Las gotas de lluvia cayendo con gran intensidad que golpean con gran fuerza el vidrio de las ventanas del auto, poco a poco la visibilidad se vuelve nula, los rayos y truenos son cada vez más agudos, mi cuerpo se estremece cada vez que uno cae, pero veo a mi padre conducir con algo de dificultad aunque su voz tranquila me dice que todo está bien.

 

-Tranquila cariño, pronto llegaremos a casa, no tienes por qué temerle a los relámpagos.- dice nuevamente viéndome por el espejo.

 

El camino se vuelve cada vez más incierto y de la nada aparece un par de luces, un movimiento brusco y todo se vuelve oscuro…

 

-¡NOOOOOO!- gritaba mientras sentía mi latir ser tan violento, mi respirar rápido y el sudor recorrer mi cuerpo.

-Tae, cariño ¿te encuentras bien? ¿Por qué gritas?- pregunta mi madre abriendo con rudeza la puerta de mi habitación.

-Solo tuve una pesadilla, no te preocupes.- respondo desde mi cama sintiendo más tranquilad.

-¿Segura? ¿De qué trato?- cuestión mientras se acerca a mí para después sentarse a mi lado.

-Del accidente, recordé el accidente donde papá murió e iba con él.-

-Cariño.- dice mientras me comienza a abrazar. –Sé que esto es algo muy difícil, ya que tú estuviste con tu padre, pero trata de no deprimirte nuevamente, no podría soportar verte así otra vez.-

-Tranquila mamá, eso no pasara, aunque aún me duele su muerte, ya no deseare estar con él ya que tengo a mi hermano y hermana al igual que a ti para seguir adelante.-

-Gracias cariño, pero recuerda que a partir de hoy tendrás dos hermanas y un hermano más.-

-Es cierto, hoy es tu gran día, lamento haberte despertado más teniendo en cuenta que debes de prepararte para tu boda.-

 -Tae, no tienes por qué pedir disculpas, ahora que te parece si me ayudas a despertar a tu hermano y hermana.-

-Claro mamá.-

 

Después de que mi mamá salió de mi habitación pude sentir mi cuerpo ya más tranquilo pero solo duro unos segundos. Es increíble que ya se el día de la boda de mi madre, y también que en un mes se cumpla ya ocho años de la muerte de mi padre. El día que comenzó a mostrar unos hermosos indicios de que no tendríamos ninguna nube que arruinara la ceremonia. Ya más tranquila y aun en pijama me dirijo a la habitación de mi hermana menor, al entrar pude ver la decoración su habitación, colores pastel y muy infantil, aunque es perfecto ya que solo tiene ocho años, en una de las esquinas se encontraban varias cajas y maletas, las cuales tenían todas sus cosas para llevarlas a la nueva casa.

 

-Hayeon, despierta es hora de que te arregles para la boda de mamá.- decía mientras la movía. –Hayeon vamos despierta hoy podrás usar el vestido azul que te compro el señor Han Sung.-

-Tae…quiero dormir.-

-Lo sé pero hoy es la boda de mamá y…-

-¿Podre usar el vestido nuevo?- cuestiona con una ternura y brillo en los ojos.

-Te dije que sí, pero veo que aun seguías muy dormida.-

-¡Qué bien!- Grita y salta de la cama para meterse en el baño llevando con ella, una toalla azul cielo.

-Cuando termines vendré a ayudarte.-

-Si.- dice desde el baño.

 

Después de haber despertado rápido a mi hermanita me dirigí al cuarto de  mi hermano mayor, quien debe aún estar perdido en sus sueños. Al abrir la puerta pude ver que el lugar estaba completamente vacío con excepción de sus maletas, él solo tenía lo necesario ahí para cuando entrara a su servicio, siendo el mayor decidió entrar antes al servicio hasta que “la familia se acostumbre a los nuevos hermanos” según él.

 

-Hermano despierta, Tae Hee levántate.- al ver que hablarle y moverlo no funciona, le coloco sus audífonos y coloco una canción a todo volumen de su celular.

-¡AH! ¡Demonios Taeyeon! ¿Qué te sucede?-

-Nada solo que no despertabas así que coloque música, ahora arréglate que la boda de mamá es hoy y tú tienes que llevarla al altar.-

-Ya voy pero la próxima vez no me despiertes así.-

-Tae Hee esta será la última vez que lo hare por los próximos dos años ¿lo recuerdas? Mañana ingresas a tu servicio militar.-

-Lo sé ahora fuera de mi cuarto que tengo que arreglarme.-

-Claro.-

 

Los minutos pasaban y cada uno terminaba de arreglarse, mi madre fue con la vecina y amiga de la familia para que se pudiera preparar para la ceremonia, una vez que todos terminamos alcanzamos a nuestra mamá en la casa de alado, donde mi amiga de la infancia nos recibió.

 

-Taeng, Tae Hee y Hayeon, adelante mi mamá y la suya están arriba esperen en la sala en lo que les aviso y termino de maquillarme.-

-Gracias Sunny.- responde mi hermano quien toma asiento en el sillón individual, en cuanto a mí a Hayeon, quien tenía tomada de la mano nos sentamos en el más largo.

 

Los segundos se convertían en minutos y la hora de la ceremonia ya casi se acercaba, todo está planeado a iniciar a las dos de la tarde pero teníamos que estar en la iglesia a la una con treinta minutos para ver llegar a los invitados, aun así sentía que este día sería muy largo, a pesar de que el reloj ya marcaba las doce con cuarenta y seis minutos. Solo pasaron cinco minutos y la madre de Sunny bajo para después ver bajar a mi mamá la vi en ese hermoso vestido blanco puesto, su cabello castaño estaba amarrado en forma de chongo, la imagen de mi madre vestida de esa forma fue una de las más bellas que pude presenciar.

 

-Te ves increíble mamá.-

-Gracias Tae Hee, tu igual te ves bien.-

-Solo es un traje.-

-Aun así te queda increíble, lo mismo para mis dos increíbles hijas en ese vestido y en ese traje de mujer.-

-Gracias mamá.- respondo aun viendo a mi madre.

-Bien chicos, suban a la camioneta Dong Hae los llevara, en cuanto a ti futura señora de Bae Han Sung, mi cuñado nos llevara.- nos dice la señora Byun.

-Claro mamá, las vemos ahí, chicos vamos mi hermano nos espera.- dice Sunny trayéndome de regreso ya que la imagen de mi madre es algo que aun siento como parte de un cuento de hadas.

 

El viaje fue tranquilo muy a pesar de los enormes nervios que sentíamos, principalmente Tae Hee, quien seguía frotándose las manos por lo alterado que venía.

 

-Vamos Tae Hee, deja de ponerte así de nervioso.- le dice Dong Hae desde el asiento del conductor viendo a mi hermano que se encuentra en el lugar del copiloto.

-Dong, no puedo es algo difícil de imaginar que entregare a mi madre en el altar.-

-¿Por qué lo harás tú?- pregunta Dong.

-Mi abuelo materno me lo pidió, al igual que el paterno, según ellos al ser el hijo mayor y el hombre de la casa desde la muerte de mi padre es mi deber.-

-Entiendo, solo hazme el favor de relajarte.-

-Tratare.-

-Dong Hae, le pides imposibles a mi hermano.-

-Taeng cállate.-

-¿Qué Sunny? Tú sabes que no se calmara.-

-Aun así déjalo, dime ¿tú que harías en su lugar?-

 -La verdad, no lo sé.-

-Entonces deja de molestar.-

-Bien Sunny.-

 

Una vez que llegamos a la iglesia Dong Hae estaciono la camioneta familiar color negro cerca de la entrada; para poco después descender todos y adentrarnos a una de las oficinas donde mamá estaría esperando el inicio de la ceremonia.

 

-Taeyeon, quiero ir al baño.- me dice Hayeon.

-Bien vamos, Sunny llevara a la pequeña al baño le podrías decir a mi familia por favor.-

-Claro, solo no tarden.-

-Vamos pequeña.-

 

Rápidamente salimos de la iglesia para después llegar a los baños que se encuentran en la parte posterior de ese templo, al llegar Hayeon entra muy apresurada, así que me quede esperando en la entrada en lo ella terminaba, pero de la nada la puerta en la que me encuentro recargada se abre provocando que caiga y tirando a una chica.

 

-¡Auch!- dice la chica.

-A mi cabeza eso dolió.-

-Tal vez te dolió ese golpe pero podrías levantarte estas encima de mí.-

-Bien.- digo mientras me levanto para luego ayudarle a pararse. -¿Te encuentras bien?-

-Sí, aunque me duele la espalda y mi rodilla.-

-Deja ver.- con algo de pena se alza la falda de su vestido color rojo. –Te has raspado, vamos dentro del baño te curare eso.-

-¿Qué? ¿Con que?-

-Siempre cargo algunas cosas para este tipo de emergencias.-

-¿Por qué?-

-Tengo una hermana menor que es algo distraída y siempre termina lastimándose. Bien está sangrando un poco así que solo limpiare y te pondré un curita.-

-Gracias.-

-No tienes que agradecer, fue mi culpa por recargarme donde no debo.-

-Gracias aun así.-

 

Mientras seguía curando la herida de esta chica, Hayeon sale del baño, para solo vernos de manera confusa.

 

-Hermana ¿Qué pasa?-

-Nada pequeña, la chica se lastimo por mi culpa y le curo la herida, lávate las manos para poder irnos.-

-Está bien.-

-Listo, termine solo ten cuidado de que no le caiga algo para que no se infecte.-

-Una vez más gracias.-

-De nada fue mi culpa.-

 

El tiempo paso y la ceremonia inicio, Tae Hee quien por días estuvo al borde de los nervios al momento de llevar a mi madre al altar se veía tranquilo y seguro, al pie del altar el señor Bae Han Sung se veía muy sereno y lleno de felicidad, la cual nos contagia a Hayeon y a mí. La ceremonia fue algo muy hermoso, pero larga una vez finalizada todos los invitados se dirigieron al salón donde sería la fiesta. El lugar era enorme tenía un bello jardín con una fuente, flores de todos los colores, el lugar parecía sacado de un cuento o película romántica. Pasados los minutos y las felicitaciones que mi madre y mi nuevo padrastro recibían, ella se acercó a nosotros tres que comíamos tranquilamente en una de las mesas junto con la familia de Sunny.

 

-Niños quiero que me acompañen, conocerán a sus nuevas hermanas y hermano.-

-Mamá ¿es cierto que la menor y el chico son de la de edad de Taeng y mía?-

-Así es Tae Hee, pero quiero decirles algo antes.-

-¿Qué sucede mamá?- pregunto viendo su cara un poco preocupada.

-Los chicos no son sus hijos genéticos, son sus hijastros, así que espero y sean amables con ellos, ¿entendido?-

-Si mamá no tienes de que preocuparte.-

En el salón se encontraban diferentes cuartos privados, uno de ellos era donde guardaban todos los regalos recibidos, en él nos encontrábamos esperando.

 

-Cariño ya estamos aquí.- dice el señor Bae el nuevo esposo de mamá, quien viene acompañado de dos chicas y un chico. –Niños entren quiero presentarles a sus hermanas y hermano.- indica a los tres. –Tae Hee, Taeyeon y Hayeon, quiero presentarles a mis hijos, Michelle, Leo y Stephany. Chicos ellos son sus nuevas hermanas y hermano.-

-Hola.- decimos al mismo tiempo.

-¡Tu!- digo al ver a la chica del baño, al mismo tiempo que ella.

-¿Ya se conocían?- pregunta el señor Bae.

-Recuerdas que  te dije que me lastime en el baño ella fue quien me curo.- responde.