Capítulo Veinte
CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN TAENY)Tiffany sonrió frente al estacionamiento del edificio. Una mirada rápida a su
reloj de pulsera le indicó que tenía menos de cinco minutos para
estacionarse y llegar hasta el consultorio de Jessica para su sesión. Después
de aparcar el coche, cruzó a través de la puerta giratoria del edificio.
—Buenos días, Señorita Hwang— Raina dijo, mirando en la libreta de
citas de Tiffany—La Señorita Jung la atenderá en un momento—
Ella asintió y dio un leve gruñido de aceptación antes de tomar asiento en
una de las sillas cercanas a la pared. Necesito más café, pensó para sus
adentros, deseando haber dormido otros veinte minutos esta mañana. Por
supuesto que tenía que aceptar una cita temprano debido a la regla de
Jessica de no beber o fumar marihuana antes de la sesión. Supongo que no
puedo quejarme. Ante el sonido de una puerta abriéndose, levantó la mirada
y vio a Jessica.
—Buenos días, Tiffany. ¿Comenzamos?—
—Siéntate donde quieras— dijo Jessica mientras cerraba la puerta detrás de
ellas.
Las elecciones de Tiffany eran las mismas de la cita anterior, el sofá,
la silla o las bolsas acojinadas. Sin pensarlo, escogió la silla, recogiendo sus
piernas debajo de ella en el cojín grueso de piel
—¿Y cómo estás esta mañana?—
La terapeuta preguntó mientras tomaba asiento en el sofá, con
un portapapeles en su regazo.
—Bien—,
Tiffany limpió sus manos sudorosas sobre sus piernas, sorprendida
por el aumento de temperatura de su cuerpo. Era un sentimiento que ella no
había experimentado desde que una vez fue llevada a la oficina del director
en la escuela secundaria
—Sólo necesito un poco de café, supongo—
—Adelante, toma el que quieras. Hay una cafetera sobre la mesa justo en
aquella esquina— Dijo Jessica—Si lo prefieres, puedes traer una taza grande
sólo para tu uso—
—Naw, gracias de cualquier manera, Doc— Se puso de pie y camino hasta la
máquina de café tomando un vaso blanco de unicel—No estoy acostumbrada
a usar mucho las tazas. Además, la mayor parte de las que tenía, se
quemaron en el incendio—
—No tiene nada de malo tener una taza favorita para el café, Tiffany. Algo
especial para ti. ¿Tuviste alguna cosa especial cuando eras niña?—
Tiffany dejó de echar crema a su café y miro abajo viendo como se
mezclaba el café de moca con la crema—No tuve nada especial cuando era
niña, Doc. Solo tuve a Michelle— Lanzando el agitador plástico a la basura, volvió
a su silla y miró a su amiga/terapeuta—¿Es por eso que estoy tan
jodidamente mal? ¿Porque jamás tuve una taza especial para mí?—
—Preferiría que no pensaras en ti misma como si fueras un objeto dañado,
Tiffany— Jessica amonesto amablemente—Hablando de daño. Hablemos sobre
esa horrible herida en tu cara—
—Te dije el Sábado en el juego que no fue nada—
—Y creo que te dije lo que pensaba de esa respuesta. No evites las
responsabilidades, Tiffany, ¿recuerdas? Así que dime quién te golpeó y por
qué—
—Fue un estúpido universitario que alardeaba con sus amigos. Él quiso algo
más que sólo mirar y cuando intenté escaparme él me golpeó—
—¿Cómo te hizo sentir eso?— Oh genial. Aquí vamos con las preguntas escabrosas
—¿Cómo piensas que me hizo sentir?—
Contestó ella, cruzando sus brazos sobre el pecho y clavando
los ojos en los diplomas de la pared. Estaban demasiado alejados como para
poder leerlos pero era mejor que estar mirando a Jessica a los ojos.
—Preferiría que me lo dijeras en lugar de intentar adivinar— Jessica
argumentó—Hagamos la pregunta aun más fácil. Olvídate de ese incidente.
¿Cómo te hace sentir el desnudarte en general?—
Ella se encogió de hombros—Es un trabajo—
—Así como lo es ser terapeuta—
Tiffany captó un movimiento por el rabillo de su ojo y giró su cabeza para
ver a la mujer castaña escribir algo
—¿Qué?—
—¿Hmm?—
—¿Qué estas escribiendo?
—Sólo escribo una nota, Tiffany. Hay muchas cosas que se hablan a veces y
hago notas para recordar algún tema en particular—
—¿Y qué es lo que escribes?—
Ella se sorprendió cuando la terapeuta le
entregó el portapapeles.
—Mira por ti misma. No hay nada allí que sea un secreto para ti, — dijo
Jessica—Todo lo escrito allí es solo para ayudarte, y no para lastimarte—
Tiffany tomó el portapapeles y miró el papel sobresaliente. Una línea
mostraba la fecha de hoy y varias palabras escritas con letra no muy claras
por la escritura a mano de Jessica. Ella se encogió de miedo por una palabra
rodeada con tinta azul. El cuaderno de apuntes—Um, yo uh…olvidé lo del
cuaderno de apuntes. No voy mucho a la tienda—
—Esto no va a funcionar— dijo Jessica mientras se levantaba del sofá y se
dirigía a su escritorio—No puedo trabajar así. Tienes que querer cambiar lo
suficiente como para hacer las cosas que necesitas hacer— Ella abrió una
gaveta y sacó un cuaderno de apuntes—Toma. Tráelo cada vez que vengas.
No tienes que mostrarme lo que escribes si no quieres pero espero que
escribas diario en él—
Tomando el cuaderno de apuntes, Tiffany lo abrió y pasó algunas páginas. No
había nada escrito solo eran hojas blancas con delgadas líneas azules—Yo…
no soy buena escribiendo— Cerró el cuaderno y lo colocó al lado del café.
—Piensa que es como un diario—
—Los diarios son estúpidos. ¿Por qué escribir todos tus secretos justo para
que alguien pueda descubrirlos?—
—¿Es a lo que le temes? Jessica regresó a su posición casual en el sofá— ¿Que alguien pueda usar tus palabras contra ti?—
—Ni siquiera sabría sobre que escribir—
—Escribe acerca de cualquier cosa que te venga a la mente de la manera que
quieras. Puede ser poesía, prosa, una carta para un viejo amigo, cualquier
cosa—
—Yeah, bien— dijo ella, resignada garabateando algo en el cuaderno.
Sintiendo una pausa en la conversación, levantó la taza de café y bebió un
sorbo.
—¿Estás cómoda?—, preguntó Jessica. Tiffany colocó sobre el suelo la taza y
cruzó sus brazos antes de asentir con la cabeza—Bien— la terapeuta
continuó—¿Has estado leyendo tus meditaciones matutinas?— Otra
inclinación de cabeza—El tema de hoy es acerca de saber de donde viene la
culpa—
Uh oh. Tiffany se tensó, cruzando sus piernas al estilo indio. El sentimiento
de estar en la oficina del director regreso con fuerza renovada—Sé de
donde viene la culpa— dijo ella suavemente, fijando de nuevo su mirada a los
diplomas de la pared.
—¿De dónde?—
—De él—
—Dime su nombre—
—Él. El inútil marido de mi madre—
—Tu padre—
Tiffany gruñó y tomó una aspiración profunda.
—¿Cómo lo llamabas?
—¿Te refieres aparte de llamarlo hijo de puta?— Ella cambió de posición
otra vez, deseando tener permiso de fumar en la oficina de la terapeuta.
—Aparte de eso— Jessica dijo con una sonrisa ya conocida.
—Le llamábamos...— Le tomó algo de esfuerzo decir las palabras—...Papi—
Tiffany no hizo el menor esfuerzo para ocultar el veneno en su voz—Él no
merecía que lo llamáramos así. Odio al bastardo—
—¿Por qué?—
—Tú sabes por qué. Te dije que nos lastimó a Michelle y a mí —
—Hay muchas formas de lastimar a alguien, Tiffany. ¿Qué hizo él?—
Su pie se contrajo nerviosamente
—No lo sé, de todo, creo—
—Tú lo sabes bien. No acepto un no lo sé—
Tiffany se giró y miró a la terapeuta—Él nos pegaba— dijo coléricamente—
Él pensaba que por ser nuestro padre le daba el maldito derecho de
pegarnos cada vez que se le antojaba. ¿Eso es suficiente?— Ella regresó la
mirada hacia los diplomas, esperando la reacción por su despliegue
emocional.
—Tú dímelo— Jessica dijo serenamente—¿Tus pesadillas son sobre tu padre
golpeándote a ti y a Michelle?—
—Son sobre un montón de cosas— ella se encogió de hombros, su cólera
disminuyó algo por el tono suave de la terapeuta—Algunas veces—
—¿Sobre qué son tus pesadillas la mayoría de las veces?—
Comenzó a mover el pie nerviosamente
—Diferentes cosas— Sólo dilo, una
pequeña voz gritaba en su cabeza. Vamos. Dile como el solía meterse dentro
de tu cama por las noches. Cuéntale la pequeña sucia niña que eras. La
respiración del Tiffany aumentó, las grandes paredes de la oficina parecían
cerrarse hacia ella—Y-yo tengo que irme— dijo repentinamente,
levantándose de su silla.
—Tiffany, espera— Jessica se levantoó igualmente, el portapapeles cayó al
suelo desde el sofá.
—No, me tengo que ir—
—Puedes terminar una sesión en el momento que tú quieras pero no quiero
que salgas huyendo sólo por que tienes miedo de afrontar los sentimientos
que surgen de pronto— Ella alcanzó a Tiffany y recogió el cuaderno de
apuntes—Recuerda que cualquier cosa que digas en esta habitación,
cualquier cosa que escribas en este cuaderno, se queda aquí. Nadie va a
usarlo en tu contra o juzgarte por eso— Dando el cuaderno de apuntes a
Tiffany, ella agregó —además, tengo el presentimiento de que tú ya te
juzgas lo suficiente por eso—
Mientras las paredes parecían dejar de acercarse, la joven aun se encontró
incapaz de mirar de frente a Jessica, escogiendo en lugar de eso mirar la
cobertura blanca y negra del cuaderno de apuntes—¿eso crees, huh Doc?——
—Yeah, eso creo— Jessica dijo suavemente. Tiffany intentó no sobresaltarse
cuando sintió la suave presión de la mano de la terapeuta presionando su
hombro—Vamos a trabajar en eso— Soltando el agarre, Jessica dio un paso
hacia atrás—Muy bien, puedo ver al conejo atrapado mirar a través de tus
ojos. Lee tus meditaciones, escribe en tu cuaderno de apuntes, y lo más
importante de todo, haz algo agradable por ti misma cada día—
Tiffany comenzó a rodar sus ojos. Oh si, hacer algo agradable por mi cada
día. Sigue viviendo en las nubes, Doc. Para Jessica ella dijo —Yeah, Ok Doc.
Te veré la semana próxima—
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Actualización cortita.✍(◔◡◔)
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