-¡Ahhhh! – Exclamé – ¿Pero qué? …¿Quien? …¿Como?... No termine ninguna pregunta cuando recordé donde estaba y la situación en la que me encontraba.

- ¿Estas bien? - Me pregunto tímidamente este chico de aspecto tan tierno y voz tan grave.

-En realidad no - Dije tallándome los ojos para despertar completamente- la verdad es que estoy perdida, empapada, enojada y… y… Disculpa- me levanté del rincón donde estaba sentada, al hacerlo vi a otros cuatro chicos que platicaban entre ellos y señalaban a donde me encontraba – Creo que mejor me voy, con permiso – dije esquivando su mirada. Revise que llevara todas mis pertenencias conmigo y enseguida me apresure a la puerta.

- ¡Espera! - Grito otro chico, se acercó a mí y dijo - ¡Te enfermaras! Necesitas secarte y beber algo caliente – puso su mano sobre mi hombre izquierdo y me dirigió al elevador donde los otros ya nos esperaban.

El chico que me tenía agarrada del hombro usaba unos lentes enormes que enmarcaban sus hermosos ojos. En el elevador sentía la mirada profunda de otro de los chicos sobre mí, así que levanté la vista y lo mire fijamente, me sonrió por un momento y enseguida aparto la vista de mí. Él parecía ser el más pequeño de los cinco, tenía un rostro angelical y aunque pude ver su sonrisa por un par de segundos note la alegría que trasmitía. En ese momento mi corazón comenzó a palpitar muy rápido, tan rápido que pensé que el corazón se me saldría del pecho, pero asumí que estos síntomas eran a causa de los nervios y la angustia que me provocaba la situación en la que me encontraba.

-¡Aquí es!– señalo el chico que me tenía agarrada del hombro.

Salimos del elevador e ingresamos a un pequeño apartamento que al parecer había sido atravesado por un huracán, pues estaba realmente desordenado.

-Ven, siéntate, te traeré algo de beber- dijo un cuarto chico lleno de vivacidad y alegría. Se fue tarareando a la cocina y regreso con un vaso de agua para mí. –Toma, bébela- me ofreció.

Tome asiento y automáticamente me retire la cámara del cuello, poniéndola a mi lado, enseguida tome todo el contenido del vaso, mire a mi alrededor, respire profundamente y me impulse con la intensión de ponerme de pie cuando el chico de voz grave se acercó a mí. Realmente estaba asustada, no sabía qué hacer ni cómo actuar, sentía que mis rodillas temblaban constantemente, pero no podía marcharme. Cuatro de los cinco chicos se sentaron a mí alrededor mirándome atentamente.

-Y bueno, creo que debemos presentarnos – Dijo el chico de voz grave, después tocio para aclararse la garganta - Mi nombre es Cha Sun Woo, pero me puedes decir Baro.

-A mí me llaman Sandeul o Lee Sandeul, pero mi nombre es Lee Jung Hwan- dijo el chico que me había ofrecido agua.

- Pues yo soy CNU- dijo el chico de lentes- Gusto en conocerte - Agregó.

- ¡Anyohaseyo! Mi nombre es Jinyoung- dijo secamente el chico con el que hasta ese momento no había tenido ningún contacto, se levantó del suelo y se dirigió a la cocina. -¡CNU! – Grito – ¡Ven!– le ordeno. CNU se levantó y lo alcanzo en la cocina.

Yo no podía apartar la mirada de Jinyoung, sentía que ya lo había visto con anterioridad, pues reconocería esa mirada, esos dulces ojos. Trataba de recordar donde lo había visto cuando escuche que me hablaban, inmediatamente aparte la vista de Jinyoung y mire a quien estaba a mi lado.

-Y bien, ¿cuál es tu nombre? – dijo el chico que todavía no se presentaba, cubriendo mi cabeza con una toalla.

- Ustedes son tan amables, pero creo que ya debería irme – Sequé rápidamente mi largo y húmedo cabello con la toalla que ahora estaba en mis manos y les agradecí con una reverencia. Salí impulsivamente de la habitación cerrando la puerta tras de mí. Camine dos pasos, respire profundamente, pues sentía que dentro de aquel departamento me sofocaba, baje mi mirada hacia mis manos pues estas no dejaban de temblar.

- ¡Rayos! – Me dije, notando que llevaba una toalla en mis manos - Se me olvido regresarla.

Volví sobre mis pasos con la firme decisión de regresar la toalla y marcharme, ya vería como me las arreglaba para volver a mi departamento, estaba a punto de tocar a la puerta, cuando esta se abrió.