa y se acercó a la orilla, su cigarrillo colgaba cómodamente entre sus dedos e ignoró la ligera niebla que caía.
Las últimas cinco semanas había estado haciendo este viaje al agua en busca de respuestas.
Quiso llamarla, pero no se había atrevido.
No quería perturbarla.
No quería agitar los recuerdos.
Y era mejor así, se dijo ella.
Cada día era más fácil.
Se echó a reír con amargura.
¿A quién quería engañar?
Ciertamente no a sí misma.
Cada día era peor que el anterior.
Cada día el recuerdo de Tiffany venía a ella con mayor claridad. Cada noche, el toque de Tiffany era más intenso sobre su cuerpo.
Tal vez debería salir.
Tal vez debería invitar a una vieja amiga a cenar o a algo más.
Algo más.
La idea de estar con otra persona simplemente le daba náuseas.
No quería a nadie más.
Solo quería a Tiffany.
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