DESCANSA
THE ONE ( Version TaeNy)The One (Fanfic) Capitulo 42: DESCANSA
HOLA, HOLA LECTORES!!! SOLOPASO PARA DECIRLES QUE ESTOS DIAS ESTARE SUBIENDO DE DOS CAPITULOS, PORQUE YA CASI COMIENZAN LOS EXAMENES Y ESOS DIAS NO CREO ACTUALIZAR. ASI QUE DISFRUTEN DOS CAPITULOS
TAMBIEN ES PARA QUE k0309_hwang YA NO ME ODIE :) JAJAJAJA NO ES CIERTO, AMO TUS COMENTARIOS. UNA VEZ MAS GRACIAS POR LEER Y VOTAR. NOS LEEMOS LUEGO
ATTE: SU AUTORA
POV | Taeyeon
No podía creerlo, en menos de 30 minutos, el cuerpo de Sooyoung había quedado noqueado en el suelo con un par de golpes contra su cara. Ahora yo estaba sentada frente a ese fajo de billetes en aquella extraña habitación y el sujeto gordo de pedante tono no paraba de carcajearse recostando su pesada espalda de la silla reclinable.
–¡Increíble! ¡Eso fue increíble! ––Exclamaba con lo que parecían ser alaridos de perro.
–¿Puedo irme ahora? ––Comenté irritada y ansiosa cuando Ryeowook pasó por la puerta.
–Wow, Taeyeon. ––Se quedó mirándome con los ojos bien abiertos. –Eso fue increíble.
Parecía haberse quedado sin más palabras y yo aún esperaba el aviso para salir de la habitación. Aunque me sentía bien en haberle dado una paliza a esa estúpida, algo en mí estaba dando un giro.
¿Acaso está comenzando a gustarme esta sensación?
–¡Bien! ––El sujeto golpeó la mesa con su puño levantándose al instante y tomó el fajo de billetes frente a mi metiéndose apenas unos 5 en el bolsillo. Casi no pude creerlo cuando me extendió el resto. –Toma.
–No. ––Me levanté.
–¿Otra vez pasaremos por lo mismo? ¿Crees que estoy jugando o que te rogaré para que lo aceptes?
Esa sensación quemó mi estómago y simplemente le retiré el dinero de jalón.
–Excelente. ––Dibujó una molesta sonrisa en su cara y yo le evité la mirada.
Qué vergüenza siento de mi misma.
–Has hecho un increíble trabajo, y ahora mismo estás dentro.
–¡¿Qué?! ––Mi cara se contrajo.
–Así como oyes, ambos ahora son parte de los Sibal. ¡Bienvenidos! ––El sujeto gordo no dejaba de escupir mierda y ahora quería estampar mi puño en el otro ojo de Ryeowook para emparejar su apariencia.
*
–¡Taeyeon espera por favor! ––Ryeowook gritaba siguiéndome por el borde de la calle como un loco.
–¡Aléjate, maldito hijo de puta!
–¡No! ¡Espera! Te lo estoy suplicando, Taeyeon. ¡Por favor! ––Lo sentí cansarse, se detuvo progresivamente y yo acabé por detenerme también segundos después.
–Te mataré, te voy a matar si das un paso más cerca de mí.
–Solo, por favor… Déjame explicarte.
–¿Qué demonios quieres explicarme? ¿Eh? ––Giré sobre mis talones y me encontré con esa patética expresión de culpabilidad en su cara. –¿Qué me engañaste? ¿Qué fui una completa idiota en creer que quedaría ilesa de todo esto? ¡¿Eso quieres explicarme?! ¡Pues jódete, cabrón de mierda! ––Levanté mi diestra lista para estamparle el puño contra la mejilla pero cuando cerró los ojos y se contrajo, mi mano se detuvo en el aire.
Un silencio se infiltró.
Lentamente fue abriendo los ojos mientras yo bajaba mi mano.
–Lo siento… Sabía que si te decía esa parte no querrías ayudarme.
Me quedé mirándole, me quedé odiándole.
–Por favor dime algo.
–Eres un hijo de puta.
–Otra cosa que no sea eso.
–¡¿Qué diablos quieres que te diga?!
–Pues, estás dentro… Y aunque sé que lo estás por las causas equivocadas. Sé que te ha gustado esto. Lo sé.
Tragué saliva y por alguna razón la respiración en mi pecho fue disminuyendo.
–Sé que estas enojada, que quieres arrancar mi cabeza pero, debes admitir que esto te ha gustado.
–Define ‘esto’ ––Hice comillas con la misma cara de infierno que llevaba desde antes de salir del edificio.
–Esto de las peleas, de que te paguen por liberar tu ira de tal manera. Ahora los Sibal te quieren y quieren que estés con ellos, que pelees para ellos. Piénsalo, Taeyeon. Esto tampoco fue tan malo. Al final del día también necesitas protección y ellos pueden dártela.
Un nudo subió por mi garganta.
–¿A qué precio, Ryeowook? ¿A qué precio?
–Solo debes pelear, ni siquiera hacen reuniones tontas u organizan actividades. No tienes que vivir en una casa ni usar una estúpida insignia. Solo estas dentro, asistes a los llamados y nada más.
–¿Cómo se supone que me cuidarán, entonces?
–Una patrulla de vigilancia.
–Genial, tendré espías sobre mí. ¿Serán amigos del Ojo y utilizaran el mismo arbusto frente a mi casa? O ¿el árbol del vecino se les facilita más?
–No seas tonta, Taeyeon. El ojo no te vigila de esa manera.
–Eso no lo sabes.
–¡Lo sé!
–¡Ni sabías que tu novia estaba dentro! ¡Por el amor de Dios!
–Digamos que sabía un poco de eso.
–Claro que… Espera, ¿Qué? ––Me contraje.
–Sabía que estaba en cosas raras cuando comenzamos a salir. Digamos que ella me mintió pero yo también la usé para enterarme de todo el asunto del Ojo y demás.
Respiré pesado.
–Como sea. ––Le di la espalda y comencé a caminar hacia el auto. –Apresúrate, necesito que me lleves a un lugar. ––Exigí y lo sentí correr tras de mí para alcanzarme.
**
POV | Jessica
Cuando tomé el libro de apuntes que faltaba de mi escritorio, me encaminé para tomar mi segunda clase. Pero cuando el pasillo se me hizo infinito algo me punzó el talón.
¿Qué carajos?
De repente estaba sangrando un poco. Un estúpido chinche se había clavado en mi pie.
¿Cómo llegaste allí molesta mierda?
Pensé comenzando a dar saltitos en mi pie sano hasta sostenerme de la pared. La enfermería quedaba un poco lejos así que respiré pesado lista para una larga travesía.
–Hola, bonita. ––Una femenina voz se asomó por mi costado y arrugué la cara cuando mi cerebro la reconoció.
–Aléjate. ––Dije sin ni siquiera verla.
–¿Por qué? Si necesitas ayuda con eso.
El pedante rostro de Yuri se asomó por mi lado y mis ojos le espiaron por el rabillo del ojo.
–Eres una pesada. ¿Hiciste esto? ––Hice un gesto hacia mi pie y sonrió.
–No, pero debo decir que el destino no ha conspirado a mi favor.
–Ha, ha. ––Giré los ojos.
–Anda, déjame ayudarte. No seas cabezota. ––Desfiló frente a mí y se hincó. –Súbete, te llevaré.
–No.
–Bonita, necesitas ir a que atiendan eso. Encontré la chinche en la basura. Podría infectarse si no se trata bien.
–¡¿Qué?! ––Me exalté y volvió a sonreírme.
–Solo súbete.
Idiota.
Allí iba yo con mi cara de orgullo pisoteada hasta la enfermería en la torre de al lado. Cuando llegamos, Yuri me sentó sobre la camilla y cerró la puerta que había abierto por su cuenta segundos antes.
–No cierres. ––Exigí.
–¿Por qué? ––Me lanzó una mirada y tensé la mandíbula.
–Podría venir la enfermera, necesito que me atiendan.
–Ah por el amor de Dios. Si la enfermera estuviese, no ‘vendría’, ya estaría aquí.
Respiré pesado.
–Eres una idiota, debí suponer que se trataba de un jueguito tuyo. ––Hablé y me preparé para saltar de la camilla.
–Eh, Eh. ––Sonó caminando hacia mí y colocó ambas manos en mis muslos mirándome directo a los ojos. –Quédate quieta, déjame que me encargue de tu punzada y luego puedes irte si eso quieres.
Volví a tensarme entera con ese tonito de voz con el que me había hablado. No tuve necesidad de responder. Además tampoco tenía opción.
Yuri limpió mi herida con cuidado y la atendió con tanto profesionalismo que no pude si quiera quejarme por alguna molestia.
–Vaya, ¿ahora eres enfermera? ––Dije con ironía cuando acabó de ajustar la venda en mi talón y entonces subió su mirada hasta mi rostro.
–Cuando era niña, quise ser enfermera.
–Mhm. ––Fruncí los labios y el siguiente silencio delató mi curiosidad.
–Anda, pregunta.
–¿Eh?
–Pregunta, sé que quieres preguntarme algo.
–¡Claro que no! ––Mi frente se arrugó al instante y al levantarse sus ojos dieron con los míos como si se tratara de una broma. –Bien, bien. ¿Por qué no estudiaste enfermería entonces?
–Por mi hermano, entro a estudiar medicina y decir que quería ser enfermera me ataría a él por el resto de mi vida.
–Tampoco así.
–Créeme, conozco a mi familia. Se encargarían de coordinarnos incluso la misma clínica.
–Wow.
–Así que entré a Leyes. Luego de revisar un montón de mapas de Seoul asegurándome de que no
hubiesen clínicas cerca de palacios de justicia. ¡Bingo! El trabajo para mí. ––Dio un pequeño salto, por primera vez no se vio pedante o molesta.
–Realmente no te agrada tu hermano. ¿No?
–Pensé que se notaba, estuviste allí cuando conté toda la historia.
–Lo sé. Es un cerdo.
–No lo es.
–¿Disculpa?
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