capitulo 7

UN TOQUE DE GRECIA.

A Tiffany nunca le habían gustado los hospitales. Después de que había estado encerrada en uno durante cuatro semanas, le gustaban mucho menos. Había tenido suerte: la caída podría haberle roto el cuello. En su lugar, ella había salido con varios huesos rotos, una conmoción cerebral, y dos desprendimientos de retina.

El trauma de la caída y su cabeza golpeándose contra el suelo de mármol en la base de la escalera, había causado que las retinas se desprendieran de sus ojos, lo que la llevó a una virtual ceguera. El oftalmólogo volvió a unir ambas retinas en dos operaciones, y ahora comenzaba el juego de la espera.

— Tu ojo izquierdo se está recuperando bien, — dijo el Dr. Zimmerman al lado de su cama en el hospital.

Ella movió la cabeza, pero su visión era tan borrosa como lo había sido hace una semana atrás después de la segunda operación. Con su ojo izquierdo, podía distinguir formas y colores, pero no podía reconocer rostros. Todo estaba distorsionado, como si estuviera mirando a través de un ladrillo de vidrio de siete centímetros de espesor.

Su ojo derecho no presentaba ningún signo de que la operación hubiera funcionado. Ella entrecerró los ojos, pero su visión no mejoró. Todo lo que podía ver era una persona de baja estatura con una bata blanca. Sólo su voz dejaba adivinar su identidad y edad, en algún lugar arriba de cuarenta años.

— Dr. Zimmerman, todavía no puedo ver nada con el otro ojo, — se quejó, su voz se mezclaba con preocupación.

Todas las noches desde que había recuperado la conciencia, el temor de no volver a ver se apoderaba de ella, enviándola a una recaída tras otra.

Tiffany envolvió el cordón de sus pantalones de pijama alrededor de su dedo, haciéndolo un nudo, y luego liberándolo con el próximo movimiento.

Cuántos nudos había hecho en las últimas semanas, no lo sabía, pero tenía que ser más de los que cualquier marinero hubiera hecho alguna vez. Mantener las manos ocupadas con algo... cualquier cosa... le ayudaba a mantener la cordura.

— Señorita Hwang, sé que está impaciente. — Sintió la suave palma de la mano del médico en su brazo, apretándola para tranquilizarla. — Pero estas cosas llevan su tiempo. He tenido casos como el suyo antes, y con mi experiencia lo mejor que puede hacer es seguir adelante con el tratamiento, evitar cualquier tensión, y ser paciente. Esto no puede ser apresurado. Si no hay mejora en los próximos dos meses, le inyectaré en los ojos aceite de silicona. Va a ayudar a estabilizar sus lentes y asegurar que las retinas permanezcan unidas.

— ¿Y si no funciona? — Tiffany se tragó las crecientes lágrimas y trató de deshacer mentalmente el nudo en su estómago... sin tener éxito.

— Entonces trataremos con eso. Usted sólo ha tenido dos operaciones hasta el momento. Hay mucho más que podemos hacer. Una cosa a la vez. Prométame

Que será paciente.

Al pedido insistente del Dr. Zimmerman, ella asintió con la cabeza lentamente.

— Y debería conseguir a alguien que le ayude en casa.

— Es más fácil decirlo que hacerlo. — Vivía sola en una casa enorme que estaba siendo objeto de una renovación importante. Tomarlo con calma y buscar

Ayuda, sería prácticamente imposible.

— ¿Por qué no decirle a un amigo que se mude con usted por un tiempo?

— Ya se me ocurrirá algo, — respondió Tiffany.

Pedir ayuda no era algo que le gustara hacer, ni siquiera si se trataba de la ayuda de sus amigos. Pero ese no era problema del médico, era de ella.

Se oyó un ruido en la puerta.

— Ah, ya veo que tienes un amigo aquí de visita. Iré a preparar tus documentos para el alta y te daré una cita de seguimiento. Saldrás de aquí antes de esta noche. — Le tomó la mano y la apretó para tranquilizarla.

— Gracias, Dr. Zimmerman.

Tan pronto como el médico salió de la habitación, otra figura apareció a la vista. La forma era borrosa y muy lejana para identificarla.

— ¿jessica?

— Hola, Tiffany, — una voz de hombre la saludó.

El corazón de Tiffany se hundió.

— Michael.

Ella no tenía la fuerza para tratar con él ahora. Después de que no había llegado de inmediato a verla cuando fue admitida por primera vez, ella pensó que estaba fuera de la ciudad nuevamente haciendo otro acto de desaparición. Por desgracia, no era tan afortunada. Si él estaba ahí ahora, sólo podía significar una cosa: necesitaba dinero.

— Vine tan pronto como me enteré. — La voz de Michael se acercó a medida que hablaba, y ella vio su movimiento en el cuarto hasta que se detuvo

Junto a su cama.

— No tenías que molestarte, — ella presionó.

La hacía sentirse vulnerable e indefensa, el hecho de que ella no podía leer la expresión de su rostro. El colchón se hundió al lado de ella, mientras él se sentaba. A Tiffany no le gustaba su cercanía. Michael estaba tramando algo, podía sentirlo. El aire picaba bastante con la tensión.

— No voy a quedarme al margen y pretender que no somos familia cuando me necesitas. Puedes contar conmigo, debes saberlo.

Las palabras sonaron sinceras, pero sin ver sus ojos, ella no podía estar segura. Michael siempre había tenido una manera de sonar genuino cuando era todo lo contrario. La única cosa que nunca había sido capaz de ocultar era la frialdad de sus ojos.

— Gracias, Michael, pero no necesito ninguna ayuda.

— Tiffany, no seas tonta, no puedes hacerte cargo de todo por ti misma. Me mudaré y te ayudaré.

De repente una puerta se cerró.

— No lo creo. — La voz de jessica provenía de la puerta, antes de que ella se acercara. Su pelo rubio la hacía fácil de reconocer. Tiffany suspiro de alivio: la caballería había llegado.

— Esta es una conversación privada entre familia y la última vez que me fijé, no eras de la familia, — replicó Michael en un tono sarcástico. La suavidad de

La conversación anterior había dejado su voz, y el verdadero Michael salió a relucir.

Tal como lo recordaba.

— Y la última vez que yo me fijé, todavía eras un ladrón.

Su querida amiga siempre podía sostener su posición, y jessica y Michael no se podían ver. Él se levantó, y Tiffany reconoció ambas figuras enfrentándose entre sí. Pero Tiffany no quería que empezaran una pelea en el hospital. Alguien probablemente podría salir lastimado.

— Basta, a ambos. No quiero ninguna pelea aquí.

— ¿Qué, crees que tu amiga te ayudará? Te lo dije, yo me encargaré de las cosas. Fue una estupidez de Eleni que cargaras con toda la responsabilidad de la casa.

Tiffany suspiró.

— Puedo manejarlo.

— No, no puedes, — protestó Michael.

— Ella puede, y ella lo hará, — interrumpió jessica.

— Mantente fuera de esto, jessica. Tiffany, éste es el trato. Te ayudaré a construir el Bed and Breakfast a cambio de un interés en la propiedad.

Ella lo sabía. No acababa de ofrecer su ayuda por la bondad de su corazón.

Por supuesto que quería algo a cambio. Él siempre lo hacía. Incluso cuando era un niño había sido así. ¿Cuánto querría su querido primo, por su ayuda en esta ocasión? Tal vez sería más razonable ahora, que había tenido tiempo para calmarse después de la lectura del testamento de Eleni. Tal vez estaba dispuesto a aceptar lo que ella le había ofrecido entonces, una pequeña parte de las ganancias por alguna ayuda ocasional con el Bed and Breakfast, cuando quisiera tomar tiempo libre. La curiosidad le hizo preguntar.

— ¿Cuánto?

— No.... — jessica se quedó boquiabierta.

— Cállate, — la detuvo Michael, con voz aguda. Un segundo más tarde, se dirigió a Tiffany otra vez. — Te ayudaré, pero tengo que vivir también. Tomaré un

Cincuenta por ciento de la propiedad.

El corazón de Tiffany se hundió.

— No.

— No seas estúpida. Estás prácticamente ciega. Tienes una hipoteca del tamaño del Monte Hood y un contratista que te engaña a cada paso. Eso no va a pasar si yo estoy a cargo.

Tiffany sintió que su presión arterial aumentaba. No sólo quería la mitad de lo que era suyo, también quería controlarlo todo. Y prefería que el contratista la engañara, antes que Michael.

— Mi respuesta es no. Eleni me dio la casa por una razón: para conservarla. Ella no confiaba en ti, y, francamente, yo tampoco ¿Crees que no sé qué harás tan pronto como estés en la escritura?

— He cambiado. Las cosas son diferentes ahora, — afirmó Michael. El tono suave en su voz había vuelto.

Tiffany respiró hondo. ¿Y si había cambiado? Tal vez él no jugaba más. Ella no lo había visto desde el funeral. La gente podía cambiar, pero lo dudaba. ¿Y si todo era una mentira, al igual que le había mentido a ella y a Eleni antes? Siempre había sido capaz de decir cuando él estaba mintiendo al mirarlo a los ojos.

Desafortunadamente, ella no podía confiar en esa habilidad ahora.

Como si supiera lo que estaba pensando, continuó.

— No he hecho una simple apuesta desde hace seis meses. Incluso estoy asistiendo a Jugadores Anónimos. Puedes comprobarlo. Por favor, Tiffany. Yo soy de la familia. Te puedo ayudar.

Tiffany apretó sus manos en las sienes, tratando de evitar el dolor de cabeza que se acercaba. Ella no quería tomar ninguna decisión en ese momento.

— No puedo. No ahora. Tengo que pensar.

— Está bien, piénsalo. Pero te lo digo, me necesitas.

Michael giró y salió de la habitación, sus pesados pasos resonaban en la cabeza.

— No estarás hablando en serio, para dejarlo que se meta en esto, ¿verdad?— Las palabras de jessica, le recordaron que su amiga todavía estaba ahí.

— No lo sé. No sé nada en este momento.

Las lágrimas que no pudo contener, comenzaron a rodar por sus mejillas.

— ¿Qué voy a hacer? No puedo vivir por mi cuenta ahora. Apenas puedo ver algo. ¿Cómo podré asegurarme de que los contratistas estén haciendo lo que deben hacer, cuando no puedo ni siquiera hacer mi propio desayuno?

Con un par de pasos, jessica estuvo a su lado y puso sus brazos alrededor de ella, abrazándola con fuerza. Se sentía bien saber que había alguien a quien le importaba.

— No te preocupes, cariño, te voy a ayudar. Me iré a vivir contigo hasta que

Estés mejor.

— ¿Lo harás? — La esperanza se elevó del estómago de Tiffany y viajó hasta su pecho. Nunca le habría pedido ayuda, pero ella podía escuchar la sinceridad de jessica en su voz.

— Por supuesto que lo haré. Por lo tanto, no te preocupes de eso ahora.

Una nueva ola de lágrimas apareció, esta vez señalaban alivio.

— Muchas gracias. Tú no tienes...

— Shh. Tú harías lo mismo por mí. — jessica la liberó de su abrazo.

— Voy a empacar algunas de mis cosas. Me comunicaré con mi oficina para asegurarme de que Leo sepa dónde encontrarme y lo que se necesita hacer en los próximos días... tal vez incluso pueda trabajar desde tu casa por un tiempo. Te recogeré cuando estén listos para darte el alta.

Cuando jessica mencionó a su jefe, Tiffany recordó algo importante.

— ¿Y la feria en la Costa Oeste?

Jessica trabajaba para una pequeña industria que fabricaba semiconductores mayormente para la industria de consolas de juegos.

— No es problema. Leo irá. No necesitan a ambos. Mientras uno de nosotros represente a la empresa, estará bien. Alguien tiene que defender el fuerte aquí de todos modos. Estoy segura de que las órdenes empezarán a llegar desde el primer día en la feria de Los Ángeles, y voy a tener que asegurarme de que sean atendidas rápidamente.

— Eres fantástica. No sé qué haría sin ti.

Tiffany vio el movimiento de los rizos rubios de jessica.

Ya se te ocurrirá algo, y saldrás adelante. Como siempre lo haces.

***

Unas horas más tarde, Tiffany estaba sentada en la cama del hospital y se abotonó su cárdigan.

— Me gustaría cambiarlo, pero Leo no puede viajar. Le están enyesando la pierna en estos momentos, — dijo jessica. Había llegado a su oficina justo cuando su jefe era transportado en una camilla. Había resbalado en una baldosa suelta en el baño de los hombres y se rompió el tobillo.

Tiffany oyó el lamento en la voz de su amiga y quería tranquilizarla.

— Entiendo, de verdad. No te preocupes. Tienes que ir y representarlo en la feria, eso es lo más importante en este momento. Ya se me ocurrirá algo.

Qué iba a hacer sin la ayuda de jessica, no lo sabía. Pero ella no quería ser una carga para su amiga.

— Déjame por lo menos ayudarte a encontrar otra cosa para ti. Hablé con la enfermera, y me dijo acerca de esta agencia privada de cuidado de salud que contrata a personal para atender a las personas que necesitan ayuda en casa, —sugirió jessica. — Ellos te ayudarán con todo lo que necesites, una especie de ama de llaves combinada con enfermera. Incluso te ayudarán a ducharte si lo necesitas.

Tiffany levantó la mano en señal de protesta.

— No estoy tan inválida todavía. Creo que me puedo duchar yo sola. ¿Qué tan difícil es encontrar tu camino en un cubículo de metro y medio por metro y medio?

— Sólo te lo digo. No estaba sugiriéndote que necesitaras ayuda con eso.

Pero al menos sabrás que estas personas están preparadas para hacer lo que necesites que hagan. Y sus precios son muy razonables también.

Jessica estaba íntimamente familiarizada con la situación financiera de Tiffany. De hecho, en las últimas semanas, se había hecho cargo de pagar y monitorear sus cuentas.

— ¿Puedo pagarlo? — le preguntó Tiffany a su amiga.

— Estarás bien.

Tiffany oyó una pizca de duda en la voz de su amiga y sabía que jessica no quería preocuparla.

— ¿Qué tan grave es?

Ella casi podía sentir temblar a jessica, antes de responder.

— Había una carta del gerente del banco. Se enteró de tu accidente y está preocupado por el préstamo. Él quiere que lo mantengas al tanto sobre cuándo vas a abrir el Bed and Breakfast. He hecho una cita para que puedas decirle cuál es el estado.

Tiffany negó con la cabeza.

— Como si yo supiera. No tengo idea de cuánto han avanzado las renovaciones, mientras yo estuve aquí. Quién sabe si hicieron algo de lo que les pedí que hicieran.

La mano de jessica le tocó el brazo.

— Cariño, te preocupas demasiado. Les di todas las instrucciones, y por lo que se puede ver, hicieron algunos progresos. Verás que mucho del trabajo en el segundo piso se ha hecho. La cocina está terminada.

Tiffany se encogió de hombros.

— Bueno, al menos eso es algo. — Pero ella no estaba segura de que hubieran seguido sus instrucciones. Su contratista ya le había dado bastantes problemas cuando ella había sido capaz de inspeccionar todo a fondo. ¿No intentaría ahora salirse con la suya con más trabajo de mala calidad ya que sabía que estaba prácticamente ciega y que ni siquiera podía ver los defectos?

Ya era bastante malo que él pensara que ella... una mujer... no tenía idea de lo que estaba hablando, cuando en realidad era ella la que siempre se había encargado de todas las reparaciones de la casa, cuando Eleni todavía estaba viva.

Sabía unas cuantas cosas acerca de las reparaciones y no era ajena a usar un martillo. La ausencia de un hombre en la casa, había requerido que ella y Eleni aprendieran a encargarse de pequeñas reparaciones por ellas mismas.

— Por lo tanto, ¿llamo a la agencia? — Sonó la voz de jessica en su oído.

— Sí, por favor, aquí está mi celular. Me gustaría hablar con ellos.

Un golpe en la puerta las interrumpió. Se abrió un momento más tarde, y entró una persona de blanco. Por la forma redonda, la identificó como una de las enfermeras que había estado cuidando de Tiffany durante las últimas semanas.

— ¿Todo listo, entonces? ¿Es hora de ir a casa, Tiffany? — Preguntó la enfermera Claudia.

— Sí, estoy lista.

La enfermera hizo entrar algo con ruedas en la habitación, y Tiffany sabía que era una silla de ruedas. El protocolo del Hospital dictaba que los pacientes debían irse en silla de ruedas. Mientras ella sentía que era humillante ser vista en una silla de ruedas, por lo menos le impediría tropezar con peligros ocultos y hacer el ridículo para que todo el mundo la viera.

Ella no había salido del hospital en cuatro semanas, y ahora el mundo exterior parecía aterrador. Pero no había tiempo para vacilar. La enfermera Claudia le ayudó en la silla de ruedas.

— ¿Profesionales de Cuidado de Salud en el Hogar? Sí, esperen, le pasaré a mi amiga. Ella tiene que contratar a un profesional de cuidado de salud. Gracias.

Tiffany sintió a jessica presionar el teléfono celular en su mano.

— Aquí tienes. Sólo diles lo que necesitas, y lo arreglarán para ti. Iré a buscar el coche y las encontraré a ambas en la entrada principal en pocos minutos.

Jessica salió de la habitación. La enfermera Claudia, empujaba la silla de ruedas en el pasillo un instante después.

— Hola, sí. — Tiffany inspiró. — Tengo que contratar a alguien para que me ayude.

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Comments

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JoyReneluv2
#1
Hola!!!
Esta es una de las mejores historias que he leído, aunque realmente la primera vez que la leí fue en wattpad, y esto me lleva a una pregunta.
¿Estas de alguna forma relacionado a la autora en wattpad? No lo tomes a mal, es que su contenido de la nada se borro y habían muchas historias que me gustan que estaban en curso.
Solo quiero saber si las publicara aquí, o abrirá nuevamente una cuenta allá, aun así, me encanta esta y varias de las historias que tienes aquí.
Gracias por publicar estas magnificas historias.
roguecr #2
Chapter 36: Gracias x la historia . Esta muy bonita
LlamaAmerica #3
Chapter 36: Gracias por esta historia estuvo muy genial y divertida jajajaja la verdad me gustó mucho!!! <3 <3
taeny39
#4
Chapter 36: cool
Skyth06
#5
Chapter 36: Valió la pena esperar yay!
LlamaAmerica #6
Chapter 30: Uhhhh regresaste *-* <3
TaeNy0204 #7
Chapter 29: Cuando actualizas? Por favor... necesito leer más
LlamaAmerica #8
Chapter 29: Que carajos con Zeus :@
Skyth06
#9
Chapter 29: Ese Zeus. !!
Skyth06
#10
Chapter 28: Joooooooder ;-;