Capítulo; 1.

Rosas, abejas, y ranas rojas.

La gran universidad de Yonsei es un patrimonio exótico en Seúl. Que solo Corea del Sur, debería, tal vez, sentir orgullo, de sus notables engresados de esté año.

Con una gran capacidad de saberes, forjado en una sola disciplina, que da por nombre "educación privada".

Era cierto, la educación era privada, y con un costo, que mis abuelos me comentaba, que el dinero de la familia, cubriría esas partes sin problema alguno. Yo, por mi parte, lo ignoraba, nunca he sido amante del dinero, y actualmente, no me atrae sus "beneficios", a la humanidad.

Uso el dinero, porque...mi abuelo me acostumbró a comprar algo, y ese algo, comprarlo con dinero propio, y no a experiencia, ingrata, al hurto/robo.

Hurtar un objeto, sin fin lucro, el objeto no volverá, pero el dinero sí, y lograrás comprarlo igual, sin necesidad de hurtarlo nuevamente. 

La universidad de Yonsei tenía una disciplina, en que el objeto hurtado, en alguna parte de mundo, estará igual, o destruido, sin empatía en el acto, por el verdadero dueño. 

No sé hasta en que momento yo, Chaeyeon, he empezado a hablar del maravilloso mundo del hurto. Que de "maravilloso", es poco, sin embargo en Corea del Sur, los coreanos no sabemos que es hurtar, o robar.

Eran palabras que hasta la misma universidad de Yonsei, les era un tabú. 

No hurtamos, pero sí los ídolos coreanos hombres, le roban el corazón a los extranjeros, sin compasión alguna.

Hoy era un día tan común, y corriente.

El clima era caluroso, tal vez, es por el mes en que estamos. La estación climática tiene un pequeño protagonismo en eso.

Las calles de Seúl, son conocidas por sus inigualables anuncios que poseen, en cualquier tienda.

Los comerciantes tienen un arte extraordinario, en hacer sus carteles, para sus tiendas, para atraer a sus consumidores.

Hoy tendría que ir a la universidad, en la parte superior, junto a mis pies, piernas, y una incontrolables ganas de descansar un rato en la interminable biblioteca, de la universidad de Yonsei. Mis pies duelen un poco, el plantel es demasiado grande, y sin contar las escaleras que hay que subir, y los pasillos que hay que pasar, para llegar a la parte afuera de los jardines, que queda en el primer piso, afuera de las estructuras de la universidad.

La estructura de la universidad de Yonsei es muy grande, tanto por dentro, como por fuera. Tiene un largo en cada aula de sus repectivas asignaturas, de manera también de que es el aula, porque si es una aula de arte histórico, en serio, que el aula tiene una lóngitud muy considerable.

Mis pies en serio duelen. No lo oculto, hasta creo que mis compañeros se sentirían identificados, junto a mis quejas internas. En serio ir a un pabellón, ha otro, acorde de tu horario de clases, Dios, solo son cosas que los universitarios nos pasarian en una universidad inmensa como ésta.

¿Por qué no solo fueran contruido también un ascensor, en vez de escaleras? ¡Pleno dos miel diecinueve, y usando escaleras antiguas!. ¿Para cuando un invento para teletransportanornos para ir a lugares lejos en cada pabellón de está universidad?.

Eran pensamientos en donde me quejaba silenciosamente, no salía una queja mínima de mis labios, pero en serio, mis pies me formaban un dolor puntiagudo, dulcemente, hecho por el mismo Satanás. Con sus garras asquerosas de diablo.

En mis dedos de pies, en cada noche, conseguía una pequeña zona enrojecida, que era naturalmente llamarla ampolla.

Dolían un poco a muerte, no es por quejarme, pero un simple dolor, si te hace quejar tanto, cuando a una persona, con tantas enfermedades crónicas en su cuerpo, no se queja. Sin embargo, las empollas si dolían.

Saber en cada noche, quitar tus zapatos, despejarlo de tu vista, y no volverlos a ver hasta el día siguiente, justo antes, de ir a la asignatura correspondiente para ese día, y encontrar una zona enrojecida, con un poco de cuero de tu carne abierto, jolines, dolía.

Pero lo lograba aguantar, no sé como puedo caminar perfectamente, sin mostrar una manera incorrecta, y una expresión de dolor , en mi rostro.

Los pasillos de la universidad de Yonsei, son largos, y anchos, en sí, con un maravilloso gusto decorativo en cada pared, y con un color de pintura neutral, y disciplinario, como estricto, pero a la vez, con ese color llamativo a la alegría.

La universidad de Yonsei, también tenía un inmenso jardín, con muchas sillas de madera, y sofas, a sus alrededores de sus arbustos bien apodados, por un excelente jardinero, experimentado en la maravillosa vida de las plantas. Nótese mi mal sarcasmo.

Las sillas de maderas era de un color oscuro marron, y a veces de un color claro, que combinaba perfectamente, con el suelo de la tierra. Me encantaba ir siempre a esos jardines, era un pasatiempo tranquilo, podías leer, acostarte un rato en los sofas de madera oscura, tomar una siesta, incluso, coquetear, o confesar tu amor, hacía una chica que haya captado tus ojos por ahí, menos a Sakura.

Mi presencia en ese inmenso jardín, no pasaba por alto, iba con, o sin compañia, me gustaba estar sola, y más con la luz del sol, transpasar por mis mechones de cabello, hasta llegar a mis mejillas, y mantenerse ahí, la luz del sol ni era tan fuerte ahí.

Aunque de igual manera, ni me hacía algun daño.

Rodearse del aura de la naturaleza, con algunos que otros insectos por la atracción de las plantas, y grandes abejas, que volaban cerca por ahí, junto a un árbol gigante, que era muy antiguo, y a veces bajo del árbol, había una sombra, demasiando tentadora para echar una siesta, y no despertar hasta el siguiente turno. El jardinero es tan responsable de si mismo, y respecto a su importante trabajo en la universidad, que con el césped, pareciera que es su escantadora esposa, tallada en hierba, pasto, grama, a la escala de cuidarla, y "alimentarla", dulcemente, con las tijeras de jardín, esas misma, en donde corta a otras ramas de los arboles, que decoran, naturalmente, los jardines.

Siempre estar rodeada para mi, de la naturaleza, bajo una sombra de los arboles, o de la luz del sol, es encantadora para mi.

Ahora mismo, me encantaría estar bajo la sombra del árbol de cerezo, que se encuentra en una esquina, alejada, del jardín del plantel de la universidad. Creo saber que es el único árbol de cerezo, en está universidad. Junto a Sakura, que parece un cerezo ella.

(N/T: Juego de palabras. "Sakura", es cerezo en japonés).

Me gustaría, luego de salir de está aula de clase, reposar un poco mi cabeza, en la grama, bajo la encantadora, y fresca sombra del árbol de cerezo, junto a Sakura, mi amiga. El jardín de la universidad, es un encantador lugar, para descansar un rato, y a la vez, comer tu almuerzo ya preparado.

Y con Sakura, ella, y yo, era más encantador, reposar a su lado, y estar acompañada, del encantador viento de la naturaleza, como su vista, que daba directo al otro plantel de los dormitorios, se veían perfectamente, lejos, los dormitorios de las chicas, tanto, como los chicos.

Sin embargo, en el lugar en donde se encuentra la sombra, y su frescura por la vegetación, es mi tercer lugar favorito, dentro del plantel de la universidad. Sin pasar desapercibido, que la fresca sombra, es producto por el árbol de cerezo, y no por Sakura, porque ella es muy serena, callada, y tranquila. Misteriosa, se logra decir exactamente.

— Bien, chicos, la clase ha terminado.

Dice una voz ajena, que escuché luego de colocar mis pies en el piso de la aula de clase, en toda la clase me mantuve pensando, perdida, nuevamente, en mis pensamientos, y mis quejas internas, sobre mis pies, y las ampollas que me salen, en toda la clase no coloqué una gota de interés...así que...luego copio los apuntes del cuaderno de alguna compañera, que no recuerdo el nombre, pero es guay ella.

No logro entender con exactitud, como no pasan por desapercibido mi expresión de perdida, en el rostro. Los profesores. No se necesitaría un gran cártel que diría, exactamente, "Estoy perdidamente perdida, en mis pensamientos, y no tengo interés alguno, en su clase, profesor", pero, no, no lo hay. No consigo ese cártel dibujado en mi frente, luego de ir a los espejos de los baños, no lo veo. Y expresiones de confusión en el rostro de Sakura, es ajena a eso.

Estoy en salvo, al menos, por esa parte. Los profesores no notan mis expresiones en clases, sin embargo, Sakura al instante lo percibe, y me pregunta tantas veces al día, que sucede por mi cabeza, y que tiene mi cuerpo, si duele algo, o no, claro que no comparto mis quejas internas, acerca de mis ampollas, con ella, que obviamente, por razones ingratas, ella no sabe de mis ampollas de los píes que me salen, a causa de tanto caminar, prefiero estar en un lugar tranquilo, y sin ruidos, como es el gran jardín trasero, de la universidad.

Cuando Sakura quiere de verdad saber algo de alguna persona, hará de todo, por enterarse,tiene sus métodos exactos para extraer la información, como contactos, que extrae la información de otras fuentes, para ella enterarse. Para ella es como una investigación estilo, FBI. Se lo toma muy serio, hasta llegar ella un día vestida con ropa de camuflaje, para saber con exactitud que me había dicho una chica que estudia con ella. Me pregunto si no es más fácil preguntarle a la chica, o a mí, en vez de llegar a la universidad, desde el dormitorio, vestida así, y colocarse detrás de unos arbustos espinosos, y llamar un poco la atención, aunque a ella le dé un poco igual. Ah, lo olvidaba, no le preguntó a la chica ese día, porque su coreano no es muy...de fiar, quiero decir, aún no lo habla fluidamente, y como yo, puedo hablarle confiadamente en japonés, y ella logra entenderme...nos entendemos mutuamente.

Creo que la única persona que entiende Sakura, en esté plantel, es a mí. Su coreano es débil aún, apesar, de que lo prácticamos todas las noches en el dormitorio, aún es un poco díficil para ella, la entiendo. Y sin pasar desapercibido los años, Sakura, y el coreano, es un problema sin solución, hasta las lecciones en la noche, en nuestros dormitorios. 

Y sí nos preguntamos, ¿cómo jolines entienden las clases, si hablan en el idioma coreano? Creo que es fácil, usa un traductor instantáneo.

Cuando estamos despejadas de muchos deberes, vamos directo a nuestras lecciones de coreano, gratuito, en nuestro dormitorio. Y más, en mi cama, como es un poco más grande que la suya, aunque técnicamente es igual, sí, pero...Sakura tiene una preferencia más con mi cama, no logro entender el porque de esa tal preferencia extraña.

Sakura, y yo, somos compañeras de habitación, por cierto.

Su cabello olía a un fresas, o vainilla algunas veces. Caía como una cascada castaña, hasta sus hombros, libremente.

 Sakura en verdad es muy curiosa, y eso es lo que ella a veces no sabe manipular bien, en conmigo, trata de saber lo que me sucede internamente, si ando distraida, o en gimnasia me niego a hacer un ejercicio, ella se pega a mi lado, y pasa el bendito día, preguntándome, algunas que otras veces, hace contacto físico, me pellizca, me toma por mis mejillas—creo que a Sakura le gusta apretar mis mejillas tanto, que hasta duele un poco— y a veces, que jala mechones de mi cabello, hacía ella.

Sakura dice que tengo un lindo cabello,  y que pasaría toda la vida, si pudiese, tocándolo, o comiéndolo, quizá.

No sé que pensar, tal vez en la madrugada, ella toca mi cabello, se levantara de su cama, para ir en dirección a la mía, que solo nos separa pocos centímetros de cada una,para tal vez, meterlo en su boca, no sé, son ídeas extrañas, sí, pero mi cabello a veces amanece con saliva, y húmedo, tal vez hasta por mi saliva que cae de mis labios mientras duermo.