"Nuestras fronteras"
Vain (TaeNy Ver.)Masego estaba como lo habíamos dejado pero ahora era completamente diferente a mí, en ese momento. Sus puertas representaban algo que no podía saber que era…
—Es bueno estar en casa —le dijo Taeyeon a Charles, suspirando.
…Y como una bombilla, Tae encendió algo en mí. Masego se sentía como un hogar para mí. Todos a los que había aprendido a amar tan profundo vivían ahí. Taeyeon, Mandisa, Karina, Charles, Kate, Mercy, los niños y el resto de los trabajadores. De repente supe que haría lo que sea para protegerlos y para mantenerlos a salvo.
Cuando Pembrook llegara con el equipo de construcción, sabía que le pediría organizar una protección, algún tipo de seguridad. Esa era instantáneamente mi prioridad número uno.
Cuando las puertas se abrieron, revelaron a una Karina sonriente y el árbol baobab, tan incondicional como siempre. Recordé que una vez Karina me explicó que siempre que el árbol estuviera en Masego ella siempre estaría ahí y eso hizo que me sintiera bien.
Habíamos llegado demasiado tarde para encontrarnos con los niños pero Kate y Mercy se habían quedado despiertos para vernos en casa. Una vez que estacionamos, salté del jeep y abordé a Karina en el abrazo más grande.
Ella se rio en voz alta.
—Deja, niña tonta —dijo ella, pero se aferró a mí con la misma fuerza que yo.
—Te extrañé, K —le dije, golpeando su mejilla con un beso.
—Yo también, Steph.
Se apartó de mí y me inspeccionó con la mirada.
—¿Qué? —pregunté, sin aliento por reírme.
—Te ves… No estoy segura —dijo, inclinando su cabeza hacia un lado—. Te ves extremadamente feliz.
—¿Y qué si lo estoy? —bromeé, chocando mi cadera con la suya.
Sus ojos estaban brillando, reflejaban las estrellas.
—Se te ve muy bien en ti, mi amor.
Me agarró de la cintura y caminamos hacia Taeyeon, Charles, Kate y Mercy para que pudiera saludar a Taeyeon también. Ella la agarró y la envolvió en un gran abrazo de oso mientras Karina reía y le devolvía el abrazo con la misma efusividad.
—¿Qué bicho ha entrado en ustedes? —preguntó ella, desconcertada.
—Nada —dijimos las dos al mismo tiempo.
—Si piensas que esto es malo —dijo Charles—, deberías haber visto como actuaron cuando me vieron.
Mis mejillas se sonrojaron y nunca estuve tan agradecida por la luz de la noche.
—Vengan a la cocina —dijo Karina, sonriendo y guiándonos en su dirección—. Les hice un pan de bienvenida.
—¿De qué tipo? —preguntó Taeyeon, poniendo su brazo alrededor de mi cintura.
—Banana, por supuesto. ¿Qué otra fruta tenemos por aquí? —Ella se echó a reír.
Entramos a la pequeña cocina juntos y todos ayudamos, consiguiendo platos, tazas, etc. para nuestra mini fiesta. Karina destapó una olla con un agradable, pan grueso de banana e hizo agua mi boca.
Todos nos sentamos
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