Capitulo 11                     

- ¿Sigue desaparecido?

- Sí, señor, pero traigo buenas noticias. La mujer morena del almacén se presento ayer en el cuartel de los Dragones. Nuestros hombres la siguieron hasta dar con su hogar, donde paso el resto del día.

- ¿Crees que podrían ocultar a Jessica allí?

- No lo sé, señor – Taeyeon estaba segura de que no, pero no quería enfadar al jefe – pero podríamos…

- Indagar allí – le interrumpió – sí, me parece bien. La próxima vez que esa chica vuelva a ausentarse quiero que entren.

- Mmm, solo un poco mas… -fue un gruñido en tono de suplica.

- Nada de eso – Jaejoong seguía insistiendo para que  Sunny saliera de la cama.

Sunny se dio cuenta de su seriedad. Decidió que era mejor no discutir, y para intentar ablandarlo le fue a dar un suave beso en la mejilla  pero el rubio se aparto.

- Ya habrá tiempo para eso más tarde, ahora tienes trabajo que hacer.

- ¿A qué viene tanta prisa? Solo son las 8 – Sunny empezaba a mosquearse.

Jaejoong procuro calmarse, no podía comete errores y descontrolar sus impulsos.

- Es solo que quiero que te lo quites del medio cuanto antes para poder tener el resto del día para nosotros, cariño.

Sus palabras parecieron ablandar a la morena. La vio levantarse y caminar hacia la ducha. Suspiro. Sería mejor que le preparase el desayuno si quería que se fuese pronto al almacén.

Una hora después Sunny salía por la puerta del bloque. No se percato que dos hombres la observaban fijamente desde un coche cercano.

- Por fin algo de acción…

Era irónico que siguiesen durmiendo en aquel pequeño cuarto cuando tenían la habitación temporal de Tiffany a tan solo unos metros con una confortable cama, pero ellas se sentían a gusto en la habitación. Tan solo salían de allí para ir al baño o a la cocina, pero esto lo hacían en momentos puntuales, el resto del tiempo lo pasaban entre esas  cuatro paredes. Al fin y al cabo ese cuarto había sido cómplice de toda su relación.

Un ruido incesante la despertó. Maldito telefono… no tenía ganas de salir de la calidez de aquel colchón pero sabía que tenía que contestar. Con gran pesar se levanto y cogió la llave para salir. Cuando estuvo a punto de hacerlo se dio cuenta de que sería la segunda vez que hablaría desnuda con su jefe… Se puso la parte de debajo de su ropa interior,  eso sería suficiente para controlar las jugarretas de su mente sucia. Antes de salir le dio una última mirada a la rubia… Que envidia, dormía tan plácidamente ajena al insoportable sonido del aparato, y encima estaba tan adorable… ¡El teléfono! Tenía que ir a contestar antes que colgasen.

Corrió al salón a toda prisa, pero una vez que llego allí se quedo totalmente petrificada. Sunny descolgó el teléfono y se lo lanzo.

Tenía que darse prisa, no sabían cuanto tiempo tenían antes de que llegase la morena. Abrieron sin forzar la cerradura, no podían dejar señales de su visita. Este proceso les hacia tardar un poco más, pero merecía la pena si querían seguir controlando a su nuevo objetivo sin levantar sospechas. Entraron.

Era raro, algo interrumpía el silencio. Se adentraron un poco más, las persianas estaban bajadas, reinaba la oscuridad… Caminaron sigilosamente hasta llegar a una puerta por la que sobresalía una rendija de luz. Un baño. En su interior sonaba la ducha. Había alguien más, tenían que cambiar de plan.

La adrenalina pudo con ellos, atacarían. No podían dejar de pasar la oportunidad de pillar a alguien con tan pocas oportunidades de defenderse, les podría proporcionar información útil acerca del paradero de Jessica. Si, no había duda, tenían que hacerlo.

Le hizo un gesto de silencio a su compañero, y se colaron en posición para derribar la puerta. El susto y la supresa eran factores clave.

¡KRACK! De una patada tumbaron la puerta. Entraron los dos apuntando hacia la bañera. Las cortinas no les dejaban visualizar quien se encontraba en su interior, pero no se movía en absoluto.

Parece que se ha paralizado por el miedo… - sonrió maliciosamente. Le encantaba sentir el poder de generar pánico.

Anduvo confiado hasta la bañera para desplegar la cortina mientras su compañero lo cubría, apuntando directamente a la bañera. Corrió la cortina para encontrarse con… ¿Nada?

El agua seguía corriendo pero no había nadi…

- ¡sorpresa!

Una voz seguida de un fuerte golpe le hizo girarse para encontrarse con su compañero inconsciente y un hombre semidesnudo apuntándole con un revólver. El rubio, el maldito rubio.

- Ahora tira el arma y pásamela de una patada.

Le hizo caso. Jaejoong se agacho para recoger su pistola y desarmar a su compañero caído. Pero cometió el error de retirar la mirada durante un segundo del hombre al que acaba de desarmar, un solo segundo que permitió que este saltase sobre el haciendo que las tres pistolas cayesen al suelo. La pelea estaba a punto de comenzar y las armas serian sus puños.

Jaejoong le propino un fuerte golpe en la mandíbula, y esta crujió bajo su puño aunque también significo un daño colateral para sus nudillos. A pesar del puñetazo su adversario parecía no rendirse y comenzaron a sucederse palos por todos lados. Jaejoong pudo der en su mirada un sentimiento que conocía bien, el también lo tenía en sus ojos. Experimento satisfacción ante el reto.

Una patada le hizo chocar contra la mesa, de donde cogió un jarrón y lo rompió en la cabeza de aquel hombre. Aprovecho que este se llevo las manos a la cabeza para asestarle una serie de golpes precisos en el estomago. Estaba disfrutando tanto del momento que no se percató de que su rival se había hecho con una grapadora con la que le ataco, grapándole la piel. Pero Jaeejoong no sintió dolor. Lo único que sentía era el éxtasis de la lucha. Estaba fuera de control. Su adversario comenzó a sentir pánico al ver que el rubio no reaccionaba, y el miedo le paralizo los reflejos. Estaba en clara desventaja.

No tardo mucho en tumbarlo al suelo, pero aun no estaba saciado. Los golpes prosiguieron a pesar de que su enemigo ya no se molestaba en defenderse. Una vez que vacio toda su furia se detuvo, y poco a poco fue controlando su agitada respiración viendo la escena en la que se encontraba. Tendría que limpiar antes que volviese Sunny, la casa estaba hecha un asco.

Trago saliva antes de contestar el aparato. Sunny la miraba burlonamente desde el sillón

- ¿Diga?

- ¿Por qué has tardado tanto? – la voz de su jefe sonaba impaciente al otro lado de la línea.

- Lo siento, señor, estaba en el baño – miento esperando que Sunny también lo creyese.

- La próxima vez date más prisa.

- Lo har..

- Ahora a lo importante – no quería perder más tiempo - ¿Cómo va la cosas con Jung?

- Sigue igual, no he podido acercarme mucho – se puso nerviosa al sentir la mirada inquisitiva de la morena ¿es que esa arpía no podía entender lo que era intimidad? – ya sabe, en esta situación es más difícil, soy quien la retiene y…

- En ese caso conviértete en quien la libere.

- ¿Qué?

- Qué la a