Capitulo 14

Apenas eran las cuatro de la madrugada cuando las dos chicas estaban terminando de empacar provisiones de última hora. Habían decidió partir antes del amanecer para poder aprovechar la oscuridad en su salida del almacén y para asegurarse de que no tendrían ninguna visita inoportuna. La última llamada de Sunny había impacientado a Tiffany, pues sabía que la morena sería capaz de presentarse allí con tal de fastidiarla más aun,

Sus nervios eran bastante patentes, ya se había cargado dos vasos sin querer y en más de una ocasión había confundido las bolsas en donde guardaban las cosas. Jessica quiso tranquilizarla, e incluso le planteo si quería olvidar esta idea suicida ahora que aun estaban a tiempo, ya que creía que los nervios de Tiffany se debían a la posibilidad de ser atrapadas, pero la rubia estaba equivocada.

Tiffany palidecía por momentos porque sabía que para ganar tiempo para poder salir del país iba a necesitar mentirle a Jessica durante varios días. Tendría que mantenerse en contacto con Sunny, y para ello iba a necesitar el móvil que la rubia le había quitado el día anterior de las manos. Si rompía el contacto con Sunny se daría cuenta de que algo iba mal, y con su relación no tardaría demasiado en acusarla de traición y poner a todos los hombres del bando Dragón  en su búsqueda. No tenía otra opción, tenía que seguir contactando con ella son que Jessica se diese cuenta y fingir que todo iba según lo planeado… ¿Y si le decía la verdad antes de salir? Aun estaba a tiempo… Pero ¿Y si al hacerlo la rubia se negaba a escapar? No, no podía arriesgarse.  Tenía que sacarla del país como fuese. Eso sí, se juro a si misma que una vez que Jessica estuviese a salvo le contaría la verdad… Y rogaría por su perdón y su comprensión. Que irónico que Tiffany Hwang, que tan solo en un par de meses atrás era conocida por su increíble habilidad de pensar en frio ante las situaciones más problemáticas, hubiese acabado en una situación como esa. Las emociones habían desbordado todo cuanto ella conocía y la habían bloqueado en cosas que antes le salían con plena naturalidad. Ya no estaba segura de hasta qué punto podía fiarse de sí misma a la hora de tomar decisiones. Tenía la sensación de que no paraba de cometer errores con Jessica, y en vez de arreglarlos los iba acumulando. Temía el día en el que todos esos errores cayesen sobre ella… ¿pero como podía calmar el caos que se había introducido en su vida con la entrada de Jessica? Ni siquiera estaba segura de querer erradicarlo. No, claro que no. El caos había logrado revivirla. Jessica le había devuelto a la vida.

-Creo que ya está todo.

-¿Eh?

Jessica la miro con ternura al darse cuenta de que su voz la había sacado de sus pensamientos, aunque se alegro de ello, seguramente los nervios le estarían jugando una mala pasada. Era raro que siendo espía le pasase aquello pero claro, por lo poco que le había contado Tiffany sobre ella siempre había actuado sola. Es mucho más fácil desvincularse de todo cuando se está solo, no tienes que preocuparte de nadie más. Entonces… ¿sus nervios eran por ella? No podía negar que eso le enternecía el corazón. No sabía que le daba esa chica pero la tenía a su total merced.

-Dije que ya está todo – lo pronunció de manera comprensiva.

-Ah, bien. Perfecto… Sera mejor que salgamos ya, ¿has ido al baño y esas cosas?

-¿al baño?

-¿acaso no es lo típico que suele hacerse antes de un viaje? – Tiffany parecía tener algo más de estabilidad.

A  Jessica le divirtió su respuesta.

- Creo que mi vejiga podría aguantar un VIAJE de una hora pero okey. Si te quedas más tranquila iré al baño – le dijo con sorna. Le gustaba que Tiffany recuperase los papeles.

- Mejor prevenir, que luego suplicaras por parar en una gasolinera y ¿Qué haríamos? Cualquier dependiente se fijaría en mi belleza…

- Arrogante – su intento de burla no fue capaz de ocultar la sonrisa que tenia, lo cierto es que Tiffany y ella no pasarían desapercibida precisamente.

- Sincera – y termino el juego con un guiño – anda, date prisa que tenemos que partir.

La castaña observo como la rubia se introducía en el baño y cerraba la puerta. Genial, le bastaban dos minutos. Cogió el móvil y mando un mensaje a Sunny, tecleando lo más rápido que pudo, advirtiéndole de que estaría incomunicada unas horas, a lo sumo un día, y que intentaría conseguir otro teléfono lo más rápido posible, al escuchar la cadena abrió la carcasa de manera precipitada, sin poder evitar que se le cayese la tapa al suelo. Extrajo la tarjeta, y antes de que saliese Jessica por la puerta dejo el móvil en donde estaba.

- ¿Lista?

- Eh… – Tiffany vio que la carcasa estaba bien visible en el suelo, sus nervios se acrecentaron – vamonos.

Jessica se adelanto para poder coger las bolsas, lo que hizo que la castaña se tranquilizase. No lo había visto. Se dispuso a seguirla cuando la rubia se giró.

-¿Tú no vas al baño?

-No – la piso para ocultarla – Ya he ido – le mostro una sonrisa para disimular.

Jessica asintió y se giro. Ella aprovechó para arrastrarla con el pie por debajo del sofá, y la siguió. Tenía que calmarse.

Al abrir la pueda sitio una ráfaga de aire que cargaba cumulo de olores que enseguida se introdujeron en ella e hicieron que se le erizase la piel. Jessica no era capaz de describir la sensación que experimento al salir nuevamente a la calle y sentir el viento rodeando su cuerpo. No era consciente de lo mucho que había extrañado la brisa hasta ese momento. Se habría quedado allí parada indefinidamente si no hubiese sido porque ella le había agarrado de la mano que tenia libre. Su tacto y el viento eran más que suficiente para ella.

Es curioso el funcionamiento que la mente humana tiene cuando focalizamos nuestro interés en algo concreto, haciendo que nuestra mente se cierre en banda al resto de la información que percibimos. Ni los más hábiles puedes evadir este inconveniente, y ellas no eran una excepción. Estaba tan ocupada pensando en todo lo que tenían por delante que ninguna de las dos se percato de la pequeña cámara que figuraba en el poste más cercano, apuntando a la puerta.

- ¡Eh, Lay! ¡Despierta! –el hombre zarandaba a su compañero – vamos, deja de dormir, ¡Había gente dentro!

- ¿Qué?

Un adormecido Lay se levanto lo más rápido que pudo a comprobar el monitor que tenían en el interior de la furgoneta. Habían aprovechado una de las noches que pasaron allí para poner una pequeña cámara. En aquella ocasión encontraron un coche escondido en el pequeño cobertizo que est