Pov Tiffany

The Fray cantan en voz baja sobre el perdón cuando llegamos a la antigua casa de la fraternidad de Taeyeon. Me he pasado todo el trayecto bastante nerviosa, y las dos estábamos muy calladas. Un montón de recuerdos, la mayoría malos, me vienen a la mente, pero decido ignorarlos. Taeyeon y yo ahora tenemos una relación, una relación de verdad, así que supongo que todo será diferente; ¿o no?

Taeyeon permanece cerca de mí mientras recorremos la casa atestada de gente hasta el salón repleto de humo. De inmediato nos colocan unos vasos rojos en la mano, pero Taeyeon se deshace del suyo al instante y me quita el mío. Me dispongo a tomarlo de nuevo y me mira con el ceño fruncido.

—Creo que no deberíamos beber esta noche —dice.

—Creo que tú no deberías beber esta noche.

—Vale, sólo uno —me advierte, y me devuelve el vaso.

—¡Kim! —exclama una voz familiar.

Yuri aparece proveniente de la cocina y le da unas palmaditas a Taeyeon en la espalda antes de ofrecerme una sonrisa amistosa. Casi había olvidado lo linda que es. Intento imaginármela sin todos esos tatuajes y piercings, pero me resulta imposible.

—Vaya, Tiffany, estás... distinta —dice.

Taeyeon pone los ojos en blanco, me agarra el vaso de las manos y bebe un trago antes de devolvérmelo. Quiero quitárselo, pero no me apetece provocar una discusión. Por una bebida no va a pasar nada. Le meto mi teléfono en uno de los bolsillos traseros para poder sostener mi vaso más fácilmente.

—Vaya, vaya, vaya... Mira a quién tenemos aquí —dice entonces una voz femenina al mismo tiempo que una melena de pelo rosa aparece por detrás de un tipo grande y grueso.

—Genial —gruñe Taeyeon mientras Sunny camina contoneándose hacia nosotras.

—Cuánto tiempo —dice con una sonrisa siniestra.

—Sí —responde Taeyeon, y me quita de nuevo el vaso.

Después, Sunny me mira a mí.

—¡Vaya, Tiffany! No te había visto —dice con sarcasmo.

Decido pasarlo por alto y Yuri me ofrece otro vaso.

—¿Me has echado de menos? —le pregunta Sunny a Taeyeon.

Lleva más ropa que de costumbre, aunque sigue pareciendo que va desnuda. Su blusa negra está rasgada por delante, a propósito, supongo. Los shorts rojos son tremendamente cortos, con cortes en la tela a los lados para revelar todavía más su piel pálida.

—No mucho —responde ella sin mirarla.

Me llevo el vaso a los labios para ocultar mi sonrisa de satisfacción.

—No te creo —replica.

—Vete a la mierda —gruñe Taeyeon.

Sunny pone los ojos en blanco como si todo formara parte de un juego.

—Vaya, alguien está en sus dias.

—Vamos, Tiffany. —Taeyeon me agarra de la mano y me aleja de allí.

Nos dirigimos a la cocina y dejamos a Sunny indignada y a Yuri riéndose detrás.

—¡Tiffany! —exclama Jessica entonces levantándose al instante de uno de los sofás—. ¡Joder, chica! ¡Qué y estás! ¡Vaya! —Y añade—: ¡Eso me lo pondría yo!

—Gracias. —Sonrío.

Me resulta algo incómodo ver a Jessica, pero no tanto como ver a Sunny. La verdad es que la echaba de menos, y espero que la noche transcurra lo bastante bien como para que podamos explorar la posibilidad de reconstruir nuestra amistad.

Me abraza.

—Me alegro de que hayas venido.

—Voy a hablar con Seulgi, quédate aquí —me ordena Taeyeon antes de marcharse.

Jessica la observa con humor.

—Veo que sigue igual de grosera que siempre —dice, y se ríe sonoramente por encima de la estruendosa música y el barullo de la multitud presente.

—Sí..., algunas cosas nunca cambian.

Sonrío y termino el último trago de la bebida dulce que tengo en el vaso. Detesto pensar en ello, pero el sabor a cerezas me recuerda mi beso con Sooyoung. Su boca era fría, y su lengua, dulce. Es como si aquello hubiera pasado en otra vida, como si hubiera sido otra Tiffany la que compartió aquel beso con ella.

Como si me hubiese leído la mente, Jessica me da unas palmaditas en el hombro.

—Ahí está Sooyoung. ¿La has visto desde...? ya sabes. —Señala con su uña pintada con rayas de cebra hacia una chica de pelo negro.

—No..., la verdad es que no he visto a nadie. Excepto a Taeyeon.

—Sooyoung se sintió como una idiota después de todo. Casi me daba pena —asegura.

—¿Podemos hablar de otra cosa, por favor? —le ruego al tiempo que los ojos de Sooyoung se encuentran con los míos, y aparto la mirada.

—Claro, joder. Perdona. ¿Te apetece otra copa? —pregunta Jessica.

Sonrío para aliviar la tensión.

—Sí, claro.

Entramos en la cocina y miro en dirección hacia el lugar donde estaba Sooyoung, pero ha desaparecido. Me muerdo un labio y miro de nuevo a Jessica, que está observando su vaso. Ninguna de las dos sabemos qué decir.

—Vamos a buscar a Yoona —sugiere.

—Taeyeon...

Empiezo a decir qu