No más secretos.

El lobo y el cordero.
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El lobo y el cordero

Por: Kida Luna

Capítulo XXXlV

No más secretos

"Los truenos y los relámpagos azules alumbraron la noche escalofriante, incapaces de hacer sucumbir los rugidos feroces de la banda de gatos enormes que masticaba y arrancaba la carne roja con sus dientes.

Un frío diferente al de la tormenta empezó a instalarse en su ser, paralizando sus patas y obligando a sus ojos, hundidos en pánico, contemplar los cadáveres de sus padres yaciendo en el suelo.

-¡Corre! –La voz de su hermana logró escucharse encima del tamborileo de los cielos-. ¡No mires atrás y corre, Sulli!

El ajetreo de los colmillos de leche que se clavaban en su nuca, en un intento por sacar de allí su cuerpo congelado, atrajo la atención de uno de los gatos.

Los ojos fluorescentes y amarillos en las sombras voltearon a su dirección, con la lengua relamiéndose los bigotes blancos bañados en sangre. Le vio caminar despacio, con las fauces abriéndose en una mueca llena de satisfacción.

Cuando el maullido terrible escapó de aquella garganta que se lanzaba hacia ella, pareció reaccionar, saltando y huyendo así rápidamente junto a su hermana; internándose entre los árboles que asemejaban figuras espeluznantes cada vez que las luces del firmamento les iluminaban.

El sonido de sus patas era seguido por el tronar de unas más grandes. Pronto, un chillido de cachorro hizo eco en sus oídos, encontrándose segundos después con que ahora era ella sola la que corría entre las penumbras.

Lágrimas de desesperación asomaron a sus ojos mientras viraba para observar al felino que todavía la perseguía, no localizando ya a nadie de su familia en las cercanías. Las gotas de lluvia, poderosas e inclementes, empaparon su pelaje y el olor a humedad empezó a cubrirlo todo.

El vaho que escapaba de su boca haciéndose visible, el corazón galopándole como caballo asustado.

Un maullido se le escapó en cuanto brincó sobre un leño caído, fallando sus patas cortas en pasarlo y provocando que cayese de espaldas a la tierra maciza.

Los truenos retumbaron sobre su cabeza, anunciándose después un leve gorgoteo que la hizo ponerse de pie rápidamente para darse la vuelta.

Las luces alumbraron la silueta del enorme jaguar, enviando una serie de espasmos que recorrieron el diminuto cuerpo que se acurrucó lo más que pudo contra el junco de madera.

El miedo inyectó las pupilas esmeraldas, donde el hocico recubierto de pelaje blanco se reflejaba, abriéndose para revelar los filamentos de colmillos manchados en rojo; las garras negras posándose aterradoramente sobre la superficie y aquellos ojos ámbar hipnotizándole de forma que le impedía moverse un solo centímetro.

¡MRAWWW!

El bramido joven e inexperto rompió con el hechizo que le había mantenido congelada, haciendo que su mirada observase la nimia figura que había saltado para morder el hocico del jaguar.

Aquello provocó que el felino chillase, sacudiéndose violentamente hasta arrojar al suelo al cachorro de tigre que le había importunado. Sin embargo, antes de que el gran animal pudiese hacerle daño, la sombra que brincó por sobre el tronco caído cubrió el rostro de ambos.

Los truenos volvieron a zumbar al tiempo en que sus ojos temblorosos contemplaron a un félido igual de grande tirar a la tierra a su cazador. Fieros gruñidos y rugidos rompieron la quietud de la noche, donde la imagen de un león rosáceo le pegaba una fuerte bofetada en el rostro a la criatura manchada.

Les vio rodar uno sobre otro, con las mandíbulas atajando la piel a su alcance y el sonido de los arañazos abriendo la carne.

No pudiendo soportar más, sus pequeñas patas cubrieron su vista aterrorizada mientras el cuerpo se pegaba a la superficie lodosa. Los golpes y los gritos, así como las caras de su familia, atormentando su mente y corazón.

-¿Estás bien? –escuchó una voz infantil decirle.

Para cuando descubrió su mirada, la cabeza del jaguar se precipitó inerte delante de ella; con un intenso relámpago iluminando los ojos muertos y la boca reverberante de sangre."

-"Sulli, ¿estás bien?"

Con un jadeo desesperado, la pantera se despertó. Las gotas de sudor resbalando por su rostro conforme viraba la cabeza a los derredores, cual si algo fuese a salir de entre las sombras en cualquier momento.

Su cuerpo empezó a temblar y ella volvió a pegar el hocico al suelo para intentar controlar sus espasmos.

-"E-Estoy bien –su voz salió trémula-. S-Sólo fue otra pesadilla."

Krystal observó a su compañera, que cerraba los párpados y trataba de regular su respiración, las orejas redondas dobladas hacia atrás. Le vio luchar contra sus propios miedos, tal y como ocurría todas las noches en que la tormenta azotaba.

El viento frío vapuleó las ramas del árbol que les servía de cobijo, causando que sus ojos no pudiesen evitar el ver la luna en el cielo, fantasmal y borrosa.

-"Tengo un mal presentimiento" –gimió Sulli, que todavía continuaba temblando.

-"Oye, estoy aquí, ¿recuerdas? –Lamió su mejilla-. Recordar el pasado no traerá más que viejos dolores, a Yoona  no le gustaría verte así."

-"Lo siento. No sé por qué me pasa esto…"

-"Tranquila, no te exijas demasiado –pegó su hocico al más oscuro-. Ya verás que dentro de poco las pesadillas desaparecerán."

-"Um" –tarareó desanimada.

Los ojos verdes de la pantera, brillantes en la noche, vislumbraron con ligero temor los alrededores una vez más. Habían acordado pasar aquella noche fuera de los cuartos de Colmillo, sólo por el mero deseo de dormir bajo las estrellas.

No obstante, ahora se arrepentía por haber insistido. El repentino recoger de sus patas así como el encogimiento de su cuerpo, le dio a entender a su amiga lo mal que lo estaba pasando.

-"Duerme –susurró Krys-. Mañana por la tarde nos reuniremos con Taeyeon y las demás, Tiffany  también vendrá a vernos. Si no descansas como debes, no tendrás fuerzas."

-"No voy a quedarme dormida –le sonrió débilmente-. Y aún si lo hago, sé cómo llegar a los altos pinos."

El agitar de los arbustos hizo que Sulli alzase el cuello de inmediato. Sin embargo, el tigre la obligó a recostarse y a olvidarse de cualquier preocupación que estuviese de más.

-"Debe haber sido algún zorro –bostezó, acurrucándose junto a ella-. Cálmate y descansa, ya es demasiado tarde."

Sulli volvió a bajar el hocico al suelo, todavía insegura al respecto. El repiqueteo de la lluvia y la brisa sacudiendo las hojas fue lo único que escuchó hasta que finalmente cayó sumida en un profundo sueño.

Agradeciendo que en determinado momento de su vida, tanto Yoona como Krystal hubiesen aparecido para alejarla siempre de sus continuas pesadillas.

" – " – "

-"¿En los altos pinos?"

-"Sí, eso fue lo que escuché."

-"Ese cordero… ¿Tiffany, cierto? –inquirió antes de engullir el ala del cuervo que uno de sus subordinados le había llevado-. ¿Dices que también estará allí?"

-"Pues sí."

Tyler apartó con una de sus patas los restos del ave que ya no le apetecían, permitiendo que los otros se lanzasen a comerlo. Pacientemente, empezó a lamerse los cuartos delanteros, observando desde abajo al perro que tenía al frente.

Sentado y dando su reporte.

-"Tengo entendido que Kim sale todas las mañanas a beber al manantial que está en el centro del bosque."

-"En efecto, señor" –contestó otro cánido, que era el responsable de aquella información.

-"Ya veo –contestó, mirándole de reojo-. Entonces hay que hacerle una visita."

El gran perro negro se puso de pie y miró con aburrimiento los primeros rayos del amanecer brotar a lo lejos. Se relamió el hocico mientras comenzaba a andar, llamando a algunos cuantos consigo.

-"Jefe…"

-"¿Qué pasa?" –preguntó fastidiado, volteando la cabeza para ver al que le había hablado.

-"No comprendo. Si el asunto es con Kwon, ¿por qué inmiscuir a Kim en ello?"

-"Orión, cualquier daño que le inflijas a un ser querido será como darle una puñalada al corazón. Ya le dimos una paliza al cuerpo de ese licaón; además, esa lobezna tiene que aprender a mantener el hocico cerrado –explicó como si fuera lo más obvio del mundo-. Divide y conquistarás."

-"¿Lo que estamos haciendo… -vaciló mientras desviaba la vista a un lado-… es lo correcto?"

Las pupilas oscuras se mostraron sorprendidas, para después soltar el dueño unas tremendas carcajadas. Negó suavemente, lanzando después un suspiro que hizo que el otro le viera a la cara.

-"Si no fueras mi segundo comandante y yo no estuviera de buen humor el día de hoy, te habría arrojado a las hienas –rió, dándose la vuelta para continuar su camino-. Recuerda que esta tierra nos pertenece, así que mejor ve cuidando tus palabras."

-"Sí, disculpe."

Vio a su líder y a unos cuantos de sus camaradas pasarle de largo, internándose en la arboleda para dirigirse hacia su objetivo. Antes de que todos se hubiesen ido, el segundo al mando se detuvo a su lado.

El pelaje era un color rojizo oscuro, con las tonalidades blancas que caracterizaban a un dingo puro, así como una línea que cruzaba su frente a la mitad. Sus orbes púrpuras le observaron de reojo, de una manera estricta y hasta casi fría.

-"Quiero pensar que no te estás ablandando, Orión, o probablemente sea cuestión de días para que alguien más tome tu lugar. Que no se te olvide a quien servimos."

-"Estoy consciente de ello, Karas" –respondió en el mismo tono serio.

Sin más, le vio marchar tranquilamente por el sendero que los otros habían tomado, para dentro poco desaparecer tras los ramajes y follajes de hojas.

" – " – "

El sol de la mañana hizo que el pelaje dorado reluciera todavía más. Las huellas de sus patas se imprimieron en la tierra por donde pasaba, pisando las hojas muertas o los trozos de madera que se encontraban a su paso.

El trinar de los pájaros volando sobre su cabeza la hizo ver el cielo, azul claro y con una que otra nube blanca. La sensación de sed se hizo presente en su garganta, a lo que dejó de caminar para empezar a trotar.

Dio vueltas por aquí y por allá, hasta que finalmente el ruido del agua alcanzó sus oídos negros.

Bajó la velocidad. Pronto, se halló en un claro donde la quietud lo envolvía todo. El manantial cristalino se movía apaciblemente, con los tulipanes amarillos bordeando de cuando de cuando las orillas.

El cuello descendió entonces, con la lengua recogiendo el líquido que refrescó su garganta. Se acercó un poco más, manteniendo los párpados cerrados mientras la luz del sol le calentaba el rostro.

¡SPLAAAASH!

-"¡¿Qu…?!"

De repente, la sombra lo cubrió todo.

Su boca se entreabrió para tratar de jalar oxígeno, tragando agua en su lugar. Empezó a desesperarse cuando sus ojos se abrieron y la visión del sol no era más que una mancha borrosa, distorsionada bajo el velo del afluente diáfano.

Las patas negras patalearon fuertemente, alcanzando por breves segundos la superficie. Algo hizo presión sobre su cuello y ella se hundió todavía más, con las burbujas alrededor de su hocico expandiéndose al igual que las ondas en el estanque.

Por más que intentó pensar en lo que estaba ocurriendo, la falta de aire y el pánico de no poder salir le impidieron el descifrar lo que sucedía. Un grito vacío escapó de su garganta.

Los rayos del astro rey en el firmamento se volvieron cada vez más pálidos, con el azul oscuro del manto acuífero pintando todo su mundo.

Finalmente, aquello que la había forzado a estar bajo el agua, la liberó.

Sus orbes borgoñas se cerraron entonces, sintiendo su ser siendo jalado suavemente hacia abajo, no pudiendo oponer ya ninguna resistencia. Todas sus fuerzas, desvaneciéndose así como el oxígeno que ya no entraba en sus pulmones.

-"¿Qué estás haciendo? Deja de estar perdiendo el tiempo y sácala antes que se nos ahogue de verdad."

-"Como ordene, señor."

Karas sumergió la cabeza en el manantial para morder a la lobezna por la nuca; luego, la arrastró hasta depositarla en la orilla.

El pelaje totalmente opaco y empapado, junto con la boca entreabierta y la lengua en el suelo, fue cubierto por la sombra de Tyler, que se paró justo enfrente de su próxima víctima.

-"Bueno, hay otras maneras de vengarse –sonrió ersamente al apoyar una de sus patas delanteras sobre la cabeza del lobo-. Ustedes allá atrás, ¿consiguieron lo que les dije?"

-"¡Sí, señor!"

Uno de los dingos dio un paso adelante, con el hocico sosteniendo por el cuello a un cordero que no paraba de retorcerse y balar; los ojos oscuros del jefe brillaron con malicia antes de retirar su cuarto de la faz dorada.

-"Bien hecho. Ya todos saben qué hacer. Karas, carga eso contigo, hay que preparar todo para que nuestra invitada se sienta a gusto" –rió fuertemente y empezó a caminar.

El perro rojo pasó el hocico por debajo de la criatura inconsciente, para después deslizarla y llevarla sobre su lomo.

Los balid

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Comments

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Angelett #1
Chapter 21: VAMOOO CARAJO
JeanLeeJong #2
Chapter 40: Esta historia fue de lo mas hermoso que he leido :3 y gracias a ti por no abandonarla a pesar de todo :)
aqui estare esperando por esas adptaciones y por tus posibles historias, gracias :3
Taechi_s #3
Chapter 40: Esto fue hermoso muchas gracias por subir el epílogo y acá estaremos pendientes por si subes algo ya sea tuyo o adaptación :)
En verdad gracias <3
YulenKeyd #4
Chapter 40: fue una historia maravillosa... muy entretenida sin duda, espero porque subas una nueva, ya sea, adaptación o propia, no importa....
jramirez #5
Chapter 40: Gracias por compartir esta historia, fue increíble, diferente y realmente bella por lo tanto valió la pena esperar. Estere atenta a las nuevas historias que puedas compartir :D :D
Skyth06
#6
Chapter 40: Un abrazo aquí lectora fiel!!
Skyth06
#7
Chapter 39: Esto fue hermoso gracias por tan bella historia la espera siempre valió la pena :) y si llega a tener epílogo estaría genial.
YulenKeyd #8
Chapter 39: wuoooo!!!! increible final... por fin estaran juntas todas!!!! ¿¿¿tendra epílogo??? ojala!!!
Taechi_s #9
Chapter 39: aaaaaaah que bello *-*
Realmente me encanto este fic <3 es una lástima que este sea el fin </3
No tiene epílogo o algo ? :'v ok ya
Gracias por adaptarlo
Saludos :)
saramarmota #10
Chapter 39: ejncjneudnjcnec