Mientras el hombre canoso jugueteaba con su bolígrafo yo bostezaba una vez más con total descaro frente a él, estiraba mis pies y me limpiaba la mugre de mis uñas con ayuda de mis dientes.

––Y bien. –– Dijo él. –Háblame de tus sueños más recientes.

– ¿Qué quiere que le diga, doc? ––Dije ladeando el rostro.

–No lo sé, Lo que tú quieras. ––Replicó de regreso.

–No he soñado nada los últimos 3 días. ––Alcancé a decir sin mucho interés y bajé la mirada a mis deterioradas manos.

–No te creo. ––Escuché de fondo ahogada en mis pensamientos.

–Vamos, Taeyeon. ¿No estás agotada de venir 3 veces a la semana? Sentarte en el sillón y detallar que tus uñas no han cambiado mucho desde la última vez que las miraste con tanto detenimiento.

 Y usted que sabe pensé.

–Sí, me agota venir. –– Acabé diciendo.

–A  todos se les hace difícil asistir a terapia, mi hija fue igual que tú en su primera sesión, lo cual es entendible, Pero… Tú y yo llevamos 2 años.

 –Ni me lo recuerde. ––Comenté para mis adentros casi entre dientes, aunque deseaba que el mayor me escuchase.

Un silencio mayor se prolongo hasta alcanzar todos los espacios de tan pequeña habitación y entonces él rompió la calma, como era de esperarse.

 –Bien, Te veré el lunes a la misma hora.

¡Bingo!

–Claro doc. ––Comenté y me levanté para tomar mi chaqueta, el también se levantó y avanzó hasta la puerta, la cual abrió y con naturalidad se recostó de la misma cruzándose de brazos. Vaya postura más profesional. Me lanzó una tranquila mirada mientras yo tomaba mi bolso y le daba estirones a mi camiseta.

–Taeyeon. ––Me llamó.

 ¿Ahora qué?

– ¿Sí? –– Respondí sin verle.

–Sabes que te he dicho varias veces que no considero que estés enferma. ––Me dijo con ese tono de ‘Quiero ser tu amigo’ –…Al contrario. Si me parece que lo que sientes es completamente normal a tu edad.

– ¿Sí? –– Continué en lo mío y luego levanté mis orbes hasta él. –Lo aprecio.  ––Comenté y caminé pasando por su lado. –Hasta el lunes.  ––Me perdí a lo largo del pasillo y al cruzar hacia la izquierda me detuve recostándome de la pared. ‘Clack’  sonó la puerta a distancia y entonces me regresé por el mismo camino que había recorrido tocando con mis nudillos tres veces la puerta de madera del pequeño cuarto de servicio que yacía a dos puertas del consultorio, ésta se abrió segundos después dejándome ver una pálida mano que solo optó por halarme de la chaqueta para incluirme dentro con cierta agresividad.

–Ouch. ––Solté un quejido mientras mi espalda chocaba con la puerta ahora cerrada.

 – ¿Lo has traído? ––Me dijo la más alta y yo acomodé mis manos en el interior de mi chaqueta para luego extraer de esta un frasco amarillo.

Los ojos de mi compañera se abrieron como platos, parecía niña en dulcería y antes de que se abalanzara sobre mí, levanté mi mano y alejé el objeto de su alcance.

 –Primero mi parte. ––Le dije y como loca se tanteó la bata sacando un pequeño racimo de billetes. Sonreí. –Aquí tienes. ––Dije luego lanzando el frasco al aire para posteriormente agacharme y recoger la pequeña paca que la más baja había dejado caer al suelo en búsqueda de su embase con drogas.

Yo, tras retomar mi postura recosté mi espalda a la madera de la puerta y comencé a darle un conteo rápido al racimo mientras mi compañera se metía dos píldoras a la boca y las tragaba en seco.

 – ¿Qué te dijo esta vez? ¿Por qué hay tan pocas? ––Me preguntó.

–No lo sé, al parecer está disminuyendo mi dosis. ––Dije en total calma.

 – ¿Qué? ––Se exaltó aún con los ojos bien abiertos.

 –Que susto, no me veas de tal forma. ––Le dije frunciendo el entrecejo.

– ¿Cómo que la está disminuyendo? No puede.

 –De hecho–– La interrumpí. –El puede hacer lo que quiera, es mi doctor.

–Joder Taeyeon, no me dejes morir–– Habló casi en suplica.

 –No me mires así. No es mi culpa que el doc. Esté reaccionando ante la locura de mis padres.

– ¿Y eso es todo? ¿Solo actuaras así?

-– ¿Qué quieres que haga? Joder, Jessica, Reacciona por favor… Él es quien me receta.

–Lo sé, pero… No puedes pretender que sigues teniendo problemas de sueño o… Algo así.

–No. –– Respondí y abrí la puerta disponiéndome a salir, pero nuevamente la más baja me haló de la chaqueta.

 –Por favor.

 Me giré y solté un pesado suspiro.

 –Te amo, pero… Ya no puedo seguir consintiendo tus adicciones.

–Taeyeon… –––Volvió a halar de mi y entonces me solté con fuerza. –Detente.

 –No me hagas eso. ––Dijo y le ignoré caminando a través del pasillo.

-¡No me hagas eso! ¡Taeyeon! ––Gritó y al unísono me regresé para tomarla de la bata y golpearle la espalda contra la pared  casi como un reflejo.

 – ¿De qué mierda hablas? ¿Qué no te haga qué? ––Me exalté.

–No seas estúpida.  ––Me dijo y ejerció una pequeña fuerza en mis muñecas buscando que la soltara; así fue.

 –No es justo para mí. ––Logré calmarme un poco y solté bastante aire por la nariz de forma pesada. –Estoy cansada de venir a terapia… 2 años, no han sido unas pocas semanas, ni mucho menos un par de meses, ya son 2 años de esta mierda.

–No me vengas con eso, Tu terapia vino mucho antes que yo.

– ¿No puedes considerarme un poco? maldita sea. ––Exclamé generando un repentino silencio.

–Lo siento. ––Me dijo y yo solo bajé la mirada.

–Esperaré hasta la sesión del lunes, pero después de eso será todo. No seguiré ayudándote a conseguir pastillas-  Le comenté y me giré atravesando el pasillo nuevamente.

–No será necesario. ––Una masculina voz me erizó toda la piel.

 Mierda.

Me giré despacio, Mi doctor me estaba mirando desde la puerta de su consultorio con la misma expresión con la que miró los primeros días de terapia. Una que solo expresaba su ‘Total pena por mí’.

–Doc. No es lo que parece. ––Intenté excusarme aproximándome a él pero levantó la mano como gesto para que callara mis palabras y se hizo a un lado invitándome nuevamente al interior de su oficina.

 Mierda.

 Ingresé sin chistar, no sin antes lanzarle una matadora mirada a Jessica.

‘Clack’ Volvió a sonar la puerta y yo respiré profundo.

 –Sé lo que me dirá, pero puedo explicarle, por favor no llame a mis padres, Estoy cansada de esto.

– ¿Y yo no lo estoy? ––Levantó la voz. Era la primera vez que lo hacía, y debo admitir que me causó terror.

 –Me cansa verte entrar arrastrando los pies en cada sesión, obligada a hablarme como si yo fuese el monstruo cuando Tu eres tu propio monstruo y ni siquiera lo sabes- Levanté los ojos siguiéndole con la mirada hasta que se dejó caer en su silla giratoria.

 –Estoy cansado de ti y de las estupideces que dices y haces, estoy muy cansado, es más… Estoy exhausto.

 ¡Wow! Subí mis cejas.

–Eres una mujer patética que sin duda merece estar en terapia, pero no por lo que tus padres piensan de ti, sino por lo que tú piensas de ti misma, Desde que entraste a esta oficina te he dicho y repetido una y otra vez, que no considero que estés enferma, y es que no lo estás. Pero sí tienes muchos problemas. ––Hizo una pausa, Yo tragué grueso.

–Te diré una última cosa. ––Bebió lo que quedaba de café en su taza y se tranquilizó apenas un poco.

 Allí vamos.

–Vas a decirle a esa chica que está pegando la oreja a la jodida puerta que el lunes comienzo mi sesión con ella. ––Comenzó a escribir sobre un trozo de papel.

–Yo te libero, No llamaré a tus padres, pero no quiero volver a verte en mi oficina. – Y me extendió el mismo.

Okay, ¿Qué mierda está ocurriendo?

Tomé el papel y observé el escrito.

 –Ve a esa dirección.  ––Me dijo. Tragué saliva y relamí mis labios.

 –Espere, espere un momento. Usted me está diciendo que ella ¿ocupará mi lugar? Usted le hará creer a mis padres que vengo a terapia cuando en realidad ¿la atenderá a ella?

 –Si. ––Dijo sin pensarlo.

–Wow, ¿y ésta dirección? ––Pregunté luego levantando la pequeña nota.

 –Ve a ese edificio, quizás allí te puedan ayudar mejor que acá. Pregunta por el Sr. Park. Es amigo mío. ––Un pequeño pero molesto nudo se formó en mi garganta.

–No sé qué decirle.

–No tienes que decirme nada. ––Me miró.

 –Suerte. ––Realizó un gesto para que me retirara y sin poder hablar más, abrí la puerta, de la cual resbaló el cuerpo de Jessica.

Que estúpida.

 Me quedé mirándole.

–Lo siento. ––Dijo en un bajo tono de voz y yo llevé mi mirar al Doctor.

 –Pasa Jessica. ––Comentó él, yo solo pasé por su lado y cerré la puerta para dejarlos solos.

Salí a la calle, curiosamente me sentía bien conmigo misma, incluso cuando no debía sentirme de tal manera.

 ¡Estas libre de la terapia! ¡Sonríe!

Me dije a mi misma y ladinamente mi labio se curvó para luego subirme a mi motocicleta y acelerarle a lo largo de la calle.

POV|Seohyun

– ¡Ah! ¡Maldita perra! ––Le gritaba.

– ¿Perra, yo? Seguro piensas que soy un espejo. ––Me respondió.

La odiaba, la odiaba tanto que solo podía descargarme lanzándole objetos que lograba esquivar corriendo de extremo a extremo en su lado de la habitación.

 –Te cortaré todo el cabello mientras duermas ¡Lo juro en nombre de Dios! ––Seguía gritándole.

–Tu Dios es un completo fracaso. ––Me dijo y ejercí presión en mis puños.

– ¡Sooyoung! ¡Ah! ––Me fui sobre ella y la tomé del cabello. Ella hizo lo mismo con el mío Y aunque me sentía un poco patética peleando de tal manera, me causaba satisfacción pensar  lo mucho que ella odiaba que le tomara el cabello.

– ¡Hija de puta! ¡Suéltame! ––Ella gritaba, yo solo seguía halándole las extensiones.

La puerta sonó y atreves de esta ingresó Taeyeon con la misma expresión de neutralidad que la caracterizaba, caminó haciéndose un lado entre el desastre y nos lanzó una mirada a mí y a la rubia cabellera que sostenía entre mis manos.

– ¡Taeyeon! ¡Ayúdame! ––Ella gritó y yo levanté mi rodilla golpeándole el estómago para dejarla tendida en el suelo con tal golpe.

 –T-tu… ––Sin aire de hablar se revolvió en el suelo.

–Hola Tae. ––Le saludé con una sonrisa.

– ¿Qué ha pasado? ––Ella preguntó mirando sobre los hombros el cuerpo de Sooyoung.

–Ah nada, solo estábamos jugando. ––Le dije y achiné mis ojos.

–H-Hi…Hija… de… ––La débil voz de la chica en el suelo apenas se escuchaba y entonces le di un puntapié con mi tenis derecho. Taeyeon me lanzó una mirada y la piel se me congeló.

–Sácala de aquí, no quiero limpiar más sangre. ––Me dijo y se encerró en el baño.

Joder, está enojada conmigo.

– ¡Tu! ¡Lárgate de aquí! ––Le grité a la castaña y le di otro puntapié.

–¡Rápido! ––Apenas podía arrastrarse. –No seas cobarde, solo fue un sutil rodillazo en la boca del estomago, no es para tanto. ––Le dije mientras balanceaba mi cadera de un lado al otro junto a la puerta de la habitación.

–Me… Me las pagarás. ––Escupió con dificultad tales palabras y como pudo desapareció por la puerta. Corrí un poco hasta pegar el oído a la puerta del baño y mordí mis labios.

 – ¿Estás bien? ––Le pregunté a Taeyeon atreves de la madera. –Lo lamento. ––Agregué y Abrió la puerta.

–Ya no iré más a terapia. ––Dijo y pasó junto a mi lanzándose en su cama.

–Bromeas. ––Me giré mirándole con incredulidad y me regaló una sonrisa ladina.

– ¡Ah! ¡Qué ha pasado! ¡Cuéntamelo todo! ––Me lancé sobre ella.

– ¡Yah! ¿Qué haces? ––Me apartó de un empujón y caí al suelo. Tanta