Capítulo; 4.

Pómulos rosas.

En un momento cuando estás, "llena de ternura", en todo tu ser, por causa de ver esa persona, o incluso, objeto, que te hace estar así. Emocionada, y cautivada por ese objeto, en mi caso, es un objeto, porque vamos, ver a un super pony magico es toda una ternura no viviente.

— ¿Me dirás porque me has dado esto, Chaeyeon-ah?. 

No, no te lo diré, Sakura.

No, hoy no, mañana tampoco, y en la semana que viene, menos.

Lo siento.

— Al menos...dime por favor, ¿por qué me lo has regalado? No quiero sonar desconsiderada, pero...los regalos no son lo mío, creí que lo sabías.— Sakura habla hacía a mi, buscando mi mirada, con la suya.

Y la encuentra. Nuestros ojos se han encontrado, bajo la luz brillante del foco que nos da claridad dentro de la habitación.

Le miro por otro segundo más, estamos ahora en nuestra habitación. A solas, con la luz encendida, y con una lapto, encima de una mesa, alejada de nosotras, como televisión, separándonos.

Le había recomendado usar mejor la televisión, para ver la pelicula, y Sakura se negó. Creo que tantos cambios en la tecnología de un día, a otro, nos afecta. El televisor de nuestra habitación se veía genial para esta ocasión de noches de películas, entre ella, y yo.

Hace unos pequeños minutos atrás, Sakura se había despertado, luego de que haya llegado a la habitación, le compré aquel pony de pelpa al chico asiatico del centro comercial, y mis pies, inconscientemente, llegaron hacía la puerta de entrada de la universidad.

Por suerte del destino, tenía mi identificación en mis manos, no justamente en mis manos, no, en un bolsillo trasero de mi pantalon. 

Que claro, mi pantalon era un azul oscuro, cubriendo toda la parte de mis piernas, hacía mis tobillos, que terminaba con unas zapatillas super comodas que me encantaban, y seguro a Sakura igual, porque no paraba de decirme cumplidos, justamente el día después que las compré.

El centro comercial parecía que iba a cerra, y al parecer, era un poco tarde, tanto así, que creo que caerá una buena llovizna, por eso me apresuré a llegar acá.

Sakura no se fuera despertado, con una buena llovizna, apunto de caer encima de nosotras, en realidad no, encima del techo de nuestra habitación, sería de buen complemento.

— Dime, Chaeyeon-ah, ¿por qué me lo has regalado?— Vuelve a decir Sakura, sin despegar su vista de la mía.

Siento un nudo en mi garganta ahora mismo, nunca he durado viendo una persona por más de muchos segundos. Me siento tímida, muy pequeña a su lado, sus ojos me carcomen con muchas preguntas detrás de su lentillas, y yo con una tímida respuesta, como "No lo sé, de verás", porque eso sería las únicas palabras que mi boca diría a sus oídos.

Y sé, que esa no es una respuesta que no esperaría, quiero decir, más larga, y creíble.

Cuando comenté que Sakura es en serio curiosa, respecto a los regalos, no me equívoco, estar mucho tiempo a su lado, me ayuda a fijar mucho en sus cualidades, y su personalidad reservada, porque no a la mayoría de sus amigos, o nuestros compañeros de clases, ella no le enseña su personalidad como es conmigo, en nuestra habitación.

Quiero remarcar que Sakura no es grosera, desagradable, maleducada, desconsiderada, o descortés, no.

Sakura tiene una personalidad hecha solo para ella, en un borde que ninguna persona, lo tendría, o copiaría su personalidad. Porque esa persona, lamentablemente, fallaría.

Sakura espera mi respuesta, que salga de mi boca, hacía su cara. Para que la logre oír.

Toma el pony de pelpa de su mesa de noche, y lo sostiene en sus manos, mientras no quita su mirada de mi. 

Realmente se ve tan tierna con ese pony en sus manos, lo juro.

Hice una buena elección regalándoselo.

Me preparo, mentalmente, para hablarle, en japonés, claro, aún no entiende del todo bien el coreano.

Creo que mis lecciones de coreano en las noches, en nuestra habitación, fallan.

Siento que soy una terrible profesora que no logra que sus estudiantes entiendan sus clases.

En mi caso, Sakura no logra aprender coreano conmigo, y eso, que siempre ella es tan inteligente, rápida, y activa, cuando le pregunto algo, acerca de la gramática coreana, ella lo responde al instante, y me produce tanta ternura, como su nariz cambia de un color a otro, rojizo, cuando le acaricio su cabello, lo hago suavemente.

Coloco mi mano en su cabeza, y la dejo ahí, hasta que un silencio sepulcral nos deja de cubrir en la habitación.

Oh, ¡se me ha venido una idea!.

— Chaeyeon-ssi, solo quie—su voz se obliga a quedar en mitad de su oración.

Coloqué mi mano en su cabeza, acariciando su cabello, su dulce cabello. Está vez olía a una fragancia de naranjas, muy natural de su parte.

El pony de pelpa seguía en sus manos, Sakura se vió obligada a bajar su mirada, ligeramente, al ángulo del suelo.

Nuestro momento de miradas se habían ido directo a la basura.

Ella decidió interrumpir nuestra batalla de miradas.

Busco su mirada, con la mía, aún con mi mano, acariciando levemente su cabeza, y fue un acto fallido. Su mirada sigue pegada al suelo.

Mi cuerpo en sí se mueve solo, ahora. Mi otra mano, que estaba libre, fue ha dirección en busca de su mandíbula. 

La subí a la altura en donde estaban nuestros ojos, hacen minutos, conectados entre ellos, mientras la suela de mis zapatos, cada segundo que pasaba ahí, se acercaban. Mis píes me empezaron a llevar muy cerca de ella, a su altura.

Una mano mía seguía en su cabeza, y la otra, sosteniendo su mandíbula, nuestros ojos hacían una íncreible perfección, respecto a su estadía.

Ninguna de las dos movía nuestra mirada, ni la desviabamos de cada otra, solo éramos dos tontas amigas, viéndose cada otra con un deseo impuro.

Porque lo aseguro, ninguna amiga se verían así, como lo estamos haciendo nosotras. Eso no sería amistad, lo siento.

Mi rostro, por ingenuidad propia, se fue acercando, al suyo.

Se fue acercando lentamente, realmente no tenía control de mi cuerpo, y no sabía que locura estaría por hacer mi cuerpo, porque en serio, ni siquiera llegaba a oír en ruido de la lapto encendida, mostrando la película que se reproducía.

En mi estomago, yacía un gran nudo, que no me dejaba hablar, claro está, y ese nudo retomaba tamaño cuando el silencio en nuestras miradas hablaban por sí solas. En mi garganta se encontraba otro nudo más, algo que se interponía en mis cuerdas vocales, como para responderle las varias preguntas que Sakura me decía.

Mi cabeza era un lío de nervios, junto a mi cuerpo, mi mente no estaba clara en lo que hacía. Y eso lo entendía, porque tener a Sakura enfrente de ti, te roba el aire a un solo parpadeo.

Mi rostro se detuvo, por control propio, retomé el control antes que haría un desastre que me apenaría por años. Nuestras narices estaban a excasos centímetros de tocarse mutuamente, ella por su parte mantenía una expresión neutarl de asombro, mi ojos bajaron, rápidamente, a la altura de sus labios, y los encontré entrecerrados.

Sus belfos se lograban mirar reluciente, con algún brillo natural ,encima de ellos.

Su labio inferior, y superior, estaban separados un poco, entrecerrados entre ellos.

Me acerqué más, hasta que pasé a un lado de su rostro, y paré, cerca de la altura de su oído.

Me acerqué aún más a su oído, y de tanto acercarme, su lóbulo, impactó, por ingenuidad mía, con mis labios.

Sakura se volvió tímida al sentir mi labios en su lóbulo, que se encogió de sus hombros, tomando por sorpresa mi acción. Seguro no lo esperaba, ni hablar de mi, ha llegar a está altura, y está posición no favorable, en que estamos.

Tragué saliva, esperando que mi nudo en la garganta disminuyera un poco, y así lograr hablar, espero que Sakura no note mi nerviosismo notorio, en mi tono de voz.

Separé mis labios un pocos, y a siguiente acción, abrí mi boca para hablar, ojalá las palabras salgan de mi boca.

— Sakura, solo es un regalo de mí, hacía ti, por nuestra amistad de años, cariño, Solo...acéptalo.

Oh, Dios mío, le he dicho "cariño", a Sakura, creo que me voy a desmayar ahora mismo.

Y lo extraño del asunto, lo dije con un tono de voz...muy comprometedor, realmente.

¡Corea del Sur, sostenme, que iré a caerme!.

¡No nos decimos "cariño", cada una, desde hace mucho tiempo!. Y de alguna manera...es vergonsozo decirlo, apesar de que somos muy buenas amigas, no llegamos a esos...terminos.

No logro ver la reacción de Sakura, ya que me encuentro un poco de lado, en su oído.

Me separo un poco de su cuerpo, tomando mi posición de que antes estaba, en una posición normal.

Estoy muy separa del cuerpo de Sakura, como para ver un color rojizo en su nariz, sus mejillas, incluso su frente, con un claro rostro de asombro, y también rojizo rosa, de su parte.

Sakura gira un poco su rostro, desviando su ojos de los míos. Mi manos en su cuerpo las alejé.

Ninguna de mis manos se encuentran, notoriamente, en su cuerpo.

Ella tiene aún el pony en sus manos, que ahora es suyo, atrae Sakura el pony hacía ella, y coloca sus brazos alrededor de él, abrazándolo fuertemente, escondiendo su rostro sonrojado, bajo la piel del pony.

¿Esconde su rostro sonrojado de mi? Ay...me gustaría que fuese yo el pony quien estuviera abrazándolo así.

Sus ojos buscan los míos, con ternura, y mucha vergüenza detrás de ellos.

Con una expresión muy seria, y neutral, por ende en sus pupilas.

Sus ojos están serios, de repente, apesar de su notorio sonrojo que no disminuye, se ve muy tierna así. Parece estar Sakura enojada, su expresión en sus ojos lo hacen ver así.

—Termina lo que empiezas, Chaeyeon-ssi.— inquiere ella, con enojo en su tono de voz.

En serio, creo que Sakura está enojada...sin embargo... se mira tan tierna enojada, y con un sonrojo a medias disminuyendo, en todo su rostro, y más, en sus pómulos.

Ver a Sakura de está manera es tan tierna, enojada, sonrojada, y con mucha vergüenza reflejada en su rostro.