BUEN DÍA, SUPERIORA
THE ONE ( Version TaeNy)The One (FanFic) Capitulo 35: BUEN DÍA, SUPERIORA
POV | Taeyeon
Pensé que se trataba de una pesada broma. Las vacaciones de verano habían culminado y estábamos todos de regreso en DaeJeon. Se sentía extraño volver luego de tantos acontecimientos. Pero una vez mi última maleta fue desempacada el domingo, supe que se trataba de algo real. Toda la universidad se vistió de lujo para recibirnos. Habían pintado todas las torres y el campus estaba reluciente. Olía a ‘regreso’ fresco. Los estudiantes danzaban. Allí estaba yo sentada en la entrada de la D un poco encogida detallando a una corta distancia como Ji woong se despedía de Sunny.
–¿Me escribirás? ––Ella chillaba entre sus brazos mientras él casi la aplastaba con todo su peso.
–Todos los días, conejita.
Me levanté y troté un poco bajando la escalera.
–Bien, suficiente. ––Hablé y los ojos de Sunny me fulminaron la cara. –Ya déjalo irse, no será para tanto solo son 5 semanas.
–¡¿Estás loca?! ––Se exaltó y volvió a saltar a los brazos de Woong, quien me miró como si quisiera golpearme detrás de la cabeza.
Subí los hombros. Escuché pisadas fuertes tras mi oído y me giré encontrándome con el rostro de Seohyun, venía con su novio de nombre impronunciable con una sonrisa en los labios.
–¿Aun se están despidiendo? ––Subió las cejas lanzándole una mirada a la afligida pareja.
–Así parece. ––Respondí yo y me encontré con los ojos del rubio a su lado. –¿Cómo es que era tu nombre? ––Hice una mueca.
–Yonghwa. ––Dijo ladeando una sonrisa. –Dime Yong si te cuesta mucho pronunciarlo.
–Estaría mejor para mí. ––Me crucé de brazos.
–Subiremos a dejar mi maleta, Taeng. ¿Te veo en la cafetería? ––Preguntó Seohyun y asentí inexpresiva dejándolos pasarme por el lado.
Cuando mis ojos se encontraron con el nuevo frente una sonrisa se amplió en mi cara.
–Mapache.
–Hola. ––Acomodó un mechón de cabello tras su oído. –Me preguntaba si querías comer algo.
Sonreí.
–¿Qué se te antoja? ––Acomodé mi postura ejerciendo un mejor agarre en mis brazos cruzados.
–Uhm. ¿Sushi? ––Subió una ceja y negué con la cabeza.
–No creo que vendan sushi en la cafetería.
–Exacto. ––Bajó la mirada y no pudo verse mas encantadora.
–Iré por mi billetera entonces.
–No, de hecho pensaba en por primera vez, invitar yo.
Subí las cejas, enteramente sorprendida.
–¿Ah sí?
–Sí, así que deja eso y vamos a comer. ––Extendió su diestra y tiró de mi muñeca.
–¿Se van? ––Ji woong habló tras mi cabeza y giré el rostro para verlo.
–Iremos por Sushi. ––Respondí.
–Déjenme llevarlas, queda camino al terminal.
Sunny volvió a quebrarse y le mordió los labios a mi hermano una última vez, o eso creí. Tardaron otros 15 minutos en separarse y entonces pudimos subir al auto y arrancar.
–¿Por qué Sunny no viene? ––Preguntó Tiffany y Jiwoong le lanzó una mirada a través del retrovisor.
–Es mejor así, de lo contrarío no me dejará subir al autobús.
–¿Y a donde es que vas? ––Subió las cejas y yo me quedé detallándole el perfil.
–De regreso a Goyang. A trabajar con la familia. ––Maniobró y nos sacó de DaeJeon.
Durante el camino Tiffany y yo compartimos varias miradas, y acomodé ese molesto mechón tras su oído unas 5 veces.
–Gracias.
–Ya me lo has dicho mucho. ¿No crees? ––Subí una ceja.
–Lo sé. ––Disimuló una sonrisa y detallé por el rabillo del ojo la mirada de Ji woong en mi cara.
¿Ahora qué?
Arrugué el rostro y cuando se detuvo frente al local de Sushi bajó del auto. Se despidió de Tiffany con un abrazo y luego me levantó sacudiéndome en el aire.
–¡Yah! ––Exclamé y una vez toqué el suelo me estiré la ropa. –¿Volviste a tener 15 años?
–Solo ven aquí, calabacita. ––Dijo y mis cejas se tensaron mientras me apretaba entre sus brazos. –¿En qué andas? ––Susurró en mi oído paralizándome.
–¿uh? ––Le detallé la cara con una mueca.
–Te conozco. ––Guiñó su ojo derecho y picó mi nariz.
–Conduce con cuidado hasta la casa y asegúrate de decirle a mamá que regrese mi motocicleta a DaeJeon. ––Ordené empujándole lejos de mi cuerpo.
–Descuida, ella siempre se encarga de trasladar los vehículos por su cuenta, diviértanse. ––Sacudió su mano y me lanzó otra mirada curiosa.
Tiffany llevó sus ojos a mi cara, pude sentir su excitada mirada. Cuando nos conectamos visualmente caminamos a paso lento hasta el local y tomamos una mesa.
–Me gusta tu blusa. ––Dijo ella y bajé la mirada a la prenda.
–Es negra, parecida a la mayoría de blusas que uso.
Sonrió.
–Me gusta esa.
–¿Qué tiene de especial? ––Subí las cejas y apoyé los codos sobre la mesa.
–No sé, solo me gusta.
Sonreí de vuelta y bajé la mirada.
¿Qué estábamos haciendo?
–Ah, y me gusta tu cabello.
–¿Eh? ––Arrugué la cara.
–Sí, no tuve la oportunidad de decírtelo cuando recién lo habías cambiado de color. Te luce.
–Ya. ––Asentí con cierta incredulidad en la mirada. –¿De qué se trata todo esto? ––Arrugué el entrecejo y ella bajó la mirada a sus dedos.
–Nada.
–No te creo.
–No es nada. ¿Acaso no puedo decirte que te luces guapa hoy?
–No, si puedes decírmelo. Pero ¿Por qué hoy? ¿Por qué ahora?
–No lo sé. ––Encogió los hombros y tomó el menú que una camarera traía dándole un vistazo.
–Yo quiero un Maki especial. ––Dije sin mirar el menú.
Tiffany agudizó su vista observándome con desdén.
–Yo quiero un California, por favor. ––Cerró el menú hablando con un pedante tono de voz.
–¿Algo de beber?
–Una coca de dieta. ––Se adelantó e hizo sonar sus uñas contra la mesa. Entrecerré los ojos.
–Una coca normal. ––Dije y ladee una sonrisa.
La camarera nos observó extraño, pude sentirlo por el rabillo del ojo y se alejó.
–Sé lo que estás haciendo. ––Dije.
–¿Ah sí? ––Subió las cejas.
–Me coqueteas a propósito para ponerme a prueba.
Soltó una carcajada que cubrió con el dorso de su mano.
–¿Te divierte, no?
–De hecho me divierte tu imaginación.
–Oh vamos, sabes que es cierto.
Subió los hombros.
–Como digas.
Me relamí los labios y extendí la diestra a lo largo de la mesa hasta tomarle la muñeca. Su sonrisa desapareció y aparentemente el color de su piel también.
–¿Qué pasa? ––Pregunté ladeando una sonrisa inocente.
–¿Qué haces? ––Dijo completamente tensa retirando su brazo de mi agarre.
–Nada.
–No te pases, no es divertido. Nos están viendo.
–¿Quiénes? ––Miré a mis alrededores dos veces.
Tiffany suspiró pesado.
–Bien, ¿Quieres saber qué pasa? Te lo diré.
Recogí mi brazo y acomodé mi postura.
–Estoy contenta de que las cosas estén bien entre nosotras, y no. No te estoy coqueteando para ponerte a prueba, solo quería decirte algo lindo. Se nota que tus otras amigas no te dicen cosas así.
Negué.
–Lo hacen, y luego las mando a callar.
Sonrió.
–Típico en ti.
–Tú eres diferente, Tiffany. No eres como mis otras amigas y lo sabes.
Bajó la mirada, tragó saliva.
–No empieces.
–¿Por qué te pones así cuando bajo el tono de mi voz y te habló con las seriedad?
–Me inquieta, me siento extraña.
–Es porque te gusta.
–Es porque me molesta. ––Se montó un cañón y yo me sentí tensa.
–Vale, no discutamos. ¿Por favor?
Respiró profundo y sacudió la cabeza.
–¿Dónde está tu bombón? ––Dije cambiando el tema al igual de expresión.
–Está bien. ––Respondió a secas.
–¿Ya follaron?
Sus cejas subieron como si las hubiesen halado con alambres.
–¡¿Qué?!
–¿Qué? ––Dije acomodando la espalda hacia atrás.
–¡¿Cómo me preguntas algo así?!
–Solo quiero saber, las amigas se dicen esas cosas.
–No.
–¿No?
–¡No!
–Vaya, que lento es. ––Giré los ojos y ella golpeó la mesa.
–¡Yah!
–¿Qué?
–Ese ‘no’ no era la respuesta a tu pregunta, era la respuesta a esa tontería de que las amigas se dicen esa clase de cosas.
–¿Te parece una tontería? ––Soné indignada y ella arrugó la cara frustrada.
–Ash.
Adorable.
–¿Cuándo comenzarás
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