Observe en silencio a aquella pareja que tenía frente a mí, al parecer estaban celebrando algo, pues ella llevaba flores y él unos globos. Subíamos lentamente cuando el novio metió la mano en uno de los bolsillos de su abrigo y saco su celular, abrazo a su novia y se escuchó el clic de una cámara fotográfica. Con el flash de aquella foto de golpe recordé que la mía se hallaba en el piso de aquel departamento que había visitado ese día.

- ¡Demonios! – dije mientras me llevaba una mano a la cabeza.

Aquella pareja me veía sorprendida. La puerta del elevador se abrió, era mi piso, baje y mientras caminaba por el pasillo que conducía a mi apartamento, pensaba en lo estúpida que había sido al dejar mi más preciado tesoro en aquel departamento, pensé en todas las fotos que mi memoria contenía, prácticamente era pérdida total.

Lamentándome por esto, entre a mi departamento, deje mi mochila sobre el único sillón que tenía en la sala, camine a mi habitación, tome ropa limpia, y una toalla, me dirigí al baño. Tome una ducha rápida, con la intensión de descansar. Ya había dado por muerta mi cámara, cuando recordé que todas las fotos que necesitaba para un proyecto de la universidad estaban ahí, así que decidí recuperarla sin importar como, pero tenía un problema, no tendría tiempo libre hasta el siguiente sábado. Muy molesta, me recosté sobre mi cama y al momento me quede dormida.

Cuando desperté ya era un poco tarde, me puse mi uniforme de trabajo, tome mi abrigo y salí de mi departamento, ya desayunaría en el trabajo. Baje por el asesor, y antes de salir del edificio, pregunte al portero si no tenía correo, como siempre hacia.

Regularmente el portero me decía que no, otras ocasiones me daba tres sobres, uno contenía dinero que mi madre enviaba, y los otros dos eran cuantas de servicios que debía pagar. Sin embargo ese día el portero sonrió al verme.

-¡No sabía que tenía novio! – Me dijo el portero pícaramente – Se le ve muy seria – agregó mientras se agachaba bajo el mostrador.

Al levantarse, pude ver que en una mano llevaba un ramo de rosas bastante grande, y en la otra un sobre blanco. Realmente me sorprendí, tome el ramo y el sobre, agradecí al portero y subí rápidamente a mi apartamento, puse el ramo en un florero con agua, tenía que admitir que aunque odio las rosas estaban realmente hermosas, la verdad es que tenía una ligera sospecha de quien las había enviado, pues en el trabajo había un chico con el que me llevaba muy bien. Metí el sobre en mi mochila y salí muy apresurada del departamento, pues ya se me había hecho tarde para el trabajo. Pensé en revisar el sobre más tarde, en mi hora de descanso. Salí corriendo de mi edificio y camine un par de calles para llegar a la parada del bus. Era un día realmente frío, el viento soplaba muy fuerte, puse mi mochila sobre el suelo mientras me ponía mi abrigo.

-¡Oye! – me gritaron

Al girarme para ver quién era, me lleve una sorpresa.

-¿Qué haces aquí? – Pregunte automáticamente.