Aquella mañana en antes del primer día de vacaciones de Mamamoo, en un lugar ajeno al grupo, So Bin salía de su hogar para vigilar nuevamente los movimientos de Moonbyul. Le era imposible el no empecinarse con la chica, pensaba en lo que estaba pasando actualmente y en su pasado a toda hora, no podía dormir, ni podía comer sin pensar en lo relacionado al caso, esa mañana luego de salir de la ducha decidió que sería el día en que le abarcaría para hablar con ella y cerrar el ciclo; la única razón para seguirla, era comprobar que la vida que aparentaba vivir no era así de perfecta, pues él no podía vivir con el hecho de la insatisfacción que sentía con su propia vida mientras que Moonbyul vivía con serenidad y gozo.

No era la real intención de So Bin el hacerle daño, pero una vez descubrió que quien le había perjudicado en ese entonces y ella era exactamente la misma persona, se vio cegado por su propia ira y sed de venganza. Al no conocer la realidad de Moonbyul, solo sentía que esta chica que era más inteligente de lo que pensaba había jugado con él y que por ello había vivido en el infierno después de su sentencia.

Ese día después de descubrirlo todo se acercó en su vehículo hasta donde estaba SeungYul, y escuchándole hablar con Solar por teléfono ya sabía con exactitud a donde encontrarle; a penas escucho estas indicaciones So Bin se apresuró a volver a casa, buscó una gorra negra al igual que un cubre boca, luego se dirigió hasta la parte trasera de su casa y abrió un contenedor, sacando de su interior una gran cantidad de cuerda y un tanque de combustible, para poner todos los elementos en el maletero de su auto. Como último elemento, fue hasta uno de los estantes de Min Ji y retiró desde el una botella de un fuerte anestésico, el cual al ser inhalado ponía a dormir al paciente. So Bin al dar la vuelta se encontró frente a su pequeña hija que le observaba.

Min Ah: Papi, ¿Por qué desordenas las botellas de mamá?

So Bin: Porque papá quiere hacer un experimento, pero mamá no puede saberlo. ¿Sabes qué quiere decir eso? –Dijo agachándose para quedar al nivel de la estatura de la pequeña Min Ah. –

Min Ah: ¿Un secreto? –Preguntó mostrando su inocente sonrisa. –

So Bin: Un secreto real entre el rey So Bin y su pequeña princesa. –Declaró mientras levanto a su pequeña niña para sentarla sobre una mesa. – Asique como es un secreto real, vamos los dos a hacer “¡Sssh!” –Indicó poniendo el dedo índice sobre sus labios. –

Min Ah: Sssh… –Imitó. –

So Bin dejó a su hija con una vecina mientras le explicaba a la mujer que como habitualmente le ocurría le habían llamado del taller para atender un asunto que no podía esperar, por lo que necesitaba que cuidara de Min Ah hasta que Min Ji volviera de su turno en el hospital.

SeungYul salía del restaurant donde se habían reunido junto a Solar cuando So Bin retomó su persecución, les siguió durante toda esa tarde hasta que el sol se escondió fue sino hasta entonces cuando el teléfono de So Bin comenzó a vibrar en su auto, al sostenerlo en su mano leyó su apodo para Min Ji en la pantalla, sin rodeos y ya preparado para mentirle a la persona más importante de su vida contestó al llamado.

Min Ji: Cariño, ya preparé la cena ¿A qué hora llegarás a casa?

So Bin: Temo que tendrán que cenar solas hoy, no sé si pueda llegar a casa esta noche.

Min Ji: ¿Ocurrió algo? –Consultó angustiada. –

So Bin: Nada grave, no te preocupes. Es solo un cliente caprichoso que quiere que su automóvil esté reparado y listo para mañana.

Min Ji: ¿Asique trabajarás toda la noche?

So Bin: No me queda otra opción.

Min Ji: Está bien… solo cuídate. Min ah y yo te mandamos un beso.

So Bin: Eso me dará ánimo para trabajar esta noche.

Min Ji: Min ah, ven a darle ánimos a papá.

Min ah: ¡Papá Fighting!

Min ah & Min Ji: ¡Fighting!

So Bin: Cenen bien, las amo, adiós.

Por un segundo esa llamada le llevó a reconsiderar el llevar a cabo sus planes, pero al mirar a SeungYul, volvía a recordad la mirada en los ojos del supuesto chico cuando este le destruyó la muñeca y la mano con un ladrillo en el suelo de aquel callejón hace once años, no le tendría piedad por ello.

En cuanto surgió la oportunidad So Bin cubrió su rostro y puso la gorra que guardaba en su cabeza, salió de su auto y al ver al chico sentado en la banca a una orilla del camino, empapó un pañuelo con el anestésico, desde la espalda de SeungYul antes que le notara se acercó rápido pero sigiloso cubriendo la boca y nariz del chico con el pañuelo presionándolo con fuerza. El chico vulnerable y decaído fue una presa fácil para los planes de So Bin, ya que no pudo oponer ni el más mínimo reparo ante el imprevisto ataque.

El vengativo atacante viéndole inconsciente, se sentó a su lado en la banca para disimular sus malintencionados actos, abrasándolo levantó el cuerpo del adormilado SeungYul para llevarlo hasta su auto. En el camino una pareja le vio con desconfianza, por lo que So Bin se vio obligado a actuar como si SeungYul fuera un amigo que se había pasado de copas y lo llevaba preocupado a casa.

Luego de con algo de dificultad abrir la puerta del copiloto, puso el cuerpo sobre el asiento y desde el asiento trasero retiro trozos de cuerda con lo que ató sus manos y pies, para finalmente abrochar sobre su pecho el cinturón lo más ajustado posible con el fin de apretar el cuerpo sobre el asiento inmovilizándolo.

Conduciendo a través de la oscuridad de la noche, el hombre llevó a SeungYul a las afueras de Seúl hasta una fábrica abandonada. So Bin conocía cada rincón de estas instalaciones ya que había trabajado ahí antes de llegar al taller del padre de Min Ji, ese lugar había sido parte de una industria automotora que resultó en la banca rota desde hacían seis años, por lo que ya no era rondada por nadie. Deteniendo el motor bajó del auto, todo el lugar se encontraba en la penumbra, pero para él la falta de luz no era un problema, ya que conocía el lugar lo suficiente para estar seguro de sus pasos.

Cargó el delgado cuerpo sobre su hombro, hasta entrar a una enorme sala vacía, cruzada por delgados muros en los que se apilaban cajas mohosas con piezas metálicas oxidadas que habían sido abandonadas en aquel solitario y triste lugar.

Dejó de cargarlo para ponerlo en una silla vieja y oxidada, al igual que los pocos objetos que se podían encontrar ahí, le sujetó fuertemente contra la silla y esperó toda la noche por que la chica recobrará la razón, pero al parecer le había expuesto demasiado tiempo a al químico, ya que ella no mostraba ninguna señal de despertar.

En medio de la madrugada, después de ansioso dar cientos de vueltas dentro de la sala, So Bin quitó la peluca de la cabeza de Moonbyul dejando al descubierto su largo cabello rubio, tomó una cinta negra que guardaba en su bolsillo y le cubrió los ojos atándola detrás de su cabeza. Subió el interruptor de la luz y se sorprendió al encontrar que algunos de los tubos de luz aun funcionaban, la luz de la sala ahora era tenue pero le era suficiente, se posicionó a una distancia calculada y con la ayuda de un celular desechable tomó una fotografía de su víctima, esperó hasta las 7:30 a.m y la envió como mensaje al celular de Yongsun, luego de haber seleccionado el número uno en la agenda de favoritos del celular de Moonbyul.

El mensaje que se adjuntaba con la fotografía citaba, “¿Vale la vida de Yi Moonbyul diez millones de Wons?”. Asegurando todas las posibles salidas So Bin abandonó a Moonbyul en el medio de la Sala y volvió a su hogar para excusarse con su familia, rápidamente ingenió otra mentira que lo tendría alejado del hogar durante toda la jornada. De esta forma volvió a fábrica sin demora y la chica estaba igual que como la había dejado.

En la casa de Mamamoo, Yongsun despertaba con dificultad poseída por su propio desgano; ya eran las ocho de la mañana y maldecía a su reloj corporal por hacerla despertar tan “temprano”. Después de lavarse los dientes encendió su celular, lo último que recordaba era haberse dormido de mal humor nuevamente por culpa de Moonbyul, había esperado ansiosa la llamada que le había prometido que llegaría antes de que se durmiera pero esta llamada nunca llegó.

Cuando terminó de iniciar el aparato, una notificación de mensaje hacia vibrar y timbrar el celular, al abrirlo un grito ahogado casi detuvo su corazón. Sin saber qué hacer ante semejante situación se vistió en dos minutos, puso unos lentes de sol sobre sus ojos para no ser frenada en la calle y corriendo a la mayor velocidad que su cuerpo le permitía acudió a la casa de Taemin, seguramente él sabría que hacer o quizás podía decirle algo a cerca de donde estaba Moonbyul. Afortunadamente para ella Taemin se encontraba fuera de su casa sacando afuera un par de bolsas de basura; alterada Solar puso los lentes sobre su cabeza para dar cara al chico.

Solar: ¡¿Donde está Moonbyul?!

Taemin: ¿No crees que es demasiado temprano para tus ataques de histeria, celopata? –Respondió con desagrado. –

Solar: ¡Dime si sabes dónde está! No la veo desde ayer en la mañana, prometió que llamaría y no lo hizo.

La cara de Taemin se volcó en una expresión de inseguridad al escuchar las palabras de Yongsun.

Taemin: ¿Cómo es que no aparece?

Solar: Si, además recibí este mensaje apenas desperté.

Sin poder creer lo que estaba viendo Taemin comenzó a pensar rápidamente como encontrar a Moonbyul.

Taemin: Sabía que había visto a ese tipo antes…

Solar: ¿De qué hablas?

Sin dar respuesta a la pregunta de Solar, Taemin subió raudo de vuelta a su casa y la chica desesperada, no hizo más que seguir sus pasos. Corriendo al ascender sobre las escaleras, al abrir su puerta y al atravesar su sala Taemin discursaba antes de entrar a la habitación de SeungYul.

Taemin: Yo tenía razón, ya lo había visto, solo que no recordaba donde…

Solar: ¿De quién estás hablando?

Taemin: Kim So Bin, ese es su nombre, él tiene a Byul.

En más de una ocasión Taemin había visto los recortes de periódicos que Moonbyul guardaba sobre el incidente de hace once años, en uno de ellos aparecía una fotografía de So Bin siendo condenado y otra en la historia de cómo un chico de escuela había convertido en un infierno la vida de mucho de sus compañeros, desde ahí recordó su rostro. A pesar de que le había visto siguiendo a Moonbyul no podía recordar desde donde venía la familiaridad de su rostro.

Solar: ¿Qué tiene que ver el con Moonbyul no lo entiendo?

Taemin: No lo entiendes, nunca entiendes nada y ¿Sabes por qué? porque no la conoces, no sabes nada de ella.

Solar: ¿Y que es exactamente eso que tengo que saber? –Preguntó indignada al entrar a la habitación de SeungYul siguiendo a su compañero. –

Abriendo el armario de SeungYul Taemin retiró una pesada caja fuerte y puso su mano sobre ella.

Taemin: Aquí está la verdadera historia de Moonbyul y su relación con SeungYul, después de abrirla dime si quieres acompañarme a salvarla o no. –Dijo al digitar la clave de la caja fuerte. –

Solar: No necesito ver lo que hay dentro de esa cosa para querer buscarla.

Taemin: ¿A sí? Pues entonces dame el micro chip de tu teléfono, voy a ir a rastrear la localización de Byul, tú puedes quedarte aquí por ahora, volveré lo más pronto posible.

Solar: ¿Y si te entrego la tarjeta de mi teléfono y intentan enviarme otro mensaje?

Taemin: Si la localizo no necesitaremos ese mensaje, simplemente iré a buscarla.

Recelosa, Solar entrego la diminuta tarjeta confiando en lo que el chico tenía planeado hacer. Taemin la recibió con una firme y decidida mirada.

Taemin: Quédate aquí. Volveré pronto.

Solar asintió y vio como Taemin con toda rapidez dejaba el lugar. Ahora solo estaba ella ahí, frente a esa caja abierta que guardaba y ofrecía todo lo que hace mucho tiempo le intrigaba.