capitulo 2

A mi profesora con amor

“Ella mira a un lindo hombre joven como si pueda oler su estupidez¨

Flannery O´connor, Good Country People.

 

TAEYEON

 

No puedo decir que me sorprendió oír a Tiffany Hwang llamarme perra rabiosa. Hubiera estado muy sorprendida si me hubiera defendido.

“No, en serio, es una profesora increíble; he aprendido mucho de ella. Me siento como si su impacto en mi vida hubiera ayudado a mejorar la calidad de lo que soy como persona”.

 

Sí, eso nunca iba a suceder.

Sin embargo. Su insulto —incluso esperado— me aturdió. El sonido que hice no fue planeado. Es solo algo que atravesó mi pecho y salió de mi garganta en un dolor estrangulador.

Cuando Hwang y su pequeña discípulo se dieron la vuelta, me sentí sorprendida en el acto, a pesar de que no había hecho nada malo. Un calor bochornoso inundó mis miembros. Queriendo morir antes de dejar que me viera dolida, acomodé mis facciones todo lo posible, conteniendo mi expresión cuando arqueé una ceja en silencio.

—Déjeme adivinar —murmuré con frialdad, o al menos en un tono que esperaba sonara glacialmente helado, como si no me importara su opinión, porque lo último que quería era que pensara que me importaba... ella.

—. Usted está un poco molesta por la calificación que recibió en su ensayo.

Sus ojos cafés se estrecharon duramente.

—Usted sabe, es como si pudiera leer mi mente, Dra. Kim.

No parecía arrepentida por haber sido sorprendida atacándome. Ni avergonzada. Ni siquiera fingía sentir un ápice de remordimiento. Simplemente me miró enojada. Me preguntaba si había sabido todo el tiempo que había estado caminando detrás de ella y quería que escuchara su insulto. Junto a ella, el jugador de básquet que tenía introducción a la literatura conmigo se alejó un paso, disociándose a sí mismo de la capitana femenil. Chico listo.

Fingí una sonrisa amable y asentí a mi némesis.

—Bueno, tal vez cuando reciba su doctorado, también aprenderá el arte de la telepatía, señorita Estrella del basquetbol.

 

Sus ojos cafés brillaban con odio al tiempo que movía la mandíbula y apretó los dientes. Las dos sabíamos que sus logros académicos nunca subirían tanto; no se encontraba aquí más que por el básquet. De hecho, apuesto a que si comprobaba sus registros, iba a encontrar algo parecido a bordado como su carrera. Pero Hwang era una luchadora. Se negaba a recostarse y aceptar mis golpes verbales.

 

—Si recibir un doctorado me convierte en una perra rabiosa que reprueba sin razón alguna a los estudiantes que no se lo merecen, entonces prefiero pasar. Gracias.

 

 

Manteniendo la barbilla alta, frunzo el ceño enseguida.

 

 

—Como he dicho en clase, si tiene alguna pregunta acerca de su puntuación, siempre puede hablar conmigo al respecto. Estoy en mi oficina todos los días de tres a cinco, disponible para hablar con cualquier estudiante serio.

 

 

Por el disgusto en su mirada, sabía que nunca iría a cualquier lugar cerca de mi oficina. Gracias a Dios. Estar encerrada a solas con ella en mi pequeño espacio de trabajo, me haría entrar en pánico, literalmente; un ataque de pánico a gran escala que me cortaría la respiración y necesitaría una bolsa de papel para respirar. Me recordaba demasiado a Zach.

 

 

Lo peor, era que incluso me afectaba de la misma manera que lo hacía Zach inicialmente. Odiaba la forma en que sus hermosos ojos hacían que mi cuerpo se calentara con todo tipo de respuestas inapropiadas, y también la forma en que la curva de sus labios me hacía querer tocarlos con mi propia boca, preguntándome cómo se sentirían al estar presionados. Por encima de todo, detestaba nunca haber superado mi obsesión de la secundaria de fijarme en el deportista líder.

Debe ser algo de la selección natural e interna que no podía controlar. La supervivencia del más apto me llevaba hacia el hombre más fuerte, saludable y atractivo que parecía más apropiado para la reproducción de la especie.

 

Después de ver a esas dos putas a su alrededor hace unos minutos, sabía que tenía que ser buena para algunas actividades reproductivas.

 

 

—Tal vez lo haga —murmuró.

Y ¡Dios mío! Hasta su voz me afectaba. Hizo que algo bajo en mi abdomen se apretara y luego zumbara. Como la vibración silenciosa de un timbre. Ding dong, ¿hay alguien en casa? ¿Quieres venir a jugar? Dios, ¿por qué mi cuerpo querría jugar con esta idiota en cualquier lugar, manera o forma? ¿Acaso mi primer desastre con una estrella del basquetbol durante mi último año de escuela secundaria no me enseñó nada? Era exactamente el tipo de persona del que necesitaba mantenerme lo más lejos posible.

Y ¿por qué me atraía una alumna? ¡Una estudiante!

No importaba que fuéramos prácticamente de la misma edad, ella seguía siendo una estudiante universitaria. Toda la atracción era totalmente inmoral. Y yo siempre había sido ética. Profesional. Diablos, había salido del vientre en calma, sensible y ordenada. Seguí todas las reglas y políticas a la perfección. Nadie, y lo digo en serio, torcía mi mundo como lo hacían esos malditos chicos guapos del fútbol.

Por esto exactamente me molestaban los chicos que descontrolaban todo en mi interior. Mucho.

—Entonces supongo que más tarde la veré en mi oficina —desafié y de inmediato fui a la acera para alejarme de ella. Iba en la dirección equivocada, pero no me importaba. Tenía que escapar.

Un burlón resoplido de Hwang me siguió, diciéndome que sabía que yo corría asustada. La idiota arrogante pensaba que todo era solo por ser una atleta, una estrella de basquetbol. Bien, todos en la universidad la trataban de esa manera, desde estudiantes a profesores e incluso el presidente de la universidad. Para ellos, Tiffany Hwang no podía equivocarse. Para mí, ella todavía no podía escribir un ensayo de inglés decente ni aunque su vida dependiera de ello.

Pero ya no quería pensar más en ella. Bloqueando los ojos cafés y cretinos de mi cerebro, me marché. Después de crecer con mis padres, dominé el pequeño talento de apartar los pensamientos inquietantes. Y me sentía muy agradecida por la técnica.

Pensando en el libro que había comenzado esta mañana, me centré en el lugar al que iba. Ya que me dirigía en dirección al centro estudiantil y tenía una hora libre antes de mi siguiente clase, decidí no salir a mi coche para ir a buscar mi chaqueta como planeé originalmente porque había estado helada en el aula, donde parecía estar de pie directamente bajo las ventilaciones de aire. Me metí en el centro, compré un sándwich y un capuchino en la sala de comidas.

Era un día inusualmente soleado, así que comí sentada en un banco, para calentarme bajo un roble al que el aire primaveral le ayudó a brotar una gran cantidad de pimpollos verdes entre sus ramas. Me gustaba cómo los rayos de sol se filtraban a través de las ramas y echaban charcos cálidos de color en la hierba a mi alrededor.

Cómoda junto al acogedor paraguas de la sombra y luz, saqué mi Kindle y retomé la lectura de la historia que había empezado antes de venir hoy al trabajo. Como una romántica empedernida, actualmente devoraba todo lo que escribía Jennifer L. Armentrout.

Dos capítulos, y medio sándwich de jamón y queso más tarde, justo cuando decidí que Alex tenía que estar pronto con Aiden, mi celular sonó desde el maletín que usaba como una mesa improvisada. Me demoré unos segundos en sacar la comida, migas y lector de libros electrónicos antes de que pudiera abrirlo y comprobar mi identificador de llamadas. Al ver los nombres de mis padres en la pantalla, se me tensó el estómago.

Me aclaré la garganta y respiré hondo antes de contestar. Podía hacer esto. Podía hacer esto. Podía hacer esto.

— ¿Hola?

—Hola, taeyeon.

—Solo escuchar la voz de mi madre, frígida y profesional como siempre, hizo que mi corazón retumbara con fuerza en mi pecho con una combinación de esperanza e intimidación.

— Como sabes, tu padre tuvo su último tratamiento esta mañana.

Tragando el trozo de pan repentinamente seco que estaba masticando, asentí.

—Sí, yo... iba a llamar después de mi última clase. ¿Cómo fue?

En los últimos dos años, a mi padre tuvieron que amputarle tres dedos de los pies. Su diabetes había progresado tanto que acababa de terminar una temporada de seis semanas de terapia de oxígeno, visitando una cámara hiperbárica dos veces al día, para recuperarse de una herida desagradable que tuvo en la pantorrilla. Si no se curaba después de su último tratamiento de esta mañana, el médico quería quitarle la pierna, a partir de la articulación de la rodilla hacia abajo.

Contuve el aliento y esperé tensamente a que mi madre me contara el pronóstico.

—Quieren extender su terapia otras dos semanas.

Exhalé una bocanada de aire.

—Bueno, eso es... eso es bueno.

— ¿Cierto? Al menos todavía no estaban dispuestos a empezar a cortar las extremidades.

— ¿En serio? —El tono de mi madre sugirió que tenía el ceño fruncido con su expresión habitual.

Oh, mierda. Tal vez eso no era tan bueno.

— ¿Y cómo es esto bueno, taeyeon? La salud de tu padre sigue en riesgo, y tú estás... ¿alegre?

Me sonrojé. Incluso a los veintitrés, viviendo a más de mil kilómetros de casa y dando clases en una universidad de primera categoría, todavía le daba el poder para convertirme en una idiota llorona con una sola pregunta.

—Yo... —Tanteando ciegamente, usé la servilleta libre de migas para limpiarme la cara. Mis palmas comenzaron a sudar, así que las froté para que se sequen pronto—. Yo solo quería decir…

—Deja de ser graciosa. Tu intento de humor es completamente grosero e irrespetuoso. Esto no es algo para bromear.

—Pero no quise decir... —Me mordí el labio y bajé la cabeza, deseando que mi pelo cayera para que ocultara las lágrimas brillando en mis ojos. Dios, ¿por qué las palabras para defenderme siempre me fallaban cuando atacaba la Dra. Kim?

—Sí, tienes razón —murmuré—. Pido disculpas.

Ella resopló con irritación. Lejos de ser un indulto.

—Sabía que estudiar esa basura de literatura te convertiría en una especie de idiota vulgar. Debiste habernos escuchado cuando tratamos de dirigirte hacia la física teórica. Algo razonable y que vale la pena.

Estudiar literatura había sido mi única gran rebelión, y mis padres nunca me perdonaron por ello. En pocas palabras, estuve tentada a apaciguarlos al entrar en las ciencias, pero nunca había sido capaz de traicionar mi devoción por la escritura. Y la única cosa a la que no me sometí los llevó a su desprecio eterno.

Si dependiera de mí, habría estado satisfecha con una licenciatura en inglés. Habría estado bien con compartir mi amor por las historias con niños de primer grado. Pero hice un programa de doctorado para apaciguar a Lee y a boa

Sin embargo, no parecía importar lo que haga. Mis padres nunca habían estado “orgullosos” de mis logros. Nunca mostraron su aprobación. Siempre exigían algo más grande y mejor.

Pero su desaprobación constante se hacía agobiante. Por una vez, ojalá pudiera ser simplemente lo bastante buena ante sus ojos.

Lamentablemente, hoy no iba a ser ese día.

 

—Uno pensaría que con tu carrera, serías capaz de dominar las palabras que salen de tu boca con un poco más de respeto y decoro.

—Una vez más, lo siento. Yo…

—Las disculpas son para los imperfectos, taeyeon. Deja de destacar tus imperfecciones. —Dejó escapar un suspiro de disgusto—. Te voy a poner al día con el pronóstico de tu padre cuando lo considere necesario.

Desconectó la línea antes de que pudiera decir una palabra más.

—Mierda —murmuré. Quién sabía cuánto tiempo pasaría antes de que volviera a llamarme. Yo sabía que no contestaría si intentaba llamar de nuevo para darle una disculpa elocuente que no sonara como la disculpa de una hija “imperfecta e idiota”.

Yo solo esperaba que fuera lo bastante misericordiosa para mantenerme actualizada acerca de mi padre.

Esta vez, cuando levanté la servilleta, me limpie la base de las pestañas en lugar de mi boca. Tenía que dar otra clase en quince minutos; no quería aparecer con los ojos hinchados y húmedos o con moqueo nasal. Si mis padres me habían enseñado algo, era que una imagen digna significaba todo. Pero, maldita sea, me gustaría saber por qué siempre permito que me afecten las palabras de mi madre. A estas alturas, debería esperar su trato frío, impersonal y condescendiente. Sin embargo, todavía me dolía no tener un poco de afecto por parte de mis padres. El noventa por ciento de todo lo que hacía era para ganar su amor. Pero no podía dejar de hacerlo. Porque, sinceramente, si una chica no podía conseguir que su propia familia se preocupara por ella, ¿quién lo haría?

Después de guardar mi celular y E-reader, cierro mi maletín y sacudo las migas de mi regazo. Actuando como si nada me estuviera molestando, tiro el resto de mi almuerzo y regreso al departamento de inglés para terminar mis últimas dos clases del día.

La tarde pasaba lentamente, y más de una vez, tuve que morderme el interior de mi labio para no pensar en la conversación que había tenido con mi madre. Las buenas noticias eran que eso desvió mi mente de una cierta cretina de ojos azules que quería odiar.

Pero debí haber sabido que ella iba a encontrar una manera de entrar de nuevo en mi día. Después de todo, las cretinas de ojos azules tenían el talento de hacer eso.

 

 

A eso de las tres, entré en el santuario de mi oficina. Hice una pausa en el umbral y aspiré el aroma de los viejos libros que cubren las paredes, ayudando de inmediato a aflojar mis músculos tensos. Deslice cuidadosamente mi maletín en el hueco entre el escritorio y la pared donde siempre lo guardo, y apoyé mi trasero en el cojín de la silla. Entonces y únicamente solté un pequeño gemido de placer.

Hogar.

 

 

Algunos podrían considerar triste y patético que uno de los dos lugares en los que me sentía como en casa fuera cuando estaba escondida en mi oficina pequeña en la universidad, pero no me importaba. Al menos, por fin tenía un lugar que se sentía acogedor. Así que me aferraba a él.

Encendiendo mi computadora, me mordía una uña mientras esperaba a que apareciera mi pantalla de bienvenida y pidiera mi contraseña.

 

 

Al mismo tiempo que la pidió, alguien golpeó a la puerta abierta de mi oficina. Por un breve instante, mi corazón saltó en mi garganta. Pero querido dios, si Tiffany Hwang en realidad había aceptado mi invitación para hablar de su ensayo esta tarde, yo iba a tener una insuficiencia cardíaca. No podía invadir mi refugio. Mi casa. Simplemente no podía.

Casi me desmayé de alivio cuando vi al decano del departamento de inglés parado en la puerta. Gracias a Dios.

 

 

—Dr. Frenetti. —Me puse de pie, apartando el flequillo de los ojos—. Por favor, entre. Entró en la habitación.

—Dra. Kim —saludó con un movimiento de cabeza antes de ir directamente a su punto.

—. ¿He oído que estás siendo dura con Tiffany Hwang?

Oh, Dios mío, tenía que ser una broma.

No estoy segura de qué era peor; que Tiffany Hwang visitara mi oficina, o que lo hiciera alguien preocupado por Tiffany Hwang. Solo quería escapar de todo lo relacionado a ella.

Sacudiendo la cabeza, le ofrecí al Dr. Frenetti una sonrisa confundida y tensa.

— ¿Dónde ha oído eso?

—Su entrenador se contactó conmigo hoy.

Apreté los dientes. ¿Quién lo hubiera dicho?; la arrogante se quejó con alguien acerca de mí. ¿Por qué no me sorprendía?

La cara del Dr. Frenetti mostraba desaprobación, y por desgracia, él ya tenía una de esas caras que parecían condenar sin ninguna ayuda. Con una nariz grande y plana, las arrugas del entrecejo permanentes y una papada carnosa que caía con una desaprobación rotunda; cuando él fruncía el ceño se veía completamente acusador.

 

 

Haciendo caso omiso de la necesidad de volver a mi asiento y empezar a pedir disculpas por mis errores, me obligué a dar un rígido asentimiento. Esto era por las deficiencias de Tiffany Hwang, no las mías. Aun así, se sentía como si estuviera confesando un pecado cuando le contesté

—: Ella no lo está haciendo bien, no.

 

 

Sin esperar mi invitación, el Dr. Frenetti se sentó en la silla frente a la mía y me dejó inquieta delante de él. Me moví un paso, sin saber si debía sentarme también. Fue algo bueno que al final lo hiciera porque lo que dijo luego, dejó muy débil mis rodillas para permanecer en posición vertical.

—Tenía mis dudas cuando el consejo te contrató, taeyeon. Alguien tan joven e inexperta... —Sacudió la cabeza y suspiró—. Sabía que iba a causar problemas. Pero la referencia que nos dio tu antigua profesora fue impecable. Ella habló tan bien de ti que yo esperaba que todo fuera a salir bien. Pero no estoy seguro de que entiendas muy bien la gravedad que tendría el reprobar a esta estudiante. Estábamos invictos esta temporada hasta las eliminatorias. Y es posible que todavía no lo veas, pero el basquetbol es la columna vertebral de esta universidad.

Oh, lo veía bien. Simplemente no entendía cómo eso debía afectar mi calificación.

—Cuanto antes todos en el departamento de inglés se den cuenta de ello, es lo mejor. Si el equipo consigue el campeonato divisional el próximo año, nuestro poder de reclutamiento se iría hasta el techo, lo que significa que si más estudiantes toman cursos de inglés y entra más dinero, por lo tanto, es una mejor oportunidad para aumentos de sueldo... bonificaciones. En esencia, si ayudas a esta chica, te ayudas a ti misma y a todo el mundo en el campus. Ella es la clave para una mejor universidad, taeyeon. Sus buenas calificaciones son lo único que la mantiene aquí. Ella no puede perder su beca.

Tuve que pellizcarme la pierna para abstenerme de rodar los ojos. Pero ¿en serio? Una chica —que escribió un ensayo desastroso— ¿era la clave de todo? ¿Muy dramático, viejo?

Discurso dramático o no, mis pobres oídos resonaban de conmoción. Me di cuenta desde el primer día aquí, que los deportes en el campus dominaban todo lo demás, pero me decepcionó oír al Decano del departamento de inglés hablar al respecto con tanta franqueza. ¿Qué hay de una calificación honesta? ¿La integridad? ¿Educación?

En silencio, conté hasta diez antes de hablar.

—Entonces, ¿me dice que la apruebe, sin importar que esté fallando?

—Por supuesto que no. —Con un bufido irritado, frunció el ceño y apretó sus flácidos labios. Parecían dos panqueques rosas, uno apilado encima del otro.

—. Pero estoy seguro de que hay algo que puedes hacer para que no falle. Eres maestra. Por el amor de Dios, enséñele a la chica.

Oh, no lo hizo. Nadie cuestionaba mis habilidades de enseñanza. — ¡Lo hago! Dr. Frenetti, yo…

—Bueno, es obvio que no lo estás haciendo lo bastante bien si ella no está mejorando. Tu clase es la única que está fallando. ¿Por qué es eso?

Quizá porque todos los profesores la aprobaban, sin importar lo mal que lo hiciera en realidad. Puede que ya hayan recibido el mismo sermón que yo ahora.

—Yo... —Negué con la cabeza, y mi cara se calentó a un nivel abrasador.

¿Cómo se atreve? ¿Cómo se atreve a culparme por esto? Ni siquiera podía defenderme. Al ser el miembro más nuevo de la universidad, no podía ir a quejarme con nadie acerca de ella, sin poner en riesgo mi trabajo. Además, ¿a quién diablos conocía yo para quejarme por no compartir sus opiniones sesgadas?

Dios, odiaba nunca poder defenderme contra nadie.

—taeyeon, estoy preocupada por ti.

Quería darle una bofetada. El idiota no se preocupaba por mí. Y no me gustaba su falsa táctica para hacerme entender. Me había cabreado bastante el hecho de que cuestionara mis habilidades como maestra.

Cruzando las manos, se inclinó hacia delante.

 

 

—No quiero que nadie te guarde rencor si es tu culpa que Hwang pierda su beca y tenga que abandonar los estudios. Después de unos años aquí, cuando trates de conseguir ser titular —algo que sé que quieres ya que me lo has mencionado— necesitarás que los otros miembros de la facultad voten por ti. Ellos no lo harán si tú sola arruinas nuestra primera oportunidad en veinte años para ganar un campeonato de basquetbol.

El hielo corría por mis venas. Y aquí venían las tácticas amenazadoras. Vaya, no iba a lanzar un solo golpe, ¿verdad?

Frotándome la frente, asentí en conforme humildad.

—Entiendo.

—Bien. Esperaba que lo hicieras. Ahora me gustaría que tú…

Nos interrumpió un golpe en la puerta.

Genial. Me preguntaba quién podría ser ahora. Mi suposición era que la Parca venía a llevarse mi maldita alma. Cuando miré hacia la puerta, sin embargo, deseé que hubiese sido la Parca, porque al menos ella podría haberme sacado de mi desdicha.

La presencia de Tiffany Hwang solo se añadía a la misma.

—Bueno. —Pareciendo sorprendida, Frenetti se puso de pie y sonrió con encanto a la recién llegada.

—. Hola, Tiffany. ¡Qué agradable sorpresa!

Puse los ojos en blanco y, al instante me sonrojé cuando Tiffany me miró y atrapó mi respuesta inmadura al saludo lameculos de Frenetti.

—Me gustó mucho ese último enfrentamiento contra el South Central —le decía Frenetti.

—. El pase que tiraste al final y que ganó el juego fue increíble. Juraba que iban a echarte.

Tiffany miró al hombre mayor durante un segundo. Luego me dirigió un vistazo rápido antes de volverse hacia el decano.

—Bueno... me sacaron tan pronto como el balón abandonó mi mano.

—Pero aun así lograste meterlo a la zona de anotación. Eso es todo lo que importaba.

—Cuarenta y dos.

Frenetti silbó. —Qué gran brazo tienes, hija.

Tiffany asintió respetuosamente.

—Gracias, señor.

—Me miró de nuevo.

—. ¿Es un mal momento?

—No, no —respondió Frenetti “el idiota” por mí.

—. Vamos, entra. Estoy seguro de que tú y la Dra. Kim tienen mucho de qué hablar. Así que las dejo.

Espera, ¿qué? ¿Tenemos de que hablar?

El decano me lanzó una mirada directa antes de encerrarme dentro de mi oficina... a solas... con Tiffany Hwang. Las paredes al instante nos cercaron y mi pecho hizo lo mismo, apretando en torno a mis pulmones hasta que estaba segura de que me asfixiaría en cualquier momento. Casi podía sentir las manos fantasmales sujetándome y tapándome la boca mientas un cuerpo fuerte me inmovilizaba en asiento trasero de su coche.

— ¿Quién era ese tipo? —preguntó Tiffany, alejándose de la puerta cerrada y enviándome una mirada perpleja.

Ella no actuó para nada como si estuviera a punto de atacar, así que me forcé a pasar el oxígeno entre mis dientes apretados, calmando mis nervios. Entonces entrecerré los ojos, preguntándome si de verdad no tenía idea de quién era Frenetti o si trataba de jugar conmigo. Finalmente, me encogí de hombros, pensando que no importaba si actuaba, o si de verdad vino aquí por sus propios medios. De cualquier manera, iba a tener que “trabajar con ella” como había añadido Frenetti.

—Ese era el Dr. Frenetti —le dije—. Es el decano del departamento de inglés. —Cuando Tiffany solo parpadeó, sin mostrar entendimiento, suspiré con impaciencia.

—. Es mi jefe.

—. Así que... he venido a hablar con usted acerca de mi último ensayo, si tiene un minuto. —Me sonrió—. Como dijo que yo debía hacer.

Asentí, sin hacer contacto visual. ?

—Bueno, al parecer, debo hacerme tiempo para usted ya que mi jefe acaba de amenazar mi trabajo si no saca las notas mínimas por mi culpa.

— ¿En serio? —Tiffany parecía genuinamente sorprendida cuando echó un vistazo hacia la puerta donde había estado de pie el Dr. Frenetti. Confundida, se volvió.

—. ¿Por qué haría eso?

Cerré los ojos por un instante.

— ¿Por qué cree usted que lo haría, señorita diosa del básquet?

Se sonrojó. Era difícil saber si el color vino de la ira, el shock, la humillación, la culpa, la vergüenza, o de qué. Apretando los dientes, espetó.

—: Yo no fui a quejarme a nadie, si eso es lo que está insinuando.

No importaba si lo hizo o no. De todas formas, fui advertida. Ahora debía comportarme según las estúpidas reglas injustas del Hombre. Pero nadie dijo que no podía desquitar mi enfado con la estudiante a la que me obligaban a aprobar.

—Sabe, me parece irónico que usted sea la que escribe las mediocres tareas de escritura y yo sea la regañada por ello.

Si Tiffany Hwang tuviera plumas, juro que se habrían erizado. Parecía tan ofendida que yo quería animar mi capacidad para hacerla enfadar.

—Mire, no le pido un trato especial solo porque a su jefe parece gustarle la manera en que juego a la pelota.

—Y sin embargo, a pesar de nuestros deseos, va a recibir ese trato.

— ¿Sabe qué? Que la jodan. Usted me dijo que viniera aquí si necesitaba ayuda. Y aquí estoy. Pero es obvio que no quiere ayudarme Así que, muchas gracias por su tiempo para nada. Cuando se dio la vuelta, entré en pánico. Cabrear al decano durante mi primer semestre como profesora no sería un buen augurio para mi futuro. Tenía que calmar las erizadas plumas de Tiffany Hwang. Ahora.

Apretando los dientes, me puse de pie y murmuré.

—: Hwang, siéntese.

—Ni lo sueñe. —Sin detenerse, abrió la puerta y levantó una mano para mostrarme por encima del hombro el dedo del medio a modo de despedida—. Perdón por molestarla, profesora.

Maldita sea, ella y yo estaríamos jodidas si atravesaba la puerta.

— ¿Quiere aprobar mi clase o no?

Por último, se detuvo y miró hacia atrás. Cuando atrapé el destello de vulnerabilidad y orgullo terco en su expresión tensa, me derretí. Mierda, ¿por qué tiene que hacer algo así de humano? Las personas fuertes y obstinadas que muestran una debilidad siempre me derretían como el azúcar en el agua caliente.

—Siéntese —murmuré en voz baja, con tono de disculpa. Señalando a la silla, más tranquilamente añadí—: Por favor.

Con su mandíbula tensa, cerró los ojos y murmuró algo ininteligible antes de volver a cerrar la puerta y sentarse con una mirada petulante. Al tiempo que tamborileaba los dedos con impaciencia en su rodilla vestida con vaqueros, levantó una ceja, diciendo en silencio: ¿Y bien? Enséñeme ya.

 

No tenía idea de cómo iba a lograrlo, pero estaba decidida a hacer que Tiffany Hwang se ganara el aprobado que me obligaban a darle.

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Comments

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LlamaAmerica #1
Chapter 33: Bueno después de tanto pude terminar esta hermosa historia! Esta demás decir que siempre es un gusto leer tus adaptaciones más porque son de mi hermos TaeNy <3
JKS_lilhy #2
Chapter 33: Gracias por la historia, yo trabajo, estudio y soy mamá así ke leer este tipo de fic me encantan de verdad y más si son de mi pareja favorita taeny is real....
Skyth06
#3
Chapter 33: Fue hermoso gracias por compartirlo!!
2597611 #4
Chapter 33: Voy a llorar :'( .. no quería que acabe la historia pero buehhh .... Es una de mis favoritas !!
roguecr #5
Chapter 33: Hermosa historia gracias x compartirla y tienes razon los fics siempre son mejor con nuestro amado. Taeny
Skyth06
#6
Chapter 32: Porrr finnnn siiiiii
sakuratsukino #7
Chapter 32: es todo, yo esperaba un poco más en el final, pero no me mal entiendan la historia es muy buena, gracias autor por compartirla, extrañare leer las actualizaciones, espero exista un epilogo
roguecr #8
Chapter 32: Que bueno q tae regreso , al fin juntas. :)
2597611 #9
Chapter 32: Enserio es el final ??????
apsunbyung #10
Chapter 32: Bastante buena la idea del fic. Me gusto. Gracias por compartirlo (y adaptarlo claro)^^