capitulo 17
AFTER 2: EN MIL PEDAZOS (Versión TaeNy)Pov Taeyeon
La cabeza me da vueltas y sé que está mal, pero no puedo evitarlo. La deseo, la necesito. Me muero por ella. Tiene que ser mía y me ha dado un ultimátum: o me la follo, o me largo. Si ésas son mis opciones, no pienso largarme. Lo que está saliendo por esa boca suena tan raro..., tan impropio de ella.
Pero me pone muchísimo.
Sus manos intentan bajarme la cremallera de los jeans. Meneo la cabeza cuando el cinturón me cae por los tobillos. No puedo pensar con claridad. No puedo razonar. Estoy borracha y loca por esta mujer dulce y, en este momento salvaje, a la que quiero más de lo que puedo soportar.
—Espera... —repito.
No deseo que pare, pero mi lado bueno quiere oponer un mínimo de resistencia para no sentirse tan culpable.
—No..., no espero. Ya he esperado bastante —dice con voz suave y seductora mientras me baja las bragas y me acaricia con sus dedos.
—Joder, Tiffany...
—Ése es el plan: joder, Tiffany.
No puedo detenerla. Ni aunque quisiera. Lo necesita, me necesita. Y, borracha o no, soy lo bastante egoísta para aceptar si éste es el único modo en que puedo conseguir que me quiera.
Se arrodilla y pasa su lengua por mi o. Cuando bajo la vista, me mira y pestañea. Joder, parece un ángel y un demonio a la vez, tan dulce y tan guarra mientras me vuelve loca con la boca, lamida y lamida y trazando círculos.
Hace una pausa, se acerca , y pega la cara a mi o y me pregunta con una sonrisa:
—¿Te gusto así?
Casi me corro sólo de oírla. Asiento, incapaz de hablar, y se me lame de nuevo, ahueca las mejillas y chupa con fuerza mi oris con su preciosa boca. No quiero que pare pero necesito tocarla. Sentirla. —Para —le suplico, y le pongo la mano en el hombro para echarla atrás. Niega con la cabeza y me tortura subiendo y bajando a velocidad de vértigo—. Tiffany..., por favor —jadeo, pero la noto reír, una vibración profunda que me atraviesa hasta que, por fortuna, para justo cuando estoy a punto de correrme en su cara.
Sonríe y se limpia los labios hinchados con el dorso de la mano.
—Es que sabes muy bien —dice.
—Joder, ¿desde cuándo tienes una boca tan sucia? —le pregunto cuando se levanta del suelo.
—No lo sé... Siempre pienso estas cosas, sólo es que nunca tengo los cojones de decirlas —responde acercándose a la cama.
Casi me echo a reír a carcajadas al oírla decir «cojones». No es propio de Tiff, pero esta noche manda ella y lo sabe. Sé que está disfrutando de tenerme a su merced.
Ese vestido basta para hacer perder la razón a cualquiera. La tela abraza todas sus curvas, cada movimiento de su piel perfecta. Nunca he visto nada más y. Hasta que se lo quita por la cabeza y me lo tira juguetona. Creo que se me van a salir los ojos de las órbitas; tiene un cuerpo perfecto. El encaje blanco del sujetador apenas puede contener sus senos plenos, y lleva enrollado uno de los laterales de la braguita de encaje, dejando expuesta la suave piel entre la cadera y el pubis. Le encanta que la bese ahí, aunque sé que se avergüenza de las finas líneas blancas, casi transparentes de su piel. No sé por qué; para mí es perfecta. Con o sin marcas.
—Te toca. —Sonríe, y se deja caer en la cama.
He soñado con esto desde el día en que me dejó. No creía que fuera a llegar y aquí estamos. Sé que necesito prestar atención a cada detalle porque es probable que no vuelva a suceder.
Al parecer, lo pienso demasiado porque levanta la cabeza y me mira con una ceja enarcada.
—¿Voy a tener que empezar yo sola? —me pellizca.
«Joder, es insaciable.»
En vez de contestarle, me acerco a la cama, me siento junto a sus piernas y ella comienza a dar tirones con impaciencia a las bragas. Le aparto las manos y se las bajo.
—Te he echado mucho de menos —digo, pero ella sólo me agarra del pelo y me hunde la cabeza ahí abajo, donde me quiere.
Me resisto un poco pero al final cedo y la acaricio con los labios. Gime y se arquea cuando le dedico todas las atenciones de mi lengua a su punto más sensible. Sé lo mucho que le gusta. Recuerdo que la primera vez que se lo toqué me preguntó qué era eso.
Su inocencia me excitaba mucho. Me sigue excitando muchísimo.
—Así, Taeyeon... —gime.
La echaba de menos. Normalmente haría algún comentario sobre lo mojada que está, pero
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