Capítulo Veintidos
CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN TAENY)***
El Omni se dirigió por la calle Es, Tiffany instintivamente miró a su
alrededor y cerró todas las puertas de su coche. Una calle sin salida
conducía a uno de los más viejos trailer park del condado, Es era un
refugio para personas que operaban fuera de la ley. Era común ver los
esqueletos de autos hurtados tirados en los lotes vacíos y a los niños
jugando sin zapatos en la calle.
Tiffany evitó el contacto visual con las
personas que estaban sentadas en sus porches o apoyados contra los autos
mientras ella manejaba el coche por el trailer park. Divisó el remolque
blanco y amarillo de inmediato y se estacionó delante de él, el camino de
acceso estaba siendo obstruido por una vieja camioneta roja. La música de
Heavy metal sonaba con gran estruendo detrás de las ventanas cerradas.
Veo que sigues siendo el mismo imbécil de siempre, ¿eh Choiza?
—Hey Tiffany, me alegro que hayas podido venir— Sulli dijo mientras
abría la puerta—Oh perfecto, recordaste comprar algo de cerveza. Entra,
Choiza acaba de preparar uno—
—Genial, me vendría muy bien después del día que tuve— Entrando, el olor a
cigarrillo y el humo de la marihuana asaltaron sus sentidos. Demonios Sulli,
abre aunque sea una maldita ventana, o al menos enciende el abanico. Choiza
estaba sentado en un sillón reclinable, el mueble de la televisión estaba
cubierto por periódicos y latas vacías de cerveza. El brazo del sillón
sujetaba el cenicero desbordado de cenizas.
—Hola Tiffany, ¿cómo diablos te encuentras?— Él preguntó—Estoy a punto
de encender uno. Toma asiento—
—Hola Choiza —
—Meteré esto en el refrigerador— Sulli dijo, tomando los dos packs
de cerveza de Tiffany.
—Antes de que te las lleves déjame una de esas a mí— su marido exigió.
Tiffany se sentó en el sofá y sacó sus cigarrillos de su bolsillo—Tomaré una
también—
—¿Entonces para que me molesto en meterlas al refrigerador?— La
mujer alta dijo, dejándose caer en el sofá a un lado de ella y abriendo el pack
de cervezas— Choiza , ya déjate de pendejadas y prende esa cosa—
—Lo estoy prendiendo, lo estoy prendiendo. Joder, no te comportes como
una perra sólo por que tu amiga está aquí. Realmente te va a gustar esta
mierda, Tiffany. Un solo golpe es maravilloso. Me fumé uno yo solo esta
mañana y me golpeó el trasero por horas—
—Por eso es que tuve que ir por la cerveza temprano. Él se despertó antes
que yo y no me permitió fumar ninguno hasta que le consiguiera la cerveza—
—Esa es la única forma en que la puedo obligar a hacer cualquier cosa— Choiza
dijo.
Oh coño, ya comenzaron, Tiffany gimió interiormente. Eso es, dale un golpe y
deja de ser un imbécil. Ella tomó el porro ansiosa de las manos de Tom y lo
llevó a sus labios. Oh yeah, esto sí que sabe bien—Demonios, ¿dónde
consiguen esta buena mierda?—
—Mi primo tiene una granja aproximadamente a tres horas al norte de aquí.
Él la cultiva en su granero— Choiza dijo con orgullo—Hombre, él siempre tiene
las mejores jodidas cosas que van saliendo— Él levanto firmemente un bolso
para emparedados que estaba lleno hasta la mitad de hierba mala—Las
malditas mejores cosas. No como esa mierda que venden en la calle—
Tiffany dio otro golpe antes de pasar el porro a Sullo—Oh yeah, esto
es muy agradable—
—¿Y por qué traes esas pateadoras de mierda?— La mujer alta preguntó,
señalando las botas de Tiffany.
—Oh, conseguí un trabajo limpiando desechos de un edificio viejo de la unión
de crédito que esta sobre la Avenida Exchange—
—¿Te refieres a ese lugar que se incendio?—
—Deja de hablar y dale ya el maldito golpe— Choiza expreso con un gruñido,
inclinándose hacia adelante para alcanzar el porro.
—Yeah— Tiffany contestó la pregunta de Sulli, . Deja ya de ser un
idiota, Choiza—La paga es muy buena. Diez por hora y el horario es flexible—
—¿Escuchaste eso?— La mujer alta le dijo a su marido—Diez dólares por
hora. ¿Aún están contratando?—
—Creo que sí. Acabo de ser contratada hoy— Tiffany levantó su mano para
tomar el porro de Tom, quién le dio al menos tres golpes antes de pasarlo.
—No trabajo por menos de doce— dijo él, tratando de alcanzar su cerveza—
¿Y cómo es que ya no trabajas en el Tom Cat?—
—Esto es sólo temporal mientras mi labio se cura. Me lastimé en una pelea
en el bar la semana pasada—
—Oh— Dió varios tragos de la lata—Como siempre he dicho, con un trasero
como el tuyo es mejor que trabajes en algo que te haga ganar dinero de
verdad y no haciendo el trabajo de perras gordas que solo ellas pueden
hacer— Él extendió la mano para tomar el porro de la mano de Sulli—
No como esta vaca por la que nadie pagaría por quitarse la ropa—
—Vete al diablo— la pelirroja le contestó. Sigue jodiendo y entonces
dormirás en la maldita casa de tu madre esta noche—
—Al menos su casa no es una maldita porqueriza como este lugar— dijo él,
pasándole el porro a Tiffany—Ella no trabaja en todo el día. ¿Puedes creer
que no es capaz de pasar la jodida escoba aunque sea una vez, de vez en
cuando?—
Oh diablos, por favor no peleen esta noche, Tiffany imploró silenciosamente.
Tan sólo quiero una buena elevada y marcharme.
—Así como tú te levantas para ir a trabajar cada mañana, ¿Verdad?—
—Oh jódete, Sulli— Él tomo la bolsa con marihuana y sus cigarrillos y se
puso de pie—No tengo por que quedarme sentado aquí y escuchar toda esa
mierda—
—Muy bien, vete con Gaeko o con quien te de la gana. Me importa un carajo lo
que hagas—
—Bien—
—Sólo déjame algo de hierba, ¿ok?—
—Vete al infierno. Consíguete la tuya— Él salió por la puerta, no
molestándose en cerrarla.
—¿A dónde va?— Tiffany preguntó, tomando ventaja del pleito para dar otro
par de golpes de marihuana.
—Que se joda. Sabia que no me dejaría nada— Ella entró en el cuarto de
baño y regresó con una lata de rociador para el pelo.
—Aquí tienes. Ya no queda mucha—
—No te preocupes por eso, Tiff— Sulli tomó el asiento desocupado de
Tom y tomó el porro que quedaba—Gracias— Ella inhaló profundamente.
Devolviéndolo, ella exhaló lentamente para evitar ahogarse—Oh esto esta
bueno. Toma— La mujer sujetó la lata del rociador para el pelo en ambas
manos y giro la tapa. En el fondo del tubo había un pequeño tubo de metal—
Choiza no sabe de esto. Cada vez que él consigue una buena cantidad de hierba
buena, después de que se queda dormido voy afuera y tomo algunas
porciones para mí. Él cree que me castiga no dándome hierba, es un baboso
estúpido— Ella abrió el tubo metálico y vació el bulto de marihuana que
estaba escondido dentro—¿Te sientes bastante consciente cómo para
preparar un buen porro? Odio hacerlo con el maldito periódico—
—Claro, no hay problema— Tiffany contestó—Así es que tú y Choiza están
obviamente juntos de nuevo. ¿Ya no estás trabajando?—
—No, maldita sea. Tenía un empleo entregando pizzas pero el camión se
averió y no pude darme el lujo de repararlo. El idiota de mi jefe no me
dejaba usar el coche de la compañía porque tuve un pequeño incidente con el
vehículo el invierno pasado—
—Eso apesta— No te prestaría mi coche tampoco. Sé cómo conduces.
Tiffany tomó el porro y trató de alcanzar su encendedor—¿Dónde están los
niños?—
—Bekah se esta quedando con mi madre hasta la audiencia de la semana
próxima. No me dirán donde esta Jeno— Sulli tomó el porro—Choiza y
yo estábamos peleando y los malditos vecinos llamaron a la policía. Pues, ya
sabes como son esas cosas. Entraron y vieron la droga nos agarraron y se
llevaron a los niños—
—Oh no. ¿Y ahora que pasará?—
Sulli se encogió de hombros y prendió el porro—No lo sé—
—Y bueno, ¿Ya pediste ayuda legal?—
—¿Para qué molestarme? Me devolverán a los niños de todas maneras. Choiza
acordó entrar en un grupo de ayuda por treinta días y obtendremos
beneficios mientras él este allí. Eso ya ha ocurrido antes. Toma—
Tiffany tomó el porro e inhaló duro. ¿Cómo puedes sentarte allí y qué no te
importe donde están tus hijos y qué estén haciendo? ¿Qué estás haciendo
viviendo con ese imbécil? Finalmente la molestia dentro de ella fue
demasiado—Sulli, ¿Por qué sigues con él?—
—Oh, tú sabes cómo es esto, Tiff. Él dice que no lo hará nuevamente y yo le
creo. La misma mierda de siempre—
—Pero tú sigues volviendo con él. ¿Por qué? Por lo menos yo fui lo
suficientemente inteligente para apartarme de esa mierda—
—Lo sé, lo sé— La mujer dijo—Él es un perdedor y siempre lo será pero,
¿qué puedo hacer? Él es su padre—
—¿Y qué? Él no es un buen padre de todos modos pues no es capaz de traer
dinero a casa. Steph, tú mereces algo mejor que él. Los niños también—
¡Dios mío! ella gritó por dentro. Ella está actuando justo como mi madre—
¿Piensas que a Bekah le gusta despertarse asustada por culpa de sus
arrebatos?—
—Aun así él es su padre— Ella se encogió de hombros—No creo que le
moleste a ella demasiado— Ella le tendió el porro—Toma, dale otro golpe—
Tienes que estar bromeando. En su mente Tiffany vio a su madre sentada
sobre un sofá similar, bebiendo hasta la inconsciencia e ignorando al animal
que aterrorizaba a sus niñas. Tiffany dejó el encendedor sobre el tazón y
presionó el porro contra sus labios. ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué
estoy sentada con la reencarnación de mi madre? Exhalando, otro
pensamiento llegó a ella. ¿Cómo carajos voy a irme a casa? —Sulli, quédate
con las cervezas pero ya debo irme—
—¿Estás segura? Vamos, siéntate y toma otra cerveza. Puedes tomarte
otra, ¿oh no?—
—Por supuesto que puedo pero realmente debo irme ya. Olvidé que prometí
a mi compañera de apartamento que la ayudaría con algo esta noche—
Tiffany tomó sus cigarrillos y su encendedor, guardándolos en su bolsillo.
—¿Tienes una compañera de apartamento? ¿Desde cuándo?—
—Mi apartamento se incendio hace unas semanas. Escucha, en verdad debo
irme— Tiffany se puso de pie sólo para volver a sentarse de nuevo—Whoa—
La marihuana me pegó fuerte, hizo un esfuerzo para mantener sus ojos
abiertos.
—Oye, recuéstate y relájate— Sulli le ofreció el porro—Venga, uno
más no te hará daño. Nunca tengo compañía—
De ninguna manera, ¿quién querría acompañarte? —No, realmente debo
llegar a casa. Ok Tiffany, tú puedes hacer esto, ella se dijo a sí misma.
Simplemente ponte de pie. Otra vez se levantó pero esta vez logró quedarse
en posición vertical—¿Sabes mi número del bíper verdad? Llámame cuando
tengas teléfono—
—Bueno, ahora sabes donde vivo. No eres una desconocida. Tal vez
aprovechando que los niños no están aquí Choiza y yo hagamos una fiesta el fin
de semana o algo por el estilo. Estas invitada—
—Yeah, tal vez venga— Tiffany trató de alcanzar la manija de la puerta,
apoyando su peso contra ella—Gracias por la hierba—
—Cuando quieras, Tiff. Visítanos pronto—
Girando la manija, sin caer Tiffany intento seguir sus propias instrucciones
pero dar los pasos resultó todo un reto. Tropezó accidentalmente,
terminando sentada sobre la tierra. Carajo. Miró para ver si Sulli se
había dado cuenta pero el porche estaba vacío. Te importó una mierda
esperar lo suficiente para asegurarte de que llegara bien al coche ¿verdad?.
Colocándose sobre sus rodillas, Tiffany se obligó a enfocar y ponerse de pie.
Oh mierda creo que fumé demasiado. Apoyando su mano contra el lado del
remolque, ella se abrió paso adelante. Choiza no estaba bromeando cuando dijo
que esto te golpea de maravilla. Mierda, apenas puedo ponerme de pie. Ella
caminó tropezando con sus pies desde la casa de Sulli hasta el Omni.
Ábrete. Carajo, primero debes quitar los seguros, pendeja. Requirió de tres
intentos para lograr abrir la puerta, luego fue otro reto meter la llave en el
encendido. Oh mierda, ¿cómo se supone que conduciré? No voy a poder ver
la maldita carretera. Tiffany se apoyó contra el cabecero. Vamos, Tiff,
tienes que salir de aquí. Apuntando ciegamente hacia el encendido
finalmente logró meter la llave. Oh cielos, no debería estar haciendo esto.
Agarrando volante, se colocó en posición vertical y echó a andar el motor.
Bajó el vidrio de la ventanilla pero no fue de gran ayuda. El Omni viró de un
lado a otro en su lento andar sobre la calle Es. Un gran pitido la sacó de
su trance en el momento que evitó golpear un vehículo que venía. Mierda, no
puedo hacer esto. Girando el volante, Tiffany se estacionó en una esquina
junto a un parque. En la esquina había una cabina telefónica azul y blanca.
Yeah, es lo que necesito. Llamaré a alguien para que venga por mí. Luego
surgió otro problema cuando miró sus bolsillos, sólo traía un penique.
Apuesto que dejé caer un cuarto en alguna parte de aquí. Por supuesto no
tendría ni la más mínima oportunidad de ponerme a buscar. Probablemente
me desmayaría.
CONTINUARA...
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