Presentimiento

Viento de Otoño

Todo había vuelto a la normalidad, las cosas marchaban con regularidad y monotonía. Yo me había convertido en una especie de robot, mis días transcurrían entre el trabajo y la casa, ráfagas de diversión llegaban ocasionalmente, pues ya no podía ver a mis amigos tanto como yo hubiera querido. Cada día me costaba más trabajo levantarme de la cama, cada día que pasaba esperaba que algo me ocurriera que me sacudiera hasta los cimientos. En mis ratos libres solo me dedicaba a pensar en lo que aún no hacía y sin embargo no emprendía la travesía para concretarlo. Al parecer ya no tenía sueños por alcanzar, o al menos eso creía.

Una noche de verano me fui a la cama un poco más tarde que de costumbre pues debía terminar una maqueta para mi trabajo, y enseguida comencé a soñar. En mi sueño yo tenía todo lo que siempre había soñado y con un simple chasquido de dedos alguien llevaba algo nuevo para mí, sin embargo un joven vestido de negro apareció frente a mí y me empujó contra el suelo, después todo comenzó a desaparecer hasta que solamente quede yo, estaba en una habitación completamente blanca, grité por ayuda sin que nadie me respondiera, después de llorar hasta el cansancio una hoja verde brotó de exactamente el centro de esa habitación y en lugar de dejarla crecer la arranqué y me la comí, entonces escuche la voz de una mujer que me decía: “No te quiero lastimar” y lo repetía y lo repetía, empecé a sentir un dolor en el pecho y al descubrirlo para ver que me ocurría me di cuenta que la ropa solo cubría mi esqueleto, pues no tenía piel, ni carne, ni órgano alguno, me levante velozmente y atravesé una pared, del otro lado se hallaba una vieja sentada sobre una silla de madera, estaba cubierta por unas mantas, inmóvil como un muerto y al tratar de ver su rostro, se escuchó el estruendo de piso y este se colapsó así que comencé a caer en un negro abismo sin final. Me desperté sobresaltada como consecuencia, mi cuerpo estaba bañado en sudor, tenía la sensación de que algo malo sucedería pronto, pero me convencí que estaba equivocada. Desestime mi sueño y me levante a ducharme pues aun con el aire acondicionado se podía sentir el sofocante calor del verano, en ese momento recordé que exactamente en cuatro días cumpliría 22 años de edad, me anime un poco y camine al baño.

El día de mi cumpleaños por fin había llegado, ahora me acercaba cada vez más a la etapa en la que las responsabilidades son cada vez mayores dejando atrás a la pequeña joven asustada que llegó a Seúl para cumplir sus sueños. Emocionada por mi cumpleaños prepare un banquete para mis amigos, ya que este evento coincidiría con nuestra agendada reunión, pues solo nos sería posible vernos ese día, ya que nuestra siguiente reunión se efectuaría hasta dentro de dos meses como resultado de la carga laboral de todos y cada uno de nosotros.

Aun llena de alegría porque compartiría este día tan especial, decidí hacer un pastel con mis propias manos, hasta ese momento solo había visto en repetidas ocasiones recetas en papel y dibujos de pasteles, así que ahora me atrevería a realizarlo por mi propia cuenta. Tome los ingredientes que había preparado con anterioridad y los vertí en un bowl, comencé a mezclarlo suavemente al principio y más rudamente después. Repentinamente escuche el sonido apagado del celular que se encontraba en la mesa de la sala, deje todo en la cocina y corrí a atender la llamada.

-¡Si diga! – dije al colocar la bocina sobre mi oído.

-¡Bueno, bueno! - decía la persona que se hallaba del otro lado del teléfono.

-¿Mamá? - pregunté al reconocer esa voz, después tome asiento.

-¿Yul? ¡Cariño, mi pequeña! Yo... Yo... - Dijo mi madre tomando una fuerte bocanada de aire - ¿Cómo estás? - Pregunto mi madre con la finalidad de distraer mi atención, pues se notaba el nerviosismo de su voz a través del teléfono. Parecía que debía decirme algo importante, sin embargo no tenía el coraje para contármelo.

- ¡Mamá! Estoy bien, aunque en este momento algo ocupada, ¿Está todo bien? - le pregunte al detectar debilidad en el tono de su voz.

-¡Si! - Aseguró mi madre - Es solo que... - Hizo una pausa de casi cinco segundos -Yo... - Se detuvo.

- ¿Solo que...? ¿Qué ocurre mamá? - Pregunte ya angustiada.

-Nada hija, es que… tengo un dolorcito de cabeza, ya estoy tomando medicamento para tratar de calmar el dolor - dijo mi madre tratando minimizar la situación.

- ¡Ay mamá! ¡Cuídate mucho! - Le dije un poco aliviada – Espera… - manifesté mientras rebobinaba las palabras de mi madre en mi cabeza - ¿Estas medicándote por un simple dolor de cabeza? - le pregunte.

-¡Si! El doctor me receto unas pastillas para el dolor - Me contesto mi madre.

-¿El doctor? ¿Por qué fuiste el doctor si solo es un dolor de cabeza? -Le pregunte muy extrañada de la situación.

-Pues...pues… Ya sabes cómo es tu papá de exagerado, así que tuve que me ir a consulta para complacerlo – Expreso mi madre persuadiéndome de cualquier otro pensamiento.

-Si, ya lo conozco – dije al recordar el mal carácter de mi padre.

-¡Cariño! ¿Qué haces? - Se escuchó a lo lejos la voz grave de un hombre a través de la bocina del teléfono. Era mi padre. Mi madre se alejó el teléfono del oído tapando la bocina con la mano.

-Nada – Le contesto mi madre.

Al parecer esa repuesta no había satisfecho la curiosidad de mi padre así que ahora se aproximaba lentamente a donde mi madre se encontraba. Entonces mi madre coloco rápidamente el teléfono sobre su oreja.

-Ya viene tu papá - dijo algo apresurada y agregó - Solo hablaba para saber cómo estas y para desearte un feliz cumpleaños. – Decía mi madre mientras miraba de reojo por la puerta de la habitación en la que se encontraba - Sé que ya eres un adulto, pero siempre serás mi niña. Aunque no esté contigo siempre pienso en ti y me preocupo por ti, todos los días me pregunto si ya habrás comido, si tendrás frio, si estarás enferma, si te sentirás sola o si nos extrañas. Y todos los días descuelgo el teléfono para marcarte pero después pienso que probablemente estés ocupada y que no querrás hablar conmigo así que mejor no lo hago – Me decía mi madre ya con la voz quebrada, paso saliva y continuo - Pero te quiero mucho y tu papa también aunque parezca enojado contigo. El otro día me pregunto si no sabía nada de ti, ya le iba a responder cuando me dijo que seguramente tú ni pensabas en nosotros, que seguramente vivías feliz con tus decisiones y que agradecía al cielo el día en que te habías marchado. Pero él te extraña tanto o más que yo.

Al escuchar esto una lágrima se escapó de mis ojos. Pues imagine la situación descrita por mi madre y las fuertes palabras de mi padre me hicieron sentir un hueco en el corazón.

-¡Te amo mamá! – Dije a punto de romper el llanto.

En ese momento se escuchó el sonido de una puerta abriéndose fuertemente. Al parecer mi padre había llegado a la habitación en la que mi madre se encontraba.

-¿Con quién hablas? – Pregunto mi padre dirigiéndose a mi madre.

-Con un vendedor de seguros de vida - dijo rápida y hábilmente mi madre.

Mi padre le quito la bocina a mi madre y se la coloco sobre el oído. Yo escuchaba atentamente lo que ocurría del otro lado del teléfono.

-¡No queremos nada! ¡Ya dejen de molestarnos! – Dijo mi padre, después colgó el teléfono.

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Comments

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Lisett #1
Chapter 26: Well... I finished that in one day... y
Seguire leyendo el siguiente fanfic!
Lisett #2
Chapter 5: Well good thing I know spanish!
Me encanta este fanfiction! Simple y sencillo.
Todavia me falta mucho... pero lo voy a terminar!
And I will read sequel, even though I haven't finished this one...
Weird use of spanglish...