Volví en sí, deposité la copa de vino en la mesilla de la sala y caminé hacia la puerta, tome la manija y la gire. Del otro lado del umbral se encontraba Gongchan, estaba todo empapado, llevaba en una mano un ramo de flores que probablemente fueron tulipanes, su otra mano estaba sangrando.

El me miro de pies a cabeza, sonrió y entro sin decir una palabra. Cerré la puerta tras de él. Miro alrededor, caminó a la cocina y observó todo lo que había preparado para la reunión.

-¡Somos unos estúpidos! - Dijo posando sus manos sobre la mesa de la cocina - ¡Soy un estúpido! - Dijo para sí mismo.

Yo lo miraba asombrada y preocupada al mismo tiempo.

-¡De verdad lo siento! Es solo que hasta hace como quince minutos pude revisar mi celular y entonces vi tu llamada y leí tu mensaje, así que salí corriendo ya que tu casa no está muy lejos –Me decía Gongchan mientras las gotas de agua escurrían aun por su rostro.

-¡Pero qué dices, son como 20 cuadras! – Le dije aun preocupada y después le pregunte - ¿Qué te paso en la mano?

-No sé, no me di cuenta cuando comenzó a sangrar – Dijo Gongchan mirando su mano por ambos lados.

-¡Siéntate, ya regreso! - Le ordene.

Camine hacia mi recamara, tome la caja de primeros auxilios que estaba sobre el escritorio, así como una toalla limpia del armario y una camiseta que estaba segura le quedaría a Gongchan.

-¡Toma! - Le dije mientras ponía la toalla sobre su cabeza - ¡Este es uno de mis más preciados tesoros! - Le dije mientras le mostraba la camiseta - ¡Póntela o pescaras un refriado! - Deje el botiquín sobre la mesa y camine hacia una cómoda por una manta.

-¡Gracias! – Señaló Gongchan mientras se desabotonaba la camisa blanca que llevaba puesta y se ponía de pie.

-¡De nada! - Dije volteando a verlo. Me sorprendí mirándolo lascivamente, lo veía de un lado a otro de pies a cabeza por delante y detrás y empecé a sentir una ráfaga de calor pese a la frescura que provocaba la lluvia. Recorrí lentamente con la mirada su cuerpo de abajo arriba abajo, su trasero, su espalda, su pecho, su cuello y su rostro, en ese instante nuestras miradas se encontraron, él sonrió maliciosamente como diciéndome “sabía que me observabas”, yo aparte la mirada abruptamente y voltee hacia la pared, recordé la razón por la que me encontraba de pie y tome la manta, después se la acerque.

-¡Toma, cúbrete! No quiero que te enfermes por mi culpa - Le dije mientras le ofrecía la manta, él la tomo y la puso a un costado. A continuación me senté en la mesa de la sala quedando de frente a Gongchan.

-¡No es tu culpa, es la nuestra! – Argumento Gongchan dejándose caer sobre el sofá terminado de acomodarse la camiseta.

-¡No! Yo no debí ser tan insistente. Sé que sus trabajos son muy demandantes y aun así yo… - Abrí el botiquín, tome el alcohol y algodón, destape la botella e impregne el algodón con alcohol - ¡Te va a doler! - Le dije. Tome su mano y aplique el algodón sobre la palma de su mano.

-¡Ahhhhhh! ¡Arde! ¡Me duele! –Gritaba Gongchan tratando de no hacer muecas de dolor.

-¡Si, lo sé! - Le dije mientras comenzaba a soplar sobre su herida. Ahora ve a lavarte para que vende tu mano.

Asintió con la cabeza y se puso de pie, camino hacia la cocina, se lavó y regreso, tomo nuevamente asiento y posteriormente yo comenzó a vendar su mano.

-Sé que hoy es tu cumpleaños y que en días así no te gusta estar sola y aun así yo… yo… - Dijo Gongchan molesto dando un manotazo sobre el sillón.

-¡Listo! No te preocupes ya paso y ahora estas aquí, entonces ¿qué haremos? - Le dije poniéndome de pie.

Enseguida comencé a pensar pues me sorprendía que él supiera que durante esas fechas prefería la compañía a la soledad. Pues si bien era cierto que me sentía cómoda con la soledad, esos días me llenaba de un torrente de emociones muy fuertes que abatían mi espíritu siempre impetuoso e impulsivo, combativo e intranquilo, esos días me daba por llorar y no levantarme de la cama. Sin embargo desde que los había conocido, hacía ya casi cinco años, las cosas habían cambiado. Ahora con cada sonrisa, con cada palabra, me llenaba de energía y alegría, tan solo con pensar en ellos me avivaba.

-¡Esa es la magia de B1A4! - Dije en voz alta aun consumida por mis pensamientos.

-¿Qué? - Pregunto Gongchan aproximándose a la ventana.

-¡Nada, no me hagas caso! – Le respondí.

-¿Y bien? Todavía quedan… diez minutos de tu cumpleaños - Dijo Gongchan mirando su reloj y agregó – ¡Ven! Aun no te he dado tu regalo de cumpleaños.

Camine hacia él, se veía realmente dulce, aun podía ver las gotas de agua resbalase por su negro cabello y recorrer su perfecto rostro.

-¡Toma! Estas eran tus flores favoritas, tulipanes - Me dijo ofreciéndome lo que quedaba de aquel ramo.

-¿¡Gracias!? - Dije al solo contemplar los tallos de lo que fue tal vez un hermoso ramo de tulipanes.

Inmediatamente después de notar mi desilusión, Gongchan me tomo de la mano y me condujo al espacio que había entre la sala y la cocina.

-¿Bailemos? –Dijo Gongchan sonriéndome coquetamente.

-¡Pero no hay música! – Protesté.

-¡Yo cantaré! - Manifestó Gongchan, entrelazo su mano derecha con la mía y me tomo de la cintura, instintivamente yo pose mi mano sobre su hombro mientras sentía que pequeñas corrientes eléctricas recorrían todo mi cuerpo. Solo hasta entonces Gongchan se acercó a mi oído y susurro - ¿Te he dicho que hoy te vez hermosa?

Y así comenzó a cantarme al oído “The way you look tonight” (By Tony Benneth)

Comenzamos a girar lentamente mientras cerraba mis ojos y descansaba mi rostro sobre su pecho, su suave voz acariciaba mis oídos y lentamente lo que había comenzado como un baile se convirtió en un abrazo, tan cálido y placentero que al terminar de cantarme al oído nos mantuvimos así, abrí mis ojos y alce mi cara, contemple sus perfectos rasgos faciales y me acerque lentamente a su cuello, lo rose con mi nariz y la arrastre por su mejilla, ahora mis labios también tocaban la piel de su rostro, dominada por la pasión del momento bese la comisura de su boca, mientras él se mantenía inmóvil sin poder actuar, despegue mi labios por un segundo mientras mi dedo índice recorría delicadamente su labio inferior. Ahora estaba segura, sabía lo que ocurriría a continuación.