capitulo 21
AFTER 2: EN MIL PEDAZOS (Versión TaeNy)Pov Tiffany
—¿Tienes planes para Navidad? —me pregunta Dara.
Levanto un dedo para indicarle que espere un momento mientras saboreo este bocado de ravioli. La comida es excelente; no soy una experta, pero este restaurante por lo menos debe de ser de cinco estrellas.
—La verdad es que nada del otro mundo —contesto al cabo—. Voy a pasar la semana en casa de mi madre. ¿Y tú?
—Voy a trabajar como voluntaria en un comedor social. La verdad es que no me gusta mucho volver a Busan. Tengo allí tías y primos, pero desde que mi madre murió... Allí no hay nada para mí —me explica.
—Siento mucho lo de tu madre, Dara. Aunque es todo un detalle que trabajes de voluntaria.
Sonrío para mostrarle mi simpatía y me llevo a la boca el último trozo de ravioli. Me sabe tan bien como el primero, pero después de lo que me ha contado Dara, disfruto menos con la comida a pesar de que aprecio la cena aún más. ¿No es raro?
Seguimos charlando y me pongo las botas con una tarta de chocolate sin harina bañada de caramelo. Más tarde, cuando la camarera trae la cuenta, ella saca la cartera.
—No serás una de esas mujeres que insisten en pagar a medias, ¿verdad?
—Ja. —Me río—. Puede, si estuviéramos en un McDonald’s...
Dara se ríe pero no dice nada. Taeyeon habría hecho algún comentario estúpido sobre cómo acabo de hacer retroceder el feminismo medio siglo.
Vuelve a caer una especie de aguanieve y Dara me dice que espere en el restaurante mientras ella busca un taxi. Es muy considerada. Al cabo de pocos minutos, me hace gestos al otro lado del cristal y salgo corriendo del restaurante para subir al coche.
—¿Cómo es que quieres trabajar en el mundo editorial? —me pregunta de camino al hotel.
—Me encanta leer, no hago otra cosa. Es lo único que me interesa, así que es la carrera perfecta. Algún día me encantaría ser escritora, pero por ahora disfruto mucho con lo que me permiten hacer en S Novel —le digo.
Sonríe.
—A mí me pasa igual con la contabilidad. Tampoco me interesa nada más. Desde pequeña supe que acabaría trabajando con números.
Aborrezco las matemáticas, pero sonrío mientras ella sigue hablando del tema.
—¿Te gusta leer? —pregunto cuando por fin se calla y el taxi se detiene delante del hotel.
—Sí, más o menos. Pero no leo ficción.
—Anda..., y ¿por qué no? —No puedo evitar preguntárselo.
Se encoge de hombros.
—No me va la ficción. —Sale del taxi y me ofrece la mano.
—¿Cómo es posible? —pregunto aceptándola y saliendo a mi vez—. La lectura es la mejor manera de escapar de las preocupaciones del día a día, de poder vivir cientos, incluso miles de vidas distintas. Lo que no es ficción no tiene ese poder, no te cambia del mismo modo que la ficción.
—¿La ficción te cambia?
—Sí, te cambia. Si no te afecta, aunque sólo sea un poco, es que no estás leyendo el libro a
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