Cap 2

Culpa Mía ©
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TIFFANY

 

—No puedo decir lo mismo—contesté yo estirando la mano para que me la estrechara. Sabía que lo que acababa de hacer era de lo más maleducado pero en aquel instante me pareció lo correcto decir la verdad.

 

Quería dejar bien claro cuál era mi posición respecto a este cambio en nuestras vidas.

 

Jiwoong no pareció ofenderse y dio un paso hacia adelante para estrecharme la mano entre las suyas. Me sujetó la mano más tiempo de lo debido y me sentí incómoda al instante.

 

—Sé que esto es un cambio muy brusco en tu vida, Tiff pero quiero que te sientas como en tu casa, que disfrutes de lo que puedo ofrecerte, pero que sobretodo puedas aceptarme como parte de tu familia... en algún momento. — agregó seguramente al ver mi cara de incredulidad. Mi madre a su lado me fulminaba con sus ojos azules.

 

Lo único de lo que fui capaz fue de asentir con la cabeza y echarme hacia atrás para que me soltara la mano. No me gustaba aquellas muestras de afecto, y menos con personas que eran desconocidos para mí. Mi madre se había casado, muy bien por ella, pero aquel hombre nunca sería nadie, ni un padre, ni un padrastro, ni nada que se le pareciera. Yo ya tenía un padre, y con él había tenido más que suficiente.

 

— ¿Qué tal si te enseñamos la casa?—dijo él con una gran sonrisa, ajeno a mi frialdad y mal humor.

 

 

—Vamos Tiffany—dijo mi madre entrelazando su brazo con el mío. No era nada amigable sino todo lo contrario; de esa forma no podía hacer otra cosa que caminar a su lado.

 

Las luces de la casa estaban encendidas por lo que no me perdí ni un solo detalle de aquella mansión demasiado grande hasta para una familia de veinte personas... y ya ni hablar para una de cuatro. Los techos eran altos, con vigas de madera y grandes ventanales al exterior. Había una gran escalera en el centro de un salón inmenso que se doblaba hacia ambos lados del piso superior. Mi madre y su marido me llevaron por toda la mansión, me enseñaron el inmenso salón con una tele de por lo menos mil pulgadas si es que eso existía, la gran cocina con isla incluida, cosa que supuse a mi madre le encantaría, ya que al contrario que a mí a ella le encantaba cocinar. En aquella casa había de todo, desde gimnasio, piscina climatizada, salones para hacer fiestas y una gran biblioteca que fue lo que más me impresionó. Me encantaba leer por lo que me quedé de piedra al ver aquellas estanterías inmensas con miles y miles de libros.

 

 

—Tu madre me ha dicho que te gusta mucho leer y escribir. —me dijo Jiwoong haciéndome despertar de mi ensoñación.

 

 

—Como a miles de personas en este país—le contesté cortante. Me molestaba que se dirigiera a mí con esa amabilidad, no quería que me hablara, así de fácil. Hubiera preferido que me ignorara.

 

—Tiffany—me dijo mi madre clavando sus ojos en los míos. Sabía que la estaba haciendo pasar un mal rato, pero que se aguantara, a mí me iba a tocar pasar un mal año y no podía hacer nada al respecto.

 

 

Jiwoong parecía ajeno a nuestro intercambio de miradas y no perdió su sonrisa en ningún momento.

 

 

Suspiré frustrada e incómoda. Aquello era demasiado; diferente, extravagante... no sabía si iba a ser capaz de acostumbrarme a vivir en un lugar así.

 

 

De repente necesitaba estar sola, necesitaba tiempo para poder asimilar las cosas...

 

 

—Estoy cansada, ¿puedo ir a la que va a ser mi habitación?—dije en un tono de voz menos duro.

 

 

—Claro, el viaje ha sido muy largo, querrás asearte y ponerte cómoda—me dijo Jiwoong al mismo tiempo que salíamos de la biblioteca y nos encaminábamos hacia las escaleras.

 

—El lado derecho de la segunda planta es donde está tu habitación y la de Taeyeon. Hay un gran salón con cine y todo tipo de aparatos electrónicos... Puedes invitar a quien tú quieras a que venga a pasar el rato, a Tae no le importará, además de ahora en adelante compartiréis la sala de juegos.

 

¿La sala de juegos? ¿Enserio? Sonreí como pude intentando no pensar en que de ahora en adelante iba a tener que convivir también con la hija de Jiwoong. No le conocía solo sabía lo que mi madre me había contado de ella y era que tenía 21 años, estudiaba en la universidad de California, jugaba al fútbol americano, esto debido a su incalculable fuerza, según mi mamá, por eso no hubo problema alguno en que entrara, así ganándose el respeto de los estudiantes y para colmo era una tía insoportable. Bueno eso último lo había añadido yo, pero seguramente era la verdad.

 

Mientras subíamos las escaleras no podía dejar de pensar en que de ahora en adelante iba tener que convivir con un hombre extraño y su hija me imagino, malhumorada. Habían pasado diez años desde la última vez que un hombre, mi padre, había estado en mi casa. Me había acostumbrado a ser solo chicas, solo dos, aunque obvio, ahora hay una más. Vivir con mi madre nunca había sido un camino de rosas y menos durante mis primeros siete años de vida; los problemas con mi padre habían marcado mi vida al igual que la de ella y supuse que al igual que la de miles de personas que sufrían un divorcio; tanto para los adultos como para los niños.

 

Después de que mi padre se fuera, mi madre y yo seguimos adelante, poco a poco pudimos convivir como dos personas normales y corrientes y, a medida que yo iba creciendo, mi madre se fue convirtiendo en una de mis mejores amigas. No era para nada alguien estricto ni controlador, me daba la libertad que quería y eso era justamente porque confiaba en mí, y yo en ella... o por lo menos hasta que decidió tirar nuestras vidas por la borda.

 

—Esta es tu habitación—dijo mi madre colocándose delante de una puerta de madera oscura. Mi puerta estaba situada a principios de un gran pasillo que tenía en la pared de enfrente dos puertas más, aunque estas estaban bastante alejadas de la mía.

 

 

Observé el rostro de mi madre y después el de Jiwoong. Estaban sonrientes, expectantes...

 

— ¿Puedo entrar?—le pregunté con ironía al ver que no se apartaba de la puerta.

 

—Esta habitación es mi regalo particular para ti, Tiff—dijo mi madre con los ojos brillantes de expectación.

 

La observé con cautela y en cuanto se apartó abrí la puerta con cuidado, con miedo de lo que podía llegar a encontrarme.

 

Lo primero que captaron mis sentidos fue el delicioso olor a margaritas y a mar. Mis ojos se fijaron primero en la pared que quedaba frente a la puerta y que era totalmente de cristal. Las vistas eran t

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Comments

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Cinderella127 #1
Muy buena historia, la adaptación quedo bien. Me gusta que está super bien escrita, con todo detalle. Y tiene muy buena redacción. Eso se aprecia.


Saludos.
Crazy_Girl_21
#2
Chapter 58: Genial
bello
Hermoso *.*
Estupendo
Me encato el fic ^.^
Sube la segunda parte por favor :3
skincrisday #3
Chapter 58: Que linda historia, me encanta el taeny
biankaA #4
Chapter 58: Amé el final <3<3 Es gratificante siempre terminar un fic. Estuvo buenísimo desde el comienzo, muchas gracias.
SNSD_5H #5
Chapter 58: Sube la segunda parte de "Culpa Tuya"
michie1995 #6
Chapter 58: Que linduuuu *-* casi lloro con el final tan tiernussss :3
key-k09
#7
Chapter 58: Quiero más pero se terminó. Me encantó. Gracias.♡
gabriela021
#8
Chapter 58: :'( Me gustó la historia me quede con ganas de mas, pero fue buena
loveless_colors
#9
Chapter 58: Muchas gracias por compartirnos esta historia *-* me encantó
roguecr #10
Chapter 58: Que hermosa historia. pro si me hubiera gustado q el epilogo fuese mas largo o fueran dos partes. para saber como reaccionaron sus papas. si hubo boda y si tae le cumplio la promesa de darle los hijos mas preciosos del mundo. segunda parte xfisss