Epílogo
Culpa Mía ©TAEYEON
Un mes después…
—Ni se te ocurra abrir los ojos—le dije emocionada mientras la llevaba al centro de la habitación. Tenerla allí por fin me daba una alegría que no sabía cómo expresar con palabras. El cambio que había hecho en mi vida supondría un nuevo comienzo en nuestra relación pero era algo necesario y a la larga algo bueno para poder estar todo el tiempo que necesitábamos juntas.
—Odio las sorpresas, lo sabes—me dijo moviéndose inquieta. Sonreí para mis adentros.
—Esta te va a gustar— dije colocándome detrás de ella. —Está bien...¡ya!—dije sacándole la cinta que tenía atada a la cabeza.
Sus ojos miraron con sorpresa la habitación que tenía delante. Estábamos en el nuevo ático que había comprado, justamente en la entrada, desde donde se veía el salón, la cocina y un pequeño comedor. No era muy grande, lo justo para que una persona pudiese vivir cómodamente pero era uno de los mejores pisos de la cuidad. Una amiga de la familia lo había decorado a mi gusto y el piso había quedado genial. Con tonos marrones y blancos le daba al lugar un aspecto acogedor y moderno. Había mandado construir una gran chimenea en el centro del salón frente a un gran sofá color chocolate donde poder ver películas y pasar tiempo a solas con Tiff; la cocina era pequeña pero tenía todo lo necesario, con una pequeña isla donde cabían dos personas para desayunar cómodamente. Había gruesas alfombras en los suelos de madera y un gran ventanal cuyas vistas daban directamente sobre la cuidad y justo en ese momento, bajo la oscuridad de la noche, la vista era impresionante.
Miré a Tiff que se había quedado con la boca abierta.
— ¿Bueno... qué piensas?
Ella negó con la cabeza sin palabras. Un momento después decidió hablar.
— ¿Es tuyo?—me preguntó dando varios pasos hacia adelante y colocando la mano sobre el respaldo del sofá.
Cuando se giró hacía a mí vi que estaba sobrecogida o preocupada no sabía muy bien cómo definir su reacción.
—Bueno sí, yo voy a vivir en él pero tú vas a pasar gran parte de tu tiempo aquí conmigo, por eso lo he comprado, para poder estar juntas sin ningún impedimento—le dije acercándome hasta donde estaba. Me encantaba verla allí, ahora sí que parecía un hogar.
Un segundo después una pequeña sonrisa apareció en su rostro.
—Es genial...—dijo pero me estaba ocultando algo, lo podía ver en sus ojos.
Le acaricie el pelo colocándoselo tras las orejas
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