capitulo 27

A mi profesora con amor

“Con el valor suficiente, se puede prescindir de una reputación”.

Margaret Mitchel, Lo que el viento se llevó.

Taeyeon

A estas alturas de la situación Tiffany debería saber que aunque ambas seamos mujeres, mi anhelo de ser madre era un sueño, una ilusión casi inalcanzable, aun siendo dos chicas sé que la tecnología ahora permites a parejas como nosotras tener Hijos, Además siempre he querido ser madre, para amar a mis hijos como mis padres nunca hicieron conmigo. Necesitaba desbocar mi amor además de con Tiffany con algo que nos uniera aunque luego ella no decidiera criarla conmigo como la otra la madre. Pero era algo que conservaría de ella, algo mio y suyo. Algo creado por las dudas, y claro por la tecnología y un donador de esperma. Por lo que procedí a realizar un tratamiento de embarazo, cosa que hubiera matado a mis padres si lo supieran, pero no me importaba, quería a Tiffany y quería una familia con ella. La amo y aunque tenía la duda si ella sintiera o tuviera los mismos sentimientos que yo tenía sobre ella, anhelaba esa unión, aunque hasta el momento ninguna de las dos había dicho las palabras mágicas.

Tiffany no paraba de mirarme. Incapaz de responder la notable pregunta en sus ojos, me volví hacia Mason y Reese.

—Aquí tienen. Consigan sus respuestas.

Sin embargo, lucían tan sorprendidos como Tiffany. Al final, Reese sacudió la cabeza como para despejarla y agarró la caja.

—Gracias. —Apretando la mandíbula con determinación, enfrentó a la mujer que era demasiado parecida a mi madre.

— Bueno, entonces todo está bien. ¿Dónde se encuentra el baño?

—No usaré esa cosa.

La señora Garrison se alejó un paso, horrorizada.

—Sí, lo harás —dijo Mason, con voz determinada y dura.

Cuando parecía que ella iba a oponerse, sonrió con suficiencia-

— Te diré algo. Hazte la prueba, y si sale positivo, me iré contigo en este momento.

— ¿Disculpa? —Reese se giró para mirarlo boquiabierta. Él le apretó el hombro como rogándole que confiara.

—Pero si te niegas, quiero que te vayas y nunca vuelvas a esta ciudad. Un instante de indecisión cruzó el rostro de la mujer, pero al final asintió.

—De acuerdo —dijo Reese—. Vigilaré cada uno de tus pasos hasta que esto se termine.

—No irás con ella —reclamó Lowe.

Al mismo tiempo, la señora Garrison dijo

—: Tú no me acompañarás.

—Yo iré.

—Eva, la verdadera embarazada, levantó la mano. Pero Minho le agarró el codo.

—No lo creo, Campanita. Si Lowe no confía que su chica esté a solas con esa mujer, entonces no te acercarás a ella. No en tu condición.

Tenía el presentimiento de que la señora Garrison trataría de engañar a Eva para orinar en el palito por ella. Así que, respiré hondo y tomé el asunto en mis propias manos.

—Dame la caja.

Cuando Reese me la entregó fácilmente, miré a la señora Garrison.

— Por aquí.

— ¿Y tú quién te crees que eres? —se burló, sin moverse.

—Es la Dra. Kim

Respondió por mí Reese. Haciendo hincapié en la parte de doctora como si quisiera que la señora Garrison pensara que yo era una doctora, no una académica. La señora Garrison entrecerró los ojos.

—Vaya, ¿no es curioso?

—Gratamente, sí.

Conociendo bien cómo tratar a las de su clase, le di un severo asentimiento, demostrando mi rígida indiferencia.

—. Ahora, ¿vamos?

Me giré, sin esperarla y no me sorprendió oírla empezar a caminar detrás de mí.

—. Señorita Hwang

Llamé, nivelando mi barbilla alta

—, ¿podría escoltarnos, por favor?

Ella se alejó de la barra antes de que pudiera parpadear, tomándome del codo suavemente. Sin decir una palabra, nos dirigió al pasillo. Nadie más nos siguió. Nos hallábamos a mitad del camino por el corredor oscuro antes de que se inclinara y me susurrara al oído

—: Vamos a hablar de esto.

Asentí.

—Es la razón por la que vine a verte esta noche.

Dejó escapar un largo suspiro.

—Mierda. ¿En serio crees que estás…

—Espero, no pretenda que orine en un palo frente a usted, doctora.

La voz chirriante detrás de nosotras hizo que Tiffany apretara un poco más los dedos en mi brazo. Sabía que ella iba a decirle algo humillante, así que hablé rápido.

—Oh, no se acercará al palo. Pero creo que podrá ocuparse del resto por su cuenta.

Me detuve frente a la puerta del baño y le tendí un vaso que robé de la barra.

— Todo lo que necesitamos es una muestra.

La señora Garrison miró por un momento el vaso antes de arrebatármelo de la mano. Luego, furiosa, lo lanzó contra la pared. Cuando el vaso se hizo añicos, demandó

—: ¿Dónde está la maldita puerta trasera en este lugar?

Tiffany se rio entre dientes.

—Lo siento, no tenemos una.

Ella lo miró por un momento antes de darse la vuelta e irse. Compartiendo una mirada con Tiffany, levanté las cejas.

—Bueno, supongo que era un engaño.

Me rodeó con un brazo la cintura y me besó el cabello.

—Puede que ella no esté embarazada, pero ¿qué probabilidades hay de que tú no lo estés?

Cuando me puso la mano en el estómago, una ola de calor se extendió a través de mí.

—No... No lo sé. Solo tengo un par de días de atraso, pero...

_ Sabes que nunca te amaría con un hijo si no quieres hacer esto conmigo lo entenderé muy bien. Además me sometí a un tratamiento y quisiera que fueras parte de esto, conmigo.

—Sí?

Cerré los ojos y exhalé a través de los dientes.

— Nunca he sido regular. Por lo tanto, quizá no signifique nada. Es que... necesitaba saberlo.

Tiffany me acercó, enterrando su cara en mi cuello.

—Es extraño, pero no me siento tan asustada como creí que estaría.

Alcé la cara y sus dedos me trazaron suavemente la mandíbula.

— ¿Qué dices?

—Digo que si estás embarazada, estará bien. Tal vez mejor que bien. Es un poco prematuro, pero me parecería… bien.

La respiración se me trabó en el pecho. Acaso, ¿acababa de decir que quería tener hijos conmigo? No sabía cómo responder. Una alegría inmediata burbujeó en mi pecho por saber que ella se sentía así, pero sabía que pensar en un bebé en este momento sería malo. Más que malo. Y aun así... una parte de mí quería que fuera cierto, quería que Tiffany yo nos quedáramos juntas e hiciéramos una familia. Tener a alguien a quien amar y que me ame.

—Entonces —incitó Tiffany, capturando mi barbilla y levantándome la cara hasta que fui forzada a mirarla—. ¿Te sentirías bien con eso?

Abrí la boca, pero todavía no sabía con seguridad cómo responder. Mi primer instinto fue gritar que sí y saltar a sus brazos, así podríamos abrazarnos y tener nuestro “felices para siempre”. Pero cada vez que trataba de imaginar nuestro futuro, solo lo veía condenado.

— ¡Dra. Kim!

La voz eufórica de Reese Randall llegó por el pasillo antes de que ella corriera en nuestra dirección y me abrazara con fuerza.

—. Lo logró. Tenía razón. Mentía totalmente. Oh, Dios mío. Gracias.

Me hallaba demasiado sorprendida por el contacto como para abrazarla antes de que se alejara y se apartara el cabello de la cara.

—No creo que fuera posible que manejáramos esto tan bien sin usted. Es como un salvavidas. Ah, y gracias por, ya sabe, seguirme la corriente cuando hice parecer que usted era un médico.

—No hay problema —dije, intentando sonar cortés y profesoral, incluso aunque lo arruiné por completo al sonreír y agregar—: Fue un poco divertido.

Existía algo eternamente animado en la señorita Randall; ella siempre llenaba mi clase de obras maestras mundiales con una vivacidad alegre y sacaba a la tonta despreocupada en mí. Pero luego mató por completo mi humor al inclinarse para susurrarme

—: Y suerte en su propia prueba, que resulte como usted lo quiera.

Cuando miró visiblemente a Tiffany, me di cuenta que sabía... aquí todo el mundo sabía que ella y yo estábamos juntas. Y Tiffany no ayudó en lo más mínimo a la situación cuando, un minuto después, me sacó del pasillo, gritándole a su compañero de cuarto al otro lado del bar que no necesitaba un viaje a casa, en lo que, mientras ponía su mano en la parte baja de mi espalda para dirigirme hacia la salida. El señor Hamilton nos despidió con la mano y dijo cortésmente

—: Buenas noches, Tiffany. Buenas noches, Dra. Kim.

Lo que empeoró la situación. Si acabara embarazada, todos sabrían que mi estudiante era la otra madre.

“No amas a alguien por su apariencia o su ropa o coche. Los amas porque cantan una canción que solo tu corazón puede entender”.

LJ Smith.

—Entonces, ¿por qué crees que lo hizo?

Mordiéndome el labio inferior, salí del estacionamiento de Forbidden. En el asiento del acompañante, Tiffany golpeaba nerviosamente los dedos sobre su rodilla. Era un hábito cuando no se sentía lo bastante cómoda. Bueno, por mi parte, tampoco me encontraba exactamente lista para ponerme mis pantuflas de conejo y hacerme ovillo con un buen libro. Luego de la decepcionante partida de la señora Garrison de Forbidden, me disponía a superar esa escena, aunque Tiffany obviamente no lo hacía.

—Digo, ¿qué demonios?

Miró a través del interior del auto, hacia mí.

— No lo entiendo. La mujer viajó desde Florida para contarle a Lowe una mentira que él descubriría con el tiempo. ¿Por qué siquiera molestarse?

Me concentré en su pregunta porque no me gustaba pensar en lo peligrosamente pública que se volvía nuestra relación, y eso era lo único que abarcaba mi mente ahora mismo.

—Las mujeres como ella usan todo lo posible para manipular a las personas —le dije—. La señora sabe que es una pensadora rápida. Tal vez esperaba que Mason la siguiera ciegamente a Florida y así podría contar con la posibilidad de inventar alguna otra cosa que usar en su contra para mantenerlo ahí.

Tiffany resopló.

—Sí, pero... ¿por qué pasar por todo ese problema por alguien que no quiere nada contigo?

Me encogí de hombros, imaginando a mi madre.

—Todo es cuestión de control. Ella se nutre de manejar a las personas en su vida. Y cada cosita que hacen.

—Me gusta el control —argumentó—. Soy la maldita líder de mi equipo, y me considero la cabeza de mi familia. Diablos, prácticamente me he a dueñado de Forbidden. Pero nunca…

Alcanzándola, puse mi mano en la suya para detener sus golpecitos con los dedos.

—Es porque sabes la diferencia entre liderazgo y dictadura. Y tienes una mente sensata y funcional. Ella no. Dudo que alguno de nosotros pueda entender la manera en que piensa. Está acostumbrada a manipular, chantajear, y hacer lo que quiere para salirse con la suya, tiene un ego muy grande y cree que no puede fallar en nada. En su propia mente, es invencible. Girando la mano así nuestras palmas se enfrentaban, entrelazó nuestros dedos y me dio un apretón cálido.

—Es como si tuvieras experiencia con gente como ella.

Asentí y me detuve frente a un cruce.

—Sí. La señora Garrison es el vivo retrato de mi madre. Conozco muy bien su tipo. Se llevó mis nudillos a la boca para besarlos.

—Sabía que existía una razón por la que no me gustaba tu madre.

Luego cambió de tema, alzando la bolsa con mi prueba de embarazo y sacudiéndola.

— Te harás esto cuando lleguemos a casa, ¿no es así?

Una ráfaga de aire salió de mis pulmones.

—Por supuesto.

Sus dedos volvieron a golpetear. El silencio llenó el coche. Me sentía tentada a encender la radio para matar la tensión.

—Esta noche se convirtió en una fiesta de bebés, ¿cierto?

Tiffany me lanzó una mirada ilegible.

— Digo, con esa señora que vino para acosar a Lowe, después la chica con su amiga que estaba embarazada de verdad. Mi hermana. Y ahora tú...

Cuando sus ojos revelaron los nervios que sentía, me di cuenta que por eso estuvo divagando acerca de los problemas de Lowe. Temía mencionar el verdadero problema. Nosotras.

—Tal vez no lo estoy —intenté tranquilizarla—. Como dije, nunca he sido regular. Pero ya pasó el tiempo suficiente para tener resultados precisos, por lo que...

—No, está bien —me dijo—. Lo entiendo. Y estoy contigo al cien por ciento. No quiero esperar para averiguarlo. Quiero saberlo esta noche.

Asentí y estacioné. Después de que apagué el coche, las dos seguimos sentadas allí, mirando hacia el frente sin movernos, hasta que Tiffany dijo

—: De acuerdo, ¿es muy raro que esté completamente excitada?

Me volví para mirarla boquiabierta.

— ¿Qué?

Se giró hacia mí.

—No puedo dejar de pensar en eso. —Se estiró y me tocó el hombro tentativamente antes de que sus dedos se deslizaran por mi brazo—. ¿Qué si una parte mía crece ahí dentro? ¿En ti? Siento como si te hubiera marcado, como si fuéramos tan explosivamente increíbles juntas que una nueva forma de vida se desarrolló para contener el desbordamiento.

Su toque se ubicó sobre mi abdomen antes de presionar con suavidad.

— Es tan malditamente caliente. Juntas podríamos crear arte, taeyeon Una obra maestra.

Inclinándose sobre el centro de la consola, me mordió la boca y luego deslizó su lengua dentro. El beso inició caliente y lento, pero no tomó mucho para que ganara calor y pasión. Antes de que lo supiera, ambas jadeábamos y forcejeábamos en el asiento delantero para alcanzar más una de la otra.

—No puedo esperar.

Me quitó la camisa por la cabeza y la lanzó al asiento trasero antes de agarrarme de la cintura y llevarme a su regazo.

— Ven aquí, morena.

—Pero qué hay de…

Aún nos encontrábamos en mi auto; los escalones de la entrada solo a unos metros de distancia. Estaba oscuro, sí, pero de todas formas… cualquiera podría pasar caminando y vernos.

—No me importa —dijo con voz áspera, bajando las copas del sujetador—. Te necesito. Ahora.

Cuando chupó uno de mis adoloridos pezones con su boca, quedé con muerte cerebral, y de repente, tampoco me importó. Acuné su cabeza y agarré su cabello con las manos mientras cabalgaba sus dedos acercándome a su coño juntándola lo más que pude a mi coño, parecía que hacíamos más que malabares a través de la ropa. La succión que tenía en mí parecía aferrarse a un nervio enganchado directamente con el núcleo entre mis piernas, porque rápidamente me encendió hasta que me retorcía en su contra. Amando la sensación de terciopelo sobre acero. Su boca liberó mi pezón para así poder gemir y golpear la cabeza contra el respaldo.

—Maldición, eso se siente bien.

Movió sus caderas, haciéndome saber que quería más. Apreté con más fuerza y más rápido

— Sí

Siseó, llevando la cabeza hacia adelante y presionando. Pero con la misma rapidez, agarró mi mano y la alejó

— Espera. Me quiero venirme junto contigo. Sacarme los vaqueros fue todo un truco. Ambas rebuscamos torpemente, ella maldijo en frustración, y yo tuve que lanzar la cabeza hacia atrás para reírme por la estupidez. Pero tan pronto como se hallaron fuera del camino y pegadas contras la ventana del lado del conductor, Tiffany agarró mis caderas y guio mi cuerpo hacia donde me necesitaba. Siendo que mis piernas cubrían las suyas, extendió sus rodillas tanto como pudo en el espacio pequeño del asiento para que así pudiera extenderme a mí. Luego me bajó y me empaló. La sorpresa me hizo gemir. Los músculos en mi interior se aferraron a su alrededor, necesitando algo a lo que aferrarse, para fijarme a este momento.

—Maldita sea.

Sus dedos mágicos y me levantó, solo para bajarme. Fue tan sustancioso como su primera embestida. Me mordí el labio y me aferré a sus hombros, sosteniéndome como si mi vida dependiera de ello.

— Me encanta esto —jadeó—. Amo estar dentro de ti.

Su respiración era brusca y sus ojos bajos al encontrar mi mirada.

— Eres tan hermosa. Jesús, taeyeon

Presionó la frente contra la mía.

— Nada deberías ser tan bueno. No quiero que termine.

La profesora de literatura en mí inmediatamente tuvo un momento de Robert Frost. Nada dorado permanece. Bueno, Tiffany Hwang era el tesoro del felices por siempre al final de mi arcoíris. ¿Eso lo convertía en mi atisbo fugaz de alegría? ¿Mi oro que no puede permanecer? Sus dedos encontraron mi estómago desnudo y plano como si buscara a nuestro hijo. ¿Y si hubiera un niño ahí? ¿Y si plantó la pieza de un por siempre en mi interior? Una pieza de nuestro legado podría sobrevivir generación tras generación. Quizá nuestro oro pudiera permanecer. Mi cuerpo se volvió fuego líquido cuando ella me llevó a la cima sin piedad, transportándome directamente al borde y hacia el éxtasis. Nos vinimos juntas, besando y tocando, unidas en más formas de las que podíamos contar.

Cuando me acurruqué contra ella y enterró la cara en mi cabello, sosteniéndome cerca, lo único en lo que lo podía pensar era: por favor, que esto no termine todavía. Solo un poco más.

Por lo tanto, oriné en el palo. Después de lo que acababa de ocurrir en el coche, mis rodillas ya se sentían demasiado débiles como para caminar derecho.

Tiffany siempre fue una amante intensa, pero esta vez me dejó agitada. Aunque debe haberla afectada a ella también porque no quería dejar de tocarme. Una vez que hallamos toda nuestra ropa y estuvimos lo suficientemente decentes para entrar sin ser atrapadas in fraganti por los vecinos, me tomó la mano y no la soltó. Ni siquiera me dejó ir sola al baño, lo cual era demasiado personal para mí. La saqué. Pero tan pronto como terminé, abrió la puerta, metiendo la cabeza y avergonzándome mucho, porque enterarme que estuvo escuchando era incómodo.

— ¿Todavía nada?

Preguntó, dando un paso dentro y frotando la mano por mi brazo al tiempo que miraba el palito de la prueba. Negué con la cabeza. Nos quedamos en silencio, mirando el palo. Otros treinta segundos pasaron y por fin una línea comenzó a aparecer. Tiffany apretó mi bíceps.

—Aquí vamos.

Contuve el aliento, aguantando, esperando. No apareció una segunda línea. Mis hombros se hundieron. Tiffany levantó la mirada, sus ojos cafés inquisitivos.

—Esto significa que es negativo, ¿no?

Asentí, incapaz de decir una palabra. Mi garganta se cerró, secándose al instante. Intenté aclararla delicadamente, pero no ayudó.

—Bueno.

Suspiró y miró la pared sobre mi hombro, luego se pasó una mano por el cabello antes de dejarla sobre su cadera.

— Mierda.

Alcé la cara, sorprendida de oírla decir eso. ¿De verdad quería que fuera positivo? Oh, Dios mío. ¿Lo quería yo? Había estado esperanzada. Pensaba que negativo era el resultado que quería. Pero se sentía demasiado decepcionante ahora que fue confirmado.

—Supongo… supongo que acabamos de esquivar una bala —dijo, solo para hacer una mueca y apartar la mirada.

Incapaz de soportar el saber que ella lo quería tanto como yo, la empujé para abrirme camino, escapando del baño.

— ¿taeyeon? ¿Qué…?

Corrí por el corredor, necesitando espacio. Todo dentro de mí parecía que fuera a salir. Pero una vez que alcancé la habitación principal, me di cuenta que no quería estar ahí. Quería volver al auto, al regazo de Tiffany, sosteniendo con fuerza mi pedazo de oro. Lágrimas quemaron en la parte posterior de mis ojos pero me negué a llorar. Me senté ciegamente en el apoyabrazos del sofá y agarré el almohadón para la espalda en busca de apoyo. Mi garganta se cerró; probablemente debí haberme conseguido algo para tomar, pero nada más me senté ahí. Me sentía como si solo fuera una niña perdida, cuando en realidad había evitado un completo desastre.

— ¿taeyeon?

Tiffany apareció con cautela en la apertura del pasillo, donde se detuvo como si tuviera miedo de acercarse. Levanté la vista hacia ella y sacudí la cabeza.

— ¿En qué pensábamos? Si hubiera estado embarazada, eso habría sido todo. El secreto habría salido a la luz. A ti te hubieran expulsado de la escuela. Yo habría perdido mi trabajo. Tus hermanos… Tus hermanos… ¿Por qué nos ilusionamos con esto?

Tiffany dio un paso más cerca, luego se volvió a detener. Arrodillándose frente a mí, tomó mis manos y las levantó hasta su boca para besar suavemente mis nudillos.

—Porque queríamos crear la prueba de lo increíbles que somos juntas. Queríamos un legado viviente de nuestra unión.

Sus palabras eran la absoluta verdad. Quería algo tangible y real que fuera mitad mío y mitad suyo. Lo anhelaba, necesitando que nos hiciera tan permanentes como fuera posible.

—Pero es lo más irresponsable que podríamos haber hecho. Esto se ha salido completamente de control. Y dejamos que demasiadas personas supieran lo nuestro. Maldición, esta noche todos en el bar sabían que estábamos juntas. Y saben que fuimos lo bastante arriesgadas como para que pueda quedar embarazada. Rayos, cuatro eran mis estudiantes. Tiffany hizo una mueca.

—Si sirve de consuelo, sé con bastante seguridad que podemos confiar en todos ellos. ¿Bastante seguridad?

Cerré los ojos e incliné la cabeza. Jesús, eso era genial.

—Es demasiado peligroso e imprudente. Debemos ser racionales.

Gruñó y presionó la frente en nuestras manos aferradas.

—Odio cuando eres racional; siempre intentas dejarme cuando eres racional.

Con una risa severa, saqué las manos de su agarre.

—Porque es lo más inteligente, Tiffany. Dios mío, ¿no te das cuenta cuánto control perdemos cuando estamos cerca de la otra, cuánto ponemos en riesgo?

—Sé lo que dije

Espetó irritada en lo que se pasaba la mano por el cabello y se ponía de pie-

—. Y no es como si intentara olvidarme. Es que… todo es diferente contigo. Eso es lo que ocurre. Si tú no fueras… si fueras cualquier otra chica, nunca tendríamos este tipo de problemas. No perdería la cabeza cuando estás cerca, y no olvidaría nada. Pero entonces, tal vez tampoco tendríamos que preocuparnos por recordar, porque eres mi profesora y no tendría problemas quedándome lejos. Pero eres diferente. Eres más. Y eso es exactamente la razón por la que vale la pena el riesgo.

—No.

Negué con la cabeza, incluso aunque sus palabras me afectaban. Siempre sabía cómo romper mi control. Porque ella también era diferente. Era más para mí.

— No vale la pena.

Siendo que ella era más, no quería que saliera herida.

—Cariño.

Acunando mi rostro, se acercó por un beso. Sabía que en el momento en que su boca tocara la mía, estaría perdida. Nos hallaríamos de vuelta a donde empezamos, absortas en el momento y olvidando la realidad… de nuevo. Así que la esquivé, poniéndola furiosa. Dejándome retroceder, exhaló bruscamente y arrastró las manos por su cabello.

—Bien —murmuró—. Sé que esta noche te asustó…

—No me asustó. Me abrió los ojos.

No le gustó mi respuesta. Sus ojos se entrecerraron y apretó los dientes.

—Mira, sé que las probabilidades de que logremos superar esto ilesas parecen imposibles, pero…

— ¿Pero qué? ¿Quieres seguir avanzando como ahora hasta que seamos expuestas y todo nos explote en la cara?

Lanzando las manos al aire, gritó

—: No me importa si somos expuestas. Me importa quedarme contigo.

Golpeé los puños en mis caderas.

—Bueno, quedarte conmigo no es bueno para ti.

Tiffany soltó una carcajada.

—Diablos. Tú eres lo mejor que me pasó en la vida. Me crie sin ninguna guía de cómo ser una buena persona, cómo construir buenos hábitos de estudio, cómo sentir que alguien de verdad se preocupaba por lo que me ocurría sin necesidad de solucionar sus problemas como respuesta, cómo depender de alguien más. Tú me enseñaste todo eso. Te necesito, taeyeon Jesús, en verdad no tienes idea de lo que has hecho por mí en el tiempo que estuvimos juntas, ¿verdad?

Abrazando mi cintura, me paseé por el suelo, deseando un poco de espacio antes de dudar.

—No digo que lo que teníamos no era… asombroso. Pero hay que considerar otras cosas muy importantes. Otras personas.

Tiffany se sentó en el apoyabrazos que acababa de dejar y miró al otro lado de la habitación, hacia mí, al momento que una mirada de horror aparecía en su rostro.

— ¿Lo que teníamos? —repitió lentamente.

Todo en mi interior se apretó con terror por lo que me encontraba por hacer.

—Creo…

—No.

Se paró de golpe y caminó hacia mí.

— No te atrevas a decirlo.

Me alejé con rapidez, mis ojos muy abiertos. Pero me atrapó y se aferró a mis hombros con fuerza. Sus ojos me ordenaron que no dijera una palabra. Pero de todas formas lo hice.

—Necesitamos un tiempo separadas.

—No —gruñó—. Empezamos esto juntas, mitad y mitad. No se terminará a menos que ambas lo queramos. Y yo digo que no.

—Tiffany.

Mi voz se rompió, y su expresión cayó.

—Maldición, taeyeon

Bajó la cabeza y se acercó para besarme. Puse la mano contra su pecho. Nos miramos frente a frente, respirando con dificultad mientras mi pequeño reloj en la pared con forma de gato con la cola y los ojos que se movían de un lado a otro, llenaba el silencio.

—Bien.

Sus dedos soltaron mi brazo en tanto daba un paso atrás. Pero sus ojos permanecieron decididos, aún llenos de pelea.

—. Tómate tu tiempo. Tómate todo lo que quieras para pensar en ello, o lo que necesites hacer. Pero yo no. Sigo cien por ciento con esto, y no iré a ningún lado hasta que te des cuenta que nos pertenecemos a pesar de todo lo que hay en nuestra contra.

Sin esperar a que contestara, marchó en dirección a la puerta principal y la abrió. Sus pasos resonaron en el pórtico delantero, haciéndose más débiles al alejarse. Sosteniendo los dedos en mis labios, intenté no llorar. A Tiffany le importaba tanto que iba a pelear por lo nuestro pase lo que pase. Me hacía amarla más que nunca, lo cual rompía mi corazón incluso más.

 

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
LlamaAmerica #1
Chapter 33: Bueno después de tanto pude terminar esta hermosa historia! Esta demás decir que siempre es un gusto leer tus adaptaciones más porque son de mi hermos TaeNy <3
JKS_lilhy #2
Chapter 33: Gracias por la historia, yo trabajo, estudio y soy mamá así ke leer este tipo de fic me encantan de verdad y más si son de mi pareja favorita taeny is real....
Skyth06
#3
Chapter 33: Fue hermoso gracias por compartirlo!!
2597611 #4
Chapter 33: Voy a llorar :'( .. no quería que acabe la historia pero buehhh .... Es una de mis favoritas !!
roguecr #5
Chapter 33: Hermosa historia gracias x compartirla y tienes razon los fics siempre son mejor con nuestro amado. Taeny
Skyth06
#6
Chapter 32: Porrr finnnn siiiiii
sakuratsukino #7
Chapter 32: es todo, yo esperaba un poco más en el final, pero no me mal entiendan la historia es muy buena, gracias autor por compartirla, extrañare leer las actualizaciones, espero exista un epilogo
roguecr #8
Chapter 32: Que bueno q tae regreso , al fin juntas. :)
2597611 #9
Chapter 32: Enserio es el final ??????
apsunbyung #10
Chapter 32: Bastante buena la idea del fic. Me gusto. Gracias por compartirlo (y adaptarlo claro)^^