El lobo y el cordero

Por: Kida Luna

Capítulo XXIII

Estoy aquí, Parte I

¡Flap, flap, flap, flap!

El aleteo se detuvo, notando con dicha la dueña que sus alas blancas brillaban ahora limpias; las gotas del riachuelo que apenas y cubrían sus patas palmeadas, escurriéndose entre sus plumas.

La sensación de frescura la hizo sacudirse como perro, sólo para lanzar un largo bostezo después.

-"Mentira que has pasado mucho tiempo con Kwon…"

-"¡AAAAHHHHH! ¡NO VEAS, NO VEAS!"

-"¿Qué…?"

Como si hubiese sido un crimen realmente grave, Wendy rápidamente se envolvió con sus alas a sí misma, cubriéndose de la mirada estupefacta del halcón.

Al ver que Irene la seguía observando tal cual bicho raro, tomó una piedra del río y se la arrojó.

-"¡Me vas a volar un ojo!" –el ave roja gruñó antes de flotar unos centímetros sobre el pasto, para esquivar la roca.

-"¡ertida! ¡Fuera! ¡No he terminado mi baño!"

-"¡¿Cómo me llamaste?"

-"¡FUERAAAAAA!"

Tres segundos más tarde, Irene comprendería que la palabra fuera, significaba irse muy lejos. A menos que te agradase la lluvia de rocas…

" – " – "

-"Entonces, ¿TaeTae cuida de ustedes?"

Kyungsoo corrió hacia donde estaba Tiffany, para saltar en su regazo y subir hasta su hombro izquierdo; volteó a verla desde allí arriba, moviendo la naricita negra para olfatearla en curiosidad.

Tiffany tan sólo rió.

-"Es como una madre para nosotros –contestó Seulgi dulcemente, caminando a paso tranquilo hasta Taeyeon para posar sus dos patas delanteras sobre sus piernas-. ¿Cierto?"

La rubia tan sólo bajó la mirada en vergüenza y acarició la cabecilla de Seulgi, tratando de ignorar los ojos miel que le veían con ternura.

-"Um –acordó el zorro rojo-. Ne, ¿Tiffany-ssi?"

-"Dime."

-"¿Usted también vendrá a vernos?"

-"¡Kyungsoo!" –reprendió su guardiana, consciente de lo peligroso que era para la castaña estar allí.

El nombrado, ante ello, agachó las orejas y se hizo un poco para atrás, sin bajarse todavía del hombro de la ojimiel; Hwang, por su parte, elevó una mano para frotar la cabecilla roja.

-"Está bien, TaeTae. No me importaría venir a jugar con ustedes dos."

La sonrisa de la herbívora aumentó al escuchar un ronroneo por parte del raposo, que casi enseguida soltó un largo bostezo acompañado por un infantil gemido.

Tiffany no pudo reprimir las ganas de sujetarlo y levantarlo entre sus palmas, observando así el cuerpo del zorro colgando en el aire mientras revoloteaba graciosamente las orejas negras.

De inmediato, Seulgi se acercó también. Pasó los cuartos delanteros blancos en el regazo de la chica cordero, en tanto las traseras intentaban seguirle el camino, resbalándose torpemente.

La castaña volvió a reír. Aferró a Kyungsoo en un brazo, pudiendo así ayudar con el otro a la vulpini ártica a escalar de una vez por todas sus piernas.

-"Parece que les agradas mucho" –sonrió.

-"Son iguales a ti, hahaha, ¿qué podías esperar, TaeTae?"

La rubia no dijo nada, simplemente ruborizándose con el comentario. Sus ojos borgoñas contemplaron a su pareja entretenerse con ambos; Kyungsoo descansando tranquilo en la hierba, una vez que Tiffany le hubo soltado, y Seulgi mordisqueando ligeramente los dedos que se afanaban en deslizarse por el pelaje límpido en su hocico.

-"Son muy lindos…"

-"Claro que sí –contestó, una de sus manos jugueteando con su pañoleta azul-. ¿Ya olvidaste que son mis niños?"

-"Mhmp –negó. De pronto, la sonrisa en su rostro se amplió un poco-. ¿TaeTae?"

-"¿Um?"

-"Eso… significa que también son míos, ¿no…?"

-"¡¿Eh?"

La prenda en su cuello se desató de inmediato, con la cazadora haciéndose hacia delante de golpe; sus manos luchando nerviosas por recuperar el regalo que era suspendido en el aire.

Después de ponerle a salvo, rió nerviosa. Las mejillas sonrojadas al máximo nivel y las pupilas ojeando con pena a la joven a su lado.

Tiffany se mantuvo con la vista fija en los raposos sobre su regazo, queriendo evitar la de la más alta. El rostro ligeramente ruborizado y una sonrisa tímida dibujándose en sus labios.

-"Sólo bromeaba –quiso corregirse, pensando en que tal vez había hablado demasiado para el muy escaso tiempo en que llevaban saliendo-. Sólo bromeaba, TaeTae."

La última frase salió con cierto toque de tristeza, muy bien disimulado pero para nada creíble para la otra. Culpa se formó en el interior de la ojirubí al ver los orbes miel brillar con desazón.

Así que puso su mano cuidadosamente sobre aquélla que descansaba en la tierra seca.

-"No era mi intención Tiffany –se disculpó mientras apartaba la mirada-. Pero… si tú quisieras, bueno –tragó saliva, nerviosa-. Si tú quisieras, me gustaría que fueran tuyos también…"

-"¿Taeyeon?"

-"Es sólo que me tomaste por sorpresa –le dirigió una sonrisa tímida, los pómulos todavía entintados de rojo-. Yo… um –se talló el brazo-, ¿q-qué dices?"

La castaña fijó la vista en los dos zorritos que le veían desde abajo, atentos y con la cola bamboleándose de un lado a otro.

No pudo evitar sonreír.

-"Creo que me gusta la idea –le dirigió una mirada cargada de cariño-, Taeyeon-mama."

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-"Seohyun, ¿cómo es que tú y Yoona se conocieron?"

-"¡Sí! ¡Hay que sacar los trapos al sol!" –secundó Yuri en un ladrido.

La felina rodó los ojos, tragándose las ganas de aventar al río más abajo al licaón acostado cerca suyo, solamente porque de hacerlo, cierta pastora iba a enojarse con ella.

El perro magallánico, en cambio, se relamió el hocico. Los ojos magenta se dirigieron hacia Sunny, que esperaba paciente la respuesta a su pregunta, sentada al lado de una Sooyoung más calmada con todo el alboroto.

-"En realidad, fue algo muy gracioso –rió, trayendo memorias no muy distantes a su cabeza-. Debía de tener la edad de ustedes en aquel entonces."

-"Wow –Kwon abrió la boca-, ¡así que sí fuiste joven una vez, Yoona!"

-"Cuenta hasta cien, cuenta hasta cien, cuenta hasta cien…"

-"Yuri comienza a agradarme" –agregó Hyoyeon.

El comentario y la sonrisa de lado para nada mejoraron el gruñido que empezaba a salir de la garganta gatuna. Por lo que la médica decidió retomar su forma humana, cambiando así de lugar para sentarse cerca de la feroz criatura.