capitulo 9

UN TOQUE DE GRECIA.

En el momento en que la puerta de entrada se cerró detrás de jessica, Tiffany se dejó caer en el sofá de la sala de estar. Por lo poco que podía ver, se dio cuenta de que su amiga había estado en lo cierto. El contratista había hecho algunos progresos, y el trabajo en el segundo piso donde se encontraban las

Habitaciones de la cocina, sala y comedor parecía estar completo. Qué tan bien estaba hecho el trabajo, no podía comprobarlo con su limitada visión.

Los trabajadores ya se habían ido, y la casa estaba en silencio. A ella no le hubiera importado tener compañía. Después de cuatro semanas en el hospital día y noche con sonidos constantes, su casa le parecía extrañamente tranquila. Nunca la había molestado antes. Pero ahora que ella no podía depender de sus ojos, su audición parecía compensar la pérdida de uno de sus sentidos y todo lo

Amplificaba, incluso el silencio.

Tiffany se retiró del sofá y pasó las manos por la pared para encontrar su camino a la cocina. Jessica había dejado un plato de comida para ella en la

Refrigeradora, el cual sólo tenía que meter en el horno microondas. Para mañana, el profesional de cuidado de salud estaría allí y se encargaría de esas cosas para ella.

Cuando entró en la cocina, encontró el interruptor de la luz y lo encendió.

La habitación se iluminó, y ayudó un poco para reconocer los nuevos contornos de la cocina recién terminada. Tuvo cuidado de no golpear la isla de la cocina y utilizó sus manos para guiarse hacia las puertas dobles del refrigerador de tamaño

Industrial.

Tiffany encontró el plato que jessica le había preparado y lo tomó. Un sonido detrás de ella, la hizo girarse. El plato en su mano golpeó con un obstáculo

Que no había estado allí antes. Su respiración se frenó.

— Te dije que necesitabas ayuda.

Miró la gran silueta del hombre frente a ella. Una irritación instantánea se levantó en su estómago.

— Michael, ¿cómo has entrado?— ¿Alguien había dejado la puerta de atrás abierta?

Michael tomó el plato de su mano y lo movió. Oyó los sonidos familiares del microondas, mientras marcaba el tiempo.

— El contratista me dio una llave. Así como ven que estás sola y desamparada.

— No estoy desamparada, — protestó ella, pero apenas la escuchó.

—Estoy aquí para ayudarte. He oído que el jefe de jessica se rompió una pierna, y ahora ella tendrá que hacerse cargo de sus funciones.

— ¿Cómo te enteraste?— A Tiffany no le gustaba el hecho de que él ya supiera que jessica no sería capaz de ayudarla. Se sentía observada. ¿En qué otra cosa había estado husmeando Michael? Una sensación incómoda se levantó en su estómago.

— Te olvidas de que esta es una pequeña ciudad. Todo el mundo sabe acerca de todos. No te preocupes, estoy aquí para ayudar. — La voz de Michael sonaba casual y relajada, como si su discusión en el hospital nunca hubiera ocurrido.

— Ya te dije que no necesito tu ayuda. Nada ha cambiado. — Ella no lo quería allí, ni siquiera ahora, cuando necesitaba toda la ayuda que pudiera obtener.

— No seas tonta. ¿Cómo encontrarás tu camino alrededor de la casa, estando medio ciega?

Sus palabras le dolieron. ¿Estaba haciendo esto a propósito, recordándole a cada paso que ella era una discapacitada? Como si no lo supiera. Las lágrimas

Empezaron a arder en sus ojos. Ella las contuvo. No quería darle la satisfacción de verla así. Con un rápido movimiento se alejó de él y se tomó del mostrador.

— He contratado ayuda. Así que no tendrás que preocuparte por mi bienestar. — Como si alguna vez lo hubiera hecho.

— ¿Contrataste ayuda? ¿Quieres pagarle a un extraño para que te ayude cuando te estoy ofreciendo mi ayuda de forma gratuita? ¡No seas ridícula! — La indignación de Michael la atravesó.

— ¿Gratis? — Ella no levantó la voz, no quería empezar otra pelea, sobre todo cuando estaba sola con él. — Nada de lo que haces es de forma gratuita.

Nunca has hecho una sola cosa en tu vida, por la que alguien no tuviera que pagarte al final.

— Eso no es cierto.

— ¿No lo es? Estoy cansada, Michael, y estoy cansada de ti. Fue la decisión de Eleni no darte la casa a ti sino a mí. Ya te dije lo que puedo ofrecerte, pero no lo querías...

— No me tires un hueso. ¿Crees que estás haciendo lo correcto, trayendo extraños a nuestra casa? ¿Huéspedes que pagan? ¡Eso es degradante! Hemos crecido aquí, ¿y así es como honras esos recuerdos, convirtiendo nuestro hogar en un lugar, donde cualquier persona que pague podrá poner sus pies sucios arriba?

La hostilidad en la voz de Michael, llenó la habitación y hacía sentir sofocante el aire. Tiffany respiró hondo.

— ¿De qué me estás acusando? ¿De qué estoy tratando de quedarme con mi casa? Tengo recuerdos aquí también. Y yo no me iré. Si eso significa que tenga que compartir la casa con huéspedes que pagan para que yo pueda cancelar los impuestos de la herencia, entonces eso es lo que voy a hacer.

Suaves "tins" del microondas, acentuaron su punto. Se volvió hacia el horno y abrió la puerta. Michael se puso detrás de ella y llegó primero. Tomó el

Plato fuera de él y lo colocó sobre el mostrador delante de ella.

— Maldita sea, Tiffany, te he ofrecido mi ayuda. ¿Qué más quieres que haga?

— Déjame. Quiero que te vayas. — Ella se sentía agotada.

— No puedo hacer eso. Somos una familia. Las familias se unen cuando los tiempos son difíciles.

— Estoy bien.

Bueno, no le estaba yendo bien, ni física, emocional, ni económicamente, pero ella prefería morderse la lengua antes que pedirle ayuda a Michael. Su precio para ayudarla era demasiado alto. Ella prefería pagar por ayuda contratada.

— Acabas de decir que tienes que pagar los impuestos de la herencia. Así que no lo niegues. Necesitas ayuda. Si juntamos nuestros recursos, no tendrías que pasar por esto sola. — Sus manos se agitaron alrededor de la habitación.

— ¿Juntar nuestros recursos? La última vez que lo comprobé, no tenías recursos. La última vez que te vi antes de que Eleni muriera, acababas de falsificar

Su firma y de escribir un cheque con su nombre. La dejaste sin efectivo. ¿Esos son los recursos de los que estás hablando, Michael? ¿Es eso lo que vas a hacer, robar a alguien de nuevo? — Ella no había querido acusarlo, pero no parecía entender sus insinuaciones de que ella quería que se fuera.

— Fue todo un malentendido, y lo sabes. — Su defensa era estúpida por decir mucho. No había habido ningún malentendido. Tiffany lo había sorprendido in fraganti.

— Tuviste suerte de que ella no fuera a la policía. Debería haberlo hecho. Si hubiera sido yo, lo habría hecho. Tal vez entonces habrías aprendido algo de una vez. — Ella contuvo las lágrimas ante el pensamiento de lo decepcionada que Eleni había estado cuando se enteró de lo que había hecho. Ella había llorado durante horas y se culpó a sí misma por no haberlo criado bien... por que ella había fallado como la madre sustituta en la que se había convertido.

— He cambiado. Las cosas son diferentes ahora. He conseguido estar limpio. No juego más. Estoy alejado de las drogas. Confía en mí. Lamento lo que

Sucedió en aquel entonces, de verdad. No era yo mismo, pero...

— Pero, ¿qué, Michael? ¿Finalmente desarrollaste una conciencia? —Se burló ella.

— Siempre he tenido una conciencia. No necesitas ser tan hipócrita. Yo no soy el único en esta casa que tenía problemas. ¿O has olvidado cuántas veces te

Cubrí, cuando afirmaste ver criaturas que no estaban allí?

Tiffany abrió la boca y puso la mano para taparse la boca. No, ella no se había olvidado de todas las criaturas extrañas que había visto cuando era niña. Pero que él hablara de eso ahora, era un golpe bajo.

— No, no lo has olvidado, ¿verdad?, — continuó burlándose de ella. — Yo estaba allí para ti en ese entonces. Te detuve de decirle a Eleni sobre ellos, para que no te enviara a los médicos y que te examinaran. ¿Qué crees que habrían hecho contigo? Tú lo sabes, ¿no?

— Basta, por favor, basta, — dijo Tiffany, su voz era un susurro sin aliento.

Ella no quería que se lo recordaran, ni ahora, ni nunca.

— Te hubieran encerrado en el ala de locos del hospital, al igual que lo estaban planeando hacer con tu madre si ella no hubiera muerto en el accidente de barco. Sí, si yo no hubiera estado allí para detenerte de decirle a Eleni cada vez que pensaste que habías visto a alguien, te hubieran puesto con todos los chiflados. ¿Y así es como me pagas?

La gran silueta de Michael se cernía sobre ella, invadiendo sus sentidos. Ella no quería que le recordaran esos días. En sus sueños, ella había visto y hablado con criaturas de otro mundo. Todo había comenzado meses antes de ese día en la playa cuando había visto a un hombre en el mar. Había visto a otros también: hadas, gnomos, seres de otro mundo... criaturas del aire y el mar, incluso dioses.

Se lo había dicho a Eleni al principio, pero su tía había estado preocupada por su bienestar, y luego Michael le había dicho que mintiera a Eleni y pretendiera que las criaturas habían desaparecido. Le había mentido a su tía, porque tenía miedo de que ella la enviara lejos.

Tiffany sintió la humedad en sus mejillas y se dio cuenta que estaba llorando.

Abrió las manos contra el pecho de Michael y lo empujó fuera de su camino antes de que ella se tambaleara a través de la cocina.

— Hablaremos de eso mañana, — le gritó mientras ella salía por la puerta hacia del pasillo.

— ¡No! — Dijo ella con voz ronca, su garganta reseca.

Ella encontró el pasamano y lo utilizó para encontrar el camino de las escaleras y hacia su habitación en el tercer piso. Con los pies poco firmes, entró en su dormitorio y cerró la puerta. Sus manos temblaban cuando giró la llave en la cerradura.

Cuando llegó a la cama, se dejó caer sobre ella. Los fantasmas de su pasado la habían alcanzado. Desde hace más de diez años, no había pensado en las

Criaturas que había visto cuando era niña. Unas pocas palabras de Michael habían traído de vuelta los recuerdos.

Tener a Michael en la casa era inaceptable. Él usaría cada ocasión para recordarle todas las cosas que quería olvidar... sobre todo, su temor de que iba a

Sucumbir a una enfermedad mental.

Muchos años después de la muerte de su madre, había encontrado su diario.

Tiffany había estado tan hambrienta de averiguar cómo era su madre que ella lo había leído. Cuando leyó acerca de las criaturas que su madre había dicho ver, había arrojado el diario en el fuego.

Su madre había estado loca, y su diario no había sido la única prueba. Tiffany y Michael habían encontrado una vieja carta mientras jugaban en la casa un día... una carta de recomendación de un psiquiatra a la madre de Tiffany para ser admitida en una institución para obtener más evaluaciones. Tiffany sabía que ella mostraba los mismos síntomas que la enfermedad mental de su madre había descrito en su diario y el médico lo había confirmado en su carta. Desde ese día, ella cerraba los ojos cuando le parecía ver otra criatura y simplemente deseaba que desaparecieran. Con el tiempo, habían desaparecido y ella pensó que había vencido su destino.

Pero el destino era cruel, y algunas cosas no podían desearse que desaparecieran.

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Comments

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JoyReneluv2
#1
Hola!!!
Esta es una de las mejores historias que he leído, aunque realmente la primera vez que la leí fue en wattpad, y esto me lleva a una pregunta.
¿Estas de alguna forma relacionado a la autora en wattpad? No lo tomes a mal, es que su contenido de la nada se borro y habían muchas historias que me gustan que estaban en curso.
Solo quiero saber si las publicara aquí, o abrirá nuevamente una cuenta allá, aun así, me encanta esta y varias de las historias que tienes aquí.
Gracias por publicar estas magnificas historias.
roguecr #2
Chapter 36: Gracias x la historia . Esta muy bonita
LlamaAmerica #3
Chapter 36: Gracias por esta historia estuvo muy genial y divertida jajajaja la verdad me gustó mucho!!! <3 <3
taeny39
#4
Chapter 36: cool
Skyth06
#5
Chapter 36: Valió la pena esperar yay!
LlamaAmerica #6
Chapter 30: Uhhhh regresaste *-* <3
TaeNy0204 #7
Chapter 29: Cuando actualizas? Por favor... necesito leer más
LlamaAmerica #8
Chapter 29: Que carajos con Zeus :@
Skyth06
#9
Chapter 29: Ese Zeus. !!
Skyth06
#10
Chapter 28: Joooooooder ;-;