capitulo 15

A mi profesora con amor

Generalmente evito la tentación a menos que no pueda resistirla”

Mae West.

 

Taeyeon

—La ciencia se trata de hipótesis, teorías y códigos creados a partir de hechos que han sido probados con el tiempo. Las matemáticas están hechas de absolutos, donde solo hay una única respuesta correcta a cada pregunta. Pero con la música, el arte, la literatura, las posibilidades son infinitas. No hay un código específico ni una pregunta qué haga que una pieza de literatura sea denominada buena. Hay millones, literalmente. Y aquí está la sorpresa. Es todo completamente subjetivo. Una canción puede dar placer al oído de una persona, mientras que irrita completamente el oído de otra. Entonces, ¿eso la hace buena, mala o simplemente promedio? ¿Qué opinan? ¿Qué hace muy buena a la literatura buena? ¿Qué la hace superar la prueba del tiempo hasta que estamos aquí, años, décadas y siglos después, discutiéndolo en un salón de clases? Desde el fondo, una voz masculina supuso—: ¿Es por ser lo suficiente aburrida? Plegando mis manos en mi cintura, esperé pacientemente para que la risa muriera, luego asentí al estudiante, dejándole su respuesta.

—Puede ser aburrida para usted, señor Choi. Pero obviamente no es aburrida para alguien más, o no hubiese sido publicada, y republicada, y luego republicada de nuevo tantas veces, así que… inténtelo de nuevo. Él no tuvo otra respuesta ingeniosa, por lo que se encogió de hombros y se desplomó en su silla. Me encogí de hombros también, lo que tiró los puntos de sutura de mi brazo. Con un gesto de dolor, conseguí cubrirlo brevemente, desviando mi mirada no muy lejos de señor Choi, a donde se sentaba Tiffany. Hace una semana desde que me dormí en sus brazos, los suficientemente drogada para decir cosas que sabía no debería pero lo suficientemente sobria para recordar todo lo que dije. Supe que también se quedó hasta la mañana porque tomé algo a las tres debido a mi garganta sedienta y ella seguía ahí, junto a mí, manteniéndome caliente, protegiéndome. Pero se había ido para cuando mi alarma sonó, despertándome a las cinco y media. Y ahora, aquí nos encontrábamos, ocho días después, a cada lado del salón, mientras una línea de decencia nos separaba de estar juntos. Ella se sentó en su silla con sus largas piernas flexionadas y cruzadas en los talones al tiempo que golpeaba ligeramente su lápiz contra la libreta en su escritorio. Sin embargo, sus ojos estaban en mí. Y ellos se estrecharon cuando se lanzaron a mi mano cubriendo la herida. Dejé caer mis dedos y puse mi atención en la chica del frente levantando su brazo.

— ¿Sí?

—Nos provoca emociones —respondió jessica Jung. Con un asentimiento aprobatorio, le di una sonrisa brillante.

—Muy bien, señorita. —Volteándome a los otros, comencé a caminar hacia el otro lado del salón—. Las personas recurren al arte para encontrar una emoción. Vamos a ver una película de terror para tener miedo, o una comedia para reír. Con los libros pasa lo mismo, salvo por todos los efectos especiales en una pantalla. De hecho, tienen que usar su imaginación. —Di un golpecito a un costado de mi cabeza—. Y la mejor parte de usar la imaginación es que cada persona en este salón puede leer la misma línea en una página, y retratarán algo totalmente diferente en sus cabezas. Todos sentirán algo distinto al respecto, porque vienen de distintas partes del mundo, fueron criados bajo valores diferentes, influenciados por distintas personas, enseñados por diferentes antecesores. Dos personas son diferentes, por lo tanto dos opiniones tampoco pueden ser iguales, y por esa razón evalúo únicamente ensayos. Creo completamente que no hay respuesta equivocada a la opinión sobre una historia… siempre que se pueda tener suficiente razones para secundar una opinión. —Miré hacia el reloj en la pared—. Lo que me recuerda, llevo leyendo la mitad de los trabajos que me entregaron las semana pasada, por lo que debería entregárselos el próximo jueves. Extendiendo los brazos, le mostré al salón una larga sonrisa.

—Y con eso, chicos, los veré el martes. Un suspiro colectivo se expandió sobre el salón. Por el modo en que ellos se lanzaron a recoger sus cosas e irse, podría pensarse que estaban excitados por escapar. Mmm. Sacudí la cabeza. Una multitud difícil. Oh, bien. Jessica parecía interesada en lo que había dicho. Una oyente era mejor que ninguna. Mis hombros se desplomaron, haciendo que el dolor en mi brazo lesionado palpitara incluso más. Masajeé el lugar sensible mientras el grupo de atletas de la parte trasera salía del área de asientos. No pude contenerme de mirar hacia Tiffany, Choi le hablaba animadamente, pero ella debió haber sentido mi mirada porque me echó un vistazo. Todo dentro de mí despertó a la vida. Era como si esta castaña sostuviera el interruptor de mis endorfinas de felicidad.

—Señorita Hwang —dije, asintiendo hacia ella con una mirada fría—, ¿puedo tener un momento, por favor? Ella se detuvo y pateó a su amigo cuando Choi le murmuró algo al oído. Pero se quedó detrás, sin moverse hasta que todos en su grupo habían llegado a la puerta. Entonces, y solo entonces, la preocupación llenó sus ojos mientras se acercaba a mí.

— ¿Estás bien? Estuviste frotándote el brazo. ¿Te duele? —Cuando trató de tocarlo, me aparté y miré detrás de ella, donde un par de rezagados seguían aquí.

Tiffany apretó los dientes al tiempo que se volteó a ellos, luego de vuelta a mí, y bajó la voz.

—No puedo creer que continúe molestándote después de una semana. Debes tener más cuidado para que se cure. Estás recordando tomar las pastillas para el dolor, ¿cierto? Fruncí el ceño. No la había llamado después de clase para que me dé un sermón. De hecho, tenía algo importante que decirle.

—No puedo tomarlas. Hacen que todo sea… confuso. Y necesito la mente despejada para enseñar. Se acercó, llegando casi al borde de mi espacio personal. Fue… lindo, pero este no era el momento ni el lugar.

—No debes sentir ningún dolor. No me gusta saber que sigues herida por algo que hice yo.

—Oh, por el amor de Dios. —Me encogí y eché un vistazo hacia los estudiantes que se hallaban a milímetros de salir por la puerta, sin prestarnos nada de atención. Más bajo, susurré—: Mi brazo está bien. Los puntos están sanando y todo estará bien. Esta no es la razón por la que necesitaba hablar contigo. Sus cejas se levantaron con interés. Tiffany inclinó su postura de petulante arrogancia.

— ¿No es eso? Bien, entonces… ¿Qué pasa, profesora?

—Cruzando los brazos sobre el pecho, esperó a que continuara. Suspiré y tendí su ensayo que había leído anoche.

—No puedo aceptar este ensayo. Su mirada bajó antes de levantarla otra vez.

— ¿Por qué no? ¿No entendí el objetivo de la asignación esta vez?

—Ya sabes porque no —susurré—. Te metes en un terreno peligroso. Arriesgas demasiado. Torció los labios como si todo esto lo divirtiera, como si no hubiera nada de qué preocuparse.

—Pero tú pediste un ensayo sobre ciertos eventos que cambian las metas de una persona. Y acabas de decir, hace dos minutos, que no había respuestas equivocadas. ¿No te di suficientes razones con respecto a la opinión y sentimientos que tengo? No me gustó que usara mis propias palabras en mi contra, pero me gustó que ella hubiera estado escuchando y absorbiéndolas. Uy. Ese no es el punto.

—No puedes escribir algo como eso. ¿Qué si alguien más pone su manos en esto y lo lee?

Se encogió de hombros.

— ¿Entonces qué? No te nombré.

—Pero escribió sobre cómo alguien que estaba prohibida para ella, había entrado a su vida y cambiado algunas de sus prioridades. Alteró sus esperanzas y sueños. Era muy halagador saber que la hice cuestionarse lo que quería de su vida y lo único que la retenía de perseguir su nuevo sueño era mi seguridad. Pero ella anunció directamente que quería salir con una de sus profesoras, escribiendo esta línea: me mantengo alejada solo porque las consecuencias de fraternizar con una estudiante son demasiado grandes para ella.

—De hecho escribiste la palabra fraternizar —acusé.

Me dio una amplia y orgullosa sonrisa.

—Lo sé. Hasta yo me sorprendí con esa. Buena frase, ¿no?

—Tiffany. —Sacudí la cabeza.

Ella era imposible. ¡Imposible!.

—. No puedo aceptar este ensayo.

—De acuerdo, bien.

—Con un revoleo de ojos, resopló y sacó una pila de papeles grapados de su bolso de mensajero para ponerlos en mi escritorio.

—. ¿Qué hay de este, entonces?

Bajé la mirada, viendo lo que parecía ser otro ensayo.

— ¿Qué…? —Eché un vistazo hacia ella, completamente confundida. Parpadeó.

—Tenía la sensación de que me pedirías otra versión. Así que, aquí está, sin una sola palabra de lo que me haces.

—Tú… ¿Escribiste dos versiones diferentes de tu ensayo? Cuando asintió, sacudí la cabeza, desconcertada.

— ¿Por qué?

Sus ojos cafés se llenaron con una intensa emoción que hizo que se me secara la garganta.

—Porque quería que supieras, quería que entendieras.

Mi corazón se retorció en mi pecho al tiempo que ella se giraba y salía de mi salón de clases.

Está bien. Admito que el loco ensayo de Tiffany Hwang me había afectado. También me afectó esa mirada honesta y suplicante cuando me dijo quería que entendiera. Ella acababa de colocar la pelota firmemente en mi cancha. Y era muy tentador para no lanzarme hacia ella. Aquí me encontraba yo, haciendo algo indescriptiblemente loco.

Forbidden era un nombre adecuado para este club, decidí. Sabía que no debía estar aquí, pero un escalofrío de anticipación se deslizó sobre mi cuero cabelludo cuando abrí la puerta y entré. No podía creer que estuviera cediendo a esto tan fácilmente, viniendo aquí con la esperanza de quizá solo verla. Tal vez ella ni siquiera vino a trabajar está noche. Dios, esperaba que no. No necesitaba que nada más me hiciera caer en su hechizo. No me preocupó lo mucho que quería verla, incluso si era solo robando miraditas de anhelo desde el otro lado de una habitación sin que ella supiera de mi presencia. Necesitaba cortar esta fascinación de raíz. Era más fácil decirlo que hacerlo. Ella fue lo primero que vi. Al ser un martes en la noche, el lugar se hallaba mucho menos concurrido que la última vez que estuve aquí. Así que tenía una vista directa hacia la barra en el fondo. Luces azules fluorescentes iluminaban su cabello rubio, y la tela negra de su remera se veía especialmente bien al extenderse sobre sus hombros. Un apretón en mi pecho me hizo contener el aliento. Ella se encontraba ocupada, absorta en su trabajo, colocando una hilera de tragos. Sus manos se veían fluidas y elegantes mientras volteaba cada vaso con velocidad experta y luego vertía el líquido. Todo sobre ella tan cautivante. Cuando se extendía en su asiento durante clases, garabateando en su cuaderno con trazos descuidados como si estuviera prestando atención a lo que enseñé. Cuando dirigía a su equipo en la cancha, haciendo jugadas y señalando órdenes a sus compañeros. Y sin duda cuando hacía de Tom Cruse en Cocktail. Mis padres me repudiarían si supieran cuanto amo las películas de los ochentas. Pero no me preocupaba. Siempre tuvo algo por los barmans debido a esa película. Me gustaban casi tanto como me atraían los jugadores de basquetbol. Esto era malo; ella me atraía muy fácil. Debía irme. No me vio al entrar. Aún tenía una oportunidad de escapar antes de que ella se diera cuenta de que me había convertido en una ertida. Pero nop, no me moví. Una camarera se me acercó y trató de tomar mi orden, pero la despedí con una sonrisa y una sacudida de mi cabeza. Y retorné a mi acecho.

Tiffany Hwang era un espectáculo para la vista. Mientras atendía a sus propios clientes, aún tenía tiempo de detenerse y ayudar a los otros camareros a mezclar sus tragos correctamente. Cuando disminuyó el flujo de tráfico en la barra, me acerqué más. Mordí la esquina de mi labio, diciéndome que me quedara atrás, pero sí, no funcionó tan bien. Seguí avanzando, pero otra mujer que pasaba por el otro lado del bar capturó la atención de Tiffany. Ella le echó un vistazo brevemente para luego volver a mirarla. Los celos me dieron una bofetada en la cara. Era tan fácil para ella notar a otra mujer. Yo, obviamente, no significaba tanto para como lo hizo parecer en su ensayo. Pero luego estrechó sus ojos.

—Oye, Jess —gritó, alzando la barbilla al tiempo que trataba de llamar su atención. Ella la ignoró y siguió caminando, entrando en un pasillo en la esquina y desapareciendo allí. Arrancando la toalla seca que colgaba sobre el hombro, la golpeó contra la barra y gruñó-—: Enseguida regreso. ¿Puedes encargarte del bar? El chico de cabello oscuro que trabajaba con ella levantó la cabeza con sorpresa.

—Umm…

—Gracias —dijo Tiffany, sin siquiera mirar a su compañero mientras salía por la parte trasera del mostrador y se dirigía al pasillo en busca de la mujer.

¿Quién era? ¿Cuán bien la conocía? ¿Cuánto de su cuerpo desnudo ha visto ella? Esas preguntas se repetían en mi cabeza con una estúpida obsesión que no podía apagar a pesar de que no tenía derecho ni me incumbía. Dado que esta noche ya cedí a gran parte de mi acosadora interna, decidí que no podía hacer daño ceder un poco más. Me dirigí a la apertura del pasillo, tratando de parecer tan casual y despreocupada como era posible, y tuve la recompensa de saber que ella no había ido muy lejos. Abriendo de golpe la primera puerta a la izquierda, irrumpió en el interior de lo que parecía una oficina por la breve visión y el ángulo que vi de un archivador. Ella dejó la puerta bien abierta y se detuvo en el umbral, colocando las manos en su cadera en tanto sus hombros se veían tensos con enojo.

—Gusto en verte, Jessie —Entrecortada con sarcasmo, su voz me llegó perfectamente—. ¿Cuánto ha pasado? ¿Dos semanas? Sí, creo que ese es el tiempo desde que he trabajado aquí cada jodida noche y no te he visto.

— ¿Qué es esto? —La voz de la mujer se oía un poco más baja, pero aun así la podía oír lo bastante claro.

—. ¿La empleada le da sermones a su jefa? Se rio fuerte.

— ¿Jefa? Eso es gracioso. Porque por lo que puedo decir, no hemos tenido un maldito jefe desde que tu papá no ha estado aquí.

— ¿Estás tratando de cabrearme, Hwang? —Sabes que, déjame decirte que ha estado pasando aquí desde la última vez que decidiste honrarnos con tu presencia, ¿y tú dime cual de nosotros tiene razones para estar cabreado? La semana pasada, nos quedamos sin nuestra cerveza más popular, pero no te preocupes —alzó sus manos como si calmara su pánico—, reordené más. De nada. Pero nos enviaron el lote equivocado, por lo que tuve arreglar ese desastre. De nada. Luego, el jefe de bomberos se pasó por aquí. La inspección trimestral estaba vencida, así que todos tus empleados dedicados trabajaron duro para hacer segura que todo estuviera apto para la inspección que tuvimos ayer. Así que de nada… nuevamente. Además, Tansy tuvo un accidente de auto y se rompió la pierna. Ella es una de tus mejores camareras, por cierto, ya que seguro no tienes ni idea. Pero sí, no te preocupes por eso. Llamé a cada chica que trabaja en el piso y arreglamos las cosas hasta que los turnos de Tansy quedaron cubiertos para la próximas seis semanas, por lo que, oh sí, de nada también por eso. E hice una orden para todos los otros licores que se nos estaban acabando. Ella se detuvo antes de asentir y agregar un último, lento y burlón—: De nada.

En vez de disculparse o agradecerle por todo lo que había hecho, su jefa resopló.

—Si vienes a decirme que todos esos problemas han sido tratados, ¿entonces de qué demonios te quejas? Tiffany apartó una mano de su cadera y golpeó la puerta.

—No me pagan para ocuparme de tu trabajo y el mío. Tienes suerte de que no sea la temporada de futbol, o no te iría tan bien en este momento. No puedo seguir haciendo esto, Jess. Y por cierto, estás programando muy mal los turnos, Steffie solo tiene dos horas por semana, mientras que Gracie se mata trabajando con cincuenta.

— ¿Y qué? No me gusta Steffie.

—Bien, tú no contrataste a Steffie. Tu papá lo hizo. Y si no quieres que él te repudie después de su regreso y encuentre la mierda de trabajo que has hecho, será mejor que saques la cabeza de tu culo y trabajes de una vez.

—Estoy aquí ahora, ¿no?

—Solo… —Saliendo de la oficina, como si no pudiera soportar hablar con ella un momento más, Tiffany masculló—: Arregla los malditos horarios, ¿sí? No puedo seguir trabajando así. Y contrata otro camarero mientras estás en ello. Necesito una noche libre, o algo de buen sueño, alguna vez en este año.

—Yo diría que sí. Te has convertido en una jodida quejosa.

—Jess —gruñó en señal de advertencia.

—Jesús, si estás tan apresurada por tener un mejor horario y un nuevo barman, entonces ocúpate de eso. Parece que te has acostumbrado a manejar este lugar, de cualquier manera.

Los músculos en su espalda se tensaron, pero se limitó a gruñir—: Bien. Lo haré.

—Oh, y aquí tienes las jodidas notas que me dan todos, quejándose por todos los días que quieren libres.

Tiffany entró solo para reaparecer un momento más tarde, apretando con la mano una bola de tozos de papeles.

—Increíble —murmuró, yendo directo hacia mí. Pero parecía tan furiosa que ni siquiera me notó. Me hice a un lado justo cuando salía de sala y marchaba de regreso a la barra. Depositó la pila de notas sobre el mostrador, y comenzó a organizarlas.

— ¿Una fuzzy navel está hecha de jugo melocotón o naranja? —preguntó su compañero de trabajo un minuto después.

—Los dos —contestó Tiffany sin mirarlo. —. Pon hielo, agrega un poquito de licor de melocotón y luego añade el jugo de naranja.

—Gracias. ¿Qué estás haciendo?

—Arreglando el maldito horario.

— ¿En serio? Oye, ¿puedes darme más de dieciseises horas a la semana? Tiffany detuvo lo que hacía y levantó su rostro.

— ¿Qué demonios? ¿Ella te solo puso dieciséis horas por semana? Imagínate. —Volvió a trabajar—. Pero sí, lo tienes. —Luego hizo una pausa y levantó un trozo de papel desgarrado a sus ojos entrecerrados.

—Oye, Lowe —grito cuando su compañero comenzaba a irse—. ¿Qué dice esto? Regresó y tomó la hoja. Parpadeó y le dio la vuelta antes de devolverlo.

—No tengo idea. Tiffany suspiró y frotó su cara. —Bien. —Tiffany, la mesa ocho necesita recargas. Ella miró a la mesera que se había acercado.

—Seguro. ¡Oh! Oye, Mandy, ¿puedes leer esto? La dejó leerlo mientras ponía una ronda de botellas de cervezas. Con una sonrisa de disculpa, ella sacudió la cabeza y le dio el papel.

— Lo siento, dulzura. Pero parece la letra de Julia si eso ayuda.

—Julia —murmuró, escaneando las mesas—. Ella no está trabajando esta noche, ¿cierto?

—Nop. —Mandy agarró las cervezas y se fue. Ella lucía tan derrotada mientras colocaba la nota en la barra y sacudía la cabeza, que no pude evitarlo. No podía soportar verla así. Ella trabajaba tanto, en todo. La chica necesitaba un respiro. O mejor aún, necesitaba mi ayuda.

—Déjame ver —dije y me acerqué lo suficiente para deslizar el papel a través de la barra—. Estoy acostumbrada a tratar de comprender la escritura descuidada. Cuando ella alzó la mirada y parpadeó, le mostré una sonrisa nerviosa, rodando los ojos. Y por lo general es peor la caligrafía de otros profesores, no la de los estudiantes. Una respiración salió de sus pulmones.

— ¿Qué haces aquí?

Ignoré la pregunta porque no podía lidiar con la respuesta y estudié el trozo de papel antes de levantar la mirada. Se veía tan estupefacta, que me asustó la alegría que palpitaba dentro de mí. Yo no debería entusiasmarme por complacerle, pero oh Dios, me sentía como un adicto. Tenía que hacer más para hacerlo sonreír.

 

—Dice “necesito libres todos los viernes por los partidos de mi hijo”. — Entonces aparté la mirada, incapaz de soportar la presión que sentía en mi pecho por la simple mirada en sus ojos cafés.

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
LlamaAmerica #1
Chapter 33: Bueno después de tanto pude terminar esta hermosa historia! Esta demás decir que siempre es un gusto leer tus adaptaciones más porque son de mi hermos TaeNy <3
JKS_lilhy #2
Chapter 33: Gracias por la historia, yo trabajo, estudio y soy mamá así ke leer este tipo de fic me encantan de verdad y más si son de mi pareja favorita taeny is real....
Skyth06
#3
Chapter 33: Fue hermoso gracias por compartirlo!!
2597611 #4
Chapter 33: Voy a llorar :'( .. no quería que acabe la historia pero buehhh .... Es una de mis favoritas !!
roguecr #5
Chapter 33: Hermosa historia gracias x compartirla y tienes razon los fics siempre son mejor con nuestro amado. Taeny
Skyth06
#6
Chapter 32: Porrr finnnn siiiiii
sakuratsukino #7
Chapter 32: es todo, yo esperaba un poco más en el final, pero no me mal entiendan la historia es muy buena, gracias autor por compartirla, extrañare leer las actualizaciones, espero exista un epilogo
roguecr #8
Chapter 32: Que bueno q tae regreso , al fin juntas. :)
2597611 #9
Chapter 32: Enserio es el final ??????
apsunbyung #10
Chapter 32: Bastante buena la idea del fic. Me gusto. Gracias por compartirlo (y adaptarlo claro)^^