La reunión estaba durando mucho más tiempo del que hubiese deseado. Cada dos por tres miraba inconscientemente el reloj de la pared, quería volver lo más pronto posible a la residencia de Taeyeon por si ella aparecía, pero algo en su interior  le decía que eso no iba a suceder. La melodía de Tiffany sonaba tan… claustrofóbica. Pero ¿Por qué tenía esa sensación? Nadie más podría haberle dejado la cinta…

- ¿Qué opinas?

- ¿Qué? – la rubia no había sido capaz de prestar atención.

Su interlocutor la miró con un gesto cansado, le incomodaba que ni siquiera se molestase en disimular.

- ¿Vas a colaborar o no? Recuerda que es una orden del jefe.

- Estoy haciéndolo – no era del todo cierto pero estaba molesta por  estar allí perdiendo el tiempo que necesitaba soltarse  con alguien, y este era un pulso que no podía evitar.

- Pues tu actitud no lo demuestra.

- Eso ya lo harán mis acciones.

Ambos se mantuvieron la mirada sin ánimo de ceder, la tensión quedaba patente. El resto de los presentes no eran capaces  de interrumpir el momento, simplemente los observaban en silencio.

- Mas te vale, te juegas mucho en esto.

- Sé perfectamente lo que me juego – apretó los dientes.

Le habían amenazado con que sí no colaboraba matarían a Taeyeon , y estaba convencida de que a la muchacha le habrían dicho lo mismo de ella. Así funcionaba la mafia. No podías atar raíces ni desarrollar sentimientos porque implicaban vulnerabilidad.  Tener amigos era un punto débil. Estaban en un mundo en el que la confianza era la peor de las armas, no podías dale tu confianza a nadie ciegamente y en cambio tampoco no podías confiar en nadie, pues solo no llegabas a ningún lado. Tenías que confiar lo suficiente como para ser capaz de darte la vuelta y desconfiar para estar preparado en el caso de que alguien intentase apuñalarte por la espalda. Estar alerta no era suficiente, había que estar preparado para contraatacar siempre.

Siempre tenias que tener un plan alternativo bajo la manga, y debías tratar de conocer al máximo posible lo que tus compañeros trataban de ocultar bajo sus respectivas mascaras. En un mundo en el que todos mienten sobre su pasado sólo sobreviven aquellos capaces de ver más allá de las personas y descifran sus códigos.

A  Jessica no se le daba mal este juego de falsas apariencias, en el bando todos la tenían por una compañera con la que podían irse de cañas y permitirse bajar la guardia, alguien eficaz que no preguntaba, solo actuaba. Y obviamente, su fama de rompecorazones incorregible le hacía congeniar mas con ellos. Pero estaban equivocados.  Al no ver la amenaza que ella representaba se habían quitado el disfraz sin darse cuenta, y la habían dejado que les conociese… Y respecto a la imagen que tenían de ella habían sido tan superficiales que no habían arañado más que la primera de sus capas, cuando ella era un ser tridimensional. Si, se había entregado a muchas amantes, pero siempre lo hizo dándolo todo de sí misma, nunca fue una simple actividad física ni ningún capricho. Había amado a todas y cada una de ellas en el momento en el que lo hizo, durante media hora, un par de días o el tiempo que fuese. La duración no quitaba la veracidad de su implicación. Pero ahora todo había cambiado, Tiffany la había cambiado. Con ella había añadido una nueva capa que hasta entonces desconocía. Había encontrado a alguien que también leía su alma, alguien con quien congeniaba hasta en el silencio y que hacía que el resto de sus relaciones pareciesen simples pasatiempos.  Tenía que admitirlo, la concepción del amor de los mortales no bastaba para englobar el significado de lo que suponía amar a Tiffany, era algo que ni el universo podía medir. Lo más curioso es que no siquiera sabía cómo había llegado a esa situación, no tenía ni idea de cómo esa chica de cabellos castaños había conseguido adentrarse tan dentro de ella que la sentía parte de su ser, no sabía cómo podría sentirse completa nunca más ahora que había conocido lo que era tenerla en su vida. Quizás esa era la clave, no había palabras ni razonamientos que pudiesen explicar cómo, cuándo ni cuánto, pero ahí estaba, y eso lo hacía más mágico y poderoso. Mostro una sonrisa torcida a su interlocutor. Sería mejor que se mostrase más activa, al fin y al cabo le convenía quedarse con ellos si quería encontrarla antes de lo que hiciesen ellos, y su instinto le decía que debía darse prisa, no estaba a salvo.

Él no debía enterarse de que sus amenazas le daban igual porque ella sólo era capaz de pensar en Tiffany. Tenía que jugar si quería tener posibilidades de ganar.

La puerta de la sala de reuniones se abrió de golpe. Los miembros presentes se disponían a protestar ante la falta de educación de aquellos que les habían interrumpido pero se  callaron al encontrarse cara a cara con el jefe, seguido de Taeyeon con una inusual apariencia de desagrado.

      -   Los Dragones han armado una fortaleza en el almacén, hay que adelantar el ataque.

Había tenido que mentir para cubrirle, pero al contrario de lo que él pensaba no lo había hecho por miedo, sino por estrategia. Aún no sabía que podría hacer para detenerlo, pero no ganaba nada convirtiéndose en una enemiga declarada y terminando en la misma posición que Tiffany, tenía que dejarle creer que tenía el poder para tener la posibilidad de actuar.

Se había mostrado sumisa desde que tuvo que esconder el cadáver de Yunho, y al principio esa postura había sido real, pero después había vuelto a centrarse y lo había convertido en una fachada para dominarlo. Fingió obedecerle sin reparos y les dijo al resto de miembros del bando que el jefe se había ausentado para ocultarse en una localización segura, dejando a Jaejoong al mando de las decisiones tácticas del enfrentamiento.

Miró por la ventana. Lo vio charlando con uno de los gánsteres más calificados en conducción y con uno de los tiradores, parecía que los tres iban a salir de la fortaleza.  Sunny rezó en silencio. Sabía bien a donde iban.

Las cosas habían cambiado, todo se estaba precipitando. Minho quería atacar a la caída de la siguiente noche, no quería darles más margen para que se preparasen. Pero ellos tampoco estaban preparados. Era un error. Toda esta guerra lo era.

Jessica aprovechó el desconcierto y el alboroto que la situación había causado para intentar escabullirse, pero una mano la detuvo. Se giró mientras hacía funcionar a toda máquina su cerebro para inventarse una excusa creíble, pero frenó la creación al encontrarse con el rostro de Taeyeon, quien sin decirle nada le hizo un gesto para que fuesen a hablar a un cuarto más calmado.

- ¿Qué sucede?

- Tienes que irte.

- Lo sé, estaba a  punto de marcharme a tu casa y…

- No, tienes que irte de la ciudad. Esta guerra no va contigo.

Jessica negó con la cabeza, aunque sus ojos mostraron agradecimiento por su preocupación.

- Va conmigo desde que Tiffany está en ella.

-  Ella estará bien. Te prometo que la localizare y la ayudare a que te alcance.

- Está en peligro – hasta ahora no había expresado su miedo en voz alta, pero lo que más le sorprendió de sí misma fue el tono de seguridad con el que afirmo esas palabras.

Taeyeon la miró extrañada.

- Pero tú misma dijiste que la cinta era suya, ¡tiene que estar a salvo!

La rubia bajo la mirada ligeramente avergonzada.

- Es una estupidez pero… tengo el presentimiento de que no es así.

- ¿y vas a arriesgarlo todo por un simple presentimiento?

- Mi relación con ella empezó por uno, no me queda más remedio que fiarme.

- Estás loca…

- Sí, estoy loca por ella.

Taeyeon exhaló un fuerte suspiro, y vio como su amiga esperaba el reproche, pero en lugar de eso la abrazó en señal de apoyo y comprensión. Desde antes de planteárselo sabía que era una batalla perdida, pero no se sentía tranquila hasta haberlo intentado. Ahora ya solo quedaba una opción, tendría que luchar.

- Ten mucho cuidado, no puedes fiarte de nadie.

- Preocúpate más por ti misma, que aún no sabes preparar un café – no pudo reprimir la burla, necesitaba disminuir la solemnidad de ese momento.

Taeyeon no entró en bromas esta vez, sabía que no tardarían en notar que ellas faltaban.

- Lo digo en serio, Minho…

- Es nuestro enemigo, lo sé.

- No solo eso, aún no comprendes cuánto significa esta guerra para él, hará lo que sea para ganarla.

Jessica se sintió levemente desconcertada, ella ya sabía lo de Kris, ¿Qué más motivos podía haber?

Taeyeon tragó saliva y con gesto de culpa comenzó a narrarle todos los sucesos de la relación entre su jefe con el jefe Dragon, todo lo que dio pie al caso de Kris. Estuvo hablando precipitadamente y en susurros por temor a ser escuchada por terceras personas. Jessica no quiso interrumpirle en ningún momento para que se quitase de encima toda esa carga que había mantenido oculta durante tanto tiempo. La muchacha debía pensar que ella querría recriminárselo, pero no era así. Ella entendía que aún no eran tan cercanos cuando Taeyeon se presentó en cada de Tiffany para prevenirla de las intenciones del jefe y para contarle lo referido a Kris, era normal que no hubiese entrado en detalles, y hasta ahora no había sido algo necesario. Cuando termino le lanzó un gesto de agradecimiento y vio como su amiga no pudo reprimir una tímida sonrisa de alivio al ver que  no se había molestado con ella.

- Entonces… ¿toda esta guerra comenzó por una mujer?

- ¿Y te sorprende? Tú misma has dicho que has entrado en ella por Tiffany.

La rubia soltó una breve risa apagada ante aquel comentario. Tenía razón. Las mujeres siempre habían levantado pasiones, implicando con ellas una desmesurable cantidad de emociones irrevocables.  Minho se sintió traicionado cuando su mejor amigo le había arrebatado al amor de su vida, y lo entendía, sobre todo por el hecho de que para Yunho fue solo un trámite más, pero lo que no entendía eran las acciones que había tomado. Ambos habían sido egoístas y habían cometido errores que habían arruinado las vidas de más personas. ¿Tanto podía hacer una mujer? Pensó en Tiffany, y en como el rubio se había ensañado con ella misma por el hecho de haber logrado captar la  atención de ésta, y el enfrentamiento con él aun no había terminado, ambos tenían más cartas que mostrar en esa pelea. Sí, Jaejoong también estaba en esta guerra por una mujer. Apretó los puños. Esa era su mujer. Jessica había tenido suerte de que la chica de sus sueños fuese también la mujer de su vida, y no iba a permitir que nadie la alejase de ella.

Taeyeon le dio las llaves de su casa y un arma para que se fuese mientras ella procuraba distraer la atención del jefe. Por suerte no iba a ser complicado marcharse de allí sin ser vista gracias al lío que habían montado en tan solo cuestión de minutos. Se asomó por el hueco de la puerta para evitar encontrarse con Minho o algún otro rostro conocido y en cuanto vio pista libre salió de allí.

En otra situación habría ido a pie puesto que forzar un coche conllevaba riesgos que ahora no podia permitirse, pero las prisas la hicieron parar al primer taxi que encontro para que le  dejase en el barrio lo antes posible, necesitaba saber si Tiffany había recogido el cd del buzón o