Capítulo Treinta y Uno

CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN TAENY)

 

La luz del amanecer empezaba a teñir el cielo y a colarse en el dormitorio de

Tiffany, como desafiando a la joven a despertar. Con un gruñido molesto, se

giró en la cama y extendió el brazo hacia el cenicero y los cigarrillos que

estaban en su mesita de noche.

 

Será mejor que lo vaya dejando, pensó con aire apesadumbrado llevándose

un cigarrillo a los labios y encendiéndolo. Después de llegar del hospital,

Tiffany se había pasado casi una hora sentada en el sofá mientras Taeyeon

recorría la sala de arriba abajo, limpiando cosas que en realidad no estaban

sucias y hablando sin parar sobre su madre.

 

Menos mal que no ha dejado el hábito de la limpieza, porque si no esto sería

una leonera. Yo nunca malgastaría mi tiempo en sacarle brillo a las patas de

la mesa de café. Con tanta actividad, es imposible que el polvo vaya a

posarse en ningún sitio. A pesar de la falta de sueño, Tiffany se sentía

extrañamente a gusto. La madre de Taeyeon estaba enferma y, a pesar de que

la cosa iba en serio, los médicos parecían mostrarse optimistas y capaces de

controlar la situación.

 

Tras una larga calada, Tiffany contempló la pintura abstracta que decoraba

una de sus paredes. Todavía no entiendo qué le ve Taeyeon a esa cosa. El

cuadro no mostraba más que unos cuantos brochazos de color brillante que

formaban un patrón regular. Hasta un crío de cinco años podría hacerlo.

Tiffany siguió mirando el cuadro mientras se consumía su cigarrillo,

reflexionando sobre lo ocurrido la noche anterior.

Comprendió que había

tenido que llevar a Taeyeon al hospital, puesto que ella se encontraba

demasiado afectada para conducir, pero no comprendía por qué no había

llamado a Jessica.

Había dado por hecho que Taeyeon telefonearía de inmediato

a su ex – amante para que la ayudara.

En realidad, yo no he servido de

mucho. Sólo estuve… allí.

 

Tiffany se encogió de hombros, incapaz de determinar en qué momento

había hecho algo útil por Taeyeon. Aun así, le agradaba pensar que al menos

había sido capaz de consolar un poco a su compañera de piso.

 

Tras estrujar la colilla en el cenicero, Tiffany salió de la cama y se encaminó

al cuarto de baño. Si no puedo dormir, será mejor que me vaya arreglando. A

medida que se acercaba a la ducha, se preguntó con curiosidad si Taeyeon

recordaría que tenía un partido de softball.

Claro que no vamos a ir.

Me pregunto a qué hora querrá irse al hospital.

En ese momento, la idea de que

quizá Taeyeon no iba a necesitarla cruzó por su mente.

Tras silenciar la

necesidad más apremiante de la mañana, sin duda debido a la gran cantidad

de café y chocolate que había ingerido el día anterior, Tiffany se aseguró de

que la puerta estaba cerrada y se metió en la ducha. Corriendo la cortina

transparente, se maravilló otra vez de que nunca tuviera restos de jabón.

Seguro que la limpia a conciencia después de ducharse todos los días, pensó

dejándose empapar por la cascada de agua caliente.

 

Consciente de que Taeyeon estaba aún profundamente dormida y de que

probablemente quería seguir en ese estado un poco más, Tiffany se premió

con una sesión extra larga de ducha, dejando que las cálidas gotas

recorrieran su cuerpo. A pesar de que lo estaba disfrutando de lo lindo, de

pronto sintió curiosidad por la perilla multifunción. Un rápido giro y el agua

cambió de caer suavemente a un chorro concentrado de mayor potencia.

 

—Ohhh… —

exclamó, cubriéndose los pechos por la fuerza del agua

—. Es la última vez que hago estas cosas. —

Girándose para que el agua le masajease

la espalda, Tiffany se dio el lujo de pasar allí unos minutos más antes de

cerrar la llave y salir, situándose sobre la esponjada alfombrilla azul. La

ducha había resultado vigorizante, pero aprendió la lección y decidió no

jugar con la perilla de ahí en adelante… o al menos, no cuando ésta apuntaba

a zonas sensibles de su cuerpo

—. Mierda…

 

No tuvo necesidad de echar un vistazo al baño para asegurarse de que se le

había olvidado traerse la ropa limpia. La ropa interior que había traído

descansaba ahora, empapada, sobre la barra de la cortina. Por lo menos,

Taeyeon sigue dormida. Tras arrojar la toalla sobre la barra, empezó a pasarse

el cepillo por el pelo, estudiando su imagen en el espejo y advirtiendo, no sin

pesadumbre, que sus pechos parecían algo más caídos de lo que normalmente

estaban.

Genial, tengo veinticinco años y ya me estoy arrugando, pensó para sí.

Aunque es lógico, las tengo demasiado grandes como para que se queden ahí

arriba toda la vida. Inclinándose hacia delante, estudió su reflejo con

detenimiento en busca de arrugas en su frente y alrededor de los ojos. Al

no encontrar ninguna, y sintiéndose bastante estúpida por lo que acababa de

hacer, Tiffany terminó de peinarse y se lavó los dientes. Cuando iba a dejar

otra vez el cepillo en el soporte, su mirada cayó sobre la bandeja del jabón.

 

—Joder —

murmuró. De alguna forma, se las había arreglado para dejarla

llena de agua y los jabones literalmente flotaban en ella. Alcanzando la

toalla, secó a conciencia la bandeja y los jabones, acomodándolos después de

forma que no se notara demasiado el desastre.

 

¿Para qué demonios tiene esos jabones en el baño si nadie los puede usar?

 

Para que huela bien, basta con poner un ambientador. Aquélla era sólo una

más de las muchas molestias tolerables de su compañera de piso. A Taeyeon no

le gustaba la cortina de la ducha ni que Tiffany utilizara la barra como

tendedero de su ropa interior y a ella no le gustaban los jabones que

“no se pueden usar",

la funda de pelo de la taza ni el papel, duro y reseco, que su

amiga insistía en comprar.

 

Tú tienes tus caprichos y yo los míos, pensó Tiffany colocando el último

jaboncito en su lugar.

Simplemente, los míos no son tan molestos.

Tras arrojar la toalla húmeda otra vez sobre la barra, abrió la puerta y miró

hacia la izquierda para asegurarse de que la habitación de Taeyeon estaba

cerrada antes de echar a andar, totalmente desnuda, hacia la suya.

 

 

***

 

Exhausta por la desvelada de la noche anterior, sin mencionar el miedo que

había pasado por lo de su madre, Taeyeon no se sorprendió demasiado cuando

abrió por fin los ojos y comprobó que era casi mediodía. Intentando

despejar el sueño que aún le nublaba la vista, se levantó y caminó hacia el

baño con aire desganado. Casi por inercia, tiró de la toalla que estaba

colgada en la barra de la cortina de la ducha y quitó la ropa interior que la

acompañaba y dejó ambas cosas sobre el borde del lavabo, cosa que ya

formaba parte de su rutina mañanera, puesto que Tiffany era quien

normalmente se levantaba primero.

Girando las llaves de paso hasta lograr la

temperatura adecuada, Taeyeon cayó en la cuenta del chorro que caía con

fuerza y lo miró pensativamente, advirtiendo quién lo había cambiado.

Es la primera vez que lo hace. Una idea terriblemente lasciva cruzó su

mente en aquel preciso instante.

¿Qué estaría haciendo aquí dentro?

 

Cambiando la perilla de nuevo, Taeyeon se metió bajo el agua y agarró el jabón

con una sonrisa pícara en los labios.

 

Media hora más tarde, bajaba las escaleras. No se había preocupado de

secarse el pelo, que le caía libremente hasta la altura de la mandíbula por

delante y a la altura del cuello por detrás. Un agradable olor se las arregló

en aquel momento para colarse en sus fosas nasales y sonrió.

 

—Mmmm… ¿qué huele tan bien? —preguntó, sabiendo que Tiffany estaba en

la cocina. Inmediatamente, le contestó una voz clara y animada.

 

—He encontrado una caja de tortitas y las instrucciones venían en el lateral 

dijo Tiffany regalándole a Taeyeon una sonrisa—. He oído la ducha y pensé

que tendrías hambre.

 

—Muchas gracias —contestó Taeyeon,

contemplando la torre de tortitas que

había en un plato y sintiendo cómo su estómago rechinaba

—. Ya se me ha olvidado la última vez que alguien me hizo el desayuno. —

Después de

pensarlo un momento, se dio cuenta, con cierta pesadumbre, de que Jessica

había sido la última persona que había pasado la noche con ella y la había

sorprendido de esa forma. De aquello hacía casi tres años, y Taeyeon se

preguntó a dónde había pasado todo ese tiempo. Encerrada arriba frente al

ordenador y sin parar de escribir, contestó una voz en su interior.

 

—Tu vida ual es tan aburrida como la mía, ¿eh? —dijo Tiffany con una

mueca irónica, sacando a Taeyeon de sus pensamientos.

 

—No me lo explico, con todas esas mujeres pululando a tu alrededor. —

Tiffany le dio la espalda para

retirar la siguiente tanda de tortitas de la plancha.

 

Taeyeon, por su parte, la miró con aire pensativo.

—Supongo que llevo un tiempo sin ocuparme de eso. —Acodándose en el

mostrador, alcanzó la cafetera y vertió el líquido humeante en una de las

tazas que había cerca—. En realidad, tampoco lo había pensado. —Perdida en

sí misma, Taeyeon no se dio cuenta del momento en que Tiffany fue hasta la

nevera y le acercó el cartón de leche

—. Oh, gracias —dijo en ese momento, alargándole la taza

—. Así está bien.

 

—Tú siéntate y relájate. —

Tiffany señaló en dirección a la mesa

—. Yo me encargo de esto. Tengo la receta.

 

Taeyeon asintió, se dejó caer en una silla y se llevó la taza a los labios.

Hipnotizada por el vapor que se elevaba frente a sus ojos, Taeyeon dejó que

sus pensamientos vagaran con libertad mientras contemplaba a la mujer que

iba y venía en la cocina.

Después de todo el tiempo que habían vivido juntas,

iba comprendiendo cada vez un poco más a su hermosa pero conflictiva

compañera.

 

Ahora entendía que Tiffany era poco menos que un alma solitaria que sufría

profundamente por ello.

Cuando se había mudado, Taeyeon podía captar el

inquebrantable escudo de una mujer criada en las calles.

El tiempo, sin

embargo, le había mostrado lo que había bajo ese escudo.

 

En ocasiones Taeyeon lograba entrever a la adolescente confusa pidiendo a gritos

que la protegieran de aquellos que debían haberla protegido y sentía encogérsele

el corazón al pensar en la joven que jamás había recibido

el amor que con tanta desesperación necesitaba. 

 

Pero la noche anterior y esa misma mañana

le estaban mostrando otra parte de Tiffany.

 

Taeyeon sintió el cariño en la forma en que la había abrazado durante su

ataque de llanto, los cálidos abrazos que llegaban justo cuando más los

necesitaba, el café y las tortitas esperándola al despertar. 

Cuando Tiffany dejó sobre la mesa el plato y el sirope,

Taeyeon se levantó y envolvió a la joven

con sus brazos.

 

—Muchas gracias por haber estado conmigo ayer —susurró Taeyeon con la

boca enterrada en el rubio cabello de su amiga

—. Fue muy duro para mí y sólo quiero que sepas que te lo agradezco. —

Retrocediendo levemente, pero

aún sin soltarla del todo, Taeyeon miró con intensidad sus ojos claros

—. No cualquiera se pasaría toda una noche sentada en la sala de espera de un

hospital sólo para dar apoyo moral a una amiga

 

La media sonrisa de Tiffany parecía forzada y Taeyeon se dio cuenta de que la

joven era incapaz de mantener el contacto visual.

 

—Ya, bueno… —dijo la rubia antes de apartarse de ella

—. Tú también me has apoyado. Es lo menos que podía hacer. 

Será mejor que comas algo antes de que se enfríe.

Captando la incomodidad de su amiga, Taeyeon dirigió una última mirada a

Tiffany antes de volver a sentarse. La escritora apenas había dado el primer

bocado a su desayuno cuando cerró los ojos y dejó escapar un gruñido de

satisfacción.

 

—Oh, está buenísimo. —Otro bocado—. No me había dado cuenta del

hambre que tenía.

 

—Bueno, ayer no cenaste nada —indicó Tiffany, negando con la cabeza

cuando Taeyeon le señaló la torre de tortitas

 

—. No, gracias. Me he levantado

temprano y ya he comido. Ah, por cierto, te han llamado por teléfono.

 

—¿Ah, sí? —Taeyeon cortó con el tenedor otro pedazo de tortita—. ¿Quién

era?

 

—Tu tía Helen.

 

El tenedor de Taeyeon se detuvo a medio camino entre el plato y su boca y

miró a su compañera como si acabara de decir que los de Hacienda querían

pedirle audiencia.

 

—Y… ¿qué ha dicho? —preguntó con turbación. La mención de la excéntrica

hermana de su madre nunca era buena señal. Taeyeon aún se acordaba de las

muchas ocasiones en que sus padres se habían encerrado tras una reunión

familiar para discutir acerca de algo que Helen había dicho o hecho.

 

—Que llegará al aeropuerto a las cuatro y veinte. Te he apuntado el número

de vuelo. ¿Por qué pones esa cara?

 

Taeyeon había cerrado los ojos y arrugado la nariz, completamente segura de

que estaría sufriendo un horrible dolor de cabeza antes de acabar el día.

 

—¿Te ha dicho cuánto se va a quedar?

 

—No. Había mucho jaleo y su acento es algo extraño.

 

—Es de Boston —dijo Taeyeon,

abriendo los ojos y contemplando la tortita mientras la empujaba por el plato

—. Vaya mierda —susurró.

 

—¿No es uno de tus parientes más queridos? —aventuró Tiffany.

 

—La soporto —

convino Taeyeon con tono de fastidio

—. Es un poco… es del tipo de personas que “lo que ves, es lo que hay”.

La tía Helen no se calla nada y opina de todo. —

Tras varios tragos de café, destinados más a ordenar sus

ideas que a saciar la sed, Taeyeon continuó

—. No sería tan horrible si no

pensara automáticamente lo contrario que mis padres sobre cada cosa.

 

—¿Se lleva bien con tu madre? —preguntó Tiffany.

 

—Si hace tiempo que no se ven, la cosa no va tan mal durante un rato. Se

ponen al día de sus respectivas vidas y cotillean sobre el resto de la familia.— 

 

—  No suena tan mal.— 

 

Taeyeon levantó la cabeza.

—No, esa es la parte buena. Luego mi madre empieza a fastidiarla con su

costumbre de beber o fumar o el sinfín de novios que tiene o su vida

descarriada. —

Taeyeon encerró esas últimas palabras entre comillas con los

dedos

—. Entonces empieza lo bueno. Cuando papá vivía, los tres se

enfrascaban en unos profundos debates sobre todos los temas de este

mundo y más. La última vez que vino de visita le dijo a mamá que se negaba a

quedarse bajo el mismo techo que ella. —

 

En ese punto, sus ojos se abrieron desmesuradamente ante una idea

—. Oh, Dios, espero que ya se le haya olvidado.

No quiero que se quede aquí. Voy a buscarle un hotel.— 

 

—Vaya, debe ser horrible, ¿eh? —

Tiffany negó con la cabeza

 

—. Y yo pensando que te trizaba los nervios. Parece ser una buena pieza, si puede

superar a tu infernal compañera de piso. —

Tomada por sorpresa por el comentario,

Taeyeon vio a su amiga encogiéndose de hombros

 

—. Te oí una vez hablando por teléfono —confesó Tiffany.

 

—Yo… —

Taeyeon bajó la vista hacia el plato, lamentando en serio que la joven

hubiese escuchado aquellas palabras saliendo de su boca

—. Hace mucho que no lo digo.— 

Por lo menos estas últimas semanas.

Tiffany meneó la cabeza quitándole importancia.

 

—No te preocupes. Tenías todo el derecho. Debe ser difícil vivir con alguien

tan…— 

 

—¿Vago? —

aventuró Taeyeon, provocando una media sonrisa de su compañera.

 

—Iba a decir alguien tan diferente a ti —concluyó Tiffany, mirándola

fijamente

—. Tampoco es fácil convivir con la señorita Trapo y Fregona, pero

oye, no nos va mal.— 

 

No parecía estar tan molesta por el comentario anterior como Taeyeon había

supuesto y la escritora decidió que Tiffany ya debía haberla perdonado.

 

—Así es —convino Taeyeon, al menos por ahora

—. Alguien me dijo una vez que, con tolerancia y paciencia,

no hay nada que no se pueda solucionar si la gente

implicada está dispuesta a esforzarse para ello. Quién sabe, a lo mejor un

día acabamos siendo buenas amigas.— 

 

—Mejor no adelantar acontecimientos —

le advirtió Tiffany con un deje de

ironía y pareciendo mucho más relajada y amigable de lo normal

—. Sigo pensando que eres un grano en el trasero con todo eso de limpiar y lavar. —

Acto seguido, se puso en pie y se tanteó el bolsillo del pantalón

—. Hora de fumar. Volveré

en un par de minutos y, si quieres, iré contigo al hospital. Jiwoong ha llamado y

ha dicho que se reunirá contigo allí.

 

—Parece que he sido la última en caerme de la cama esta mañana —dijo

Taeyeon—. Y sí, puedes venirte si quieres, aunque luego tendrás que llevarme al

aeropuerto para recoger a mi tía.— 

 

—No hay problema. Por lo que he oído de ella hasta ahora, será divertido.

Ahora vengo. —Así, Tiffany abrió la puerta corredera y salió a fumar.

Taeyeon devolvió su atención al plato de tortitas que tenía delante, a pesar de

que su apetito parecía haberse calmado al oír mencionar a su problemática

tía. Tenía la esperanza de que Helen estuviera más preocupada por el estado

de salud de su hermana que por traer a colación los seis mil tópicos que,

invariablemente, terminaban convirtiéndose en una auténtica batalla

dialéctica.

¿Quién la habrá llamado?, se preguntó. Seguro que la abuela

Betty.

 

Helen había sido una de las personas que no consiguió localizar en la primera

ronda de llamadas, frustrada cuando el buzón de voz le indicó que no

quedaba espacio en la cintapara dejar mensajes. Taeyeon se hizo una nota

mental para no recordarle a su tía la discusión que había terminado con su

negativa a quedarse en la casa y evitar así que quisiera alojarse con ellas.

Para consternación de Taeyeon, sintió una punzada en la sien anunciándole el

dolor de cabeza que estaba por llegar, y empezó a dudar de que aquel día

fuera a resultar bien.

 

(☞゚ヮ゚)☞ CONTINUARA....

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Comments

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taeyeonnayeon
#1
voy a empezar a leer esto uwu
TaeNy_1
#2
Chapter 50: Fascinada ♡ enamorada de principio a fin, recién la comencé a leer y quede enganchada, muchas felicidades por plasmar esta hermosa novela ♡.
Luhana2005 #3
Chapter 50: me encanto.. recién lo leo y me encantooooooooo .. super dulces las dos.....
L_ight_ #4
Chapter 50: No sé si había comentado el final de este fic, pero como lo leí todo de nuevo entonces siento que con más razón debo hacerlo.
Realmente disfruté mucho leyéndolo, creo que fue muy acertado que ellas se sanaron a si mismas antes de comenzar una relación, creo que no es lo más sano del mundo basar tu amor a ti mismo en otra persona. Sentía tanta pena por Jessica , siempre ha sido mi favorita, tanto en la vida real como en la ficción, ayudaba a los demás a sanar pero ella misma seguía arrastrando problemas del pasado.
Gracias por compartir esto con nosotros.
papafrita76 #5
Chapter 50: Muchas gracias por subirla completa, ya tengo la vision nublada de tanto haberme leido los capitulos enteros, tambien me la termine en dos dias. Me gusto muchisimo!
audaf27 #6
Chapter 50: Me aventé la historia en dos noches !!! Me duelen los ojos pero valió la pena !!! Jaja
KrySulDay17
#7
Chapter 50: Excelente historia, no paraba de leerla
... La leí en dos días y un ratico .. Pueden creer que se me acabó la batería del teléfono a las 4 de la madruga justo leyendo el epílogo.. Y como no encontré en cargador, tuve que esperar hasta ahora para leerlo... Pero valió la espera ... Sólo hay un pensamiento que ronda mi cabeza... Me hubiera gustado leer al final también algo como Tae presumiera a Tiffany con sus amigas del softbol jeje ... en resumen fue una historia increíble
alexghastly #8
Chapter 50: estuvo de lo mejor espero que podamos leer mas historias que adaptes a taeny
LectoraLemon #9
Chapter 50: Wooo .. estuvo genial ..me gusto el final .. y tamben los momentos suculento .. creo q me tomo solo 2dias .para acabar de leerlo todo . gracias por compartir esta historia .. espero que compartas mas fics pero con hartos momentos suculentos xd xd
Saludos <3
abi-21 #10
Chapter 50: Leí la historia en 2 días y medio,ojalá fany se hubiera reconciliado con su mamá, pero bueno, fue muy linda, gracias x compartirla :D