capitulo 21

A mi profesora con amor

“Ellos se deslizaron rápidamente en una intimidad ual de la cual nunca se liberaron”

F.Scott Fitzgerald. A este Lado del Paraiso.

Tiffany

¿Qué demonios acababa de suceder? Ya tenía un humor de mierda. La llamada que recibí puso mi mundo patas arriba. Desperté esta mañana, planeando ser la estudiante perfecta en la clase de taeyeon y ser juguetona y linda para que dejara de resistirse a mí. Incluso encontré la frase perfecta para hacerla sonreír. Pero luego se desató todo el infierno, y se necesitó todo de mí para siquiera mirarla en toda su imponente gloria mientras sentía como si mis entrañas estuvieran siendo levantadas a tirones hacia mis amígdalas. Me nombró cuando yo deliberaba si debería ir a casa e intentar ayudar a arreglar algo del desastre que hizo mi hermana.

Pero Jesús, ¿cómo íbamos a criar a otro niño en ese lugar? Seohyun tendría dieciocho pronto. Tal vez podría traerla a Ellamore conmigo. Pero la idea de dejar a Colton y Brandt solos me hacía encogerme. Luego taeyeon apareció. No tenía idea de qué había cambiado entre el sábado por la noche y esta mañana, pero esta no era la mujer de la que me despedí con un beso en el pórtico. Esa mujer era cálida, receptiva y ponerme de rodillas con solo su sonrisa. Pero esta mujer… maldita sea, no sé. Pero iba a descubrir cuál era su maldito problema.

Mientras ella salía apresuradamente del salón tan pronto como nos dio permiso para marcharnos, agarré mis cosas y la perseguí.

— ¡Oye! —grité.

Pero todavía había demasiadas personas cerca. No podía asegurar si me ignoró por el bien del decoro o porque se encontraba muy enojada. Apretando la mandíbula, la seguí. Llegó a la escalera que dirigía al siguiente piso donde se hallaban las oficinas. Dejamos a los estudiantes detrás y tan pronto como alcanzamos el descansillo, le agarré el brazo. Se dio la vuelta, fulminándome con la mirada. Entonces le devolví la mirada y abrí de un tirón la primera puerta que vi. Terminó siendo un armario de suministros. Perfecto. La empujé dentro.

— ¿Qué crees que estás haciendo? Deja de maltratarme.

Después de asegurarme que nos encontrábamos bien y bloquear la puerta, me moví lentamente.

—Vamos a hablar sobre esto.

— ¡Dije que me quites las manos de encima! —dijo jadeando y retorció su codo para liberarlo de mi agarre. Apreté los dientes.

—Cristo, ¿qué está pasando contigo? ¿Por qué estás de repente tan enojada? El sábado por la noche…

— ¡No! ¿Cómo te atreves a mencionar el sábado? Maldita sea.

Empujó mi pecho

—. Incluso la idea de que entres en mi clase con tu notita coqueta solo minutos después de escuchar que vas a ser madre me repugna.

— ¿madre? —

Di un paso atrás y me topé con la puerta

—. ¿Qué dices?

— ¡Sí! Madre.

Sus ojos cafés lanzaron dagas de odio antes de que se llenaran con dolor

—. Te escuché hablando con esa pobre chica por teléfono, gritándole. Jesús, Tiffany. ¿Cómo pudiste tratarla de ese modo? Eres tan responsable por esto como ella, aun así no parecías tener ni un ápice de remordimiento o…

—De acuerdo, detente ahí.

Levanté las manos, mirándola con furia.

— Quizá deberías conocer todos los hechos antes de atacarme.

Solté una risa amarga

— Jesús. Tu fe en mi es increíble. Maldita sea, no puedo creer que pensaras automáticamente que era mi hijo.

—Bueno, sonabas bastante segura de que tendrías que hacerte cargo de eso, siguiendo sobre cuánto iba a complicar tu vida. ¿Por qué no pensaría que era tuyo?

—Bueno, lamento decepcionarte, pero no estoy metido en el o. Era mi hermana de diecisiete años, SeoHyun, y sí, me puse furiosa al enterarme de que quedó embarazada. También estoy segura de que el papi del bebé no va a estar allí para ella, así que tendré que ayudarla a hacerse cargo y esto hará nuestras vidas mucho más difíciles.

—Oh —

Exhaló bruscamente. La disculpa se expuso en su mirada, pero no pidió perdón

—. Yo…

Cuando ella no podía siquiera decir que lo lamentaba, resoplé.

—Esto es genial.

Clavando las manos en mi cabello, me giré lejos, pero ni siquiera podía dar un paso lejos de ella; el armario era tan pequeño para que me escapara. Me dieron náuseas

—. No puedo creer que esté enamorándome tan profundamente de ti que estoy dispuesta a arriesgar la universidad, mi familia, mi futuro entero —todo— y todavía crees que soy capaz de jugar contigo y un niño. Maldita sea, incluso me encontraba dispuesta a intentar una relación monógama, comprometida y sin ningún reparo, lo cual nunca antes consideré.

La ira me consumía; me di la vuelta hacia ella y apunté un dedo en su pecho.

—Puedo haber tenido o borracho con completas extrañas más veces de las que puedo contar, pero nunca, ni una vez, he olvidado que sea seguro casi usar protección, me examinan regularmente por ser parte del equipo de básquet. Soy una follada segura, ¿entiendes? Y si llegara a querer a someterme a cualquier tipo de tratamiento para embarazar a una chica, ¡estoy segura que no terminaría diez minutos después enviándole notas de amor a mi maldita profesora de inglés! ¿Está perfectamente claro?

Sus ojos chocolates se veían tan grandes que podía ver cada pensamiento lleno de remordimientos dentro de ella.

—Sí —susurró.

Luego su expresión se desplomó.

—Lo lamento. Lo lamento tanto. ¿Por qué sigo juzgándote mal?

—Al diablo si sé.

Apreté los dientes y la miré con furia.

—. Me doy cuenta perfectamente que esto entre nosotras está condenado al fracaso, de acuerdo. Sé que nunca podremos…

Cerré los ojos y agaché la cabeza.

— Tal vez no tengamos una oportunidad, pero no puedo dejar de pensar en ti. No puedo dejar de anhelar esa conexión que compartimos. Es tan malditamente fuerte que he estado dispuesta a… Dios, haría cualquier cosa por partecitas de ti, Santana. Pero si tan fácilmente puedes asumir que soy… Cristo, si no sientes lo mismo por mí…

—Lo hago. Siento lo mismo.

—Entonces pruébalo, maldita sea. Muéstrame que estoy arriesgando todo por un motivo. Porque, justo ahora…

Labios cálidos se estrellaron contra los míos, interrumpiéndome. TaeYeon agarró mi cara y se elevó de puntillas, presionándose contra mí y encajándonos juntas como dos mitades de un todo inseparable.

—Lo siento. Lo juro

Dijo con voz áspera contra mi boca entre besos.

— Siento lo mismo. Exactamente lo mismo. Por favor. Por favor. Lo lamento. También siento lo mismo. Solo estoy asustada y…

—Yo también.

Literalmente temblaba de miedo, y algo de ira residual, mientras que también aumentaba la lujuria. Ganó la lujuria. Alzándola en mis brazos, encajé nuestras bocas firmemente juntas. Cada molécula de mi cuerpo entró en combustión. Tanto calor me consumió, mi cerebro se fundió y mi cuerpo se hizo cargo. O tal vez no se fundió por completo, pero definitivamente entré en modo tipa de las cavernas. Mía. Debía poseer. Mis palabras no lograron convencerla, así que me sentía obligada a simplemente mostrarle a Santana cuánto me afectaba.

Cuán diferente era de todas las otras mujeres. De algún modo tenía que consolidar lo que habíamos comenzado para que supiera que esto no era meramente un error. Mi boca atacó la suya, forzándola a abrirla y dejarme entrar, a aceptar cada parte de mí. Mis dedos aprisionaron su rostro, atrapándola en mi beso. Me convertí en alguna clase de loca, incapaz de conseguir suficiente. El hecho de que estuviera tan frenética por mí, solo alimentaba la bestia. La sangre bombeaba por mis venas como lava. Caliente y explosiva. Incapaz de controlar mis respiraciones entrecortadas, la hice retroceder en el pequeño espacio de pared al lado de la puerta cerrada. Pero eso no era suficiente para ninguna de nosotras. Ni cerca de suficiente. Subió encima de mí, aferrándose con sus piernas mientras las enrollaba alrededor de mi cintura. Puse las caderas entre sus muslos y me aplasté duro contra ella. La forma en que jadeó y se arqueó en mí, echando la cabeza hacia atrás y tensándose en mis brazos mientras se mordía el labio inferior, era tan malditamente caliente que casi me corrí en mis vaqueros. Hundiendo los dientes en la base de su cuello, embestí contra esa calidez en la que quería enterrarme. Sus dedos en mi cabello intentaron dejarme calva. El dolor resultante era tan malditamente caliente que gruñí y agarré su rodilla, abriéndola solo un poco más amplio. Antes de que supiera completamente lo que hacía, mi palma se deslizó arriba por su piel desnuda hasta que tenía una mano bajo su falda. Maldita sea, me encantaba esta falda. Y sin pantis que se interpongan, encontré mi camino dentro de la barrera de sus bragas tan pronto como me topé con algodón húmedo. Se hallaba mojada. Tan mojada. Por mí.

—Tiffany —gimió,

Retorciéndose contra mí, agarrando puñados de mi camisa y presionándome más cerca. Metí un dedo en ella y ambas dejamos salir un sonido de abandono sorprendido.

—Oh, mierda. Oh, mierda —dije en un suspiro. Era tan…

—. Mierda.

Empujé otro dedo y, maldición, era tan placentero. Tan malditamente placentero. Taeyeon golpeó la coronilla de su cabeza contra la pared y cerró los ojos con fuerza. Sus labios se abrieron mientras aquellos jadeos rápidos y superficiales explotaron de ella; cada aliento exhalaba placer. Le besé el cuello y se veía tan hermosa. Mis dedos bombearon duro y rápido, haciendo que casi me corra cada vez que iba más profundo. Cuando mis labios acariciaron la concha de su oreja, pregunté

—: ¿Sientes eso? ¿Sientes lo que hacemos juntas? Eso no es normal, taeyeon. Somos una fuerza de la maldita naturaleza. ¿Cómo podemos seguir luchando contra esto? Cómo… Dios. Quiero estar dentro de ti tan desesperadamente.

—Uhn…

Ese pareció ser su punto de inflexión. Se estremeció y los músculos que abrazaban mis dedos se contrajeron. Chillando, se vino tan duro y rápido que me dejó pasmada. La besé para amortiguar el sonido; mis dedos penetraron hasta que se empaparon y acalambraron. Me devolvió el beso, y siguió besándome hasta que quedé sin aliento y mareada. Tan pronto como su cuerpo comenzó a calmarse, saqué mi mano y luché con el botón superior de mis vaqueros. Perdida por la lujuria, no pensé en el siguiente paso. Solo sabía que tenía que seguir junto, cerca y dentro de ella tan pronto como fuera posible o me iba a correr en mis malditos vaqueros. Cuando se apresuró a ayudarme, tanteando mi cremallera y totalmente de acuerdo con mi idea, le dejé hacerse cargo de esa parte para poder acunar su culo en ambas manos y asegurarla un poco más arriba contra la pared. Sus piernas se abrieron, permitiéndome todo el acceso que necesitaba, y con su falda arrugada hasta la cintura, podía ver su entrepierna con las bragas todavía empujadas a un lado por mis dedos. Los rizos oscuros entre sus piernas se encontraban mojados y brillantes. Mi boca se hizo agua cuando capté un vistazo fugaz, y mi coño palpito en su mano cuando me encontraba semi desnuda. Necesitaba esto tan desesperadamente. La necesitaba a ella. Sosteniéndome me jalo para unir nuestros os aun con mi mano entre nuestros cuerpos, podría sentir su calor y ella el mio, yo su humedad y ella la mía, uniendo nuestros fluidos, guio mis dedos hacia su entrada. Nuestras mejillas se rozaron mientras las dos bajamos la mirada para ver nuestros cuerpos unirse. —Hazlo —

Susurró, sonando tan ansiosa como yo me sentía. Empujé hacia adelante, empalándola. Se encontraba tan mojada. Y caliente. Y oh, mi Dios. Lo más estrecho que he tomado con mis dedos. Cuando dejó salir un sonido agudo como si estuviera dolorida, levanté la cabeza de golpe para observarla morderse el labio y cerrar los ojos. Me pregunté si tal vez la herí, porque, Cristo, era tan ceñida que parecía como si yo pudiera romperla. En un sitio en mi cabeza, sabía que debía detenerme por algún motivo, retirarme, ir más lento… algo. Existían múltiples motivos para terminar esto y pensar bien las cosas. Pero no podía concentrarme en nada porque maldita sea, era tan… fui un poco más profundo, gruñendo ante la forma que se sujetaba y apretaba incluso más firme alrededor de mí.

—Está bien —

Le dije, en lugar de preguntarle si se sentía bien. ¿Por qué no pregunté? No tenía idea. Luego le besé el cabello y acaricié el lado de su mejilla mientras la sostenía por el culo con un brazo y me retiraba solo lo suficiente para volver a entrar

—. Puedes tomarlo, bebé. De hecho, no me sentía segura de que ella pudiera hacerlo. Esto era… esto era… intenso. Pero me convencí de creerlo, porque, maldición, detenerlo no era una opción. Cuando bombeé de nuevo, hizo otro sonido, el cual no podía saber con seguridad si era dolor o placer. Trataba de ir tan lento como fuera posible, aunque tuve que seguir moviéndome debido a que no podía no moverme.

—Tiffany —

Susurró, agarrándome la cabeza y volviendo su rostro hacia mi cuello. Su aliento en mi garganta me hizo hincharme en su interior.

— ¿Qué ocurre, bebé? ¿Duele?

—No. Dios, no —

Gimió y se estremeció

—. Se siente muy bien. Solo… necesito… necesito… —

La forma en que se aseguró a mi alrededor, a la vez que se contoneaba, como si demandara más con su cuerpo, me hizo gruñir y moverme un poco más rápido

—. Sí —

Dijo en un suspiro; su suspiro fue un jadeo de agradecimiento

—. Más rápido. Más duro. —

Y luego me mordió. Maldición, me mordió, justo en la yugular. Desde ese momento en adelante, fui una mujer desahuciada. La follé contra la pared, salvaje y primitiva, sin ternura o compasión. Cada embestida que propinaba era plagada con una salvaje sed por más. Nos atacamos la una a la otra, tocando y besando, mordiendo y lamiendo. Acuné su seno en mi mano, y hundí los dientes en esa redondez, a través de su blusa porque no podía tomarme el tiempo para sacarle la ropa. Lo necesitaba todo, de inmediato. A pesar de mi urgencia, taeyeon atrapó mi cadera entre sus muslos y sus piernas se envolvieron a mí alrededor hasta que los extremos puntiagudos de sus tacones me apuñalaban en el culo cada vez que salía. Cuando se vino por segunda vez, me encontraba allí, inundándola con todo lo que tenía. Se sentía tan bien que me enterré tan profundo como pude. Tan pronto como terminé, casi perdí la conciencia. Hundiéndome contra ella, enterré la nariz en su cabello y dejé que la pared fuera nuestro apoyo mientras me tomaba un momento para recuperar un poco de mi fuerza. No me esperaba que fuera tan intenso.

—Jesús —

Susurré, tomándome unos segundos más para recuperar mi aliento. Sin energías, me acurruqué contra ella, insegura de si trataba de darle consuelo o tomarlo yo. Solo sabía que me encantó compartir este momento con ella, me encantó acunarme en su calidez e inhalar su aroma. Era tranquila y dócil, y tan suave en mis brazos, que creo que podría sostenerla así el resto de mi vida. Susurré su nombre porque necesitaba oírlo en voz alta. Entonces acuné su cara con una mano que no era del todo firme. Quería decirle... tanto. Pero no existían palabras para expresar lo que acababa de hacerme, lo que acabábamos de hacer juntas. Ni siquiera podía compararse con lo que siempre imaginé. Inclinando su cabeza hacia mí, Santana besó mi palma, entonces apreté mi boca en su garganta. Cuando pasó los dedos por mi pelo en mi nuca, levanté mi cara.

— ¿Estás bien?

Ahora pregunto. Si mi mente no hubiese ido al infierno y de regreso, podría haberme golpeado en la cabeza y disculpado por mi estupidez, pero taeyeon solo se rio. El sonido salió disparado a través de mí y mi coño agotado pero dispuesto siempre para la acción, pulsó con una última réplica en su interior. Sus ojos vidriosos se abrieron, pero luego frotó su nariz con la mía e hizo un sonido satisfecha desde el fondo de su garganta.

—Estoy tan bien que creo podría vivir así para el resto de mi vida. —

Su voz era ronca y excitada. Provocó otra réplica de mi parte. Sonreímos tontas y felices, y nos besamos lenta y perezosamente, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. Algo se aflojó en mi pecho. Todas las presiones, preocupaciones y desesperaciones en mi vida desaparecieron. Por primera vez en mucho tiempo, no me importaba nada más que este momento. Taeyeon se lo llevó todo. Queriendo darle las gracias por eso, deslicé mi lengua entre sus labios y le acaricié el techo de la boca. Ella era todo. Todo lo que necesitaba. Y la forma en que se aferró a mí y me acarició, me hizo sentir querida y necesaria. Éramos perfectas la una para la otra. Suspiró mi nombre, y lo sabía.

Haría lo que fuera humanamente posible por esta mujer. No noté de inmediato cuando algo húmedo y caliente se deslizó por la parte interna de mi pierna. Me hallaba demasiado ocupada flotando en nuestra felicidad compartida, asombrada de que ella pareciera tan atontada como yo por nuestras acciones. Parpadeé un par de veces antes de darme cuenta...

Y... volvió la maldita realidad, pegándome con un puñetazo de “que mierda acabas de hacer” en la cara.

—Mierda.

—Tiro de mis caderas y de mi mano ubicada en su coño hacia atrás, saliendo de su interior. Jadeó por la separación repentina. Sus ojos seguían nublados de pasión, vidriosos y suaves, con una expresión llena de alegría y relajación. Entonces me miró. Frunció el ceño con confusión y acunó mi mejilla con una mano suave.

— ¿Qué pasa?

Jesús. ¿Por dónde empezar?

 

Taeyeon

 

 

Tiffany se estremeció cuando la toqué. Eso mató una parte de mí. Después de lo que acabábamos de hacer, de compartir. Nunca había sentido algo así, con nadie, como si ya no fuéramos dos personas separadas, sino un conjunto. Desgarrada por su pequeño rechazo, comencé a retirar mi mano. Pero agarró mis dedos y los apretó con fuerza. Sus ojos se pusieron frenéticos, lanzándose por mi cara como si estuviera asustada... por mí.

— ¿Estás bien?

Preguntó, y su respiración ya no era constante sino que salía en ráfagas cortas. Asentí, confundida. Acababa de preguntarme eso.

—Por... por supuesto. ¿Por qué? ¿Qué pasa? Había estado flotando, completamente eufórica. Nada podría superar las sensaciones vivas y abundantes dentro de mí. Tiffany tenía razón; juntas éramos una fuerza de la naturaleza. Porque eso había sido... había sido mejor que cada palabra increíble en todo el diccionario. Ni siquiera podía describir... Pero todavía se veía aterrada. No tenía ningún sentido. ¿Cómo iba a tener miedo? No tenía nada que temer. La vida era maravillosa. Parpadeó, aliviando el miedo en sus ojos y luego soltó un suspiro, como si controlara a la fuerza sus emociones. Cuando se inclinó y me abrazó con ternura, mis músculos se relajaron.

—Te lo juro, taeyeon, no mentía cuando dije que nunca lo olvido. Digo, nunca lo olvidé. Pero esto fue... guau. Mierda. No era como nada que he hecho antes. Y debes admitir que fue totalmente espontáneo. Y no estábamos pensando racionalmente, y... si yo hubiera tenido el estado de ánimo adecuado para recordar, entonces... Jesús, tal vez no hubiéramos hecho nada. Me aparté y la miré, con el ceño fruncido. ¿Pero qué diablos decía? Se encogió como disculpándose.

—Estoy limpio. No tienes que preocuparte. Se aseguran de eso, con frecuencia, mientras estás en el equipo de basquetbol. Asentí.

—Está bien —dije. Todavía no lo entendía hasta que añadió—: Tú, por casualidad, te has revisado estas cuidándote .Por fin comprendí lo que quería decir, y cada músculo de mi cuerpo se tensó. Por un momento, me sentí como una completa idiota. No tenía mucha experiencia en esto, pero aun así... había visto suficientes películas, y... debí haberme dado cuenta de lo que hablaba. Tenía un doctorado, por amor de Dios. ¿Cuál es el problema con las chicas inteligentes que se volvían estúpidas cada vez que una chica y les sonreía? Pero que pasa aquí, nosotras no podemos embarazarnos, somos mujeres, no podemos quedar embarazadas si no fuese que recurriéramos a una clínica de inseminación artificial o como sea que se llamen esos procedimientos, estoy muy segura que no es tan simple para dos mujeres quedar embarazada, así que a mí no me preocupaba tanto. Sorprendida de que acabara de ponerme yo misma en esta situación, y que esto estuviera sucediéndome... empecé a alejarme, necesitando espacio para hacer frente a... todo.

Pero Tiffany apretó sus brazos alrededor de mí. Ya no firme y reconfortante, su voz tembló un poco mientras susurraba—: ¿Santana? Me acarició el pelo con esas manos dignas de suspiros justo cuando algo golpeó contra la puerta del armario de suministros. Grité, y las personas al otro lado se rieron entre sí; sus voces apagadas llenaron nuestro pequeño espacio y me trajo de vuelta al presente con una venganza maliciosa, antes de que se pusieran en marcha de nuevo, obviamente sin darse cuenta de que nos encontrábamos dentro.

—Oh, Dios mío —susurré, absolutamente horrorizada. Abrí la boca. Traté de negar lo que sucedió, pero no pude. Mi falda continuaba subida hasta mi ombligo y algo húmedo se deslizaba por el interior de mis muslos.

—No te asustes —

Ordenó con una voz suave de advertencia. Alargó la mano hacia mi brazo. Chillé y la empujé, entonces me quedé mirándola con absoluto horror. Pero... ¿que no me asuste? ¿Estaba loca?

—Acabamos de... Dejó escapar un largo suspiro y asintió.

—Sí. Lo sé.

—En la escuela —susurré, perdiendo por completo la calma.

—. Oh Dios, oh Dios, oh Dios. —

Agitando mis manos, caminé en círculos porque no tenía otro lugar al que ir en este armario estrecho, y desde luego no podía salir y correr el riesgo de que alguien viera mi aspecto de “acabo de tener el mejor o de mi vida”. Al notar el desorden de mi ropa, intenté acomodarla, bajando mi falda sobre mis piernas y moviéndola hasta que la cremallera se hallaba a donde pertenecía. Mi blusa era un desastre y no había forma de quitarle las arrugas, pero traté desesperadamente de alisarla con mis manos

—. No puedo creer que acabe de tener relaciones uales con una estudiante. Voy a ser despedida antes de volver a mi oficina.

Oh, mierda. Maldita sea. Mis padres se van a enterar, y también todos los demás. —Con los ojos abiertos, la miré—. Oh, diablos. Eres Tiffany Hwang. Esto, sin duda va a ser noticia. Va a ser incluso más grande que lo del entrenador con la jugadora de vóley. Oh... Dios mío. Voy a ser un escándalo. ¿Cómo es posible? Nunca he recibido una multa de aparcamiento. Conduzco al límite de velocidad y uso mi luz intermitente para cambiar de carril. Y una vez, la compañía telefónica me reembolsó demasiado dinero en mi cuenta de teléfono celular, pero descubrí el error y lo devolví. Lo. Devolví. Siempre hago lo correcto.

Nunca... Oh, Dios mío. Es lo peor que he hecho. Ni siquiera puedo...

—Respira —ordenó Tiffany, capturando mis hombros y presionándome la espalda contra la pared-.

— Cálmate, está bien.

Respiré hondo, dándome cuenta de que no lo había hecho desde que comencé con mi ataque de pánico. Miré a los ojos de Tiffany, en busca de consuelo. Ella aparentaba la calma suficiente para las dos, así que me reconforté con eso... por como un microsegundo. Pero al instante toda la realidad volvió a golpearme.

—Tu entrenador —jadeé—. Oh, Dios mío, Tiffany. Tu entrenador dijo que echaría a cualquier jugador del equipo que fuera visto...

—Entonces no van a descubrirnos —dijo por encima de mis palabras; la determinación iluminaba su mirada al tiempo que ella apretaba los dientes.

—Pero...

Me besó. Brusco y rápido, pero me calló eficazmente. Agarrando mi cara entre sus manos, me obligó a mirarla.

—Lo que hicimos fue increíble —dijo dispuesta a hacerme creerlo tan ferozmente como ella con solo su mirada.

—. Fue solo entre tú y yo, y no es el maldito asunto de nadie más. Sé que no me vas a mostrar ningún favoritismo en la clase, y te aseguro que no voy a pedirte nada. Voy a esforzarme mucho para ganar cualquier calificación que tenga. Podemos mantener las dos cosas separadas; eso es todo lo que importa. Y somos adultos con consentimiento mutuo, que...

—Que acaban de tener o en el armario como un par de adolescentes irresponsables y sin ningún tipo de protección. Oh, Dios mío. Se supone que debo ser una especie de modelo a seguir para todas las chicas jóvenes en la universidad. ¿Qué tipo de mensaje enviaría esto? Maldita sea, Tiffany, sabes que está mal. Nunca puede volver a suceder, y no es que importe. Van a atraparnos tan pronto como abramos la puerta, y todo estará acabado.

Sacudió la cabeza con insistencia. En ese momento, no podía asegurar si alguna vez conocí a una persona más terca.

—Mira, está bien, este arrebato de follar en un armario de limpieza no es como lo había imaginado como seria nuestra primera vez, pero entiende es algo que no podemos evitar, la naturaleza el destino como quieras llamarlo nos une, a las dos, para formar una sola. Voy a admitir que lo fue. Ninguna de las dos pensaba. Las cosas sucedieron. Pero ocurrió, y no podemos deshacerlo. Así que... vamos a tratar con las consecuencias, si las hay. Y no van a atraparnos aquí. Vamos a esperar hasta que todos se dirijan a clases. Podemos salir después...

—Pero tengo otra clase.

—Oh Dios. Simplemente decir eso en voz alta hizo que esto sea mucho más real. Y horrible. Acababa de tener o duro y sucio, en la universidad, con una de mis alumnas, y tenía que dar clases en... mierda, veinte minutos. Mis manos comenzaron a temblar. Ahora era una de esas mujeres. No parecía real. Tiffany reprimió un sonido de dolor y su expresión se derrumbó al tiempo que me agarraba la cara.

—Jesús, no llores. —

Cuando limpió la humedad de mi mejilla, me di cuenta de que ya lo hacía. Un sollozo subió hasta mi garganta, y me estremecí de miedo.

—No. —Me atrajo hacia ella, por lo que mi frente chocó con fuerza contra su clavícula.

—. Lo siento.

Sus dedos se hundieron en mi cabello y frotó mi cuero cabelludo—.

Me volví loca y antes de darme cuenta, ya estaba dentro de ti. Lo siento mucho, taeyeon. Voy a hacer esto bien. Te lo juro. Dejé que sus palabras me calmen. Incluso apoyé la mejilla en su pecho hasta que ella se mostró satisfecha de que estuviera bien. Luego le permití abrir un poquito la puerta para que pudiera mirar el pasillo. Tomó mi mano y me sacó del armario de suministros que ahora olía a nosotras. Pero tan pronto como nos encontrábamos afuera, aparté mis dedos de los suyos. Me miró como si quisiera discutir al respecto. Sabía que ella quería que fuéramos juntas a otro lugar. Pero esto tenía que parar aquí. Y debió haber visto algo en mi cara que le hizo saber que no me iba a ninguna parte con ella, porque apretó los dientes, pero asintió en silencio. Así, se dirigió hacia un pasillo, y yo, hacia otro, diciéndome a mí misma que esto nunca podría volver a ocurrir. No importaba lo increíble que había sido, no importaba lo mucho que me gustara estar con ella, no importaba lo bien que me sentía solo con mirarla, esto nunca podría... volver… a suceder.

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
LlamaAmerica #1
Chapter 33: Bueno después de tanto pude terminar esta hermosa historia! Esta demás decir que siempre es un gusto leer tus adaptaciones más porque son de mi hermos TaeNy <3
JKS_lilhy #2
Chapter 33: Gracias por la historia, yo trabajo, estudio y soy mamá así ke leer este tipo de fic me encantan de verdad y más si son de mi pareja favorita taeny is real....
Skyth06
#3
Chapter 33: Fue hermoso gracias por compartirlo!!
2597611 #4
Chapter 33: Voy a llorar :'( .. no quería que acabe la historia pero buehhh .... Es una de mis favoritas !!
roguecr #5
Chapter 33: Hermosa historia gracias x compartirla y tienes razon los fics siempre son mejor con nuestro amado. Taeny
Skyth06
#6
Chapter 32: Porrr finnnn siiiiii
sakuratsukino #7
Chapter 32: es todo, yo esperaba un poco más en el final, pero no me mal entiendan la historia es muy buena, gracias autor por compartirla, extrañare leer las actualizaciones, espero exista un epilogo
roguecr #8
Chapter 32: Que bueno q tae regreso , al fin juntas. :)
2597611 #9
Chapter 32: Enserio es el final ??????
apsunbyung #10
Chapter 32: Bastante buena la idea del fic. Me gusto. Gracias por compartirlo (y adaptarlo claro)^^