Siento como unas manos delgadas con dedos finos muy tersos van masajeando mi cintura, luego lentamente va subiendo por mi espalda. Estoy algo nerviosa pero después me empiezo a relajar. La crema es fría pero con su cálido tacto mi cuerpo solo recibe calor. El olor es algo fuerte pero se mezcla con el aroma de vainilla y canela.

Se siente bien, muy bien, una sensación muy placentera.

Me da un escalofrío al sentir por mi cuello como un soplo suave y luego algo húmedo y caliente me hace cosquillas en mi oreja derecha.

Una y otra vez, es una sensación como a … lamidas… ¿lamidas?

Abro mis ojos al instante y lo primero que veo es una pequeña carita gris con rayas negras y unos bigotes largos y finos. No puedo evitar recibirlo con una sonrisa a este intruso tan adorable que interrumpió mis sueños …. O recuerdos, me cuesta diferenciarlos ahora.

-y tú como entraste aquí eh?

Acaricio sus orejitas y su cabecita se mueve chistosamente de un lado al otro. Dadoong da unas pequeñas vueltas en el espacio vacío de mi regazo y se hace un bollito acurrucándose a mi lado. ¡Es muy tierno! Me acomodo y lo sigo acariciando mientras lo veo dormir. Mi mente me traslada de nuevo a lo que estaba soñando. Lo recuerdo perfectamente. No es un sueño, es un recuerdo, y no de mi pasado/pasado, sino de ayer a la noche. Cada tacto, cada sensación, todo. Jamás imaginé lo que puede transmitir una persona que te pase una cremara para dolores musculares. Cuando le pedí a Dara el favor lo hice porque no podía hacerlo sola, si hubiera sabido lo que iba a provocarme no creo habérselo pedido. Me da vergüenza con sólo recordar la sensación de sus manos por mi espalda. Dios, hace mucho calor de golpe, ¿es por la calefacción cierto? Si, debe ser que Dara la habrá subido más antes de irse. Si, no creo que este calor sea por recordar lo de anoche, no, es algo absurdo. Ay CL de nuevo delirando por las mañanas, no tienes remedio de verdad! Aprieto mi cabeza en la almohada, escondiendo el pequeño grito que de repente me dan ganas de dar. Dadoong se despierta mirándome y mueve su cabeza de un lado al otro de nuevo, se siente como si me estuviera diciendo lo loca que me veo en estos momentos.

-tienes toda la razón Dadoong, toda la razón.

-oh! No me digas ahora que Dadoong te habla y puedes entenderlo!?

Esa voz me hace saltar de la cama y casi perder mi cuello al girarlo al lugar de donde proviene esa voz.

-crees que si lo llevo a uno de esos concursos de talentos de animales el hablaría y haría que ganemos millones?

Dara se acerca riendo bajito con una bandeja en la mano. La deposita en mi cama y veo que es el desayuno, hay dos tostadas raspadas, hoy tampoco pudo lograrlo. Eso me hace volver a la realidad.

-sólo si estoy yo.

Me acomodo en la cama apoyando mi espalda hacia el respaldo con las almohadas, me doy cuenta que ya no siento ningún tirón. Estoy por decírselo a Dara pero al verla sentarse frente mío vienen a mi las imágenes de anoche y sus manos en mi espalda y de nuevo siento mucho calor, sobre todo por mis mejillas.

-estás bien? De golpe te pusiste muy roja.

Oh genial, por eso mis mejillas se sienten como dos bolas de fuego. Dara se acerca más a mi, muy cerca, nuestros rostros están a centímetros, su mano, esas manos tan suaves, toca mi frente por unos segundos.

-mmm no, no tienes fiebre.

Saca su mano de mi frente y se aleja solo unos centímetros, aún está muy cerca, puedo sentir ese aroma a vainilla y canela. ¿Así que es ella? Ella es la que huele así. Mis pensamientos son nuevamente interrumpidos por su mano que de nuevo ataca mis emociones al acomodar un mechón de mi pelo y ponerlo detrás de mi oreja. Dios ¿qué me está pasando? Creo que mi corazón va a salir si sigue latiendo así de rápido, seguro que Dara debe escucharlo. Nuestros ojos se encuentran y nos quedamos mirándonos unos pequeños grandes segundos. Esos ojos grandes marrones. Los mismos que soñé anoche. Cuando parpadeo de nuevo Dara ya está más lejos de mi, no tanto pero esta vez a una distancia que me hace sentir menos sensaciones extrañas. Parpadeo de nuevo unas dos tres veces seguidas, miro la bandeja con mi desayuno, escucho como Dara carraspea bajito y ahí la vuelvo a mirar. Ella también tiene un leve color rojo en sus mejillas.

-este calefactor es muy fuerte… además hoy no hace tanto frío …

Está como balbuceando al mismo tiempo que prepara una tostada con mermelada de mango, cuando termina me la da y yo la agarro instintivamente, tratando de recuperar mis sentidos de nuevo.

-gracias …

Ni la voz me sale, Dara debe pensar que estoy pérdida de nuevo o algo por el estilo. No la culpo aunque es su culpa, o algo así.

-te encuent